El olor a desinfectantes ahogó a Jeremy por un momento. Hasta ese momento nunca estuvo en un lugar como ese, al abrir los ojos se encandiló con las luces blancas que estaban encastradas en el techo en forma de fluorescentes. Parpadeó un par de veces para luego sentir que no podía mover la cabeza por culpa de un collar que cuidaba a su cuello. Cerró nuevamente los ojos al sentirse mareado y después volvió a abrirlos para encontrarse con una mujer de cabellos negros y uniforme blanco pasearse al rededor suyo.
—Estará bien, señor Johnson, hasta ahora su pronóstico es estable —la mujer habló tranquila mientras que se acercaba para cambiar una venda de su cabeza. Jeremy se sintió confundido ¿señor Johnson?, ¿De quién demonios era ese nombre?, ¿Por qué carajos lo habían traído a un hospital? Sabía que si un omega sin hogar y sin marca terminaba en medio de un accidente de tal magnitud como Jeremy, lo más seguro era morir en algún hospital precario y antihigiénico. No entendía por qué estaba ahí y por qué aquella mujer lo había llamado Johnson, que él recuerde no tenía apellido.
En medio de imágenes borrosas y un horrible dolor de cabeza Jeremy recordó aquella noche en la que corría de aquel extraño que estaba acosándolo y justo cuando se iba a dar por vencido terminó arrojado del otro lado de la calle por una camioneta, no recordó siquiera ver quién bajó a auxiliarlo. Ahora ya no sentía los síntomas del celo, e incluso se sentía más limpio que nunca, logró sentir que llevaba una bata de hospital y bajo sus muslos sintió que una sonda fue conectada. Se avergonzó, pero no dijo nada. El dolor en el brazo izquierdo lo hizo despertar por completo ¿su brazo estaba roto? Intentó sentir todas sus extremidades, asegurándose de que estén enteras. Por suerte era así.
Por suerte un buen samaritano lo había ayudado, debería agradecerle luego, cuando se recuepre y pueda mover su cuerpo. Se sentía fatal a pesar de estar sedado, pero en medio de todo ese dolor se sentía seguro, porque estaba en un hospital que parecía caro y bajo la tutela de una persona que, seguramente, era buena por pagar su estadía en aquel lugar.
Pero pensó, él era un omega sin hogar y sin marca, entonces... ¿por qué demonios estaba en un hospital? Se intentó reincorporar, pero un agudo dolor en la ingle lo detuvo. ¿Qué realmente sucedió? Solo escuchó que una puerta se abrió y observó con lo que alcanzaba de vista a un médico entrar junto con un hombre alto de cabellos castaños que lo observaba impasible.
—Señor Johnson, su omega está estable hasta el momento —Jeremy se sintió extraño cuando aquel galeno dijo "Su omega" ¿acaso había otra persona en esa habitación?—. Acaba de despertar hace unos minutos y su pronóstico se encuentra estable. Solo deberá guardar reposo hasta que sus heridas se recuperen, podremos darle de alta en la tarde.
Luego de eso el médico se retiró. Jeremy escuchó pasos ir hacia la salida y una puerta cerrarse, el silencio solo llegaba hasta el sistema del omega y mareaba al chico quien aún no se encontraba con la energía necesaria como para estar en una misma habitación con alguien que es "su alfa" según aquel galeno. Se sintió pequeño y el hombre apareció a su lado.
—¿Cómo te llamas? —preguntó fríamente hacia el chico, como si se dirigiera hacia un subordinado, mirándolo con aquellos ojos entrecerrados. Jeremy quiso responder al instante, después de todo se trataba de un alfa y un omega siempre debía seguir sus órdenes, pero no podía, la voz no salía y el dolor que sentía al mover la mandíbula era lo que le impedía hablar. El desconocido solo apretó la mandíbula, Jeremy abrió la boca con dolor.
—Je... Jerem... —cada vez que una letra salía de su voca el dolor parecía recorrer sus cuerdas vocales para sentir cómo estas se rasgaban, ¿cuánto tiempo realmente había estado en ese lugar?
—¿Jeremy? —supuso el alfa, el susodicho solo lo observó afirmando su pregunta indirecta con la mirada—. Bien, como habrás escuchado ahora eres mi omega, pero tranquilo, será temporal —un tono extraño empezó a vibrar en la habitación para que luego el hombre parado tome un teléfono y atienda la llamada—. ¿Marcel? Sí, todo está en orden ¿las autoridades se han enterado?... Bien, que no se enteren, esto podría mandar de cabeza mi reputación.
Jeremy solo observó cómo ese hombre recorría la habitación para luego de hablar con quien era su asistente cortar con la llamada y acercarse al chico que seguía en la camilla.
—Han pasado cuatro días desde que llegaste aquí, el médico dice que tuviste suerte —se acerca al rostro del muchacho—. Lamento mucho haberte marcado de esa manera, pero si la prensa se enteraba de que arrollé a un chico y este murió, estaría en muy graves problemas con mi falimilia, así que desde hoy serás de mi propiedad.
Jeremy abrió los ojos sorprendido, era casi la única parte de su cuerpo que podía mover sin terminar con dolor. Ahora lo sentía, sentía ese horrible ardor en el cuello que era una evidencia de que esa marca existía bajo aquel collar, aquella marca que lo unía al alfa que estaba mirándolo con desprecio desde arriba.
—Un chofer vendrá a buscarte cuando te den de alta, no tengo tiempo para cuidar a un estorbo —y después de esas palabras, se arregló el saco para salir de la habitación en completo silencio.
Ahora Jeremy estaba asustado ¿acaso era de esta manera como se conseguía un alfa? Nunca había estado tan cerca de uno como de ese tipo desconocido y ahora mismo recordaba las palabras de sus amigos "Un omega siempre debe hacer todo lo que un alfa diga". Suspiró, era lo único que sabía sobre los alfas y quizás sea lo único que le sirva en ese momento.
Quizás ese encuentro fue para bien.