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Inconsciente por BackAck

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Un frío y bello cuerpo se extendía sobre aquellas sábanas blancas como marfil. Jeremy respiraba parsimonioso viendo a la nada mientras pensaba en que si el sol tardaría bastante en salir. Las sábanas que rozaban su piel le causaban una sensación desagradable y el dolor en la nuca lo hacía delirar, a su lado Owen se encontraba dormido como un tronco, como si nada hubiera sucedido. Se sostuvo el llanto y cerró los ojos con fuerza, Owen había sido muy violento a pesar de que Jeremy le había dicho que le hacía daño, eso no lo detuvo ni un poco. Ya luego cuando el alfa vio el cuerpo sudoroso y jadeante del omega con aquellas lágrimas en los ojos y esos rojos golpes que empezaban a notarse en sus brazos... solo en ese momento Owen tuvo miedo de sí mismo, jamás antes habría pensado que él haría algo así, Owen no era como su hermano, él dijo que jamás violaría un omega, pero allí estaba Jeremy, el omega quien llevaba a su hijo y entre los muslos del chico la prueba de las múltiples corridas del alfa.


Luego de eso Owen decidió ignorar al chico y guardarse el odio para él mismo, había mordido a Jeremy más de una vez, pero no sabía por qué la marca no quedaba en ese cuello... todo sería más fácil si Jeremy es marcado y listo, dejaría de dar problemas al estar en el limbo, no se negaría a nada a lo que Owen le proponga y amaría al alfa como ningún otro, él admitía que a veces no sabía qué hacer con Jeremy, estaba perdido en esa situación. Pero había algo dentro de Jeremy que lo hacía luchar en contra de Owen y no solo el hecho de ya no estar en el limbo, el omega no era tonto y sabía desde la cena que Owen solo lo quería para alardear, sabía que si se metía muy a fondo en el juego del omega perfecto se convertiría en la marioneta del alfa y él haría todo lo que quisiera con Jeremy.


El omega le dio la espalda, nada le aseguraba que Owen lo protegería si es que accedía a ser sumiso, jamás lo protegió, jamás llegó cuando Enos lo violó aquella vez, jamás se preocupó por si estaba cómodo o si necesitaba un abrazo, jamás antes se preocupó por su hijo o preguntó lo que se sentía llevarlo dentro, jamás Owen lo había visto con una mirada enamorada. Era obvio que Owen no lo protegería y estaba más que claro que su hijo corría peligro al estar al lado suyo, por eso Jeremy actuó contra el alfa, porque sabía que a Owen le importaba una mierda todo lo que él pensara y fuera. Y si tampoco le importaba su propio hijo, entonces Jeremy no dejaría a ese bebé solo, lo protegería de Owen, era lo que se había propuesto aunque le cueste conseguirlo.


Sintió su cuerpo adolorido, esperaba que todo dentro suyo siga en el mismo lugar que hace unas horas y deseaba que Owen se largara cuanto antes de la casa, así estaría solo y se aseguraría de tomar un baño y quitar todos los fluidos ajenos de su interior. Suspiró y por fin el sol empezó a salir... tan lento, la luz no duró demasiado pues las flemáticas nubes de lluvia cubrieron los rayos. Jeremy sintió que alguien se movía en la cama y escuchó unos pasos, Owen había despertado y media hora después bajaba por las escaleras y se escuchaba el golpe en la puerta principal. Jeremy levantó la cabeza de la almohada y la sintió pesada, tan pesada al igual que su cuerpo. Intentó desperezarse, pero le dolía la espalda baja y sus piernas parecían que se romperían en cualquier momento. Se levantó de la cama y al instante volvió a caer sobre el colchón tomándose el vientre.


-¡Ouch... demonios! -dijo para sí mismo mientras fruncía el ceño con dolor, algo no andaba bien ¿Su hijo estaba bien?-, ¿Qué estás intentando hacer, pequeño? No asustes a papá.


Y justo cuando volvió a intentar pararse otra contracción lo atacó ¿Qué estaba sucediendo? ¿Estaba por parir? Pero según sus cálculos faltaba aún un mes. Eso lo asustó, ¿acaso Owen lo golpeó tan mal que había adelantado su parto a tal extremo? Con ese pensamiento y lágrimas en los ojos fue hasta el baño mientras se tomaba de los muebles con cuidado de no caer, sus pies se sentían de goma y sus ojos llorosos solo confundían su mirada. Rápido, debía pensar en algo antes de que sea más tarde. Miró la bañera y tuvo una idea, la idea más desesperada que creyó que podría llegar a tener. Tomó las colchas de la cama y las dejó a un lado de la bañera para luego cerrar la puerta con seguro y quitarse los pantalones para meterse en ella con cuidado, era un poco estrecha, pero era mejor que nada, allí estaba seguro, el alfa no podría entrar a esa habitación. Suspiró y miró su vientre, lo acarició, tenía miedo, demasiado miedo.


-Todo estará bien -se dijo a sí mismo en un patético intento de tranquilizarse, pero al momento un líquido transparente empezó a escurrirse entre sus piernas y eso lo asustó, todo lo asustaba, por instinto de recostó en una de las paredes de la bañera y separó las piernas mientras jadeaba intentando no hacer ruidos fuertes ¿Qué pasaría si Owen llegaba en ese momento? Sus llorosos ojos derramaron lágrimas y varias contracciones lo atacaron en la siguiente hora, Jeremy estaba más cansado que nunca, jamás antes se había puesto a pensar en cómo sería cuando pariera a su cachorro, solo en ese momento se daba cuenta que era totalmente agotador y sentir que todos sus huesos y músculos se separaban para dar paso a esa nueva vida era horriblemente doloroso.


Su vientre se contraía más de lo usual, él jadeaba y ni siquiera podía acariciarlo porque lo tenía más que sensible, quería algo que lo calmara, alguien que le diga que todo saldría bien y que lo apoye en ese momento, quería tomar la mano de alguien y recibir un beso en la sien que seguramente odiaría, quería ser como los típicos omegas bien amados de las películas. No lo soportó, soltó un grito en medio del llanto, tenía miedo pues sabía que el momento se acercaba.


-¡Aahh! No... no puedo hacer esto, haa, haa -jadeaba en medio de sus lágrimas, no estaba seguro de nada-, Ay... demonios, no, no salgas bebé, quédate adentro por favor -casi rogaba a su hijo, pero eso obviamente no lo detuvo. Jeremy cerró los ojos y tiró la cabeza para atrás mientras sentía que todos sus órganos se saldrían si seguía pujando de aquella manera, era doloroso y el aroma de la sangre inundó la habitación del baño, se sostuvo con fuerza por los costados de la bañera mientras daba un último grito de dolor y se dedicaba a pujar tan fuerte que juraba sentir que sus huesos se romperían en cualquier momento al dejar pasar aquella nueva vida.


Y luego vino la calma, su cuerpo jadeante y sus ojos llorosos fijos en la nada, pensando en lo que acababa de suceder. Miró hacia abajo en ese momento y sobre la bañera notó un pequeño niño quien se retorcía con delicadeza, no lloraba ni abría la boca y eso asustó al omega quien rápidamente tomó a su bebé entre sus brazos, Jeremy estaba jadeante, asustado, sin saber muy bien lo que sucedía, con cuidado empezó a limpiar el rostro de su hijo, sus naricitas y aquella boca que soltó un líquido extraño, tomó una toalla que estaba al lado suyo para cubrirlo y frotarlo ligeramente con esta para quitarle el resto de fluidos de su cuerpo, no sabía que los bebés humanos fueran tan pequeños y que lloraran tan fuerte, pues cuando logró liberar las vías respiratorias de su hijo este dio un gran grito que alivió al omega. Lágrimas surcaron su rostro y sentía que estaría bien al tener solo a ese niño entre sus brazos, se dedicó a verlo detenidamente, contó los dedos de sus pies y sus manos y acarició con suavidad aquella cabecita que poseía una mata de pelos oscuros, justo como Owen, inhaló el aroma de su hijo, marcándolo en su memoria y notando la casta del cachorro.


Alfa.


Sonrió y se sintió aliviado, con un estilete que encontró en el baño cortó el cordón del niño y casi con asco observó las rojizas membranas, pero luego se sorprendió de que las contracciones regresaran, dejó al niño en una cesta de toallas y miró nuevamente su posición, estaba hecho un desastre y sus piernas manchadas de sangre y líquidos extraños era la prueba de ello. Nuevamente empezó a pujar, ya había pillado el truco de todo eso y se felicitaba por ello, esta vez dolió menos, quizás porque el cachorro era de menor tamaño que su hermano o quizás porque su cuerpo ya estaba totalmente abierto. Cerró los ojos con fuerza y pujó por última vez para quitar al otro niño de su interior ¿Dos? ¿Eran dos? Jeremy lo confirmó cuando vio al bebé en la bañera, pero este al instante empezó a llorar pidiendo atención, sonrió, no evitó sonreír pues había notado que su pequeño era un omega, un bonito omega quien nació con sus dorados cabellos que se veían casi transparentes en ese momento. Lo tomó entre brazos de nuevo y lo inspeccionó al igual que su hermano quién seguía retorciéndose sobre las toallas. Con cuidado volvió a repetir el proceso y lo dejó junto al otro cachorro, al instante empezó a limpiarse con el agua tibia y limpiar la bañera, veía como todo iba por el drenaje. Se secó el cuerpo una vez limpio y rápidamente puso las colchas en la bañera, justo donde él se sentía cómodo. Se recostó nuevamente, agotado por el trabajo tomó a sus hijos, eran dos... jamás había pensado que serían dos y estaba feliz, estaba contento de tener a sus hermosos niños entre sus brazos y sentía que ellos llenarían todo el mundo de Jeremy, besó sus cabezas y unas lágrimas cayeron de sus ojos con parsimonia.


Se sentía completo.



•§•



 


Owen conducía ensimismado, no sabía por qué había hecho aquello a Jeremy, había algo que lo obligaba a tener al omega como suyo y de nadie más, quería que Jeremy se muera por él, pero estaba esa maldita sensación de que no le pertenecía, sabía que Jeremy no era un perro, sabía que era una persona quien sufría mucho y que temía por su futuro, lo comprendía, pero odió cuando se portó así de arrogante frente a él, no se contuvo, tuvo que hacerlo para sentir que el chico era nuevamente suyo. Hasta recordaba con añoranza cuando Jeremy era sumiso y se dedicaba a todo lo que Owen le diga para complacerlo, le decía aquellos "Te amo" tan ansiosamente cuando le hacía el amor e intentaba con todas sus fuerzas sonreír al alfa para demostrar que él estaba bien, que no estaba roto.


Hasta cuando se enteró del embarazo del omega se había sentido dueño de él, esa sensación de que su hijo creía en su cuerpo le hacía sentir superior, sabía que Jeremy adoró la idea de tener un cachorro junto con Owen, al menos adoraba la idea hasta que perdió la marca. Y esa era otra situación ¿Por qué la marca no se quedaba? Ya lo había intentado más de una vez con resultados negativos, ya no sabía qué hacer para que Jeremy quedara marcado como antes, lo había mimado, tratado bien, le había comprado cosas y mostrado cómo es el mundo exterior, le compró una casa y le daba calor por las noches ¿Por qué no aceptaba la marca? Pero había algo que Owen había ignorado todo este tiempo y es que los omegas puros solo podían ser marcados una vez por cada alfa, si el lazo se rompía, no había manera alguna de que este vuelva a hacerse.


Miró a un lado suyo, estaba más ansioso que lo normal y se había dado cuenta recién cuando llegó al edificio de la compañía que había olvidado sus documentos. Sintió un revoltijo en el estómago y cómo el párpado inferior del ojo izquierdo empezó a contraerse, estaba enojado consigo mismo ¿Debería ir a terapia? Nah, él estaba bien. Suspiró profundamente y retomó el camino a casa, quizás era una señal, quizás debía hablar con Jeremy sobre lo que había sucedido, quitarlo de esa casa y mimarlo, un poco más, quizás algún día puedan crear un lazo. Por suerte la casa quedaba bastante cerca, rápidamente estacionó y bajó, había algo que lo llamaba allí dentro. Subió las escaleras y notó un aroma extraño en la planta superior, olía a sangre, a leche, a...


Solo allí lo comprendió, fue como una fea patada en el hígado, jamás antes había pensado en su hijo más allá que como un objeto que lo uniría con Jeremy, en ese momento lo entendía y se asustaba por lo que había hecho. Jamás antes había siquiera pensado en la salud de su hijo ¿Estaba bien? Fue corriendo hasta la puerta del baño con ese pensamiento e intentó abrirla ¿El bebé estaba bien?


—¿Jeremy? —Owen hablaba casi con miedo, el omega del otro lado levantó la cansada cabeza, había podido dormir unos minutos antes de que Owen se atreviera a golpear la puerta, no respondió—, ¿Estás bien? ¿Jeremy? Respóndeme —pedía, pero no ordenaba, había algo en la voz del alfa que hacía a Jeremy confiar, él se escuchaba tan asustado.


—Estoy bien —fue lo que dijo sin mediar más palabras y se fijó en sus hijos quienes aún dormían tranquilamente.


—¿El bebé está bien? ¿Necesitan un médico? Por favor, déjame pasar —Jeremy miró la puerta de la habitación casi con indiferencia, no dejaría pasar al alfa ni aunque lo quisiera, era casi extraño que Jeremy no entrara en pánico en ese momento teniendo a Owen tan cerca.


—Estamos bien, solo aléjate —dijo en voz baja, estaba cansado, su respiración comenzaba a descomponerse y sentía que en cualquier momento rompería a llorar.


—No Jeremy, déjame ver a mi hijo —el alfa insistía.


—¡Aléjate! ¡Lárgate de aquí! —gritó, parecía haberse transformado, no quería que ese alfa vea a sus hijos, no quería que supiera de su existencia. Pero con ese grito uno de los niños había despertado y empezó a llorar de manera desesperada—, ¡Oh, no! Lo siento pequeño, lo lamento —Jeremy intentaba calmar a su hijo con nulos resultados, Owen del otro lado escuchaba el llanto, algo dentro suyo pareció golpear su corazón... por vez primera en su vida.


—¿Está bien? —su voz era genuina preocupación, Jeremy no respondió, intentó calmar al bebé, pero su hermano terminó despertando y llorando aún más fuerte, Owen se asustó—, ¿Son dos? ¿Jeremy? —no respondía—, ¿Son dos bebés?


—Sshh... cálmense, mamá está aquí —Jeremy calmó un momento después a los niños, parecía casi un hechizo el que salía de sus labios, sonrió, pero luego miró la puerta nuevamente—, solo déjanos en paz Owen, vete de aquí, no quiero verte.


—Me quedaré aquí —el alfa solo suspiró con su frente pegada a la puerta, se quedaría allí para hablar con Jeremy, debía convencerlo de que un médico debía ver a los bebés, miró la hora de su reloj y rió bajo, no llegaría a la reunión y era padre.


Era padre de dos pequeños niños y recién lo había notado.


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