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Inconsciente por BackAck

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Quizás el pensamiento de Caín no distaba mucho de lo que era la realidad, ciertamente Jeremy sentía miedo al hacer aquello, pero más miedo sentía imaginándose a su alfa malhumorado y odiaba la idea de que lo rechace una vez más, era obvio que quería ser notado por ese hermoso hombre quien en ese momento, luego de decir aquellas palabras, solo lo observaba taciturno y con una expresión nada alentadora.

 

—Haz lo que quieras —dijo para luego apartar la mirada y continuar con su camino, Jeremy sintió un vuelco en su pequeño corazón, ¿qué era eso? ¿qué era esa emoción tan incoherente? Solo atinó a tomar la bolsa que contenía aquellas prendas y bajar la mirada frente a su alfa para pasar a su lado e ingresar al baño dejando al lado de Owen un aroma totalmente encantador, un aroma que caló el alma del alfa y lo hizo delirar por un momento, el aroma más puro de su omega.

 

El pelinegro no dudó en sonreír, pero obviamente nadie lo vio, solo la nada fue testigo de aquella encantadora sonrisa que delataba un gusto que decía no tener por aquel chico. Y el aroma de Jeremy se intensificó, Owen sentía que moriría si continuaba en ese lugar, junto a ese estúpido omega del otro lado de la puerta con su libidinoso cuerpo desnudo emanando esa esencia ¡No podía continuar ahí! Se largó a su oficina, al menos no lo dudó y fue directo allí, no quería saber lo que sucedería si se quedaba más tiempo en aquella habitación.

 

Y, a pensar de que cargaba un sueño tremendo, se dispuso a leer unas planillas que llevaban ya un tiempo sobre la mesa de madera caoba, solo se hacía de tiempo, aún no quería regresar a su habitación. Se frotó la sien, leyó una vez más una palabra a la cual no prestó atención, quizás estaba muy abstraído en ese momento. Necesitaba despejarse.

 

¡Pero demonios! El maldito cuerpo de ese omega no salía de su mente, era como una maldición que lo perseguirá hasta que calme sus deseos. Jeremy era su pareja técnicamente hablando, no creía que estaría mal estar con un omega que sea su pareja, pero aún así no paraba de sentir cierto rechazo por el chico, ingresó a su vida en el momento menos indiciado, justo cuando creía estar bien con todos y en paz por primera vez, cuando él llegó, toda esa paz y tranquilidad que a Owen tanto le costó alcanzar se desmoronó en un solo minuto. Y era cierto que aquella noche él había detectado su celo y sin querer había terminado violándolo, era guiado solo por instintos y eso lo hizo reaccionar frente a aquel alfa que lo perseguía, competir por los recursos y salir victorioso para reclamar a la hembra...

 

Una hembra quien se encontraba inconsciente y con graves heridas que solo lo derivaría a un hospital luego de lo que sucedió. Y Owen no quería tener problemas con la prensa, además, conocía a sus padres y en especial a su madre, una mujer obsesionada con la belleza que desbordaban los omegas quien se sentiría ofendida si es que abandonaba al chico a su suerte, obviamente también conocía a su padre, cuando vio el cuerpo de su víctima aquella noche ya empezó a crear todo tipo de escenas sobre cómo su padre le ofrecía una maravillosa perorata sobre la responsabilidad de asumir las consecuencias de tus actos y quizás quedaría desheredado, dejando a su estúpido hermano menor las riendas de las empresas.

 

—¡Jamás! —gritó luego de ensimismarse por tanto tiempo, observó la planilla en sus manos y leyó unos gastos que se encontraban en ese lugar desde que el chico llegó a la mansión y él tuvo que hacerse cargo—. Maldito, me pagarás cada centavo que gasté por ti —dijo, claro que le guardaba resentimiento a Jeremy, sería feliz si él nunca hubiera llegado ¿quizás fue un tropiezo? Digamos que, si lo fue, fue uno muy grande, pero lo que realmente le disgustaba a Owen era la actitud sumisa que el chico adoptó desde que se vieron por primera vez ¡Es que le encantaba! Y odiaba que le gustara tanto algo sobre una persona a quien supuestamente detestaba.

 

Deseaba deshacerse de ese chico, era propicio hacerlo para mantener su salud mental, y para empeorar su situación, había detectado aquel embriagante aroma emanar de la piel de su omega, no podía ser verdad, supuestamente tomaba los supresores del celo como "pastillas para calmar el dolor", Owen no entendía cómo el aroma se había intensificado tanto como para llegar a, literalmente, huir de su habitación para evitar perder la cabeza. Era más que obvio que el celo de Jeremy había llegado, de alguna manera las pastillas no hicieron efecto deseado y ahora Owen no sabía qué hacer, si volvía estaba seguro de lo que haría ¡Pero tampoco podía dejar que algún otro alfa se atreva a entrar a su habitación a aprovechar lo que él rechazó!

 

Maldición, había olvidado a sus estúpidos hermanos, incluso sus padres eran alfas.

 

Miró el cajón izquierdo de su escritorio, no quería perder la cabeza frente al celo de Jeremy, normalmente era muy fuerte ante cualquier tipo de seducción que provengan de los omegas, incluso Caín no pudo "prender" a Owen cuando el pelirrojo omega quiso conquistarlo, pero no sabía por qué demonios Jeremy lo volvía loco, no sabía siquiera cómo podía estar tranquilo teniéndolo tan cerca, se irritaba bastante si estaba lejos de él e incluso podía imaginarse matando a Ivan cuando este le mostraba sus sonrisas coquetas. Jeremy era alguien realmente especial ¿por qué todos caían a sus pies? ¿qué clase de red había tejido en aquella mansión?

 

Owen observó el cajón por un rato, lo abrió, tomó un arma y cargó en el cañón unas balas. De alguna manera u otra se desharía de ese muchacho quien parecía estar manipulándolo y haciéndole perder la cabeza, algo que no le agradaba en lo más mínimo. Sería fuerte, él era un alfa de una familia de alfas, solo la sangre más pura corría por sus venas y sería fuerte al poder resistir el celo del chico, entrar en aquella habitación, encontrar a Jeremy, observarlo a los ojos y decir cuánto lo odia mientras tira del gatillo hacia esa dulce y tierna expresión que siempre le gritaba un "Hazme tuyo, por favor".

 

Y salió decidido, se bañaría en la sangre de ese chico aunque su madre lo odie y su padre lo desherede ¡Qué más da! Al parecer estaría atado a ese imbécil por el resto de su vida ¿Los lazos en serio pueden desaparecer? ¿En serio? ¡¿En serio?! Era desesperante tener que estar a su lado, no quería tener sexo con el omega, no le gustaban los omegas, no le gustaba ese omega, ¡Jeremy realmenter03; no le gustaba! Lo haría, lo haría, tiraría del maldito gatillo y abriría un agujero en la frente de ese querubín quien ahora lo esperaba quizás ansioso en la habitación.

 

Y, solo al tomar del pomo de la puerta, sentir el aroma del chico salir por las grietas y escuchar susurros dentro, sabía que no sería lo suficientemente fuerte como para hacerlo ¿Por qué demonios...? pensó, él no había pedido eso, él quería ser libre, sin responsabilidades, sin matrimonio, sin pareja. Vivir una vida tranquila, casarse con su trabajo y ver a las empresas de sus padres crecer y ser cada vez más fuertes.

 

—¿P-por qué? —susurró frente a la puerta, la mano quer03; sostenía el arma se aflojó, su mirada se volvió cristalina y su respiración empezó a acelerarse, no quería entrar, pero su mano no soltaba el pomo de la puerta, no quería ver a Jeremy, pero por instinto empujó la puerta e inclinó la cabeza para ver dentro, no quería ser seducido por ese maldito íncubo que se encontraba sobre su cama, pero... pero... —Ya no puedo más —susurró para sí mismo al ver el cuerpo del rubio retorcerse sobre las sábanas, vistiendo una de las camisillas de tirantes de seda, sus pezones se marcaban a través de esta mientras el omega fruncía el ceño y se sentía totalmente avergonzado por estar masturbándose sobre las sábanas de su alfa.

 

Jeremy no supo cuándo se sintió de aquella manera, era la primera vez que le sucedía, normalmente no experimentaba los síntomas del celo por los inhibidores que consumía, solo sucedió aquella vez cuando no los consiguió y no salió muy bien. Se sentía asustado, se sentía asustado y extremadamente excitado ¿Por qué a él? se sintió un gran desgraciado ¿Por qué justo cuando sabía que su alfa lo odiaría más de lo que lo hacía? Seguramente si Owen lo veía en ese estado le parecería repugnante ¿desde cuándo un omega masturbándose era bonito? Pero el pensamiento de Owen distaba mucho de eso, su cuerpo por instinto ingresó a la habitación y la puerta fue cerrada de un portazo.

 

Jeremy levantó la cabeza, sin dejar de mover esos traviesos dedos dentro de su cuerpo, preparándose para su alfa como buen omega, como una buena esposa. Sonrió, no sabía por qué sonreía en ese momento, ¿acaso no tenía vergüenza? ¿por qué su vista se veía tan borrosa?

 

—O-owen —susurró, jadeó y un pequeño espasmo recorrió su espina dorsal, esas mejillas sonrojadas eran adornadas por los ojos cristalizados y una sonrisilla de satisfacción—. Hazme tuyo, por favor —susurró nuevamente.

 

Owen no sabía cómo responder, su cuerpo ya se había preparado y esa creciente erección bajo sus pantalones lo decía, caería en la red de ese íncubo ¡el arma! ¡debía usar el arma!

 

Levantó el arma. Inhaló el ambiente una vez más, podía detectarlo todo, ese excitante aroma, los fluidos de su pareja, su fértil esencia, las feromonas que lo hacían temblar. Apuntó el arma. La mirada de Jeremy, su cuerpo, ese pequeño y rosado miembro que se tambaleaba feliz sobre el vientre del chico. Cargó el arma. Entonces, un gemido, una sinfonía que llamaba a su nombre, Owen perdió su mirada, esta se nubló de deseo, Jeremy sonrió para sus adentros ¿por qué lo apuntaba con un arma? La sonrisa se exteriorizó, ¿en serio estaba bajando su arma? ¡Qué pena, me encantaba este juego! pensó Jeremy, y luego solo sintió pesadas manos tomar las suyas, separarlas de su cuerpo y levantarlo con violencia ¡Owen lo estaba tocando!

 

¡Así, así le encantaba a Jeremy! Moriría de placer al tener aquellas hábiles manos sobre su cuerpo, su cabeza explotaría de deseo en ese maldito momento. Su cuerpo fue empujado por el de su alfa ¡Y se sentía tan orgulloso! Era su alfa el que ahora había pegado su cuerpo por la pared, y estaba tomando con fuerza sus caderas, separando sus muslos y frotando su miembro por las caderas del chico. Jeremy no evitó soltar un gemido, otros tantos siguieron a ese, sentir la dureza de su pareja sobre su intimidad lo hacía delirar, se sentía afortunado de tenerlo.

 

Pero deseaba más, deseaba sentir la carne de ese hombre penetrar profundamente su cuerpo, sentir la hermosa sensación de la calidez ajena frotándose dentro de él. Y su deseo fue rápidamente concedido, el duro falo de su alfa se encontraba ya liberado de sus pantalones y ropa interior. En ese momento podía sentir el calor de su pareja, ese hermoso calor que lo hacía sentir amado a pesar de tener una mano en el cuello que le impedía respirar con facilidad, Jeremy se sentía feliz a pesar de que Owen, siendo un alfa muy bien dotado, haya irrumpido en su ano de aquella manera tan descarada, sin avisar y con violencia, solo suspiros se escuchaban por parte del alfa.

 

—¡Ah! ¡Owen, por favor! —imploró, era cierto que empezaba a dolerle, pero quería algo más—. Por favor Owen, muévete ¡Aah!

 

Y así lo hizo el alfa, quería complacer y someter al omega, quería seguir sus instintos, tener el gusto de anudar dentro de ese chico, llenarlo de semen hasta que chorree por las orejas, ver cada una de sus expresiones y escuchar cada uno de los sonidos que salían de aquellos labios, disfrutar del pecado de tenerlo y conocer cada parte de su cuerpo. Quería realmente follarse a ese chico toda la maldita noche, día o semana, lo que dure el celo de su omega, él estaría para complacerlo, para poder llenarlo de su semilla.

 

Y Jeremy, entre gemidos, solamente atinaba a sonreír mientras sentía cómo el miembro de su alfa se clavaba en su próstata y sus sudores se mezclaban. Sus piernas le temblaban, la pared empezó a lastimarle los codos cuando Owen empezó a bombear con fuerza dentro del culo del chico. Jeremy gritó, dejó salir un largo alarido de placer, se sentía genial, se sentía demasiado bien, ya no sentía sus piernas, solo sentía cómo su orificio era abierto cada vez más mientras que su alfa daba certeras estocadas para complacerlo.

 

No evitó correrse en ese momento, dejó salir un grito mientras que una inútil semilla era deshechada en el suelo. Se sintió complacido, el orgasmo había asotado sin piedad cada parte del cuerpo del omega, un orgasmo, su primer y dulce orgasmo que sería la apertura para disfrutar de muchos más. Ahora que estaba en celo, ahora que su pareja estaba en celo y bombeaba como una bestia dentro de Jeremy, este sonrió mientras se recuperaba y disfrutaba de su primer y efímero orgasmo, sintiendo aún cómo su alfa se encontraba dentro suyo. Escuchó a Owen maldecir, el omega sonrió satisfecho, sintió cómo su recto era aún más distendido mientras que el alfa empezaba a crecer dentro suyo, un placer incontrolable llenó su cuerpo, un placer que nació en su parte baja y terminó en otro precioso orgasmo que llenó de gemidos la habitación, sintiendo al mismo tiempo cómo su alfa anudaba dentro suyo y debaja salir la semilla que aseguraría embarazarlo.

 

Y en ese momento Owen no sabía si lo que había hecho estaba bien o mal, recién recuperado del orgasmo tenía la imagen directa de su pene atascado en el culo de ese muchacho, tan obsceno, tan sucio... tan delicioso. Sonrió, y observó el cuello de su omega, aún conservaba la marca que aseguraba su lazo, un lazo que en ese momento era fortalecido. Se inclinó, besó la cicatriz, se sentía extraño hacerlo y más sobre el sudor del chico quien respiraba agitado, esperando ansioso algo más delicioso que un orgasmo.

 

Jeremy solo cerró los ojos y suspiró apoyando su frente sobre la pared, dejando al descubierto su cuello. Owen apartó unos dorados cabellos y abrió la boca sobre la cicatriz de ese querubín, clavaba sus dientes con fuerza para sacar sangre y resaltar la única cicatriz que el pequeño ángel tenía y que significaba su absoluta y total sumisón ante su alfa.

 

Jeremy sonrió, se sentía muy bien rendirse ante un alfa.

 

Owen sonrió, se sentía muy bien sentir el metálico sabor de la sangre ajena en sus labios.

 

Ahora ambos tendrían bastante tiempo para explorarse juntos, el tiempo que dure el celo nadie los molestaría porque Owen había, inconscientemente, repelido a todos los alfas de aquella ala de la mansión, un lugar que su yo más primitivo conservaba para su omega y para sus futuros cachorros.

Notas finales:

Yo solo quería escribir un poco de porno, y pues lo hice :v

¿Qué piensan sobre Owen ahora? 7u7

 

¡Nos leemos en el próximo capítulo! Gracias por leer :3


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