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Inconsciente por BackAck

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Desde que Ivan se había apartado del omega todo había ido de mal en peor para Jeremy. Melvina había dejado de ir porque Owen la había despedido y Owen estaba cerca suyo siempre, además el embarazo había empezado a notarse aún más después de ese mes y eso le molestaba muchísimo. Y para hacer más bella la situación, sabía que ya sería tiempo de mudarse en quién sabe qué lugar junto con aquel alfa del que quería apartarse. La ausencia de Ivan había sido bastante dura para Jeremy, ya no tenía los dulces ni las sonrisas de ese alfa y en serio lo necesitaba, estaba empezando a sentir la necesidad de su cercanía y eso le parecía totalmente molesto. Se odiaba por haberle dicho a Ivan que se alejara.
 
—¿Te irás? —una voz suave se oyó desde la puerta, Jeremy hacía su equipaje en una maleta negra que Owen le había dado, levantó la mirada y se encontró con aquel pelirrojo quien lo había ignorando desde hace tiempo, Jeremy debía admitir que extrañaba un poco la cercanía con otras personas, podía caer tan bajo como para decir que extrañaba que Caín lo acose, al menos así tenía a una persona que no sea Owen cerca suyo.
 
—Así es, Owen decidió que nos mudaríamos —el rubio con lentitud doblaba sus prendas, como si deseara hacer más larga la espera antes de que esa tarde se vayan, aún conservaba uno de los conjuntos de seda que Owen le había regalado, admitía que era precioso.
 
—¿Y a dónde irán? —Caín se atrevió a entrar en aquella habitación que apestaba a alfa y se sentó sobre las sábanas, tomó una de las predas de Jeremy observando su calidad, ese omega sí que tenía suerte.
 
—No lo sé, no quiere decírmelo —la presencia de Caín no alertaba a Jeremy, no más, él olía diferente—, ¿puedo preguntar algo? —claro que no tenía la suficiente confianza como para hablar de manera directa con el pelirrojo.
 
—Por supuesto —accedió tomando otra prenda para doblarla, Jeremy no pudo evitarr03; que un fuerte aroma llegue a sus fosas nasales, era un alfa, un alfa muy fuerte y digno de ser líder, ese aroma a alfa no pertenecía a Enos.
 
—¿Has... Has estado saliendo con alguien? —dijo algo cohibido, esperaba no sonar extraño. Caín sonrió y se sintió dichoso, algo dentro suyo estaba empezando a crecer, algo raro y que odiaba con su alma, pero no lo negaría por  nada del mundo ¿Quizás era amor?
 
—Así es, se llama Han y es un gran alfa —el omega se veía sonrojado, casi se notaba enamorado. Jeremy se sintió alegre por Caín quien parecía que con aquel rostro inexpresivo no lograría hacer nada en mucho tiempo—, solo vine a solucionar unas cosas con Enos y con mi pa-
 
Se cortó, bajó la mirada y sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar a su padre, luego un recuerdo de su padre omega llegó a su mente, cuando Caín regresó a casa luego de conocer a Han y su papá lo abrazó llorando y dando gracias al cielo porque su pequeño bebé estaba a salvo. Habían tenido una discusión horrible antes de que Caín haya dejado su casa, todo porque le habíar03; prohibido buscar a su padre biológico. Por supuesto que su papá estaba enojado y preocupado, pero más preocupado porque el chico no había dado señales de vida. Apesar de que siempre le dijeron que fue una desgracia, sentía que aquel hombre lo amaba incondicionalmente solo por preocuparse por él de aquella manera.
 
Sintió que lo traicionó al llegar a esa casa y dejarse someter por su medio hermano ¿su padre estaría enojado si se enteraba de ello? No, no le diría nada de lo que sucedió con Enos, Caín ya tenía un alfa y era un alfa maravilloso, trabajaba en un laboratorio, era bioquímico, tenía un buen cerebro. Cosa que Caín siendo un omega no tenía. No tenía por qué contar a su padre sobre lo que sucedió con Enos.
 
—¿Caín? ¿Te sientes bien? —Jeremy estaba preocupado, el omega había quedado viendo a la nada y una lágrima se derramaba por su mejilla, Caín regresó a la tierra y miró aquella traviesa lágrima que se atrevía a escapar de sus párpados. Se la limpió y sonrió.
 
—Lo lamento, Jeremy, debo irme, Han debe estar esperándome y aún debo hablar con Enos —se levantó y vio al omega rubio, admitiría que era demasiado guapo y demasiado tierno, pero Han lo era aún más.
 
Jeremy se sintió extrañado al ver al chico salir de la habitación como si fuese un cadáver antes que una persona. Pero más extrañado se sintió Caín quien solo se apoyó por la pueta y logró ver sus manos intentando buscar algo en qué concentrarse que no seanr03; sus pensamientos. Levantó la cabeza y cerró los ojos, soltó un suspiro. Fue parsimonioso a la habitación de Enos, tantas veces había entrado ahí, tantas veces se sintió menospreciado por ese alfa a quien consideró importante por un momento, tantos momentos, tantas caricias y besos ¿al final no significó nada? No, no lo hizo, era su hermano, no debía pensar de esa manera. Han era genial, mejor que Enos, tan bueno que Caín sentía que no lo merecía. Rió, al menos le sobraba un poco de autodesprecio.
 
Encontró dentro de la habitación a Enos, siempre tan flojo y acostado entre esas sábanas sin hacer nada de su vida, se preguntaba cómo estaba en tan buena forma. La habitación apestaba a alcohol y a una persona extraña, seguramente había ido a una fiesta la noche anterior, seguro había traído a alguien a la casa y a su cuarto. Se permitió ir más lejos con eso y pensó que seguro esa persona le había robado algo y se había mandado mudar. Sonrió y se acercó al alfa, se sentó al lado del cuerpo ajeno y tocó su espalda desnuda y cada una de aquellas pequeñas pecas que se hacíanr03; notar, pecas casi tan graciosas como las que él mismo tenía sobre sus mejillas, esa era una de las cosas que más adoraba del alfa, ese pequeño factor común entre los dos le hacía feliz.
 
—Hola —susurró Enos al abrir los ojos y ver a Caín, este sonrió.
 
—Hola —respondió—. Anoche fue bueno ¿no? —dijo curvando una ceja viendo cada parte de la habitación de reojo, al ver así la habitación se le antojó un poco del chocolate que acostumbraba comer con el alfa cada mañana, pero no. Enos solo se acomodó y estiró los brazos.
 
—Fue bueno, ese chico era sensacional —y Caín sintió una aguda daga clavarse en él, pero sonrió. Sonrió como siempre lo hacía porque le encantaba sonreír cuando no podía hacerlo ¿Es por eso que Enos le decía que tenía el rostro de un cadáver?
 
—Yo... vengo a despedirme —dijo levantándose de la cama y viendo a Enos, esperaba ver al menos un poco de pena en sus ojos, pero seguía tan desinteresado como antes. Se levantó y frunció los labios, fue hacia la puerta.
 
—Caín —lo llamó el alfa antes de que este se alejara por completo, el pelirrojo giró para verlo—, espero que seas feliz, Han es una gran persona —Enos parecía incómodo, odiaba admitir cosas, se rascó la nuca y del rostro de Caín nació una brillante sonrisa al escuchar aquello—. Creo que debería aprender un poco de él. 
 
—Claro que deberías hacerlo —dijo el pelirrojo saliendo por la puerta con aquella sonrisa. Esperaba que el capítulo de Enos en su vida haya terminado. Lo recordaría con cariño, pero haría por fin lo que se había propuesto hace tiempo. Había recorrido lo bastante esa casa, conocía cada una de sus habitaciones excepto una, la cual siempre estaba cerrada y con un aura horriblemente pesada alrededor de ella. Suspiró, ¿es ahí donde estaba su padre? Se acercó a la puerta ¿qué sucedería? Aún tenía la mente desconcertada por lo que había sucedido con Enos hace solo minutos, ahora no sabría cómo hablarle a aquel alfa, ¿necesitaba hablarle en serio? ¡Claro que sí! Deseaba saber por qué se deshizo de aquella manera tan cruel de ellos dos.
 
Estaba por tomar el pomo y girarlo, pero una fuerza invisible lo detuvo, no quería, algo dentro suyo gritaba que no lo hiciera. Alejó la mano, algo asustado y tragó saliva, tomó camino por el pasillo nuevamente, seguro Han estaba aburrido en el auto esperándolo.
 
—¿Naara? —escuchó tras su espalda, ese no era su nombre, pero era el nombre de su padre y ya tenía una idea de quién se encontraba tras suyo. Giró, se encontró con un alfa, uno muy parecido a Owen a decir verdad, intimidante, de gran porte y aquellos ojos verdes que podía hacer a cualquiera delirar. Pero a Caín solo le dieron miedo, de repente sentía que él no debía estar hablando con ese alfa—, ¿Eres Naara? —dijo acercándose al chico, lo vio bien, este se parecía mucho a su antiguo amor, pero no era él, Naara tenía un rostro encantadoramente seductor y ese omega no tenía pizca de ello. Pero su aroma se parecía tanto al de Naara, juraba que podía tomarlo entre sus brazos en ese mismo momento y lamerlo hasta que el último vestigio de su aroma sea absorbido totalemnte por el alfa.
 
—Lo lamento, mi nombre es Caín —dijo el chico presentándose, ¿se arrepentiría de lo siguiente?—, mi... mi padre es Naara —susurró.
 
El alfa abrió los ojos sorprendido, viendo a aquel chico, ¿su primogénito? Lo recordaba, tan parecido a Naara que parecía una broma para sus genes alfas, sintió que algo lo golpeó ¿Naara estaba en la cuidad? ¿Ese era su hijo? Lo miró de arriba a abajo con la boca abierta y sorpendido. Caín bajó la mirada y encogió los hombros en una sonrisa.
 
—Un placer conocerte... papá.
 
•§•
 
Jeremy suspiró, su maleta pesaba un poco, deseaba no llevar tantas cosas pero Owen se lo había mandado. Intentó llevar la maleta, pero justo cuando iba de salida se encontró con Owen, este tomó el equipaje ajeno y le dijo a Jeremy que no debía esforzarse por cosas como esas. Las cosas estaban listas en la casa y las pertenencias del alfa empacadas para ir, Jeremy estaba algo asustado, no deseaba ir, no sabía lo que sucedería si salía de aquella casa, su mundo fue tan pequeño por demasiado tiempo que tenía miedo de ver más allá de aquellas murallas. Pero por alguna razón sus piernas se movían sin su consentimiento, sintiéndolas ligeras a pesar de que su vientre estaba bastante crecido y le pesaba. Algo que también había crecido era su cabello, casi le llegaba hasta los hombros y esto le molestaba, a Owen no, le parecía bonito que Jeremy tenga su rubio y ondulado cabello suelto.
 
Subieron al auto que los llevaría, de allí en más, Jeremy estaba solo. Miro por la ventana hacia aquella mansión, Ivan estaba frente a las puertas mirándolo con preocupación palpable. Jeremy sintió que algo se quedaba con ese alfa, él fue el único amigo que tenía, lo extrañaba, odiaba haber terminado mal por su maldita culpa. Ivan levantó la mano en un gesto de despedida, intentó imitar una sonrisa y Jeremy hizo lo mismo, todo era tan falso, aquellas sonrisas, aquella felicidad, aquellas ganas de continuar. Jeremy miró al frente, Owen sonreía y hablaba, pero el omega realmente no lo escuchaba, parecía como que todo transcurría tan rápido que le era imposible darse siquiera cuenta de algo, Owen hablaba sobre unos muebles y Jeremy solo mantenía su vista fija sobre su vientre, su cachorro estaba algo inquieto, lo había empezado a sentir hace bastante poco y ese era solo un incentivo para continuar con aquello. Miró a Owen, tenía miedo y lo admitiría.
 
Miró la casa, le sorprendió que sea bonita, con un jardín de flores de distintos colores y un bebedero para aves donde estas se posaban con sus trinos. Bajó del auto, estaba algo cohibido, algo atontado, miró a su lado, un chico le estaba observando atento y solo allí se dio cuenta que estaba acariciando su crecido vientre. El chico se dirigió a Owen, habló con él, pudo escuchar unas pocas cosas.
 
—Discúlpeme, esta casa, ¿conoce a quién se la vendió? —preuntó el chico desconocido y Owen lo observó, aquellos ojos azules que poseía ese alfa solo le recondaban a Jeremy y su mirada oscura asustó al joven, pero este no se hizo para atrás. 
 
—Lo lamento, hicimos las transacciones con la compañía de inmuebles —Owen negó con la cabeza. El chico algo decepcionado volvió hacia el auto que había estacionado en la calle. Jeremy lo vio irse hacia allí ¿podía pedir ayuda? Él realmente no deseaba estar en esa casa. No estaba marcado, era prácticamente libre, eso se consideraba secuestro ¿no? ¿podía pedir ayuda a ese alfa?
 
Al final, no lo hizo. Una mano se posó en su espalda baja, empujándolo hacia el interior de la casa. ¿Cómo podría cuidar a su hijo si ni siquiera podía tomar sus propias decisiones? Tenía miedo, un nuevo capítulo de su vida comenzaba, uno en el que sabía que la vida iba a empezar a ser demasiado dura, pero él debía ser fuerte y a veces sentirá que sus fuerzas caerán y que ha tenido suficiente. Pero debía estar seguro de lo que iba a hacer, su cachorro lo necesitaba en ese momento más que nunca. Se frotó el vientre, no abandonaría a su hijo como sus padres lo hicieron con él.
 
Él sería capaz de luchar con dientes y garras por su pequeño. Miró a Owen, lo tendría vigilado.

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