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Inconsciente por BackAck

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El cuerpo tieso, el dolor de sus caderas que era opacado por el dolor de su estómago queriéndose comer a su hígado más los malditos rayos de sol que se filtraban por la ventana solo hicieron que el pobre omega despertara de un largo letargo que quién sabe cuánto duró, lo último que recordaba era que sintió un intenso calor y luego toda su vista se nubló, ¿cuánto tiempo había pasado realmente? Jamás supo cuánto duraba su celo en verdad, todo gracias a los medicamentos, ahora estaba tan perdido que no sabía si era la mañana siguiente o había pasado una semana entera entre las sábanas, pero abrió los ojos y su mente se iluminó.


Supo que nada de eso importaba cuando observó a su costado y pudo divisar el cuerpo de su alfa hermosamente desnudo y dormitando sobre las almohadas. Jeremy se sintió dichoso, un alfa había cuidado de su celo, un hermoso alfa quien ahora se encontraba a su lado y era su dueño. Sonrió porque sentía cada parte de su ser vibrar de felicidad y dicha, estaba seguro de que Owen empezaría a tratarlo de una manera diferente ahora que -oficialmente- se habían apareado durante el celo de ambos.


Y Jeremy se permitió observar al hombre dormitar, gruñía ligeramente y eso le hacía preguntarse si es que el celo del alfa ya había menguado como el del omega. Jeremy sintió un calorcillo llegarle a las orejas cuando pensó en complacer a su alfa en celo mientras que él no lo esté ¡Qué cosas pensaba! Pero... a pesar de eso, lo haría. Y una risilla se escapó de sus labios al imaginarse tal escena. Owen despertó por el sonido e instantáneamente arrugó la frente al encontrarse con los rayos de sol filtrados. A diferencia de Jeremy, el alfa sí sabía cuánto tiempo había transcurrido gracias a que la mucama se dedicaba a traerles lo necesario para sobrevivir y fueron casi tres días en los que estuvieron en esa habitación.


¡Vaya! Tres malditos días en los que solo se dedicó a llenar una y otra vez al chico omega. Ahora sí que se arrepentía de lo que había hecho. Su cuerpo ya no se sentía tan caliente e incluso parecía un poco más relajado, los músculos de su clavícula no estaban tensos y sentía que podía suspirar, quizás no se arrepentía tanto, solo se arrepentía de algo y ese algo se trataba de Jeremy. Por supuesto que Owen no quería hacer aquello, pero, a pesar de sus intentos, no lo pudo evitar ¿qué fue lo que desató el desastre? Quizás el hecho de que Jeremy deje de tomar las pastillas que la mucama le traía o quizás el hecho de que Owen lo hubiera hecho vestir con aquellas prendas tan provocadoras las cuales en ese momento se encontraban regadas por el suelo, rasgadas como si fueran simples harapos.


Owen se reincorporó sobre las sábanasr03; y se frotó el rostro sin observar al omega quien se encontraba atento a cada acción de su alfa. El alfa miró la mesa de noche, ahí dentro estaba el arma ¿debía hacerlo? No, no lo haría ¿qué demonios estuvo pensando esa noche? Sabía que no podía asesinar a alguien como si fuese lo más mormal del mundo, menos si el asesinado era su propia pareja. Suspiró con pesadez y giró para ver a Jeremy... ¡ya sabía lo que sucedía! Era aquel niño que se encontraba allí, Jeremy era tan hermoso y tan atrayente que era imposible el hecho de odiarlo hasta querer asesinarlo, era incluso imposible su triste existencia ¿de dónde realmente había salido? ¿acaso un alfa tenía miedo a un omega?


—Owen... ¿T-te sientes bien? —susurró el chico cuando su alfa se alejó de él como si tuviera alguna enfermedad.


—Solo necesito un baño —Owen se excusó, ¿por qué no podía reaccionar ante aquella felina mirada? Sus sentidos se sentían taponados por la presencia de ese chico, a pesar de tener buenas razones, no podía odiarlo.


Y aunque quisiera darle la vuelta al tema unas mil veces, debía hacerse cargo de su trabajo luego de esos tres días de ausencia. Como pudo dejó sus pensamientos de lado y más ligero dejó que la lluvia artificial purificara a su cuerpo para después de vestirse con unos pantalones y una americana que fue hecha a medida, salió del vestidor encontrándose con un Jeremy quien, como vino al mundo, buscaba entre sus ropas algo que ponerse. No evitó observar aquellas sutiles curvas que lo tentaban ni esos risos dorados que lo hacían ver muy adorable, como un pequeño niño que ahora le pertenecía en toda la extensión de la palabra.


El omega sintió la presencia de Owen observándolo y solo se giró para poder ofrecerle una amplia sonrisa, el hecho de estar desnudo no era algo incómodo si se trataba de su pareja quien lo había visto en su traje de Adán tantas veces.


—Que te vaya bien hoy en el trabajo —dijo animado, Owen sintió que algo le clavó el estómago cuando escuchó su periciosa voz, era cierto que Jeremy era un chico callado y que casi no sonreía. Verlo hacer las dos cosas a la vez era como un regalo de los dioses para Owen, quien solo se alejó de la habitación.


¡Maldito y estúpido Owen! Se repetía una y otra vez, en ese momento supo que todo el esfuerzo que impuso durante ese tiempo se fue a la mismísima mierda por el simple hecho de haber caído en la tentación de ese hermoso culo que ahora lo esperaba todos los días. Todo fue culpa del maldito celo que llegó sin previo aviso para el alfa.


Tomó las llaves de su coche y su móvil, tendría un día ajetreado pensando en cómo salir del profundo hoyo en el que se metió, su idea principal era aminorar lo más posible el contacto con el omega, todo en pos de que el chico pierda la marca, pero incluso lo había marcado de nuevo, y no una, sino que incontables veces sus dientes pararon en ese blanco cuello.


Marcó un número en su móvil, debía aclarar las cosas cuanto antes.


—¿Hola? Soy yo, tengo un trabajo para ti —dijo, solo subió a su coche y manejó lejos de aquella mansión, una gran parte suya no quería ver a Jeremy, pero esa misma parte no debía dejarlo solo.


•§•


Un chico pelirrojo caminaba por los pasillos como si estuviera en su propia casa, daba zancadas mientras tatareaba una melodía infantil y sujetaba sus manos tras la espalda, tal como un niño. Observó a una mucama con una bandeja de plata llena de comida, sonrió, sabía lo que sucedía en la habitaciónr03; de Owen. A decir verdad, todos lo sabían.


Sus padres estaban contentos con que la pareja haya pasado su celo juntos, no así Ivan quien estaba seguro de que Owen seguía despreciando a tan tierno espécimen como lo era Jeremy, en cuando a Enos, él sintió tanta envidia por su maldito hermano mayor que tuvo que llamar a Caín para que lo complazca, Enos casi se sentía en competencia sobre quien folla más a un omega. Esa es la razón por la cual ahora Caín se encontraba en los pasillos, había dejado prácticamente seco a Enos y aprovechaba su tiempo libre mientras que el alfa dormía. Se acercó a la mucama casi corriendo.


—Oye, ¿eso es para el omega? —preguntó, Marie lo miró perpleja, normalmente ese chico omega no hablaba con nadie, pero como era su trabajo, respondió.


—Así es, la señora Johnson me ha ordenado que lleve sus alimentos al señor Jeremy, según ella, ahora que podría estar esperando es de vital importancia alimentarlo —por supuesto que una parte de la beta se sentía muy incómoda con la idea de la madre de Owen, no quería imaginarse a ese chico esperando al siguiente heredero de su familia.


—Oh, eso es genial —Caín intentó parecer interesado—. ¿Podría llevárselo yo? Es que me encantaría hablar con Jeremy —extendió su blanca sonrisa, Marie sintió que sus orejas le ardieron por un momento; ese chico era realmente encanrador.


No pudo negarse, después de todo Caín también era parte de una gran familia y podría decirse que, como una sirvienta, debía cumplir las órdenes que otros le mandaban. Le ofreció la bandeja, él la recibió con una gran sonrisa y Marie sintió que algo no andaba bien con ese chico, se preocupó por Jeremy, no sabía qué traía entre manos ese omega extraño.


Jeremy observaba con dificultad a través del espejo su marca levantando levemente sus hebras y dejando ver esa zona rojo-morada que se encontraba entre su cuello y su hombro, escocía, tenía la idea de que se infectaría más adelante, pero aún así no dejó de sonreír pues su alfa lo había marcado una vez más y ahora realmente se esforzaría en hacer lo mejor posible para complacerlo. Había salido más reconfortado de la ducha, se sentía como nuevo y sentía que podía olvidar todo, podía olvidar lo que Enos le hizo y el rechazo de su alfa, podía olvidar todos aquellos solitarios e infernales días que se la pasó contando querubines, podía hacer caso omiso a esos recuerdos y concentrarse en hacer otros con Owen, se sentía feliz, sentía que el lado izquierdo de su pecho dolía como si le estuvieran estrujando el corazón, sentía también una cálida sensación en el vientre ¿qué era eso? ¿amor? Sonrió y se abrazó a sí mismo, estaba esperando ansioso el día en el que Owen lo reclame.


La puerta se abrió, Jeremy sonriendo giró al pensar que era su alfa, pero solo se encontró con una mata de cabellos rojizos asomarse a través de la blanca puerta, ladeando la cabeza hacia la entrada Caín tanteaba el terreno, cuando no detectó al alfa por ningún lugar solo entró a la habitación observando a Jeremy, esos shorts le quedaban endemoniadamente bien. Caín sintió pena por sí mismo ¿qué carajos pesaba?


—Te he traído tu almuerzo —dijo con una media sonrisa, Jeremy frunció el ceño, ese chico no le agradaba por alguna oscura razón, quizás por su esencia.


—¿Dónde está Marie? —claro, si algo había aprendido Jeremy de su alfa era a ser una persona muy directa y cortante.


—Auch, eso lastimó a mi orgullo, solo quiero ser tu amigo, Jerry.


—Es Jeremy —dijo entrecerrando la mirada, Caín se echó a reir al momento luego de dejar la bandeja de plata sobre la pequeña mesa.


—Oh, claro, casi lo olvido ¿Podría llamarte Jer? —preguntó, Jeremy no lo negó, no le gustaban los diminutivos, pero no quería armar una guerra con ese chico—. Será mejor si te alimentas, seguramente no pusiste hacerlo los últimos tres días.


Y el rubio quien se encontraba con demasiada hambre como para pensar como correspondía, solo dejó el comentario de Caín de lado, estaba bastante concentrado en aquel bistec que se encontraba sobre los platos. Ignoró al pelirrojo lo que duró su almuerzo, no podía tampoco evitar sentirse incómodo al tener la mirada de ese chico tan cerca suyo, con ambas manos bajo su barbilla y observando cada uno de sus movimientos, desde esa casi tosca manera de sujetar los cubiertos hasta cuando masticaba tranquilamente un poco de carne o patatas. Sonrió.


—¿Crees que Owen lo haya logrado? —preguntó Caín.


—¿Lograr el qué? —Jeremy parecía ya no sentirse incómodo por la presencia de ese chico, actuaba muy tranquilo, pero su subconsciente se comía las uñas ante el aroma de Caín.


—Asegurar su descendencia —dijo mientras ponía una mano sobre el vientre del rubio y lo sobaba, Jeremy lo apartó de inmediato, no le gustaba su contacto. Pero ya que lo mencionaba, era cierto que no había pensado en eso nunca ¡y obviamente esperaba estar embarazado de su alfa! Eso aseguraría que habían fortalecido aún más su lazo, sonrió de lado, de una manera tonta.


—Eso espero —dijo observando sus manos con una ligera sonrisa, Caín se sonrojó, ese maldito omega rea demasiado hermoso como para ser verdad, el pelirrojo sentía que iría al mismísimo infierno por solo pensar en Jeremy de una manera no apropiada, solo decidió dejar esos pensamientos de lado, habían cosas que le interesaban aún más.


—¿Y quieres a Owen? —claro que debía conocer el vínculo que ese alfa tenía con Jeremy, debía conocer a sus amigos y a sus enemigos en ese maldito juego, pero Jeremy meditó esa frase, dejó salir una amplia sonrisa mientras que posaba ambas manos sobre su pecho, suspirando. Claro que lo quería, se arriesgaba a decir que incluso lo quería demasiado, le encantaba su actitud, pensaba que a pesar de que por fuera sea tan brusco era solo demostración de cuánto se preocupaba por él, se preocupó por él cuando tuvo el accidente, lo marcó para que pueda obtener un seguro médico, lo alimentó y vistió, le dio  una cama y un hogar, lo acompaño en su celo y quizás en ese momento su hijo esté en proceso de formación dentro suyo. Sonrió, sabía la respuesta.


—Yo... yo lo amo.


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