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Inconsciente por BackAck

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Era un día cálido, casi se podría decir que caluroso, las calles de la gran ciudad se llenaban de autos que bocinaban como si de eso dependiera el tránsito, los edificios colosales se alzaban ante las miradas de los desafortunados quienes no verían jamás la ciudad desde aquellos rascacielos y allí, sentado en un asiento de cuero negro, se encontraba un alfa meditando, observando fijo un sobre amarillo que el detective acababa de traerle, claro, este se fue de inmediato luego de recibir su paga y Owen solo quedó observando el probable pasado de su omega. ¿Debería inmiscuirse de tal manera? Bah, a quién le importa.


Tomó el sobre y rasgó el papel, dentro se encontraban tres grupos de papeles y unas fotografías. Tomó las fotografías y en una ellas se veía a un bebé con unos dorados cabellos quien miraba fijamente a la cámara con esos grandes ojos azules, Owen inconscientemente sonrió ante la ternura de un Jeremy muy joven, esta y otras fotografías del chico cuando era joven estaban adjuntadas a uno de los grupos de papeles, se trataba de un orfanato para omegas del cual Owen no tenía idea, leyó un poco más y notó que este se había clausurado hacía ya años por estar implicado en el tráfico de omegas. Al lado de las fotografías del niño venía un expediente, confirmando su condición de omega y describiendo a detalle su cuerpo, ¿habían pensado venderlo?


Owen tuvo curiosidad en ese momento ¿Cómo había Jeremy ido desde el orfanato a las calles? Esa era la razón por la cual el chico no tenía apellido y en ese momento era un Johnson más. Esta última idea cambió el humor del alfa, guardó los papeles y los reservó para más tarde, ya tendría tiempo para enterarse del pasado de quien vivía de él.


—Señor, los inversionistas llegaron —dijo una mujer ingresando a la oficina junto con una carpeta, Owen suspiró y se levantó, ese sería un día largo.


•§•


Melvina tomó un papel entre sus manos, Jeremy la observaba emocionado desde un mullido sofá mientras abrazaba una almohada. Era la hora de descanso y él mismo había elegido aquella pequeña obra, realmente le fascinaba escucharla y ver cómo la interpretaba su maestra, quien parecía sentir con cada célula de su cuerpo cada pequeña palabra, pero había algo que no acababa de gustar al omega.


—«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte, en un eterno tedio muriendo vivo, y es mi única pasión, la de la muerte» —habló la mujer, ella también estaba encantada, iba a continuar con aquella trágica historia de realidad, pero al ver a Jeremy este tenía una mueca algo extraña, con el entrecejo fruncido y un rostro que parecía poder quebrarse en cualquier momento—. ¿Te sientes bien? —preguntó asustada, Jeremy negó y bajó la cabeza, suspiró, era realmente triste.


—¿No te preguntas qué habrá pasado con Garrik? —y ahí estaba el omega preocupándose por personajes ficticios nuevamente, lo hacía seguido desde que empezó a leer y su maestra le daba algunos cuentos cortos—. Es muy triste ser el mejor cómico, pero no poder reír, ¿qué pensaría usted si no pudiera reír? —Melvina juraba que podía ver los ojos del chico cristalizados, ella solo sonrió con amplitud ante aquella sensibilidad que normalmente representaba a los omegas, era tan tierno.


—Te aseguro pequeño que en este mundo hay demasiadas personas que son así, quizás hayan más personas que rían llorando en lugar de llorar riendo.


Jeremy lo pensó por un momento, realmente se sentía mal por esas personas, no quiso pensar en que si las personas que lo rodeaban eran así pues sentía que algo se rompía dentro suyo al imaginarlo. Unos golpecitos en la puerta alertaron a Melvina, quien dijo un "Adelante" para que luego Marie ingresara con una bandeja de plata que contenía el té de la tarde. Ella saludó animada, le gustaba poder estar más tiempo cerca de Jeremy pues se sentía segura al saber que al chico no le sucedía nada. Melvina la saludó de la misma manera y se acercó a tomar una de las tazas de té, no así Jeremy quien solo se encogió en su asiento y hundió su cabeza en la almohada.


—¿Qué le sucede? —preguntó Marie confundida con la actitud del chico, últimamente era muy sonriente.


Spleen* —susurró Melvina, pero luego suspiró—. Solo está algo sensible, una obra lo puso así.


Marie casi se pone a reír, pero no lo hizo y en lugar de ello fue hasta Jeremy ofreciéndole una taza de té con leche que calmaría su pesar, el chico bajó la almohada para mirar los ojos de aquella mucama con una cálida sonrisa, ya no pensaría en cosas deprimentes o terminaría cortándose las venas.


—Gracias —dijo mientras sostenía la taza que Marie le ofrecía, ella volvió a la mesa y tomó una magdalena que luego ofreció a Jeremy y este la tomó gustoso. Marie estaba satisfecha con su trabajo, Jeremy se veía feliz y en una pieza luego de pasar por tanto con su tirano amo, la empleada realmente sentía la necesidad de protegerlo ¿por qué? La maestra al igual que Marie lo sentía y estaba orgullosa de un alumno como él, le habían dicho que enseñar a un omega era casi imposible, pero Jeremy era tan perseverante, más que otros alfas incluso.


Marie luego de que ambos acabaran el té volvió por los pasillos y encontró al pelirrojo saliendo de la habitación de Enos, se preguntó si acaso el chico tenía una casa, y claro que la pregunta era de forma retórica pues era obvio que la tenía y estaba en un lugar equivocado. Observó también que la señora Johnson llegaba dando golpes secos a la madera con sus tacones, Marie se detuvo a un lado del camino en cuanto la vio y esta, por primera vez, ignoró totalmente a Caín quien parecía ser el niño mimado de la mujer alfa.


—¿Jeremy se encuentra en la biblioteca? —preguntó sin mirar a la chica.


—Sí, señora —dijo con la mirada baja, la mujer retomó su camino hacia la biblioteca y Caín alcanzaba a Marie interceptándola justo cuando la muchacha quería regresar a su camino. Por un demonio, lo que me faltaba, maldijo en su mente.


—¿Crees que lo regañará? —dijo Caín intentado empezar una conservación, Marie lo vio, llevaba ese collar negro y apestaba a sexo, realmente ese era un omega algo desagradable—. Esto será genial —decía sonriendo, aunque muy en el fondo le enfadara que Jeremy se lleve toda la atención de la familia Johnson. Hasta Enos se había abstraído tanto en el omega que apenas recordaba trabajar e incluso Caín llegó a escuchar el nombre del rubio en sus encuentros. Claro que eso le cabreaba muchísimo.


•§•


La señora Johnson había llegado a la biblioteca, ella había pedido amablemente a Melvina que terminara con la clase y esta lo aceptó extrañada, Jeremy solo veía a ambas mujeres desde el asiento, le interrumpieron en el mejor momento pues estaba leyendo aquel libro que Ivan le había regalado, intentaba hacerlo seguido desde que pudo leer, practicaba para su alfa. Melvina tomó sus cosas y dejó unos papeles a Jeremy, este le sonrió y se despidieron, la alfa observó al pequeño omega quien casi ingresaba a su libro.


—¿Qué lees? —le preguntó intentando entrar en ambiente, Jeremy sonrió y mostró la portada a la mujer—. ¿Flores?


—Sí, me gustanr03; mucho, según lo que Ivan me contó también a usted, en especial las... ¿orquídeas? —lo pensó, ya había pasado tiempo desde la única vez que salió al patio de esa gran casa y vio el invernadero de la mujer. Esta rio con ternura al ver la determinación del omega, era lindo verlo, realmente adoraba a esa casta, eran hermosos, inteligentes y poseían una personalidad tan dulce.


—Es así, si lo deseas podrías acompañarme la próxima vez, pero ahora necesito hablar contigo un momento, es sobre Owen —Jeremy asintió contagiado de seriedad, todo lo que se refiera a su alfa le interesaba—. ¿Él... volvió a estar contigo luego del celo? —preguntó, a Jeremy se le llenó de rubor el rostro y a la vez un pequeño sentimiento de decepción nació en su pecho, era cierto que Owen ya no lo tocaba si quiera, Jeremy realmente deseaba sentirlo una vez más, solo para saber que estaba allí, la idea lo entristeció y bajó la cabeza, la mujer se sentó a su lado al ver aquella reacción—. Ya veo, ya te habrás dado cuenta que Owen no estima demasiado a los omegas, pero te diré algo, no es porque se sienta superior a ellos, creo que más bien sería porque odia que su instinto lo domine, soy alfa también y sé lo que se siente, entiendo por qué a mi hijo no le agrada, pero a pesar de que he hablado mucho con él no quiere tomar la responsabilidad de cuidarte.


—Pe-pero si él ya me cuida —una sonrisa enamorada salió de los labios del chico—. Fue la primera persona que se preocupó realmente por mí, me da un techo y una cama caliente, aunque no lo crea es buena compañía a veces y me ofreció educación, no creo que sea tan malo ser un poco ignorado a cambio de todo eso —la mujer apreciaba los sinceros sentimientos que Jeremy tenía por Owen, era una lástima que este sea tan ciego como para no ver quien estaba frente suyo.


—Además estás esperando a su hijo —soltó la mujer, Jeremy la observó un poco confundido, sabía que había una gran probabilidad de que eso suceda, pero realmente pensó que no había quedado embarazado pues creía que su pareja le diría algo cuando sienta que el aroma del chico cambió, ahora solo miraba a aquella mujer que extendía su sonrisa—. No creas que no me he dado cuenta, pequeño, en realidad sería hermoso tener a un nieto omega que se parezca a ti ¡va a ser adorable!


Claro, Jeremy quedó callado, no quería pensar en tener un hijo omega, algo le decía que eso sería terrible, Owen estaría cabreadísimo.


—Por cierto, ya lo habías notado, ¿no? —le preguntó, el rubio negó y solo la observó con miedo, la mujer sonrió—. Eres tan adorable e inocente, quisiera comerte a besos —dijo sosteniendo sus mejillas, Jeremy rio por ese tacto tan extraño, vaya que no reía hace mucho, Jeremy quedó en silencio luego de eso, sentía que las mejillas le escocían ligeramente después del tironeo, la mujer solo suspiró y observó por un momento con otros ojos al chico—. Te... te contaré algo —se observaron—, no soy la primera esposa del señor Johnson, en realidad ni siquiera somos compatibles y no tenemos una relación muy unida, básicamente el matrimonio y la existencia de nuestros tres hijos es solo por compromiso, siempre quise tener a un bonito omega al lado mío —una sonrisa salió de los labios de la mujer—, antes el señor Johnson estuvo casado con un omega hermoso, tenía demasiada pena de irrumpir en su relación y también por dejar sin padre al hijo que tuvieron juntos, pero por una maldita tradición de familia los hijos deberían ser alfas.


—¿Owen tiene un medio hermano? —preguntó confundido, la mujer asintió—, él... es omega, ¿no? ¿Es por eso que el padre de Owen se vio obligado a dejarlo...?


—Así es, realmente no sé si sepa quién es su padre realmente, lamento mucho decirte esto, si es que tu hijo es un omega quizás Owen quisiera hacer lo mismo que su padre, pero confío mucho en que no sea así —tomó las manos de Jeremy y lo vio a los ojos, el chico ya empezaba a temer apenas pensó lo que la mujer dijo—. Confía en mí, intentaré hablar con él.


Y el omega solo quedo con un gran pesar en su corazón, sentía que su mundo se desmoronaría con la simple idea de que Owen lo abandone, no quería que lo abandone, tampoco deseaba que rechace a su pequeño, él solo quería un poco de atención de su alfa como cualquier humano, solo quería un poco de amor y pensaba que Owen realmente se lo daría, haría que ese hombre lo ame tanto como él lo amaba. Observó el libro sobre la mesa, lo haría aunque sea lo último, si Owen lo rechazaba él se rebajaría solamente para que no lo deje solo, no quería estar solo, lo necesitaba y su bebé lo necesitaba.


Enamoraría a Owen.


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