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Lovers confused por Witch Chameleon

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Notas del capitulo:

Aquí está terminado el pedido hecho por Saiki sobre SagaxNao, aunque creo que ella adivino mi pensamiento y no lo quise decir en su momento para no matar la expectativa, trate de darle un cariñoso y gracioso final. Me gusto volver a escribir sobre esta “clásica” pareja, me gustan ambos y disfruto mucho cuando los dos aparecen (Incluso cuando mi OTP  es ToraxSaga) Pero no hay duda de que entre ellos existió o existe algo, dado la complicidad que tienen. Aparte de muchas cuestiones que incluso ellos se han animado a revelar. Bueno amo a A9 por esa razón por la forma activa en que los miembros convergen.

 

Saiki me agradas mucho y lo sabes y espero que realmente te haya gustado este fic, aunque no hablemos mucho, me caes muy bien y siempre ando molestándote por Twitter porque me causa gracia tu forma de ver a los Alicios :) Sigue siendo Saga porque te encaja muy bien <3

 

¡Disfrútalo!

 

 

 

 


Nao se había preparado con una vestimenta acorde al lugar al que había sido invitado. No quería llamar demasiado la atención por lo que intento mantener la postura. Frente al espejo mientras se peinaba buscaba de algún modo palabras que le ayudarán a hacerle entender a aquel sujeto que el mismo estaba agradecido por los regalos pero que no podía corresponderle en sentimientos, dado que se encontraba en pareja. Se había planteado el hecho de no mencionar absolutamente nada referente a Saga porque no había necesidad de hondar en detalles. Aun así el baterista  buscaba incluso el tono en sus palabras, un tono que ayudara a no ser más que comprensivo y agradable sin perder su personalidad.


 


 


 


 


El bajista llegó a los pocos minutos a la casa, y observó como su pareja estaba preparándose para la cena a la que había sido invitado. Dibujó una mueca molesta, no estaba de acuerdo con que  Nao asistiera, pero aunque había buscado la forma de convencerlo todo había sido inútil, el batería  estaba convencido de que lo mejor era enfrentarlo.


 


 


 


-       ¿Quieres que te acompañe? – Propuso el bajista,  quitándose la chaqueta, mientras se acercaba a besar el pómulo de su pareja de forma tierna y suave.


 


 


 


 


-       No es necesario...Estaré bien. Seria sospechoso que esté contigo. – Respondió de forma tranquila el baterista, animándose a besar al más alto en los labios, al darse la vuelta. – Confía en mí, todo saldrá bien.


 


 


 


 


-       Confío mucho en ti… –Expresó Saga, volviendo a besar al batero, esta vez a modo de despedida. Debía admitir que el hecho de que su pareja fuera solo lo inquietaba, pero tampoco podía hacer algo más para evitarlo.


 


 


 


 


Nao subió a su auto para conducir hasta la dirección de aquel prestigioso restaurante.  Lo conocía pero nunca había ido a comer allí,  debido a que no acostumbraba a comer en lugares tan caros, aparte siempre prefería comer su propia comida o comprar para comer en la casa, tranquilo. Saga era el encargado de pedir pizzas si él no estaba dispuesto a cocinar, por lo que estaba acostumbrado a ello, que le atraía más que ha ser servido.


 


 


 


 


Le llevó poco más de media hora para llegar a aquel local y conseguir un estacionamiento que le sea más cercano. Una vez que caminó hasta la puerta, observó con incertidumbre todo lo que le rodeaba y pronto esbozó una sonrisa, cuando uno de los meseros lo recibió en la puerta y lo ubicó en la mesa que estaba reservada para aquella noche. La misma se encontraba situada en un sector privado del salón.  Había pocas personas allí sentadas, pero en ninguna había una sola persona, por lo que determinó que aún no había llegado su admirador/a. Tomó asiento y ante las preguntas del mozo, sólo respondió que esperaría sin comer o tomar nada, por el momento. En cuanto quedo solo, comprobó la hora en su teléfono y le envió un mensaje a Saga avisándole que estaba todo bien, como era costumbre del bajista, no respondió.


 


 


 


 


 


El tiempo transcurrió y no había señales de aquella persona que estaba esperando. Podía ver personas ir y venir, gente que ya se encontraba comiendo y otras que estaba en pleno postre, pero él seguía solo. Quizás algo había fallado, repaso la nota, la fecha y la hora, hasta que levanto la vista y  le pareció ver a alguien acercarse.  Su corazón latió con fuerza, porque comenzaba a sentirse sumamente nervioso y mucho más cuando logro definir su figura.


 


 


-       ¿Qué haces aquí? – Preguntó risueño el recién llegado, sin tomar asiento y simplemente hablarle apoyando sutilmente su mano sobre el respaldar de la silla del baterista.


 


 


 


-       ¿Eres  tu Tora-san? – Preguntó Nao colocándose los lentes, si bien lo había reconocido, la conjetura de su pareja era cierta; Tora era el verdadero admirador secreto. Pronto el más alto frunció el ceño como si el propio batero había pronunciado algo bastante extraño.


 


 


 


 


-       Estás mucho mas ciego de lo que pensé. Claro que soy yo. ¿Qué haces aquí? –Preguntó interesado, observando hacia otra mesa y volver su mirada al batero.


 


 


 


 


 


-       ¿Eh? Pensé que… Tú eras el admirador secreto. – Tora conocía aquello pero no sabía lo de la cita a ciegas, por lo que inmediatamente negó. – Oh… Se supone que nadie debía saberlo. – Murmuró por lo bajo el batero, lamentando haberlo mencionado tan de repente.


 


 


 


 


 


-       ¿Estás asistiendo a una cita con un desconocido? –  Preguntó preocupado el guitarrista. – Eso es malo… Si Show se entera...


 


 


 


 


 


-       Sí se entera es porque tu lo mencionaste. Solo necesito aclararle que no puedo  corresponderle  en sus sentimientos y demás esta que quiero saber quién es. Al menos poder decírselo de frente. –  Exclamó serio el baterista. – Pero parece que se arrepintió,  llevó tiempo esperando.


 


 


 


 


 


 


-       No sé lo diré a él.  Pero éstas a salvo porque estoy aquí. Yo estaré en aquella mesa, si ves que no llega, te recomendaría que te marches.  – Exclamó Tora mirando hacia todos lados.


 


 


 


 


-       ¿Y tú qué haces aquí? – Preguntó  interesado el batero, mirando hacia la mesa señalada. – ¿Invitaste a una chica? – Volvió a preguntar risueño.


 


 


 


 


 


-       Por supuesto… Pero tú también guarda el secreto. –  Mencionó el más alto, frunciendo ligeramente sus labios. – No suelo llevar a comer a nadie, ya sabes… Está persona es especial. –  Nao sonrió amplio al oír aquello por parte de su compañero de banda. 


 


 


 


 


-       ¡Bien! Ten mucha suerte y cuando lo sientas conveniente preséntame como tu amigo Nao-shii. – Bromeó el batero, a lo que Tora respondió con un meneo de cabeza.


 


 


 


 


-       No quiero que se espante contigo. –  Bromeó el más alto, antes de tocar dulcemente el hombro de Nao. –  Nos vemos. –  Respondió para luego dirigirse a su mesa.


 


 


 


 


 


Nao volvió a quedarse solo y comenzó a sospechar de si todo era una trampa o si realmente aquella persona se había arrepentido. Volvió a mirar hacia la puerta, observó todo el salón y comenzaba a impacientarse.


 


 


 


A los pocos minutos, Saga cruzó la puerta principal, el batero frunció el entrecejo, principalmente porque le había pedido exclusivamente al menor  que no viniese, porqué no le hacía caso. El bajista vestía elegante, llevaba un traje formal de un color azul oscuro, lentes de lectura, algo que normalmente no usaba pero que sabía cuánto le gustaban. El mesero lo dirigió con calma hasta la mesa donde estaba sentado cómodamente Nao. El batero elevó sus cejas y rápidamente le increpó. 


 


 


 


 


-       Saga, te pedí que no vinieras. –  Exclamó en un tono moderado pero que se podía visualizar su molestia.


 


 


 


 


-       Al menos podrías dejarme sentar, ¿no crees? – El bajista tomó asiento donde se supone debería sentarse aquel sujeto misterioso. –  Estoy aquí por dos razones. Una de ella es que tú me importas y otra es que yo soy la persona que tú estás esperando. – El bajista mencionó aquello con tanta confianza y calma, que el batero comenzó a reír. Saga por su lado  pidió al mesero que le trajera el vino que había encargado, a lo inmediatamente el empleado se retiró, provocando que el batero dejara de reír de forma repentina. 


 


 


 


 


 


-       ¿En serio? No estés jugando esto como una broma. Tú no puedes ser…– Saga frunció el entrecejo al oírlo. – Las fechas,  los regalos… Tú no eres de expresarte de ese modo. Digo tienes muchas formas de demostrarme que me amas pero los regalos están en un segundo plano.


 


 


 


 


 


-       Que no lo hiciera, no significa que yo no sea así.  Te amo Naoyuki y haría lo que fuese por verte contento,  incluso cuando “yo” no sea la verdadera razón. – La forma en que Saga lo explicaba parecía carecer de lógica.  Pero Nao se tapó con una de sus manos los labios.


 


 


 


 


 


-       ¿Tú hiciste eso porque pensabas que yo necesitaba estos detalles? – Se atrevió a preguntar, mientras tocaba de forma nerviosa la servilleta de tela. – Pero no era necesario… – De pronto aquellos detalles comenzaban a tener sentido y el baterista se sentía totalmente ensimismado con la verdad.


 


 


 


 


-       No parecía,  pude notar cuanto te gustaban esos detalles. Y sé que eran exageradamente caros y te preocupabas por ello, pero a mí no me importa el dinero si se trata de ti. Quería verte sonreír. Hemos estado pasando por momentos de mucho estrés. – Nao se sonrojaba por el hecho de no poder negarse ante lo que esos presentes le causaban. – Sólo quería demostrarte que estoy completamente enamorado de ti, que buscaré siempre la forma  de poder sorprenderte.


 


 


 


 


 


-       No lo puedo creer, me cuesta hacerlo. Esperaba que sea cualquier persona, y aunque no sabía quién era; no me imagine que tú harías esto por mí. –  Nao aun no caía de semejante sorpresa. Ver a su pareja tan bien vestido, la sinceridad plantada en sus ojos, una sonrisa singular formada en sus comisuras, ni siquiera se podía comparar con todos los presentes que había obtenido.


 


 


 


 


 


-       ¿A caso preferías que sea un desconocido? –  Preguntó sorprendido el bajista con una expresión completamente desencajada aunque en parte era una exageración.  Nao rió al verlo de ese modo y negó tapándose a un los labios para no reír a carcajadas,  ya que sabía que llamaría la atención del salón,  aunque probablemente lo estaba haciendo debido a su comportamiento un tanto infantil, le echaría la culpa a Saga por provocarle todas esas emociones. Podía sentir como su piel incluso se erizaba. –De hecho me  molesto que te arreglaras tanto para un desconocido. –Aclaró el bajista, cruzándose de brazos.


 


 


 


 


-       Pero al final estoy arreglado para ti. –  Exclamó risueño el baterista, notando como Saga observaba el pliegue de sus ojos que se formaban a causa de la ancha sonrisa que en sus labios se encontraba dibujada.


 


 


 


 


 


Pronto el mesero les sirvió el vino y les entrego la carta, ofreciéndole amablemente los platos principales de entrada,  primer plato y postre.  Nao aun estaba bailando entre nubes de algodón,  pero sabía que el bajista tampoco sabía mucho de eso,   por lo que ambos eligieron a su medida lo que pretendían comer. Una vez que el mozo tomó sus pedidos, se retiró para dejarlos solos.


 


 


 


La mesa en la que se encontraban, no había muchas personas a su alrededor, e incluso Saga no le prestó demasiada atención a las demás personas, sus ojos estaban puestos directamente sobre la figura de su pareja, recorriéndolo desde sus cabellos pasando por la blancura de su piel, rodeada de esos pequeños lunares que le decoraban su agraciado rostro. El bajista estaba enamorado de cada fragmento del baterista, no había nada que le disgustara del mayor, incluso cuando el amor entre ellos había nacido de la amistad, y parecía que sólo se terminaría convirtiendo en ello, los dos tenían muchas más cosas en común de lo que cualquier persona pudiera imaginarse. Poco a poco fueron construyendo su amor.


 


 


 


 


 


Nao no necesitaba más que sonreír para provocar en Saga como si el corazón se le escapara por la garganta,  era suficiente para él,  disfrutar de cada músculo relajado en el rostro del batero, para sentirse conforme con  el mismo y con el resto del mundo. Si bien habían tenido conflictos como cualquier pareja, y más allá de su comportamiento algo inmaduro en ciertos aspectos, ambos sabían cómo tener los pies bien sobre la tierra, cuando era necesario. Por lo que enfrentaban los problemas juntos, quizás era el gran motivo de porque llevaban tanto tiempo unidos.


 


 


 


 


 


La velada entre los dos fue tan especial, recordando muchos momentos juntos, riendo y saboreando la comida. Nao tampoco perdía el tiempo en perderse en la hermosa  figura de su pareja, nadie podía negar de su belleza exterior, pero pocos comprendían la belleza interior que le cautivaba.  Incluso cuando se había pasado un año entero enviándole hermosos regalos de forma anónima y podría considerarse de un loco, la magia con que Saga realizaba aquellas acciones o incluso la forma en que le había hecho creer aquel juego,  eran la parte que más le enamoraba del bajista.


 


 


 


 


 


Luego de la cena,  Nao se sentía demasiado lleno por lo que ofreció a su pareja  ir hasta la costanera, aprovechando que la noche se encontraba agradable para caminar juntos. Subieron al auto y se dirigieron hacía  dicho destino. Una vez allí caminaron con calma, pero al haber varias personas, podían sentir la mirada curiosa que se centraba ante la elegancia de sus prendas por lo que comenzaban a sentirse algo incómodos.  Aun así el baterista aprovecho el trayecto para tomar los dedos del bajista y caminar unidos de las manos. Había pocas luces por lo que asumían que nadie los reconocería.  Al principio Saga tardó un poco en reaccionar, y bajo su mirada algo cohibido, pero luego de que Nao se apoyará sobre su hombro, llamando su atención y sonriendo ancho, logrando que el bajista se relajara y se animaran a caminar unidos de la mano.


 


 


 


 


 


No acostumbraban a las citas por lo que  aquello era algo nuevo para los dos, hacía mucho tiempo que no disfrutaban juntos de una noche tranquila , caminando despreocupadamente tomado de las manos, conversando, riendo y observándose con amor. La vorágine de todos los días no le permitía a ninguno  disfrutar como realmente era necesario. Por lo que aquel momento, disfrutaban de ese preciado y encañador momento.


 


 


 


 


Caminaron por el largo de la costanera durante una hora, mientras más caminaban,  más tranquilos y relajados se encontraban. Aprovecharon la iluminación escasa de un farol y el poco tránsito de personas en la zona más cercana al muelle, para besarse dulcemente, sin ningún tipo de apuro, acariciándose los cabellos y las mejillas, para terminar abrazándose con todo el amor que le brotaba por los poros. 


 


 


 


 


Estuvieron unos minutos más,  disfrutando del cálido sonido del mar, antes de regresar tranquilamente hacia el auto con las sonrisas pintadas en sus labios. Nao se subió al auto por el lado del conductor, para encender el motor, y antes de arrancar, volvió a mirar a su pareja.


 


 


 


 


-       Muchas Gracias. Hacía mucho tiempo que no me sentía de este modo. – Exclamó con su corazón aún emocionado y casi a punto de salirse por su boca. Y es que aun no creía que su pareja de más de cinco años,  fuese capaz de sorprenderlo y hacerle vivir un día soñado.


 


 


 


 


-       ¿Cómo desde que empezamos a salir? – Preguntó el bajista, mientras buscaba en la radio alguna canción que le atrajera.  Cuando el castaño encontró la indicada, la misma era una suave melodía de una canción conocida por ambos.


 


 


 


 


-       Sí,  bueno… Cuando empezamos, ya sabes vivíamos bajo las ordenes y obligaciones de la compañía en la que nos encontrábamos.  Tampoco salíamos mucho y si lo hacíamos éramos más bien como “amigos” – Señaló aquello, puesto que salir tomados de la mano era casi imposible en esa época.  –  Ahora se puede disfrutar de esta libertad. –  Mencionó sonriente.


 


 


 


 


 


-       En otro momento esta sorpresa hubiese sido imposible. – Añadió  el bajista sonriendo ancho al sentirse satisfecho por haber logrado que todas esas emociones afloren. Durante algunos minutos solo los invadió la dulce melodía de aquella canción hasta que Nao tomó la mano del bajista para acariciarla tiernamente.


 


 


 


 


 


-       ¿Puedo pedirte algo más? –  Preguntó el batero con sus ojos brillantes de la emoción. – ¿Me puedes besar una vez más? – Aquello sorprendió a Saga, por el tono dulce que Nao había usado. Claramente no se podía negar ante esa cariñosa petición,  y sin decir ninguna palabra, acercó sus labios a los del rubio baterista, para besarlo. Parecían dos adolescentes y quizás esa razón hacia que sus corazones latieran con fuerza en sus pechos.


 


 


 


 


 


El beso duro un par de minutos,  porque de forma paulatina, lograron profundizar el beso hasta volver sus respiraciones erráticas, y olvidándose del mundo que los rodeaba, agradeciendo por las sombras que ocultaban su identidad. Aquello se extendió a besos y caricias, que terminaron haciendo el amor en el asiento trasero del auto. Fue más que una cita, más bien fue una confirmación del amor que sentían por el otro, aun habiendo pasado tantos años. 


 


 


 


 


 


Al día siguiente el equipo de ritmos tenía unas profundas ojeras, pero unas bobaliconas sonrisas se dibujaban en sus labios. Tenían que reunirse como era habitual desde que trabajan independientes. Pocos a pocos comenzaron a llegar, pero el guitarrista más alto tomo asiento muy cerca de la pareja para saludarlos con una pícara y cómplice sonrisa  en los labios. Nao entendía aquello pero Saga no. Tora que no desperdiciaba oportunidad para bromear, aprovecho que Show y Hiroto estaban arreglando otros asuntos para hablarle a sus restantes compañeros:


 


 


 


 


-       Así que el admirador secreto era una persona muy parecida a Saga.  – Nao tosió y el bajista le clavó la mirada al guitarrista,  sin entender. – ¿Eras tú?- Preguntó con sarcasmo,  antes de reír por lo bajo.


 


 


 


 


-       ¿Y Cómo sabes eso? – Pregunto Saga, bajando la voz y confirmando aquello que provoco una sonrisa cargosa del guitarrista, e inmediatamente Nao remató la conversación al notar la expresión burlona del alto guitarrista.


 


 


 


 


-        ¿Y a ti Cómo te fue? Recuerdo que mencionaste que era una chica pero yo soy algo corto de vista, para mí era un muchacho. – Saga no entendía nada de aquella conversación que dejo a Tora sonrojado y a Nao con una sonrisa pícara pintada en sus labios.


 


 


 


 


-       ¿De qué hablaban?- Preguntó Hiroto interesado por saber que había provocado que Tora se pusiera rojo.


 


 


 


-       Cosas de adultos Hiroto.- Respondió Nao provocado el enojo momentáneo del más joven. Para luego acercarse a Saga y hablarle en secreto al oído. –  Luego te lo explicaré. – Añadió provocando la sonrisa juguetona  de Saga.


 


 


 


 


Fin.


 


 

Notas finales:

 

Olvide mencionar que el fic también va dedicado a todos los que les guste esta pareja y es extremadamente dulce… creo que andaba con un coma  de azúcar al escribirlo xD. Espero que les haya gustado, sobre todo a vos Saiki. ¡Gracias a todos por sus  leídas! Espero volver pronto.

 

¡Cuídense Mucho!

¡Besos!


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