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Inconsciente por BackAck

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Era un nuevo día para él, esa mañana se sentía excepcionalmente feliz, tanto que despertó antes que su alfa y tomó un baño para desperezarse, en la noche Owen le había dicho que su secretaria había conseguido una institutriz para que le enseñara "a ser persona" según el alfa, claro que el omega había ignorado lo que dijo, en realidad, no le importó en lo absoluto que haya dicho eso de manera despectiva y menos le importó que diga una blasfemia luego de eso.


Se esforzaría mucho para complacer a su pareja y si Owen quería que él sepa leer, lo haría. El alfa despertó encontrándose con un Jeremy demasiado entusiasmado, miraba las páginas de aquella guía, por un momento pensó que no debió haberle dado  gusto de tener una institutriz, pero no había nada peor que la ignorancia.


La pareja caminaba por los pasillos, Jeremy iba tras Owen como era costumbre, solo que esta vez no llevaba la mirada baja, se paraba de puntillas para ver sobre el hombro de su pareja.


—¿A dónde vamos? —preguntó con duda, no sabía por qué habían salido de la habitación, tampoco recordaba que esa casa fuera tan grande pues jamás había pasado más allá del aroma de su alfa.


—No dejaré que un desconocido ingrese a mi habitación —fue lo único que dijo, Jeremy supo que lo echaría de allí, se sintió triste y esa magnífica sonrisa que llevaba desde la mañana había desaparecido, no dijo una sola palabra, ya estaba pensando que Owen se comportaba demasiado bien y, a pesar de que no lo pensaba seguido, sabía que era un estorbo para ese alfa.


Esperaba volver a la planta baja, quizás esa pintura de los querubines seguía allí y en serio le gustaría verla de nuevo. Pero Owen se detuvo frente a una de las tantas puertas del pasillo, y la abrió, Jeremy se paró de puntillas para ver dentro y solo pudo divisar unos cargados libreros con lomos de libros de diferentes colores, el alfa ingresó y el rubio lo siguió con la cabeza gacha, ya dentro pudo ver una cantidad considerable de otros libreros y unas mesas y juegos de sillones de madera pulida con tapizados oscuros, un lugar, según la primera percepción de Jeremy, muy tierno.


En uno de los sillones se encontraba una mujer de cabellera castaña que vestía prendas algo holgadas y unos lentes que ocultaban sus ojos azules, ella al ver a la pareja instantáneamente se levantó del sillón y se acercó al alfa, extendió su mano y se presentó.


—Un gusto en conocerlo, soy Melvina Peters, soy la institutriz que fue contratada por su asistente —Owen aceptó el saludo en silencio y luego recibió una tarjeta blanca en la que contenía un número y un nombre, él asintió y luego se hizo a un lado, dejando al omega a la vista de aquella mujer beta.


—Él será su alumno, por favor, haga su mejor trabajo —dijo Owen con una sonrisa, a Jeremy le parecía curioso que él utilizara ese tono tan agradable frente a otros, mostrando esa ligera sonrisa que enamoraba a todos, pero cuando se trataba de él no había ese tipo de tratos.


—¡Por supuesto! —dijo la mujer con una gran sonrisa, Owen dejó la habitación dando una última mirada a Jeremy y dejando salir una sonrisa de lado al verlo, quizás esa sea una pequeña tortura china para el chico, luego se arrepentirá y dejará los estudios ¿a quién demonios le gusta estudiar? Cuando el alfa se fue, la mujer giró hacia el chico con una sonrisa de lado a lado, Jeremy empezaba a sentirse más a gusto cerca de ella.


—Bien, empecemos ¿qué es lo que sabes? —dijo con emoción, Jeremy miró de costado y sintió que las mejillas le ardían.


—Pues...


•§•


—¿Qué demonios hizo Owen? —dijo un pelirrojo luego de sortar una risa, Caín se encontraba sobre las sábanas de Enos quien abría un mini bar y tomaba una barra de chocolate de allí.


—El idiota contrató una institutriz para que enseñe al omega a ser una persona —a Enos no le causaba gracia como a Caín, quien se sostenía del estómago y soltaba una lagrimita de la risa, a Enos solo le causaba lástima ¿por qué gastar dinero en algo imposible?


—Pero si nosotros dos podríamos enseñarle cosas que sí le servirán —dijo el omega de manera seductora, se acercó a Enos quien se había sentado sobre sus almohadas y con sus finos dedos rompió una pieza de chocolate, llevándosela a los labios— ¿no es así, querido? Deberías hablar con el idiota de Owen, quizás mi propuesta pueda incluso beneficiarlo.


—No te hagas ilusiones, omega desviado —dijo Enos en medio de una sonrisa y llevando el dulce a los labios. Caín sin dudar se sentó entre las piernas ajenas y empezó a acariciar al alfa.


La relación de ambos era algo confusa, mientras que a Enos le importaba poco o nada de lo que era la vida del omega, a Caín le encantaba inmiscuirse en los asuntos personales, por ello el pelirrojo se refregaba al alfa como si fuera un gato, estando muy cerca de Enos tenía la libertad de hacer lo que quisiera en esa casa a la cual le negaron entrar por diecisiete años y tenía la libertad de investigar sobre ese extraño omega que le fascinaba. Claro, nada era gratis, tuvo que acostarse con Enos y ahora era su amante, pero no le molestaba en lo absoluto, era un gran amante.


Los días en esa casa se convirtieron en semanas, Caín observaba de cerca cada movimiento del chico, Enos se metía cada vez más en sus asuntos y empezaba a ignorar al pelirrojo, esto no molestaba en lo absoluto al omega. Ivan brillaba por su ausencia en el lugar y Jeremy se preguntaba a dónde había ido el alfa, no quería preguntar a su pareja por Ivan, así que mejor se dedicaba a sus estudios y daba gracias a que la señora Melvina sea un pan de Dios y tenga una paciencia de oro al enseñarle, claro que ella también estaba encantada con ese chico tan perseverante.


Al contrario de lo que todos pensaron, Jeremy iba muy bien con sus clases, las semanas pasaron y el chico empezó a mostrar avances en lo que le enseñaban, realmente estaba apasionado con ese nuevo mundo y le agradecía a su alfa por mostrárselo, cada noche intentaba acercarse más a él y había veces en las que, casi pegado a su cuerpo, inhalaba el aroma ajeno regocijando a su necesitada alma, sonriendo a una nada y no atreviéndose a tocar el cuerpo ajeno, solo con tenerlo cerca le bastaba.


Jeremy aprendió a leer al cabo de un par de meses, aunque lo hacía lento y seguía confundiéndose con ciertas cosas, lo hacía, y eso era algo que distraía a su mente sobre todo lo que sucedía a su alrededor, aprendió a ignorar a Caín quien, como una maldita víbora, lanzaba veneno a Jeremy cada vez que podía, encubriendo sus palabras con sonrisas amplias y dulces que fascinaban al chico. Ivan cuando se enteró de que el rubio había aprendido a leer se alegró demasiado, tanto que lo abrazó ampliamente y Jeremy quedó tieso por un momento, jamás había sido tocado de esa manera.


No evitó sonrojarse y agradecer a Ivan por el abrazo, pero sabía que desde ese momento en adelante debería alejarse más de ese alfa, Enos no lo molestaba y en realidad parecía Caín quien más se metía en su vida, Owen se volvía cada vez más comunicativo con Jeremy y eso alegraba su aburrida vida, la madre de Owen solo se dedicaba a regalarle prendas exclusivas para omegas y la señora Melvina disfrutaba cada tarde con el omega mientras que le instruía y disfrutaba, a veces, del té preparado por Marie junto a esas dos betas tan agradablesr03;. Su vida estaba, básicamente, yendo por buen camino, no debía provocar a su alfa acercándose demasiado a Ivan, sabía que Owen lo celaba, pues recordó cómo se puso el día que Ivan le dio la bolsa de dulces y mejor marcó distancia con él. Aunque luego el alfa se sintió herido, era cierto que ese chico rubio lo atraía demasiado, era muy hermoso y él sabía que podría cuidarlo muy bien, mejor que cualquiera de los que estén en ese lugar, pero Jeremy había elegido, y no lo había elegido a él.


Al final, la marca ganó.


•§•


Jeremy corrió hacia el cuarto de baño, era la tercera vez en la tarde que iba allí, incluso le había dicho a Melvina que lo disculpe porque no podría tomar la clase ese día, los malestares lo perseguían desde hace ya unas semanas, pero ese día era excepcionalmente horrible para el pobre omega. Tampoco quería molestar a su alfa diciéndole que necesitaba algo de atención, no ahora que parecía estar en paz con Owen.


Jeremy se levantó del frío suelo, su pecho aún subía y bajaba con rapidez mientras que su rostro lloroso solo se ponía rojo cada vez que una arcada lo amenazaba. Se enjuagó la cara con abundante agua, lo necesitaba, también se lavó los dientes e intentó que la pasta dental no le provoque otra arcada como en la mañana.


—Te ves horrible —le dijo a su reflejo, Jeremy no era una persona egocéntrica, pero sabía que sus facciones resaltaban de las del resto, ya se lo habían dicho mucho en el pasado y contrario a la imagen que acostumbraba ver en el espejo, ahí solo se encontraba un chico ojeroso y con la piel pálida como papel, los ojos rojos y la garganta ardiéndole—. Definitivamente eres un desastre, Jeremy, ¿cómo crees que Owen te va a querer así? —raras veces hablaba consigo mismo, pero cuando lo hacía lo hacía muy en serio, tanto que sonrió al momento de recordar a Owen y se lavó el rostro una vez más con el fin de devolver el color a su piel, deseaba estar radiante como siempre para su alfa.


—¿Qué haces? —la voz del alfa alertó al más joven, Jeremy pegó un brinco y se sintió algo mareado por el repentino movimiento, allí parado en la puerta del baño se encontraba Owen quien lo miraba de manera aburrida, el rubio sonrió de lado para luego recordar que tenía la cara mojada, tomó una toalla para secarse.


—Solo me aseaba —se excusó, no deseaba decir nada a su alfa sobre sus recientes malestares. Owen arqueó una ceja, al parecer ese omega creía que el alfa era un idiota, pero en realidad el mayor ya lo sabía todo, sabía que el chico sentía los malestares propios de su estado, un estado del cual estaba enterado por el cambio del aroma de su pareja. Claro, saber la noticia solo hacía a Owen enojarse y más lo enojaba que el chico no le haya dicho nada de eso aún. Solo esperaba que Jeremy le confiese estar embarazado para luego saber qué hacer con ese error que estaba dentro del omega.


—¿Estás seguro? Esta habitación apesta —dijo recargándose por el marco de la puerta, Jeremy se confundió por un momento, aunque luego, al olfatear el ambiente, obtuvo esa sensación amarga en el aire. Maldito vómito, pensó.


—Pues... solo no me he sentido muy bien últimamente —apartó la mirada hacia la mullida toalla que tenía entre las manos, su alfa no dejaba de mirar a Jeremy, esto incomodaba al omega y nuevamente sentía ese peso en todo su cuerpo, una nueva náusea nació en su garganta y solo se cubrió la boca con una de sus manos, Owen sonrió.


—¿Cuál podría ser la causa? —dijo en tono aburrido—. ¿Deseas ir a un hospital? —propuso, Jeremy negó al oferta como diez veces en cinco segundos mientras que agitaba las manos, no deseaba molestar a su alfa. Owen sonrió de lado, al fin y al cabo no lo iba a llevar a un hospital ni aunque se lo pidiera, se despidió del omega dejando la habitación, solo había ido a ver a Jeremy pues la señora Peters le había dicho que el chico canceló la clase pues no se sentía muy bien. Rayos, Owen creyó que por fin ese chico le daría la "gran noticia", pero al parecer, Jeremy era un verdadero cobarde.


¿Lo era realmente? ¿O su pequeño mundo no conocía sobre lo que le estaba sucediendo?


 

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