Estoy cansado de vivir sin ti
A diferencia de todos los que dicen saber que harán en un futuro de su vida; yo nunca pude hacer tal cosa, ahora estoy varado en medio de la nada y el todo.
Yo vivía día a día intentando dejar de lado la idea de que habría un mañana para mí, sin embargo, no sé en qué momento perdí de vista lo que soy y me convertí en aquello que ellos deseaban que fuera.
Era joven y fácil de manipular; creía en todas aquellas falsas promesas, sueños absurdos y aún tenía fe en la humanidad.
Nunca tuve padres y tampoco los necesité, he decir que: el mundo es cruel, terrorífico, los seres humanos son los peores monstruos que pueden existir.
¿A qué viene todo esto?
Realmente a nada, el tiempo sigue su curso y es por eso que hablar del pasado no tiene sentido.
¿Cierto?
Pero no importa si para los demás tiene sentido o no, para mí lo tiene; los seres humanos somos la única raza capaz de analizar antes de actuar, es verdad que aun conservamos nuestros instintos animales, no obstante, somos capaz de controlarlos.
Controlar, no suprimir.
Nuestro razonamiento nos da capacidad de diferenciar: lo que está bien de lo que está mal, lo que nos conviene o perjudica y todo aquello que sea antónimo; blanco o negro, vida o muerte, olvidar o recordar.
Yo decidí recordar, opté por seguir el camino de la muerte y dejar de lado aquel laberinto llamado “vida”.
Dejar de lado mi razonamiento, desde niño comprendí que no hay salida para ser como yo, no tenía opciones, sólo podía elegir entre: matar o morir.
En algún punto de mi vida fui feliz al notar su mirada, llegué a sentir como mis pensamientos rebotaban de un lado a otro por él. Para un joven de quince años el amor lo es todo, aun viviendo en el peor infierno siempre y cuando estuviese a su lado podía imaginar un paraíso… él era mi paraíso.
Los seres humanos estamos llenos de emociones autodestructivas, yo trabajaba para esa clase de escorias y él no lo sabía.
El infierno era demasiado para él; ellos no necesitaban a alguien con sentimientos, ellos deseaban que fuera un ser sin emociones, un simple robot al cual le das una orden y debe acatarla al pie de la letra.
No debía amarlo.
-¡Mátalo!- mi vida se limitaba a seguir órdenes.
La sangre de Takanori era caliente, tanto que llegue a pensar que me quemaría por completo; su piel siempre ha sido tan blanca como porcelana y aun después de que penetrara veintiocho veces su piel permanecía.
Su olor, sus ojos, sus labios, deseaba con todo mi ser hacerlo mío. El dolor en mi pecho era indescriptible.
El odio hacia esos seres es causa de ello, por primera vez desee matar y no he sido capaz de detenerme.
Matar para vengar la muerte del único hombre que amé.