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Inconsciente por BackAck

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Unas hermosas sedas vestían su cuerpo, su delgado cuello y esas muñecas eran rodeados por relucientes joyas con piedras preciosas, sus ojos resaltados tras la pintura y esos labios color durazno que tentaban al alfa de manera inconsciente.


Jeremy se sentía humillado, bien, no podría decir que estaba triste por lo que Owen le obligaba a hacer, le gustaba que su alfa se tomara el tiempo para llevarlo a lugares fuera de esa horrible y claustrofóbica habitación, pero no le gustaba en nada ese lugar, era algo parecido a un salón de belleza exclusivo para omegas, donde estos iban para prepararlos para su futuro. Jeremy había escuchado algo sobre ello y sobre una subasta ilegal de omegas que estaba muy ligada a negocios como en los que él estaba en ese momento. Se preguntaba si Owen realmente lo odiaba tanto como para deshacerse de él de esa manera.


Ya sabía Jeremy que no debía haberlo provocado tanto, Owen estaba enojado, lo había subido al auto con violencia y todo el camino estuvo callado, Jeremyr03; no sabía cómo tomar todo aquello así que quedó callado y con las manos juntas hasta que llegaron a ese lugar, un chico muy atractivo los atendió y, sin siquiera mediar palabras al rubio, lo empujaron hacia el interior de ese gran salón con varias personas moviéndose de aquí para allá.


Y ahora se encontraba frente a Owen con la mirada gacha, sintiéndose humillado por haberlo vestido con aquellas prendas demasiado femeninas y pequeñas para su gusto, no dijo una sola palabra como naturalmente era, solo esperó a que el mismo atractivo chico quien los atendió cuando llegaron termine la presentación de un "nuevo y mejorado" omega.


Pero al parecer, Owen no estaba satisfecho.


—Sabes que es un omega masculino, ¿no? —dijo interrumpiendo al chico quien solo mostró una media sonrisa, él también era un omega, solo asintió—. ¡¿Entonces por qué carajos lo vistes como si fuera una prostituta?! —y una revista salió volando. Jeremy se cubrió el rostro y el chico solo se disculpó con el alfa como mejor pudo hacerlo, inclinándose frente a él y admitiendo su incompetencia mientras que dejaba a relucir su inutilidad una y otra vez, pidiendo dejarle rehacer la preparación del omega—. Olvídalo, tráeme la cuenta —dijo Owen, el chico se inclinó una vez más y salió casi corriendo de la habitación privada que le habían dado al alfa, en ese lugar tenían un trato muy especial con sus clientes, más si estos eran alfas con grandes empresas.


Jeremy no volvió a observar a Owen, no quería hacerlo porque sentía que a su alfa no le gustaba cómo estaba ahora, pero eso distaba mucho de la realidad. Quizás Owen reaccionó de aquella manera por la rabia que sintió al saber que otras personas vieron a su omega en aquellas prendas con las que solo Owen debía deleitarse, sabía que en ese lugar harían un buen trabajo, debería agradecer luego a su subordinando.


—Jeremy, ven aquí —dijo, increíblemente, tendiendo la mano hacia el omega. El rubio dudó un momento ¿Qué realmente sucedería? ¿Cómo debía actuar hacia esa mano que se tendía hacia él? Jamás siquierar03; había pensado que su alfa reaccionara así ¿qué realmente estaba sucediendo?


Jeremy se tardó demasiado, en realidad no quería tomar la mano de Owen, se veía tan lejana y tan prohibida, creyó que si la tomaba terminaría defraudando a su alfa, pero este solo bufó con molestia para tomar al omega de la muñeca y empujarlo hacia él, Jeremy se sorprendió y dejó escapar un jadeo por ello, Owen solo mostró una amplia sonrisa, no entendía por qué lo hacía, no sabía por qué Jeremy parecía tentarlo con cada maldito gesto que salía de él, hasta esos grandes ojos de venado que lo observaban entre horrorizado y excitado lo hacía delirar. Una extraña y potente combinación que hacía al alfa perder la cabeza.


Tomó a Jefemy del cuello, él solo cerró los ojos y siguió la mano ajena cuando sintió el tirón, inclinó su tronco y solo apretó aún más sus párpados cuando sintió esos dedos hincarse sobre la delicada piel de su cuello.


—Quiero mirarlos —esos dedos se enterraron con violencia sobre la carne ajena, Jeremy se vio obligado a abrir la boca en busca de preciado aire, un hilillo de baba se deslizó por su barbilla mientras que abría los azules ojos flemáticos que demostraban todos aquellos sentimientos que ahora el omega se reservaba: ira, tristeza, vergüenza... excitación. Owen no evitó sonreír con admiración y se dedicó a deleitarse con aquella magnífica mirada ¿qué carajos estaba pasando por su cabeza? Mientras tanto Jeremy sentía que las piernas le fallarían en cualquier momento y caería de lleno sobre el suelo, al observarlo de cerca era aún más hermoso.


—Creo que deberías quitarte esa molestia —dijo el alfa, Jeremy se descolocó por un momento, pero Owen tomó su brazo enyesado y golpeteó el yeso—. Supongo que ya ha pasado el tiempo necesario —dijo para luego soltar el rostro de su omega, claro, solo en ese momento admitiría que Jeremy era de su propiedad, pues verlo tan bien solo le hizo pensar en que sería un lindo juguete para alardear—. Cámbiate esas prendas, aquí ya tuvimos suficiente.


Jeremy hizo lo que le ordenó, volviendo al salón donde le esperaba ese mismo chico con un rostro asustadísimo y sus prendas en una bolsa de cartón. Se cambió en un pequeño cubículo y rápidamente volvió a buscar a Owen, no quería separarse demasiado de él, era muy extraño estar rodeado de tanta gente.


Y Owen solo se frotaba la sien mientras que pensaba en qué maldito momento había decidido querer ver al omega en tales prendas y cuándo su alfa lo había decidido como para gastar tal suma de dinero por las ropas que ahora el chico llevaba en una bolsa de papel. Bien, no de preocuparía de ello en ese momento, luego, cuando Jeremy desaparezca de su vida, podría volver a vender las joyas y recuperar gran parte del dinero desperdiciado. Lo sopesó por un momento y observó a Jeremy acercarse a él para ir hacia el estacionamiento, el chico realmente se había puesto muy atractivo las últimas semanas ¿en serio había sido un desperdicio comprar aquellas reveladoras prendas?


Bah, por supuesto que no. Pensó.


Ya entrada la noche un dormido Jeremy se encontraba en el asiento de copiloto. Owen no supo cuándo todo su maldito día se fue en aquel niño quien ahora se encontraba muy cómodo en el asiento. Aparcó el auto frente a la mansión y, sin cuidado alguno, agitó el cuerpo del rubio.


—Levántate —ordenó, Jeremy intentó despabilarse y solo se frotó los ojos con pereza. Se sintió reconfortado por un momento al detectar el aroma de su alfa cerca suyo y pensó que sería lindo que Owen lo llevara en brazos, pero eso jamás pasó y jamás iba a pasar, Jeremy con el cuerpo entumecido tuvo que abandonar el cómodo asiento de ese Mercedes y caminar hacia la entrada sintiéndose desprotegido.


Siguió a Owen dando pequeñas zancadas dentro de la casa, no quería perderse en ese momento. Lo seguía en silencio y con la mirada gacha, de repente detectaba el aroma de otro alfa y pensaba que se trataba de algún personal o incluso del padre o la madre de Owen, lo dejó pasar un par de veces, hasta que volvió a sentirlo aún más fuerte, luego chocó contra la espalda de su alfa.


—Por qué nos observas, Ivan —dijo sin dudarlo. Se escuchó una risa del otro lado del pasillo y Jeremy solo se escondió tras la espalda de su alfa, sabía que Ivan no era alguien malo, pero su instinto lo obligaba a resguardarse tras Owen.


—Es que saliste tan repentinamente, creí que habías hecho algo al pequeño —dijo inclinándose levemente hacia un costado para ver al omega, Owen frunció el ceño y le cerró el paso.


—No, no le he hecho nada malo, solo fuimos a comprar cosas y luego a que le retiraran el yeso —en efecto, lo que hacía a Jeremy sentirse aún más desprotegido era la falta de ese cabestrillo. Ivan arrugó el entrecejo y luego suspiró profundamente para tomar una pequeña bolsa de sus bolsillos e intentar acercarse al omega bajo la fría mirada de su hermano mayor.


—Mira, son para ti, que no te duela el estómago después ¿vale? —dijo dando la bolsa con diseño de perritos al omega, Jeremy parpadeó un par de veces para luego notar que se trataban de dulces. Definitivamente ese alfa era extraño.


—¿No tienes trabajo que hacer? —dijo Owen con molestia, la presencia de su hermano le molestaba, le molestaba que se acerque tanto a Jeremy ¿por qué demonios le molestaba tanto? Si Jeremy no le importaba en lo absoluto.


—¿Y tú no tienes trabajo que hacer? —preguntó el alfa menor—. Holly me llamó en la tarde diciendo que tuvo que cancelar tus reuniones porque habías desaparecido. Pobre mujer, sufre el peso de tus irresponsabilidades.


—Ya, solo cállate —sentensió—. Para algo existen las malditas asistentes. Jeremy, vámonos.


Y el chico solo bajó la mirada cuando pasó al lado de Ivan, tenía algo de miedo a decir verdad, no quería estar en medio de dos alfas enfrentándose. Deseaba apaciguar a Owen, sabía que estaba tenso y esa tensión no pasó aún cuando ambos estuvieron dentro de la habitación. Owen entró a tomar un baño y unos minutos después llegó Marie con las bolsas entre sus manos, observó a Jeremy tan callado y solo quiso ignorar el contenido de las bolsas. No es que fuera una fisgona, sino que tenía miedo por lo que le pudiera suceder al chico. Volvió a salir tan repentinamente como llegó y Jeremy, quien tenía una goma de gelatina roja entre los labios, se acercó a aquella bolsa observando con detenimiento las prendas y recordando la sonrisa que Owen mostró al verlo a los ojos. Quizás...


Una puerta se abrió, Owen salió de la ducha observando a Jeremy tomar aquellas prendas, con ese dulce color sangre entre sus labios que lo hacían ver aún más apetitoso. Jeremy lo observó, se sintió menos cohibido y pensó que quizás sabía cómo calmar la tensión de su alfa.


—¿Puedo ponérmelas? —preguntó.


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