—¡¿Eh?! ¿no crees que eso es muy precipitado? —Caín realmenter03; no entendía a ese chico, según lo que sabía, Owen se había encargado de ignorarlo hasta casi la demencia ¿por qué decía que lo "amaba"?
—Por supuesto que no —Jeremy tenía una amplia sonrisa, Caín lo observaba con una ceja levantada, no sabía qué decirle así que guardó silencio por unos segundos ¿Cómo alguien podía ser tan inconsciente? Divisó una bolsa de papel con diseños sobre la mesa y la tomó sin dudarlo, había visto a Ivan con una de esas, tomó uno de los dulces y lo llevó a sus labios observando al rubio, ¿debía decir lo que estuvo pensando desde que supo que Owen entró en celo con ese omega? Optó por hacerlo.
—¿Sabes? Si realmente estás esperando, lo mejor sería que ese niño nunca nazca —Jeremy se atragantó con su comida, ¿qué carajos le sucedía a ese chico? ¿por qué le decía aquellas horribles cosas? No podía si quiera imaginar el deshacerse de tan hermoso milagro como lo era una vida y también sabía que Owen pensaba de la misma manera, Jeremy sabía que su alfa lo cuidaría, su corazón le decía que no dejaría que nada le sucediera.
—¿Por qué? —aún estando tan seguro, preguntó, Caín sonrió ampliamente y solo llevó otro dulce a sus labios, tentando al chico rubio.
—Hay ciertas cosas que no conoces, esta familia es más de lo que crees —dijo con paciencia y apoyando su rostro sobre una de sus palmas mientras observaba al chico comer—. Solo por una razón todos son alfas, lograr eso es casi imposible.
—¿Estás suponiendo que Owen nos desechará? —y cuando se refería a "nos" hablaba sobre la posible vida que se formaba dentro suyo, su garganta se hizo un nudo ante la idea, no quería pensar que su alfa haría algo tan horrible como eso.
—La única diferencia entre tú y yo es que tú tienes esa marca en el cuello —dijo mientras se inclinaba para observar el cuello del otro omega, Jeremy cubrió la marca con su mano, no le gustaba que la viera. Caín soltó una risa y tomó un par de dulces de la bolsa, ya era hora de largarse de ese lugar, el aroma de Owen lo empezaba a molestar en demasía.
Jeremy quedó solo nuevamente, la pequeña conversación que tuvo lo dejó meditando por el resto del día y la tarde, se comió los dulces pensando en aquella posibilidad y dejó que su mente se divagara hacia lo peor que podría imaginar, para el final del día un horrible pesar martillaba a su corazón hasta que escuchó pasos afuera y detectó a su alfa, cuando sintió a Owen cerca toda duda desapareció, él no podría hacerle daño.
Se sintió mucho mejor cuando el alfa ingresó a la habitación y en silencio fue hacia el vestidor, por supuesto que Jeremy le dijo un alegre "Bienvenido" cuando llegó y Owen observó esa sonrisa como si de algo extraño se tratara, bueno, realmente era extraño verlo sonreír tanto. Owen no evitó que se le formara una sonrisa al pensar que Jeremy era muy introvertido porque necesitaba una merecida follada, pero en realidad el chico se sentía aún más cercano a su pareja luego de ello, pues en el corto tiempo que vivió aprendió, por sobre todo, a desconfiar de las personas.
Cenaron en silencio, Jeremy se distraía por momentos al observar a su pareja comer, estaba tan relajado y su entrecejo no se encontraba fruncido, Owen ciertamente era un hombre muy atractivo a la vista de Jeremy era perfecto y más cuando estaba tan calmado. El ambiente no parecía el mismo que hace días, para el omega no había nada mejor que aquello y para el alfa no había nada peor, tener a Jeremy tan cerca solo hacía que recuerde una y otra vez el tiempo que pasaron juntos, no negaría que el cuerpo de ese chico era sensacional, ya lo había pensado antes y lo confirmó en ese momento, era tan sensible y suave como pensó y las sutiles curvas solo hacían que sus agarres se afianzaran por el cuerpo del muchacho como si para eso fuera hecho, pero debía concentrarse ven otras cosas.
Owen debía dejar de pensar en eso o volvería a caer en lo que dijo que no caería de nuevo, ese omega ni siquiera había hablado con él y el alfa ya sentía que una traviesa erección deseaba formarse en sus pantalones. Al acabar la cena llegó Marie para retirar los trastes, ella observó a Jeremy quien realmente no parecía dañado por ninguna parte y luego de hacer su trabajo salió de la habitación, en su pecho sentía un mal presentimiento, algo le decía que no se confíe demasiado de su amo.
—Marie —habló el alfa, la chica se asustó al escuchar a Owen hablar, jamás se había dirigido a ella con aquel tono, la mujer volvió sus pasos mientras que sostenía la bandeja con trastes.
—¿Requiere algo, señor? —preguntó, el alfa la observó y luego observó a través de la puerta entreabierta de su habitación, la hermosa silueta de ese omega se paseaba ajercitando sus piernas. Cerró la puerta y volvió su mirada a la beta.
—¿Recuerdas las pastillas que le preescribieron a Jeremy? —ella asintió—. ¿Acaso has dejado de dárselas en algún momento? —su tono casi era amenazante, la beta abrió grande los ojos mientras que sentía que el ambiente entre su rostro y el de su jefe se hacía de plomo y la sangre abandonaba su sistema ¿solo por escucharlo con ese tono? Por supuesto que sí.
—No he dejado de traer las pastillas cada día, soy quien está acargo de Jeremy y esa es mi responsabilidad —respondió con la garganta algo cerrada, Owen entrecerró los ojos.
—¿Te aseguraste de que las tome? —preguntó, ella bajó la mirada y asintió segura, no podía reprocharle nada, le agradeció y Marie volvió por sobre sus pasos, ahora tiesos, a lo que sería la primera planta de la casa. Owen regresó a la habitación y observó al omega hojear un libro, se sintió enfurecido por alguna razón, seguramente Jeremy había hecho un truco sucio para no tragarse las pastillas, por ello había entrado en celo sin que nada se lo impida.
Iba a decirle algo hiriente, pero notó que el chico estaba muy entretenido con aquel libro, al parecer era una guía de flora exótica que no sabía de dónde había salido, en su biblioteca personal solo tenía libros sin imágenes, le preguntó al omega de dónde lo sacó, él sonrió ampliamente y luego mostró el libro a su pareja, esa era la relación que Jeremy quería, quería hablar más con su alfa.
—Ivan me lo trajo hace unos días, jamás tuve tiempo de verlo y es realmente hermoso —dijo radiante, Owen quedó boquiabierto con su sonrisa, sacudió la cabeza para concentrarse y tomar el libro. Realmente ya no le sorprendía que Ivan le regale cosas a su omega, era ya tan normal que no hacía caso a las tonterías de su hermano menor. Tomó el libro y empezó a ver las imágenes y dibujos.
—Y para qué realmente lo quieres —preguntó el alfa, no entendía por qué lo tenía siendo que el chico apenas salía de la habitación.
—Solo para ver las imágenes, realmente yo no... —lo dudó un momento, torció los labios y se sintió muy avergonzado, ¿podía desaparecer?—, y-yo no sé leer.
Owen bajó el libro y observó a su pareja sorprendido, ya suponía que el chico no era muy agraciado y sabía que él jamás fue a un instituto, pero creía que leer era algo básico que enseñaban a todos desde que eran muy pequeños, suspiró y se sintió derrotado por un momento, lo que más odiaba después de sentir incomodidades era la ignorancia y no podía dejar que su pareja sea un ignorante, lo volvería una persona aunque le cueste alguna pequeña fortuna.
—Desde mañana tomarás clases —sentenció, Jeremy parpadeó sorprendido y tardó un poco en procesar lo que le había dicho—. Quiero que me leas ese libro ¿entendido? —el omega sonrió, un cálido sentimiento nacía en su pecho, abrazó el libro y asintió enérgico, se esforzaría para ser un mejor omega, uno que no avergüence a su pareja.
Jeremy esa noche durmió con una sonrisa en el rostro, cada acto que el alfa realizaba solo afianzaba aún más el concepto que tenía de él, a la vista de Jeremy, Owen era una persona muy dulce que intentaba esconderse en un caparazón, siendo algo duro con los demás, mientras más cercano a su pareja se volvía, más sentía que lo amaba, le había enseñado mucho y había hecho de su existencia algo mejor, definitivamente estaba enamorado.