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Revive mi corazón por La Rosse

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Notas del fanfic:

HOLA A TODOS, ESTE ES MI PRIMER FANFIC Y ESPERO QUE LES GUSTE, POR FAVOR DENLE UNA OPORTUNIDAD, Y CUALQUIER SUGERENCIA, COMENTARIO U OPINIÓN SON BIENVENDOS.

Notas del capitulo:

LOS PERSONAJES UTILIZADOS NO ME PERTENECEN(POR LÁSTIMA) SINO A LA GRAN SHINGUKU NAKAMURA, LA CURSIVA REPRESENTA PENSAMIENTOS O RECUERDOS Y LOS DIÁLOGOS SIEMPRE LLEVARÁN UN GUIÓN.

ESPERO QUE LO DISFRUTEN

Porque yo aun siendo pobre,

He puesto mis sueños a tus pies,

Camina con cuidado,

Pues pisoteas mis sueños

<<Vacío>> era la única palabra que resonaba en su cabeza, era la única que podía expresar como se sentía. El paso del tiempo se había vuelto inexistente bajo su percepción, pues él estaba estancado.

Después de casi cinco horas de viaje por fin pudo divisar el infinito mar, que parecía invitarlo a ahogar en él sus tristes penas, desganado se quitó el casco permitiendo que la brisa revolviera su castaña cabellera.

Caminó lentamente, no tenía afán casi nadie conocía aquella playa, unos metros más allá encontró una acogedora casa que le daba la bienvenida, el sitio en que alguna vez fue tan feliz hoy lo veía destrozado, la belleza del paisaje casi parecía burlarse en su cara, gritándole que su deprimente figura no pertenecía ahí, ya no más.

Se sentó en el porche mirando un punto inexistente, mientras en su cabeza se repetían las imágenes de su desgracia una y otra vez, haciendo que su dolor aumentara, que su corazón latiera dolorosamente hasta casi ahogarlo y que lágrimas empezaran a formarse en sus ojos verdes.

Toda su felicidad, había caído como un castillo de naipes, el objeto de su amor, no era más que una mentira. Por primera vez quería odiar, ya no quería ser bueno, de nada le servía.

Estaba cansado, su corazón estaba sangrando, lo podía sentir, su alma se desgarraba poco a poco; ya no le importaba, solo quería acabar con su sufrimiento.

Había sido idiota la pensar que él lo amaba, no claro no lo amaba, solo le gustaba jugar con sus sentimientos, solo tenía una necesidad inexplicable de romperlo en pedazos.

¿Cuánto más debía romperse para que estuviera feliz?

¿Cuál había sido su error?, él solo se había enamorado, eso era todo, solo deseaba con todo su corazón que el otro le amara con locura, que volviesen a estar juntos como cuando eran niños, cuando eran amigos, cuando eran lo más importante en el mundo del otro .

<<Ámame por favor>> era el pensamiento que embargaba sus tristes noches, el pensamiento que le acompañaba en sus días cuando los bellos ojos miel le ignoraban por completo, pasando por alto la existencia de aquel ser que lo observaba resignado a nunca más tener su atención.

Pero un día, un día como cualquier otro, la ahora seductora mirada se posó sobre él, la deslumbrante sonrisa le fue dedicada y en menos de lo que esperaba ya se encontraban en medio de una conversación como la de antaño.

Los días pasaban y su cercanía aumentaba  cada vez más y más, las sonrisas se volvieron frecuentes, los roces “accidentales” ocurrían  seguido, el quedarse hasta altas horas de la noche recordando historias que vivieron en su niñez se volvió algo cotidiano

El pequeño castaño se sentía como flotando en una nube, todo le parecía sumamente irreal,  por fin lo tenía  su lado nuevamente y no como amigo, por fin el otro le amaba.

Y una noche, ese amor que amenazaba con desbordar de su corazón fue entregado en manos del azabache; sellarían su amor, uniendo sus cuerpos por primera vez. Sintió nervios y una leve punzada de duda que decidió ignorar, estaba ahí frente a sus ojos, el amor de su vida le sonreía, su ángel de ojos miel le instaba a amarse en cuerpo y alma.

Se entregó, sin reserva alguna, permitió que el otro saboreara sus labios, besara su cuello, que lo desnudara y recorriera su piel palmo a palmo. Sintió la temperatura de su cuerpo subir, se volvió sensible al toque de esas manos, a la respiración que golpeaba contra su excitado cuerpo, a esa lengua que lo saboreaba con lujuria; sus dulces labios soltaron extasiados gemidos de placer ante la cálida boca que envolvía su dolorido miembro, sus piernas fueron abiertas suavemente y sintió como la mirada ajena se regodeaba en su entrega, en su desnudez y en su vulnerabilidad.

Abrió los ojos grandemente cuando dedos intrusos se colaron en su entrada,  sintió su alma abandonar su cuerpo cuando fue firmemente penetrado, sus manos se asieron a la ancha y poderosa espalda cuando las estocadas fueron constantes. Su corazón y  cuerpo eran llenados por ese hombre a cada embestida y cuando el final llegó estallando en perladas gotas blancas supo que nunca había sido tan feliz.

Pero  nada es para siempre.

 Una nota donde le pedían que fuese a un abandonado salón le había llegado, se sonrojó al pensar en el único que se la pudo haber enviado y se puso en marcha, estaba a punto de entrar cuando unas voces le detuvieron.

-Vamos, ya dinos,  en serio te tiraste al muchachito?

- ¿o solo lo dices por no perder la apuesta?

- ya os he dicho que sí,- replicó el azabache- y hasta he traído pruebas- dijo mientras sobre un viejo pupitre se desplegaban fotos y más fotos del encuentro- como ven yo gané la apuesta, así que ya déjenme en paz.

- todavía no- dijo un pelirrojo- falta la parte más divertida.

En ese momento uno de los muchachos abrió la puerta, dejando que la silueta de Ritsu se asomara, el castaño anhelaba que todo fuese una mala broma, quería que cualquiera le dijese que lo que escuchó era mentira: pero esas palabras nunca llegaron.

-vamos- le animaron los demás al ojimiel- dile al idiota la verdad-

A Ritsu le pareció ver un atisbo de culpa en los ojos del azabache; pero este fue rápidamente reemplazado por una cínica sonrisa.

-No sé que es lo que tengo que explicarle, si solamente follamos y ya- dijo naturalmente.

-Pero, pero yo…….

-Tú qué?, no me digas que pensaste que era algo más que eso- replicó con burla- espera, tú pensaste que éramos novios o algo así?- el azabache prosiguió animado por el grupo- mira, yo nunca te dije que te amaba o sí?, nunca te prometí nada o sí?, fue tu culpa creer que alguien como tú era algo importante en mi vida, yo no creo en esas idioteces del amor, además, nadie se enamoraría de ti- finalizó el pelinegro, esperando una escena por parte del contrario.

Una escena que nunca pasó, no hubo gritos, ni reclamos, ni lágrimas por parte del castaño, este solo se quedó inmóvil, viendo al vacío; lo único que hizo antes de irse fue dedicarle una mirada al más alto, una mirada desolada que lo estremeció y le dejó con una punzada en el pecho, cuando el castaño abandono el salón en silencio.

Todo recuerdos desfilaron por su cabeza por enésima vez en el día, ya no había necesidad de contenerse, estaba en el mar, estaba en su refugio, ya podía derrumbarse.

Y por fin el nudo en su garganta se disolvió dejando a las lágrimas fluir libres por las pálidas mejillas, su dolor lo anestesió, dejó de amar, dejó de sentir. Esa tarde, con el mar como único testigo el corazón de Onodera Ritsu murió.

Notas finales:

QUE DICEN, LES HA GUSTADO?

ME REGALAN UN REVIEW?


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