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Inconsciente por BackAck

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Su cuerpo se sentía cálido, estar bajo esas sábanas y abrazado por el cuerpo ajeno hacía a Caín sentirse protegido por primera vez en mucho tiempo, casi recordaba a su padre y cómo lo acunaba todas aquellas noches a pesar de que siempre le decía que era una desgracia. Despertó y se sintió instantáneamenter03; mal, extrañaba a su padre, se preguntaba si él estaría decepcionado al saber todo lo que había hecho cuando se enteró de la verdad. El cuerpo de ese alfa desconocido lo reconfortaba de manera extraña, era como estar en el hogar: cálido y acogedor. Solo alcanzó a abrazar el brazo que lo rodeaba, no recordaba mucho después de que el celo había cesado, solo recordaba una pequeña conversación con ese alfa rubio y luego que se habían echado a los besos nuevamente. Se sonrojó cuando imágenes vinieron a su mente, creyó que jamás podría llegar a sentirse tan bien como ese alfa lo hizo sentir.
 
Seguramente su querido hermano no tenía el talento de Han.
 
Sintió que el sonrojo llegó a sus orejas cuando recordó cómo se había enterado del nombre del alfa.
 
—De-demonios... eso se siente —un jadeo se escapó de sus labios, sus manos fueron a presionar su vientre, un lugar que se sentía cálido y lleno, apretándolo y saboreando la deliciosa masculinidad de ese hombre dentro suyo. Gimió cuando sintió anchas manos tomándolo de la cintura y levantándolo, quedando Caín encorvado sobre sí mismo mientras tenía a ese alfa entre las piernas—. Eso es ¡mm! ¡Eso es genial... Eehh... —levantó la mirada hacia el alfa y observó aquellas definidas facciones, se sintió avergonzado al descubrir su cuerpo desnudo y marcado con muchos besos, los labios de ese desconocido se encontraban rojos de tantos besos que había dado—. Emm... ¿cuál es tu nombre? —preguntó algo incómodo, una sonrisa se instaló en los labios del alfa y se agachó para besar aquellos pequeños y tiernos labios rosas.
 
—Soy Han, puedes gritar mi nombre todo lo que quieras —susurró sobre su boca y una seductora sonrisa derritió hasta lo último de cordura que tenía el pelirrojo. Y, de un momento para otro, ya empezaba a gemir con pasión el nuevo nombre mientras que se sujetaba del cuerpo ajeno que lo embestía.
 
El sonrojo se apoderó de su rostro, definitivamente Caín había disfrutado de la habilidad del alfa en la cama, se notaba que era un hombre experimentado. Bueno, el omega tampoco diría algo en contra de ello, él también había tenido aventuras incluso antes de conocer a Enos. Jamás sintió la necesidad de buscar un alfa para algo serio, quizás por ello no le había interesado formar familia e incluso no le molestaba haber terminado en la cama de su hermano, mientras que Enos le ofrezca la comida, el techo y el dinero que él desee, estaba seguro de que se mantendría en aquel lugar.
 
Se levantó de las sábanas sintiendo un intenso dolor en los muslos. Frunció el ceño a la nada y luego giró a ver al alfa, era fornido, se notaba que le gustaba cuidar su cuerpo y eso solo hizo que el pelirrojo se muerda el labio inferior. Un alfa muy bien dotado y con un cuerpo bien trabajado le había dado la follada de su vida y no se arrepentía de ello. Bueno, tampoco descartaba la idea de que quizás le duela todo por culpa de la discusión que tuvieron Enos y Han... discusión que no había terminado muy bien.
 
Tomó una ducha rápida para eliminar cualquier fluido que se quedara dentro suyo y luego observó nuevamente al alfa durmiendo. Salió de la habitación llevando consigo una caja de pastillas, se preguntaba dónde había ido Enos en ese tiempo que él se encontraba en su habitación... con otro alfa. Esperaba que Enos no se cabree por haberlo dejado de lado prácticamente todo su celo.
 
Bajó las escaleras con tranquilidad, el omega caminaba como si de su casa se tratase y fue a la cocina, sabía que ese día no llegaba la cocinera y eso le emocionaba. Al entrar se encontró con Jeremy quien al parecer estaba bastante hiperventilado mientras se lavaba el rostro. Claro que no había pasado por alto el aroma de Ivan, pero no diría nada, ese chico ya tenía suficiente, aun así no evitó mirar cómo el agua bajaba por ese delicado cuello y se perdía entre sus prendas, se sorprendió a sí mismo queriendo morder la piel del chico.
 
Saludó a Jeremy y este se puso a la defensiva, le gustaba verlo así, era como un cachorrito asustado. Sonrió, le ofreció comida pero, en medio de unos palpables nervios, el rubio salió de la cocina alegando que debía regresar con Owen. Caín suspiró, sabía que tenía fantasías con Jeremy, era imposible no hacerlo con ese omega tan tentador, pero también sabía que sus fantasías tenían un límite, ya había aprendido bien que no debía meterse con Jeremy, no desde que Owen lo había abofeteado de aquella manera tan brutal.
 
Bufó e hizo dos sándwiches, con un jugo de naranja se tomó la dosis de anticonceptivos que le correspondía luego del celo y luego, como si se tratara de un cadáver, subió a la habitación nuevamente junto con la comida que había preparado. Al entrar vio a Han colocarse la camisa, el rubio cabello de ese alfa se encontraba mojado, claro que había tomado una ducha.
 
—Oye, te traje algo de comida —Caín ofreció al alfa uno de los sándwiches y este le sonrió, llegó hasta él y tomó la comida dando un beso desprevenido en la mejilla del omega.
 
—Gracias, cariño —dijo guiñando un ojo, el omega sintió que sus piernas se hicieron puré y un extraño calor inundó sus orejas. No se quería ver en el espejo, seguramente su rostro estaba tan rojo que no se veían ni sus pecas.
 
—Hey, tra-tranquilo —dijo queriendo apartarlo, el alfa solo rio con ternura al ver el rostro del chico tan rojo como su cabello y se alejó de él terminando de acomodar su ropa. Caín se sentó entre las sábanas para degustar su comida. Luego de unos minutos en silencio Han se dirigió hacia el chico pelirrojo y le ofreció una sonrisa cálida, él lo observó con el habitual rostro de desinterés, no es que no le interesara ese alfa, es que realmente no tenía otra expresión que no sea la de un pez muerto.
 
—Me gustaría volver a encontrarnos —dijo el alfa, Caín se despabiló y curvó una ceja—, vamos, no creas que solo pienso en sexo, tengo una muy buena idea de lo que esa cabecita tuya piensa —sin querer se sintió como un niño—. El sábado, es una cita, vendré por ti ¿vale?
 
Han estaba por abandonar el lugar y Caín aún procesaba las palabras recién dichas. Se levantó rápidamente para deternerlo en el marco de la puerta.
 
—Oye, no puedes solo decirlo como si fuera a ir —lo miró directamente a los ojos—, no sé si lo notaste, cariño, pero no me interesa tener alguna relación ahora —ese omega tenía algo bueno: era muy sincero y directo cuando se traraba de sí mismo.
 
—Vamos, sé que te gustó lo que sucedió —vale, eso no lo negaría—, además, habías estado de acuerdo en que debíamos conocernos más ¿recuerdas?
 
Claro que no recordaba, lo único que recordaba el chico era cómo le pedía una y otra vez al alfa que lo anude. Se sonrojó una vez más bajando la mirada, no pudo haber llegado tan bajo realmente. Estaba en el punto de que se causaba repulsión, ni con Enos había llegado a tanto.
 
—E-ese no es el punto —volvió a mirarlo con una expresión más severa totalemnte sonrojada, era extraño cómo el chico que tenía cara de pez muerto parecía mostrar más expresiones de las que podía hacer—, no sé si quiero ir y... Enos está...
 
—Enos es solo un niño mimado —lo interrumpió Han, Caín iba a defender a su hermano, pero cayó en la cuenta de que realmente era un mimado—, es mi amigo y no le importará que salgas un par de veces conmigo, él tiene a su novia e incluso podría conseguirse a otro omega, no creo que le importe mucho si te separas de él.
 
Caín lo pensó, frunció los labios e hizo una mueca, realmente a Enos no le importaba demasiado, siempre sintió que lo veía como una persona en quien descargar sus frustraciones o de la cual obtener placer, además era su hermano después de todo y seguro sentía asco por él. Suspiró, miró a Han y a aquellos ojos verdes que lo esperaban expectantes.
 
—Solo dime dónde y yo iré —pronunció en medio de una sonrisa algo forzada, el alfa se atrevió a acariciar su mejilla y sonrió haciendo que el corazón del omega se derrita.
 
Quizás no sea tan malo separarse de Enos por un tiempo.
 
•§•
 
Jeremy estaba nervioso, había aceptado ir a vivir con Owen en quién sabe donde y, además, Ivan lo seguía persiguiendo mostrándole libros e incluso dándole más dulces. El alfa era adorable y Jeremy lo admitía, pero no quería que Owen tuviera otro arrebato de celos o incluso que llegara a hacer cosas peores que las que hizo hace pocos días. Y ahí estaba nuevamente, Ivan ofreciéndole a un muy embarazado Jeremy una bolsa con galletas de canela, claro que al omega se le antojaban todas las cosas dulces que su mente se podría imaginar, pero no podía aceptar más, hacerlo significaba dar rienda suelta a Ivan para que continúe dándole más y más regalos, cosa que sabía que enojaba a Owen.
 
—Ivan, eres muy lindo, pero realmente... —miró a un lado, no quería rechazar al único alfa que parecía valer la pena en esa familia, a excepción quizás de la madre de Owen—, yo realmente ya no puedo aceptar más regalos —rápidamente hundió su rostro entre las páginas del libro y se dedicó a una lenta y silenciosa lecturas. En realidad no estaba leyendo, solo viendo las palabras sin prestar atención, no quería mirar al alfa a los ojos, su corazón se rompería.
 
—Es por Owen ¿no? —dijo mientras que la sonrisa que traía se convertía en una mueca.
 
—No, no, no, no es por él —Jeremy bajó el libro y se levantó hacia Ivan, por un momento sintió que su lengua se durmió al decir la mentira—, es solo que... eemm... —miró a un lado, su reflejo en un espejo que se encontraba adornando la estancia de la biblioteca y rió—, estoy muy gordo por tantos dulces —fingió una sonrisa—, ni siquiera quiero imaginar cuánto peso he ganado.
 
—Pero si estás embarazado, es normal subir de peso —Ivan realmente no se tragaba ni una sola palabra de lo que decía el omega. Sabía que estaba defendiendo a Owen, también sabía que la marca había desaparecido, solo no decía nada para no alterar al muchacho, lo que menos necesitaba el omega era momentos de estrés innecesarios, suspiró y se sintió derrotado por aquella mirada de súplica que el rubio le ofrecía—. Bien, ya no te traeré más dulces, pero algo va a quedar en claro en esta casa.
 
Ivan salió de la biblioteca lanzando la bolsa de papel que llevaba las galletas al suelo. Jeremy al instante sintió temor, conocía lo suficiente al alfa como para saber que se enfrentaría a su hermano mayor. Sintió temor por Ivan, por él y más por su hijo. Owen podría llegar a enojarse tanto por aquello que quién sabe lo que podría hacer. Siguió al alfa casi corriendo a través de los pasillos y bajó las escaleras, se sintió algo mareado cuando llegó hacia una parte de la casa que no había recorrido antes, olía a Owen y a otras personas desconocidas, era una combinación incómoda y horrible. Las náuseas que creía que se calmaron volvieron en un solo segundo. Aún así observó cómo Ivan desaparecía tras una puerta hecho una total furia, Jeremy solo se acercó lentamente, intentando escuchar lo que sucedía.
 
—No sabes la suerte que tienes maldito imbécil, ese omega es la persona más buena y hermosa que conozco y tú lo tratas así —ese era Ivan, Jeremy solo pegó su oreja a la puerta y al instante distinguió el aroma de ambas personas allí dentro, Ivan y Owen, este último parecía estar bastante cabreado—, no te pido que lo ames porque sé que no sabes hacer eso —la voz del alfa se escuchaba embotada, algo dentro de Jeremy se rompió y sus ojos se cristalizaron—, solo te pido que lo respetes porque te dará a tu hijo y... por favor... por favor dale muchos dulces.
 
¿Acaso ese alfa estaba llorando? Jeremy sentía su corazón bombear demasiado rápido y sin querer una lágrima se deslizó por su mejilla. No sabía lo que había hecho, había alejado a una de las personas más agradables que llegó a conocer y lo hizo tan fríamente a base de mentiras. Era Jeremy quien en ese momento se sentía dañado, quizás no tanto como Ivan, pero sentía que su corazón se había fisurado de una manera indescriptible. Había dañado a un amigo muy fiel.
 
¿Qué demonios había hecho?

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