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Inconsciente por BackAck

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—Necesitamos hablar —la voz de Owen intentó sonar calma, pero lo único que logró fue que el color abandonara el rostro de Jeremy y que este, en medio de un impulso, cierre de un golpe neto la puerta contra la cara del alfa. Por supuesto que el ceño de Owen se frunció y un segundo después tomó el pomo de la puerta para abrirla forcejeando con el omega, Jeremy era débil a comparación de un alfa por ello Owen fácilmente accedió a la habitación.


—No tenemos nada de qué hablar —dijo el omega intentando evitar la mirada a ese alfa, solo miraba a sus bebés quienes estaban recostados y dormidos ajenos a toda la situación que se vivía a su alrededor. Owen intentó acercarse a Jeremy, pero este solo se apartó de él con pequeños pasos hacia sus hijos, cosa que hizo al alfa enfurecer y tomarlo del brazo.


—Claro que debemos hablar, no seas idiota –lo dijo despectivamente, Jeremy sabía que actuaba como un niño, pero eso era lo de menos al pensar que ese alfa podría hacer algo a sus hijos, era lo que hacía a su mente trabajar en contra de Owen, ese alfa siempre fue muy impredecible, justo como en ese momento cuando habló de esa manera tan terrible cuando hace solo segundos hablaba casi dulcemente—. También son mis hijos ¿sabes? Tengo derecho a verlos.


—Creo que todo derecho que podrías llegar a tener ya lo perdiste —respondió con voz fría al darse cuenta de la estupidez que había dicho Owen ¿Acaso el hecho de poner esperma ya le daban el derecho de tratarlos como sus hijos? Esos niños jamás interesaron a Owen hasta que nacieron y eso era algo que Jeremy detestaba, el alfa se enfureció y lo lanzó contra la cama, el chico solo soltó un pequeño grito de sorpresa y luego vio directamente a sus hijos, esperaba no haberlos despertado.


—¿Quién crees que te da un techo y comida? —Owen fue acercándose al chico quien intentó lejarse de sus hijos para que el alfa no los lastime si llegaba a explotar—. ¿Quién crees que ha traído a ese médico a la casa para que revise a los niños? ¿Crees acaso que soy un desalmado egoísta? —Jeremy quiso responder eso último, pero mejor no lo hizo—. Te di mucho más que educación y tú me pagas así, tratándome como basura —Owen miró a Jeremy quien estaba recostado en la cama, con esas prendas blancas y limpias y ese cuerpo algo maltratado por el embarazo y su reciente parto, aun así sus ojos continuaban brillando de una manera tan especial, como si estuviera orgulloso de haber tratado de esa manera al alfa, Owen tragó saliva—. Aquí la única basura eres tú. 


Jeremy quedó callado mirando a la nada cuando Owen dijo aquellas palabras. El alfa prefirió ignorarlo o terminaría mal, así que rodeó el lecho para llegar donde se encontraban los dos niños tan tranquilos descansando, Owen se acercó a ellos y aquellas rosáceas mejillas y esas boquitas húmedas solo hicieron que el extraño sentimiento ya instaurado en el alfa empiece a palpitar, parecía como si hubiera visto por primera vez la pureza en su máximo esplendor, el corazón le latía a mil por hora y juraba que sentía los ojos a punto de aguarse. Se acercó a uno de los niños, el rubio, era tan bonito y pequeño, tenía un dulce aroma a rosas y lo grabó en su memoria con cariño, el otro niño olía a leche, tan dulce y tierno que solo hizo a Owen intentar extender los brazos hacia ellos para acariciarlos, pero justo cuando lo iba a hacer Jeremy lo llamó.


—¡No! N-no los toques por favor —dijo con voz temblorosa, el alfa giró para observarlo, tan demacrado y con esa mirada desesperada. Por un momento sintió pena y la gran necesidad de abrazarlo y calmarlo, aún era su omega ¿No?, pero solo lo ignoró momentáneamente y volvió a los niños. Jeremy desesperado y decidido se interpuso entre el alfa y los niños y empujó a Owen quien lo miró confundido—, ¡te he dicho que no los toques!


Owen quedó parado viendo a Jeremy cansado de esa situación tan ridícula, su paciencia de estaba llegando a límites que creyó no poseer y solo segundos después de suspirar y frotarse el entrecejo volvió su mirada a la decidida expresión de Jeremy, el omega no se alejaría así de fácil de sus hijos, los conocía, sabía que esa casta era muy sobreprotectora con sus cachorros, quizás esa era la única razón por la que el rubio se atrevió a responderle de aquella manera. Debía ser comprensivo, seguramente Jeremy pasaba por algo nuevo y traumático para él. Debía ser comprensivo, Jeremy era solo un omega confundido ¿No? Debía ser comprensivo... ¡Claro que no! Jeremy era un adulto capaz de saber qué estaba bien y qué estaba mal, debía saber que no era necesario proteger a sus hijos de esa manera.


—Resolvamos esto como adultos —Owen intentó tomar palabra, pero Jeremy solo negó con la cabeza y puso sus puños sobre el pecho de Owen en un triste intento de empujarlo. Su paciencia se agotaba.


—No quiero que estés aquí —la voz decidida del omega era algo que Owen detestaba, pero comprendía la actitud de Jeremy, solo quería hacerle entender que él no era un peligro para los niños. Intentó hacerlo por las buenas, acariciar la mejilla ajena y hablarle suave, pero Jeremy de alejó—. Ya déjame en paz.


—Deja de comportarte como un niño —Owen lo dejó de lado y fue hacia los cachorros, con cuidado y bajo la mirada de pánico del pequeño omega tomó a uno de ellos, las manos de Jeremy empezaron a temblar, no sabía por qué ese terrible sentimiento de pavor nacía en su interior al ver a Owen levantar al bebé, era el pequeño alfa y podía ver en la mirada de su padre esa sonrisa de satisfacción ¿Era de satisfacción? ¿Owen quería a su hijo alfa? Solo allí Jeremy pensó en el omega rubio quien se encontraba aún entre las sábanas. Owen desvió su mirada hacia el otro niño y también sonrió, no podía creer que los ignoró por tanto tiempo. Jeremy en cambio solo empezó a entrar en un estado de pánico creciente.


—Ba-bájalo, por favor de-déjalo en la cama —su voz temblorosa era acompañada por el constante movimiento de sus manos y la reciente incapacidad motriz de sus piernas—, déjalo Owen, por favor.


Las súplicas de Jeremy no llegaron siquiera a los oídos del alfa, quien ignorando el pánico de su omega solo acarició la mejilla del pequeño niño, revisando esas facciones tan dulces. Jeremy ya no sabía qué hacer ¿Estaba bien que los toque? Él no quería que Owen se acerque, no quería que los aleje de sus hijos, había una punzada en su estómago que lo hacía pelear contra Owen, estaba seguro de que ese alfa los separaría.


—No haré nada, Jeremy, solo quiero verlos —Owen hablaba con voz calma, en cambio Jeremy se sentía atacado de todos los lados posibles ¿Cómo eso podía sentirse como si lo desgarraran? Miró a los cachorros unos segundos más y luego sus temblorosas piernas no resistieron su propio peso, cayó al suelo con la mirada vacía y perdida ¿Dejaría a Owen llevarse a sus hijos? Debía protegerlos, juró que los protegería, pero... él era tan débil.


—Suéltalo —con la mirada gacha y los ojos aguándose, Jeremy se sostuvo de sus rodillas, cansado de toda esa situación volvió a ponerse de pie con esas casi inútiles piernas y todo su ser no dejaba de temblar, pero había algo que el alfa no pudo evitar cuando giró la mirada hacia Jeremy, ¿Un aroma? ¿Feromonas? Owen se descolocó, esas no eran feromonas normales para un omega, Jeremy en cambio solo estaba cubierto de un aura oscura que pretendía asesinar al alfa—, ¡Te he dicho que lo dejes!


Y su voz... su maldita voz, Owen pudo jurar sentir una opresión en el pecho al escucharla, pudo jurar que sus brazos empezaron a temblar, un omega no debería tener una voz de mando ¿Verdad? ¿Qué era eso acaso? Owen pensó que seguramente tendría relación con la casta de Jeremy, los omegas puros eran verdaderos misterios. Por la paz volvió a dejar al niño sobre las sábanas y este se retorció un poco antes de encontrar un lugar que le gustara, los miró con ternura por última vez y luego volvió su mirada gélida al omega.


—¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? —esta vez estaba utilizando su voz de mando, algo que realmente ni inmutó a Jeremy quién seguía con la mirada tan seria y fría contra aquel alfa. Owen arqueó una ceja mientras se acercaba al rubio de mirada decidida—, veo que puedes hacer uno que otro truco, pero no puedes hablarme con una falsa voz de alfa y decirme lo que se te dé la gana —tomó a Jeremy de la muñeca e intentó empujarlo, pero el omega se zafó de él con un movimiento violento.


—No me toques alfa de mierda —escupió sus palabras, Owen tragó duro, como si estuviera tragando un millón de agujas. Jeremy rodeó el cuerpo de Owen y llegó a sus hijos, acomodándolos entre las sábanas—, me llevaré a los bebés de este maldito lugar.


—¡Tú no te los llevarás a ninguna parte! —Owen gruñó, Jeremy levantó la mirada hacia ese alfa quien parecía estar hiperventilado—, son mis hijos, es mi responsabilidad cuidarlos.


Jeremy confundido con el ceño fruncido fue acercándose a Owen, lo que más molestaba al alfa era que ese chico tenía la mirada tan en alto que parecía un pavo real. Orgulloso de su actitud. Justo cuando llegó frente a Owen extendió uno de sus estilizados dedos y lo puso contra el pecho del alfa.


—Tú nunca los cuidaste —dijo para luego empujarlo ligeramente, claro que eso no movió ni un centímetro al alfa y un segundo después una palma viajó a la mejilla de Jeremy, este confundido cayó al suelo por la fuerza tan brutal que Owen aplicó a su golpe.


—¡Ya cállate! —Owen se inclinó sobre un Jeremy asustado, con sus ojos abiertos como platos y sus pupilas limitadas a casi un punto en medio de sus ojos, su mejilla escocía y empezaba a enrojecerse, pero cuando iba a levantarse, su ya debilitado cuerpo fue arrastrado por la habitación mientras Owen tomaba sus dorados cabellos en medio de quejas del rubio—, ¡Cállate de una maldita vez! ¡Me tienes harto omega estúpido! Pareces un niño caprichoso gritando, pidiendo, rebelándote de esta manera, solo eres patético ¿Entiendes? —y luego con fuerza golpeó a Jeremy contra el suelo, el chico dejó escapar un quejido y sus brazos de agitaron, Owen levantó la cabeza ajena tirando sus cabellos y se podía ver un camino de sangre empezando a brotar de las fosas nasales ajenas—, ¡Patético!


Pero Jeremy en cambio solo aclaró la garganta y preparó saliva para luego escupir al rostro del alfa. Owen solo lo miró molesto y se limpió el rostro con la manga de la camisa, Jeremy en cambio estaba sonriendo.


—Siempre quise hacer eso —dijo susurrando, Owen tiró de los cabellos ajenos hacia la puerta de la habitación. Jeremy parecia haber perdido la sensibilidad del cuero cabelludo porque en ese momento ya no se quejaba, solo forcejeaba a no dar más, juraba que se arrancaría todo el cabello de esa manera. Jeremy con sus debilitadas fuerzas comenzaba a dar patadas al aire intentando liberarse y su garganta raspada por los gritos empezaba a quedarse sin voz.


—¡Suéltame! ¡Déjame ir, maldito infeliz! —gritaba, Owen en cambio solo lo arrastró hasta una habitación contigua y lo lanzó dentro. Los ojos encendidos de fuego de Jeremy soltaban gruesas lágrimas de impotencia ¿Un alfa contra un omega recién parido? Eso era injusto, él solo quería proteger a sus cachorros.


—Te quedarás aquí y pensarás en tus acciones —asotó la puerta, Jeremy se sostuvo por una silla y se levantó con lentitud la oscuridad reinaba en aquella habitación y el simple hecho de escuchar aquel asote hizo que sus pocas fuerzas se concentraran en volver a abrir la puerta.


—¡Déjame salir! ¡Por favor Owen! —su voz denotaba pánico, no le gustaba esa habitación, no le gustaba estar tan lejos de sus cachorros, debía haber alguna solución para eso, quería apelar al lado bueno de Owen... sabía cómo hacerlo—, ¡Lo siento Owen! —su voz sonó de súplica, había descubierto hace solo minutos que podía imitar la voz de un alfa, pero no lo haría en ese momento, debía sonar tan perfectamente arrepentido y tierno que Owen abriría la puerta para que salga de ese lugar—, Ya-ya no te hablaré de esa manera, lo lamento Owen, tienes razón —el alfa se detuvo tras la puerta, esa actitud le interesaba—, los bebés también son tuyos, solo soy un egoísta y sé que me merezco estar aquí encerrado, pero... —pensó, debía haber algo que haga cambiar de opinión al alfa—, los bebés deben comer, no querrás que mueran de hambre, ¿Verdad? —Owen pensó por un momento sus palabras, eran palabras que le fascinaban pues Jeremy por fin admitía su "egoísmo" y entendía que debía estar castigado, pero tenía razón, no podía dejar que sus hijos mueran de inanición siendo tan pequeños.


—Bien, solo porque lo admites —dijo y abrió la puerta, un Jeremy calladito y abrazándose a sí mismo salió lentamente del lugar oscuro, sabía que Owen accedería, el alfa se había vuelto delicado por sus cachorros y en ese momento ellos eran primero en su pensamiento. Es lo que Jeremy odiaba, que Owen quiera a sus hijos.


Fue directo a la habitación del alfa nuevamente, sus pequeños se movían con algo de impaciencia y rápido fue hacia ellos para atenderlos, el alfa observaba desde la puerta de la habitación cómo con delicadeza Jeremy cuidaba a sus hijos y el omega juraba haber visto una sonrisa en los labios se ese alfa cuando casualmente giró la mirada hacia él. No es posible, pensó y continuó con su casi torpe labor de madre.


Ninguno volvió a dirigirse la palabra.


Apenas entrada la noche, Owen había decidido dormir en la misma habitación que Jeremy y los pequeños, el omega no había descansado nada, con cuidado se levantó por la madrugada para ir directo al baño y ajeno a su propio cuerpo intentar devolver todo lo poco que tenía en el estómago, se lavó el rostro con delicadeza y luego miró su demacrada expresión a través del espejo, miró ese golpe en la mejilla que se extendía al casi inflamado ojo y el puente de su nariz morado como jamás lo vio. Su cuero cabelludo escocía por los tirones que habían provocado hematomas y su garganta se sentía ronca de tanto gritar. Le asustó su propia expresión, tan acabado, abatido, descompuesto... parecía más un muerto que un ser viviente, se preguntó en cuánto tiempo Owen había convertido a un feliz chico en la mierda que era él ahora... además, no sabía cómo había llegado a hacer aquella voz frente a Owen, algo en su mente se había oscurecido.


Miró a Owen dormir sobre las sábanas y a sus cachorros tan quietos y tranquilos. Tragó saliva y sintió una opresión en su pecho.



Se largaría de ese lugar, era su única oportunidad.


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