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Contracorriente [EXO] por Cellophane

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Notas del capitulo:

Si estás a punto de dedicar un poco de tu tiempo a leer este primer capítulo, deseo que sepas que estoy muy agradecida contigo y espero que disfrutes la lectura. 

 

Una voz artificial desde alguna de las computadoras le anunciaba la hora de la cena, pero su mente estaba absorta en el trabajo. Sus dedos ágiles se movían con frenesí sobre el teclado, sus ojos ardían, las ojeras eran el resultado de dos días sin dormir. Un pitido resonó desde otro de los ordenadores. Se impulsó con los dedos de los pies descalzos y las ruedas de la silla de escritorio lo llevaron hasta la pantalla que anunciaban una videollamada entrante, pulsó una tecla y, volviendo a impulsarse con los pies, regresó al computador en el que trabajaba.


— Ya termino Kris, solo unos minutos más.

— Deje eso, agente.

La voz no era de Kris Wu, el agente encargado de supervisar su trabajo, sino la del jefe. Era la segunda vez que lo veía desde que se había unido a la agencia, pero podía reconocer esa voz profunda y tétrica donde fuese. Se levantó de la silla e hizo una pequeña venia frente a la pantalla que mostraba la imagen de su jefe sentado, y a su lado, de pie, a Wu YiFan.

— Lindos calzoncillos.— dijo Kris.

Bajó la mirada y a través del cristal de sus anteojos pudo ver los estampados de coches de colores que decoraban su ropa interior. De inmediato cayó avergonzado sobre la silla.

— Son cómodos... para el trabajo.—se excusó.

Aunque no podía verle bien la cara, sabía que YiFan estaría rodando los ojos como era de costumbre cada vez que se mostraba tan torpe.

— Estoy a punto de terminar con el encargo, señor. No era necesario que se molestara.

— No es por eso que lo estamos contactando, agente.

La duda surcó su rostro. La impresora hizo un extraño sonido en ese momento y varias hojas empezaron a imprimirse por sí solas.

— Acabo de enviarle un nuevo trabajo, uno realmente importante. 

Recogió la pila de documentos y las ojeó, tenían una serie de instrucciones a seguir y varios nombres que suponía serían los objetivos. Se tomó un tiempo para reconocer de lo que se trataba.

— Señor... esto no es... 

— Lo sé. No es su trabajo habitual. No es lo que la compañía hace habitualmente. Pero escuche, agente, esto es importante. Nos hemos expandido.

— Señor, soy un hacker. Yo no puedo... —el aire pasó con esfuerzo por su garganta.— Nunca he asesinado a nadie, señor.

— Nuestro trabajo es peligroso, agente Park. Lo ha sabido desde que se unió.

— Pero esto es diferente. 

— No lo hará solo. —al escuchar al jefe de inmediato miró a Kris, pero él negó con la cabeza ligeramente— Necesitará un equipo, gente capaz y especializada que no le tema a estos riesgos.

— Señor, lo siento, pero yo no voy a aceptar este trabajo.—las lunas de sus anteojos, ahora empañadas, impedían su visión.  

Cada vez que se emocionaba demasiado, se le subía la adrenalina o llegaba a sentir miedo, el calor que desprendía de su rostro nublaba los cristales.

— ¿Acaso cree que tiene opción? —la voz del hombre se tornó severa y tajante— Sabe lo que le pasa a quienes no acatan las órdenes de la agencia.

Una alerta de "deleted" pasó por su mente de manera fugaz.

— Lo sé, señor.

— Muy bien. En la última página de ese documento encontrará una lista de candidatos para formar parte de su equipo. Confío en que podrá rastrearlos y convencerlos de unirse a usted. Después de todo,  usted y ellos tienen algo muy especial en común: una gran ambición.

Tras aquella última palabra la videollamada finalizó.
La mirada del agente Park recorrió el departamento: amplio, iluminado, cortinas excesivamente costosas, alfombras de primera calidad, un laboratorio de robótica al lado de la barra de bar. Y tras una enorme puerta corrediza de cristal, sus amados bebés, siete automóviles deportivos. Sí, él era rico. La ambición lo había llevado hasta donde estaba ahora, alejándolo del agujero en el que había crecido bajo el descuido de una madre alcohólica que solo lo utilizaba para chantajear a su padre. Por suerte o capricho de Dios, había nacido con grandes dones, una fascinante inteligencia y un apasionante amor hacia las máquinas y la tecnología, los que lo llevaron directo a las puertas de aquella agencia privada para convertirse en su agente más joven. Tras borrar todo rastro de su antigua identidad, adoptó un nuevo nombre y una nueva vida como el agente Park ChanYeol.

El sonido de una llamada entrante volvió a sonar, pero esta vez no hubo necesidad de contestar, la imagen de Wu YiFan apareció por sí sola. Desde hace mucho que el rubio tenía acceso a todos sus dispositivos y aún no encontraba la manera de bloquear su acceso.

— Revisa la página 14.

— ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué no me ayudarás? ¿Por qué tengo que hacer esto solo? 

— No estarás solo. Tendrás un equipo.

— Un maldito equipo de delincuentes desconocidos. ¿Se supone que debo confiarle mi vida a estos criminales?

— ¿No eres también un criminal? Somos exactamente iguales, ChanYeol. —Kris estaba en lo correcto, pero no tenía pensado admitirlo— Escucha. No reclutes a los mejores, lleva contigo a los que no le teman a la muerte, porque te aseguro que la verán a la cara.

— Eso es muy reconfortante. Gracias.

— Revisa la página 14. Eso te motivará.

La llamada finalizó. ChanYeol se retiró los lentes, los limpió con el último pliego de su playera y volvió a colocárselos; no estaban del todo limpios pero al menos podía ver a través de ellos. Tomó las hojas y las leyó con mayor detenimiento. "La presente documentación contiene información confidencial que debe ser destruida luego de ser memorizada. En ningún caso se debe crear una copia impresa o digital. Responsable de su resguardo: agente Park ChanYeol. Código: PCY-77". Demasiado formalismo.
Algunas de las misiones implicaban allanamiento, no era algo que él no hubiera hecho antes; claro que era muy diferente infiltrarse en una institución desde la pantalla del ordenador que hacerlo de manera presencial. Eso lo ponía nervioso. Otros trabajos incluían la eliminación del objetivo, asesinato. Era una locura.

Buscó la página que Kris había mencionado. Era la lista de los candidatos, leyó rápidamente todos y cada uno de ellos, pero un nombre le resultó demasiado familiar.

— Byun...  

Notas finales:

Muy pronto subiré el siguiente capítulo. ¡Gracias por leer!


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