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Inconsciente por BackAck

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Era cierto que Jeremy vivió en las calles por mucho tiempo, no recordaba desde cuándo exactamente, solo tenía vagos recuerdos de un orfanato y luego una huída por razones que ignoraba. Vaya que tenía una pésima memoria. Pero lo que recordaba muy bien eran las veces en las que las pasaba bastante mal por la falta de ropa que utilizar, o el hambre que lo hacía pedir dinero a la gente que paseaba por las calles. Su vida nunca fue fácil ni bonita, pero el giro de trescientos sesenta grados que esta tomó su aturdió a Jeremy bastante. Olvidó cuándo fue que comió algo tan delicioso como los huevos que le traían en la mañana de desayuno o cuándo probó algo tan dulce como el jugo de naranja que esa sumisa muchacha le traía cada tarde en un vaso de vidrio y junto a una pastilla que debía consumir.


Olvidó cuándo había sido la última noche en la que había pasado frío sentado en una banca de algún parque. Ahora esa cómoda y cálida cama lo hacía sentir muy bien. De una forma u otra lo estaba disfrutando, lo único que no disfrutaba era que se pasaba encerrado como un animal.


Y él claramente no era una mascota.


Por eso, cuando aquel alfa le había dicho que saldrían, Jeremy no lo dudó una sola vez y fue hacia el clóset del cual tomó una camiseta a rayas blancas y negras y unos jeans que le quedaban algo grandes por la delgadez del chico, el yeso que llevaba en el brazo izquierdo no ayudó mucho a su movimiento, pero pudo llevarlo bien gracias a un cabestrillo. Se calzó rápidamente sin medias y siguió a aquel alfa fuera de la habitación. Parecía que habían pasado años desde que pisó por última vez el pasillo, también se sintió incómodo por estar desobedeciendo una regla. No conocía a aquel hombre y no sabía si debía o no hacerle caso. Solo quedó parado en la puerta del lugar, temeroso. Cuando el alfa notó esto, regresó sus pasos y sonrió una vez más a Jeremy.


-Soy Iván Johnson, conozco las reglas así que no estás rompiendo ninguna -su tono era tranquilizador, pero eso obviamente no tranquilizó a Jeremy porque ese alfa supo sobre lo que estaba pensando.


Luego de pensarlo por un momento Jeremy siguió al hombre y a los pocos minutos llegaron a una espaciosa cocina, del otro lado de esta se observaba una puerta blanca, Iván la abrió y dejó pasar al omega, era la puerta que daba al verde paraíso que Jeremy intentaba ver cada día a través de aquella estrecha ventana. Sonrió de par en par y observó al alfa para que este le diera una aprobación con la cabeza. Solo entonces Jeremy caminó con rapidez hacia el pasto y permitió al sol tocar su rostro. Llenó sus pulmones con el húmedo aire y sintió el aroma a tierra mojada creado por el reciente riego a las plantas. Sus pies menos ansiosos recorrieron con tranquilidad los jardines de la hermosa mansión, Iván lo observaba desde el pórtico de la cocina y solo podía sonreir al ver a aquella pequeña figura fijarse en cada detalle de las plantas y flores que habían en ese lugar. Fue hasta él y notó que estaba mirando fijamente a unas flores que colgaban de una planta con hojas largas y anchas.


-Son orquídeas -le dijo el alfa, Jeremy giró a mirarlo por un momento y luego levantó la mirada nuevamente hacia esa hermosa planta que se aferraba con sus blancas raíces al tronco de un árbol. Sus brazo bueno se encogió al rededor del cabestrillo.


-Es hermosa -logró pronunciar y juró escuchar una pequeña risa tras suyo.


-Ven, aquí hay muchas más -Jeremy giró al escuchar aquello y vio que el alfa se alejaba hacia la derecha de la mansión. Llegando a una construcción un tanto extraña para el omega-. Es un vivero -explicó y se adentró a esa pequeña casita que parecía estar construída con paredes de vidrio. Jeremy lo siguió y observó con admiración cada una de las pequeñas y hermosas plantas que se encontraban ahí, mostrando sus hojas y sus flores con vivos colores. Se sintió muy feliz por un momento.


-En serio son muy hermosas -dijo mientras inhalaba el aroma de una y se dejaba embriagar por la sensación.


-A mi madre les encanta, te llevarías bien con ella -comentó Iván, Jeremy levantó la cabeza.


-¿La señora Johnson? -preguntó, el alfa asintió extrañado por su pregunta tan obvia-. ¿Eres el hijo de Owen Johnson?


Y al instante en que lo dijo el alfa se echó a reír como si su vida dependiera de ello, Jeremy se sintió aún más confundido de lo habitual y solo pensó que dijo algo muy malo para que ese hombre termine con un ataque de risa. Se sujetaba del estómago mientras que intentaba jalar aire para no morir entre sus carcajadas. Jeremy se sintió avergonzado y bajó la mirada sonrojada, intentando evitar una sonrisa que se quería escapar. Iván se recompuso a los segundos y después observó con calidez al chico.


-Nope, soy hermano de Owen, nuestros padres son los señores Johnson. Además, tenemos a un hermano menor llamado Enos -explicaba. Jeremy se sintió feliz por que se lo dijera y solo asentía con una gran sonrisa. ¿Acaso estaba feliz porque su alfa no estaba casado ni tuviera hijos? ¡Claro que sí! Y aunque sabía que ese alfa lo detestaba y sabía que esa marca desaparecería con el tiempo, estaba feliz por no ser parte de un posible problema familiar en el que entraban esposas e hijos. No quería molestar a gente que no conocía.


Se sentía bien, porque quizás no estaba causando las molestias que creía que causaba.


 

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