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Inconsciente por BackAck

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Los días y las semanas pasaban con Jeremy encerrado en aquel lugar, algo que preocupaba al omega más que la venida de su hijo era que la actitud de Owen se había vuelto tan voluble en tan poco tiempo y eso le asustaba mucho, no es como si lo maltratara o algo parecido, es que habían muchas veces en las que el alfa llegaba con aquella inusual expresión de relajación y otras en las que su rostro era tan duro que asustaba al chico, habían veces en las que le hablaba dulce y otras en las que alzaba la voz de manera demencial... ¿Lo peor? Owen siempre era tan callado que Jeremy no sabía cómo iba a reaccionar ante cualquier situación, debía pensar bien antes de decir o hacer algo.
 
Y habían cosas aún más preocupantes.
 
-Él te impartirá clases de piano de hoy en más -Owen le presentaba a un beta castaño con lentes, un chico algo desgarbado y delgadito, su llegada había sido totalmente desprevenida, tanto que Jeremy seguía con el cabello desordenado por haberse despertado hace unos minutos. Miró a Owen y luego volvió su mirada hacia el chico castaño.
 
-En la casa no hay un piano -era obvio que Jeremy no deseaba tomar clases de música, no porque no le gustara, sino porque odiaba que Owen lo esté orillando a hacer eso, puedo decidir por mí mismo lo que quiero hacer, pensaba seguido, pero esos pensamientos no se llegaban a exteriorizar, su valentía menguaba frente a la fría mirada de ese hombre y frente a la duda de su reacción.
 
-Claro que tenemos un piano, en la mañana lo han traído -y allí estaba ese tono dulce que Jeremy odiaba en silencio, y claro, nada se le escaparía a Owen, era un alfa inteligente en demasía.
 
Jeremy miró a su próximo profesor y dio un pequeño suspiro, no tenía otra opción ¿Verdad? ¿Qué sucedería si se negaba a tomar clases? Miró a Owen y este le dio una pequeña sonrisa, el omega fingió una y sintió que una parte de su ser deseaba golpear a ese alfa.
 
Aceptaría, solo por su hijo.
 
•§•
 
-¡¿Qué demonios es esto?! -el ceño fruncido de Owen era la clara muestra de su disconformidad con la cena, Jeremy al escuchar ese grito solo dio un brinco en su asiento y miró su propia comida, aún no la había probado, pero según Owen estaba asquerosa-, maldito omega ¿Qué intentabas darme de comer? ¿Acaso querías matarme? -Jeremy rápidamente probó la comida y sintió un amargo sabor en la boca.
 
-Yo... lo siento, realmente no sé qué sucedió -se disculpó mientras intentaba no escupir lo que había metido a su boca, Owen se lo había tragado entero así que le tenía un poco de lástima a la vez que temor por ese colérico rostro que se transformó en menos de tres segundos.
 
-¡Olvídalo! No debí dejar a un inútil a cargo de la cocina -con desganas se alejó de la mesa dando la silla un rechino por el piso de madera, Jeremy sabía que Owen estaba totalmente enfadado y ver que se acercaba a él solo hacía que algo dentro suyo quiera huir de ese lugar, pero se quedó estático y Owen con voz fría dijo:- no vuelvas a acercarte a la cocina nunca más, solo causas desperdicios -Jeremy asintió, el alfa se alejó nuevamente y tomó su teléfono móvil-, pediré pizza para cenar ¿La quieres de cuatro quesos?
 
Y luego todo se relajó, esas ocasiones eran las que más odiaba el omega, su corazón iba de un lado para otro en tan poco tiempo. Owen era raro, siempre tenía ese rostro insatisfecho y no era un secreto para el alfa que él mismo se aguantaba muchas veces para no golpear a ese omega, no es que odie a Jeremy, de hecho, lo quería mucho, pero habían ocasiones en las que la situación no estaba bien y se sentía arrinconado, contenía toda aquella furia en alguna parte de su cuerpo para mostrar sonrisas a Jeremy y, con la mínima provocación, solo explotaba. Como pólvora.
 
•§•
 
 
-Vamos Jeremy, debes tocar -el castaño era tan paciente con Jeremy que a veces el omega le tenía un poco de lástima.
 
-¿Es cierto que las teclas están hechas de marfil? -el rubio solo tenía la mirada posada en aquellas inmaculadas y perfectas teclas, algo desconfiado a tocarlas. El maestro asintió y Jeremy miró con lástima el instrumento-, ¿Y el marfil es de elefantes? ¿Matan a elefantes para hacer pianos? 
 
-Eh... Jeremy, deberías concentrarte en las cosas importantes -su maestro intentaba cambiar el tema de conversación, pero el omega solo frunció el ceño.
 
-¿Qué de hay de bonito en hacer eso a los animales? ¿No que los humanos somos civilizados? -se cruzó de brazos y apartó la mirada, tan orgulloso como nunca-. Me niego a tocar eso.
 
El beta solo lo miró con frustración, en verdad Jeremy era un omega muy testarudo cuando Owen no estaba a la vista, solo así era capaz de demostrar su verdadera personalidad. Más tarde se reunió con el alfa.
 
-Lo lamento señor Johnson, no puedo enseñar a Jeremy -el beta entregaba a Owen un sobre que contenía el dinero que este le dio. Él solo frunció el ceño pidiendo una explicación-, se niega a tocar -fue lo único que dijo. Owen tomó el sobre y se despidió del músico, suspiró, tendría un poco más de paciencia con Jeremy.
 
•§•
 
-La brea es esencial para que el arco agarre a las cuerdas y el sonido se libere, Jeremy -una mujer de corta cabellera le mostraba cómo usar ese objeto brillante y de color ámbar, Jeremy miró el arco con curiosidad-, es de crin de caballo, la mejor calidad.
 
-¿Ca-caballo? -Jeremy empezaba a pensar que los humanos no tenían consideración alguna con los pobres animales, luego pensó en cómo se sentirá si le arrancaran el cabello para utilizarlo como un instrumento musical-, ¿Por qué un caballo?
 
-¿Qué tiene? Es escencial para la música.
 
Jeremy dejó el violín y el arco sobre un asiento, suspiró y dio una última mirada de lástima a aquella mujer antes de dejar la habitación la cual Owen había mandado remodelar para hacerla un estudio para Jeremy. Unos minutos después la mujer quien había venido con la intención de enseñar a Jeremy a ejecutar el violín tomaba su saco con furia.
 
-Dile a tu alfa que no tengo la intención de devolverle su dinero y no regresaré -dijo hecha una furia y salió de esa casa cargando su violín y dando un portazo que asustó a Jeremy y este solo sonrió, una menos.
 
•§•
 
-La mujer del violín dijo que no volverá -Jeremy veía a Owen algo preocupado, este levantó la mirada con confusión y notó que al rubio no le gustaba ese instrumento y se veía más aburrido que nunca, ya no le hablaba y ni siquiera lo miraba, solo se dedicaba a asentir, Jeremy parecía inundado en un aura de sumisión.
 
-Entonces qué te gustaría hacer -preguntó el alfa y el contrario solo se encogió de hombros mirando a la nada, no quería ver a los ojos de ese hombre y menos quería recibir algo de él, estaba cómodo estando en su habitación leyendo sobre plantitas. Realmente no quería hacer nada de lo que Owen quisiera obligarlo a hacer, el alfa suspiró con pesar-, intentémoslo una vez más.
 
•§•
 
-Deja que tu alma pinte -un hombre de lentes observaba la pintura de Jeremy, no es como si fuera bonita o atractiva, solo eran un montón de trazos al azar de líneas oscuras y amarillas totalmente desordenadas, Jeremy se estaba aburriendo-, prueba con otros colores, expande tu mundo tanto como quieras.
 
-Expandir mi mundo... sí, sí -con un tono de pesar decía mientras movía el pincel un poco más-, ¿Le gusta los panecillos? He hecho unos cuantos en la mañana.
 
-Deberías concentrarte en lo que haces -el maestro miraba con reproche el lienzo en el que estaban aquellas marcas.
 
-No puedo hacerlo, entiéndalo por favor -dejó el pincel de lado y bajó la paleta-, ¿Acaso no me había dicho usted que debo dejar a mi alma pintar? Pues ella no quiere hacerlo.
 
El de lentes miró al chico y luego a su pintura, sonrió, ese sí que era un omega especial al decidir lo que quería hacer, siempre que enseñaba algo a un omega era porque su pareja lo obligaba a aprender y estos aceptaban todo con gusto. Por supuesto que eso era algo que odiaba del ser humano, supuestamente habíamos nacido para poder decidir qué hacer con nuestras vidas ¿No? Jeremy lo hacía, al menos lo hacía cuando estaba lejos de Owen. El pintor miró con curiosidad a Jeremy, le agradaba esa persona.
 
-Me encantaría probar uno de esos panecillos.
 
•§•
 
Jeremy estaba en un asiento en la oficina de Owen, el mayor había mandado remodelar una habitación a una oficina en la cual podía cómodamente trabajar desde casa, claro que habían días en los que debía ir al edificio de las empresas, pero prefería quedarse allí junto con Jeremy, era algo normal para los alfas y más cuando sus parejas estaban esperando, se pasaban días enteros junto a sus omegas y los protegían y mimaban, era el deber de un alfa con su futuro hijo: hacer que no pase ningún pesar, ni él ni su madre. Sin embargo, en ese momento Jeremy solo se sostenía de los costados de la silla e hincaba sus dedos ligeramente sobre la madera mientras apartaba la mirada del rostro fruncido de Owen.
 
-¡¿Por qué no eres un poco más perseverante, Jeremy?! ¡Al menos debes saber hacer algo! -el chico solo bajaba la mirada y el colérico Owen inhalaba una gran cantidad de aire para no volver a gritar, había estado intentando varias cosas durante semanas, pero empezaba a hartarse-, ¿Quieres intentarlo una vez más? -dijo con la mirada fija en Jeremy, él no se movió-, ¡Mírame cuando te hablo, maldita sea! 
 
Jeremy levantó el rostro, tenía el ceño fruncido y miró a los ojos de ese alfa, azul y verde se encontraron en una lucha y la impotencia que Jeremy estuvo cargando todo ese tiempo adquirió una nueva forma... ya no deseaba estar ahí. Algo dentro suyo pareció quebrarse y liberarse, como un renacer, algo le decía que ya era hora, que nada saldría mal, su cuerpo sintió la adrenalina correr y cada nervio suyo despertar, parecía casi una voz que le decía "Ya fue suficiente" ¡Claro que fue suficiente!
 
-Yo jamás quise intentarlo -respondió con firmeza-, odio esto, Owen, odio las estúpidas clases y a los estúpidos los maestros, solo quiero estar solo, déjame en paz por una maldita vez.
 
Y luego se levantó del asiento. Owen quien había escuchado cada palabra de Jeremy se sorprendió, jamás antes hubiera imaginado que ese chico diga tantas cosas juntas y tan cargadas de odio. Sonrió, estaba contento de que Jeremy lograra abrirse más con él, pero también estaba furioso por lo que había dicho.
 
-Alto ahí, Jeremy -utilizó su voz de mando justo antes de que el rubio pueda tomar el picaporte, este solo tembló un poco y frunció los labios con rabia, odiaba que Owen abuse de su posición como alfa, usar su voz de mando en una situación como esa no era justo, Jeremy quería ganar al menos una vez-, ven aquí.
 
Jeremy caminó de vuelta al asiento frente al escritorio de Owen, no es que quisiera hacerlo, es que cada célula de su cuerpo se lo mandaba y no podía negarse, el aroma del ambiente se volvió ácido y Jeremy sabía que Owen estaba molesto, aunque eso no evitaba que aparte su mirada de él. Se sentó sobre el sillón y Owen se acercó a él mirándolo fijo, suspiró, Jeremy realmente ya estaba cansado de toda esa mierda, de ser tratado por Owen como una mascota que no podía aprender el truco de traer la pelota.
 
-Te rescaté de las calles, te di un techo, comida y cariño, solo te pido que aprendas algo de provecho ¿Entiendes? ¿O acaso entender esto también te es difícil, eh? -Owen se paró tras Jeremy y acarició sus dorados cabellos con delicadeza, para luego pasar su mano a su mejilla, el chico continuaba tieso como estatua-, te quiero tanto, Jeremy, pero no me eres de provecho, no puedo mostrarte a las demás personas si sigues siendo un inútil en todo -luego Owen se agachó a la altura del omega y le dio un beso en la mejilla, el rubio lo miró con miedo-, créeme que si no fuera porque esperas a mi hijo hace tiempo ya te hubiera alejado de mí -claro que ocultaba la pureza de la sangre de Jeremy, sabía que eso solo haría sentir peor al omega, en el fondo Owen deseaba lo mejor para Jeremy... solo que él no era perseverante en nada.
 
-Te detesto -dijo frío mirando el rostro ajeno, sin pena ni gloria, así moriría si lo hacía en ese momento-, Owen Johnson, te odio tanto que me iría de esta casa en este jodido momento y te dejaría con tus tontos juegos del omega perfecto, ya me harté de callarme, ya me harté de no velar por mí... ¿Sabes? Si quieres échame a las calles nuevamente, eso es lo que menos me preocupa, solo olvídate de mí y de mi hijo, déjanos en paz.
 
-Hoy estás encantadoramente hablador, querido Jeremy -Owen se enderezó y suspiró-, Bien, creo que es hora de dejar en claro quién manda aquí.
 
Y de un solo movimiento tomó a Jeremy del brazo, lo sacudió con vehemencia y empujó al chico fuera de esa habitación. Jeremy solo luchó contra el violento agarre ajeno, un par de pasos y el omega casi cae, se sostuvo de Owen para no lastimar su vientre, pero no hubo un "¿Estás bien?" o un "Gracias", solo hubo un quejido por parte de Jeremy quien era nuevamente arrastrado por ese pasillo echando maldiciones que quién sabe cuándo o dónde aprendió. Finalmente llegaron a la puerta de la habitación y Owen en medio de una blasfemia soltó con violencia a Jeremy sobre la cama.
 
-¿Qué intentas hacer? -dijo asustado mientras Owen empezaba a quitarse el cinturón frente a él sin demasiada consideración, Jeremy no negaría que estaba algo arrepentido por haberle dicho todas esas cosas a Owen, era obvio que dañó su sensible orgullo de alfa.
 
-Solo te enseñaré quién manda en este lugar -abrió los botones superiores de su pantalón y fue directo a atacar los de Jeremy, este pegó un pequeño grito y giró en la cama, alejándose de Owen y de sus manos mientras gateaba-, oh no, no te vayas -el alfa tomó a Jeremy del tobillo y lo arrastró hacia él nuevamente, aprovechando al ver la espalda baja del contrario solo tiró de aquellos pantalones para que bajaran con facilidad, la ropa que usaba el rubio se basaba en pijamas y prendas cómodas, fáciles de quitar. Owen sonrió con ternura al ver ese redondo trasero y aquellos calzoncillos de un blanco inmaculado, Jeremy intentó alejarse nuevamente, pero el miedo de que Owen lo arrastre verdaderamente lo asustaba, hasta el momento dejaba que el chico gateara para alejarse o acercarse, Jeremy no podía darse la libertad de apresar su vientre contra el colchón.
 
-Eso es, Jeremy, mientras menos te resistas más rápido pasará todo -el alfa solo lo tomó de las caderas e irguió el cuerpo ajeno, apresando las manos ajenas contra sus caderas mientras hundía su rostro bajo el cabello del chico, adoraba el aroma de Jeremy, tan dulce y delicioso, sus dorados cabellos pasaban como suaves hebras por su rostro que se hundía entre estos para detectar el aroma ajeno, tan embriagante-, solo relájate -dijo justo al pasar la lengua por ese sensible lugar, hacía tanto que Owen no hacía eso. Jeremy dejó escapar un jadeo del susto y sus ojos se llenaron de lágrimas, bajó la mirada y se sintió humillado, siendo sostenido con una fuerza demencial de las muñecas y las caderas, no pudiendo dar algún movimiento con las piernas por el miedo de que su vientre sufriera un accidente, con la asquerosa lengua de ese hombre recorriendo su cuello, el lugar que creía que le pertenecía.
 
-¡Detente! -gritó Jeremy sacudiendo la cabeza, Owen apartó su rostro del cuello ajeno-, solo... detente, por favor, piensa en el bebé, no sabemos si le haces daño.
 
Debía haber alguna manera de hacer entrar en razón a Owen, ¿No? Debía haber algo que pudiera cambiar todo lo que Owen tenía en la cabeza, ¿Verdad? ¿Su hijo sería una buena razón? Jeremy creyó que sí, esa era la razón por la cual él se reveló contra Owen, seguro sería una buena razón para que el alfa se detenga en esa locura que estaba por hacer. Pero eso no pasó.
 
Owen soltó una risa y la respiración del contrario chocó contra su nuca, para Owen esa no sería razón suficiente para olvidar algo que se propuso.
 
Uno debe cumplir lo que se propone ¿No?


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