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Entre la Luna y el Sol; Tu y Yo por DemianC

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Notas del fanfic:

Una pequeña basada es algunos sucesos ocurridos en la vida real, mas otros que hubieran podido ocurrir........(si tiene comentarios de la forma de escribir o la historia no y decea compartirlo adelante, se agradece toda sugerencia o comentario n.n ) 

Últimamente tome la costumbre de venir hasta aquí para contemplar la puesta del sol; cerca de las siete de la tarde, la hora en la cual salgo del trabajo. Camino con total calma hasta el cerro más alto de la ciudad, agradablemente ahora cuenta con un ascensor que te lleva hasta lo más alto, en mis años de juventud no existían estas cosas y tenía que gastar de mis energías para subir, claro que tenía grandes motivos en aquellos tiempo entonces el subir no se convertía en una tarea agotadora. Desde aquí, sentado en un banquillo que nunca fue reparado, mirando desde lo alto como el sol se apaga todos los días, desde aquí la ciudad se ve pequeña, lo que imaginaba como una gran urbe ahora se ve limitada por el océano que la rodea, frágil se ilumina en medio de la oscuridad por esas millones de luces parpadeantes, como si estuvieran guiando a alguien, como si estuvieran esperando a alguien. Cuando estoy aquí suelo recordar los años en los cuales debía haber disfrutado, sin embargo no lo hice. "El camino del éxito es el destino de todo aquel que quiere superarse en la vida" mi madre siempre repetía aquellas palabras, claro en esos tiempos yo era el hijo de en medio de entre tres hermanos, no era el mejor, tampoco el peor, no era el favorito pero tampoco el ignorado, solo uno más de esos tres hijos, de igual manera tenía el destino obligado de "ser mejor que tus padres", aun no entiendo porque nací con ese destino sin que lo eligiera pero creo que fue lo mejor; de no ser por aquellas enseñanzas hoy no sería un importante científico que trabaja para las mejores multinacionales desarrollando sus protocolos de mejoramiento de especies productivas. No soy el dueño de nada, pero si el jefe de los laboratorios donde científicos como yo desarrollan bacterias para la industria farmacéutica, en realidad hacemos microorganismos que puedan crear compuestos activos para la fabricación de vacunas y otros remedios. Yo no trabajo como tal, no hago la tarea pesada, solo tomo mi bolígrafo y firmo unos papeles donde indico la aprobación de instrucción e investigaciones, luego de treinta días llega un buen cheque con mi pago, para mi ridícula tarea de firmar y vigilar se me paga una suma que podría alimentar a muchas familias similares a las que habían cerca del hogar de mis padres. Nací en una familia normal de clase media, en un barrio completamente tranquilo y normal, hijo de una madre trabajadora y un padre amante del futbol que solo disfrutaba las cosas sencillas, hermano de dos hermanos que como todos éramos diferentes y aislados, aquí crecí en una ciudad pequeña donde las personas se acostumbraban a ver siempre los mismos rostros. No era un niño bueno para las comunicaciones, no me gustaba hablar con otras personas y que recuerde siempre jugaba solo, en realidad pasaba mucho tiempo solo. Sentado frente a la televisión admiraba con expectativas a aquellos científicos que aparecían en mis reportajes favoritos; quería ser como ellos, soñaba con algún día descubrir o diseñar algo como ellos lo hacían en sus programas, una meta egoísta y que compartía con la soledad de una familia que no prestaba interés en estas cosas complicadas de la ciencia. Recuerdo que mi padre le gustaba acompañarme a jugar a la pelota con los otros niños del barrio, pero nunca disfruto ni intento sentarse conmigo para ver un documental, normalmente tomaba el control remoto y cambiaba para ver algún partido de futbol o alguna información en un canal de noticias, pese a todo tuve una gran familia, correcto o no, todo lo que tengo ahora, mi lujoso departamento en los sectores acaudalados de esta ciudad, un auto del año y un sueldo ridículamente alto; todo eso se debe a ellos, francamente si nunca hubieran financiado mi educación yo nunca hubiera tenido desbordante futuro lleno de lujos y comodidades. Pero en realidad no vengo hasta este lugar a pensar en ese pasado tan antiguo, algo que nunca entendí pero que si perdí es lo que generalmente vengo a recordar.


Existió una época en mi vida donde me puse a pensar en mi futuro, no este que tengo ahora, pero si en uno que pudo haber llegado, si llegue a la conclusión correcta o no es algo que ya no importa puesto que el pasado no se cambia desde el futuro, aunque claro eso es demasiado lógico. Con 18 años comencé mis estudios universitarios a 200 kilómetros de la ciudad donde pase todos aquellos años, lejos de mi hogar tenía que vivir en una habitación pequeña donde tenía todo lo que era imprescindible, un closet nuevo, un refrigerador pequeño, una cama de dos plazas y un escritorio, ventanas por toda la habitación en un tercer piso de una casa desconocida. Ese pequeño lugar fue el que me vio crecer, madurar, pensar, llorar e incluso puede que me viera amar, o al menos intentarlo. Lejos de mi familia, cerca de la universidad y mi carrera; ciencias, el sueño que albergaba en soledad ahora era parte de mi; recuerdo que alguien me dijo que tenía que perseguir mis sueños, pero en realidad eso en mi no se aplicaba en aquella época, pues no tenia sueños, lo que más anhelaba en la vida ya lo tenía en mi, soñé con ser científico y estudiar ciencias, por lo tanto a mis 18 años cumplí mi único sueño quedando sin otras expectativas que seguir en el futuro. Mi vida era como una rutina dentro de aquel sueño, como primer año muchas matemáticas, me levantaba de madrugada para tomar desayuno, ducharme y salir hacia la universidad. Treinta minutos a pie me tomaba desde mi pieza hasta mi sala de clases, con música aquel recorrido era muy agradable pues elegía el sonido del mundo y miraba lo que yo quería mirar; la vida era agradable y me sonreía hasta ese momento.


Algo mas, tan importante como una buena carrera me acompañaba en esa época, una bella mujer de mi misma edad era la novia perfecta, cabello claro y ojos cafés junto a su tono de piel blanca; ante mi era perfecta, era hermosa, era la persona de la cual me había enamorado. Llevábamos una relación de dos años en aquel entonces, estábamos cerca de cumplir el tercer año. Siempre fue la primera, mi primera relación, mi primera vez sexualmente activo y también, el primer amor. Decía con orgullo que yo era el hombre más feliz del mundo por contar con ella a mi lado, tenía un sueño hecho realidad y ella junto a mi corazón; pero la vida es un ciclo de inicio y termino, una línea temporal infinita en donde todo nace y luego muere, todo muere y luego nace. "La energía no se pierde, solo se transforma", paradójicamente los científicos si decían la verdad, en la vida nada se pierde solo se transforma, los amigos en enemigos, los conocidos en desconocidos, el odio en amor y el amor en odio.


Durante una de nuestras citas en aquel primer año de universidad ella caminaba no al lado mío, si no detrás de mí, ni cerca ni distante, solo detrás, cuando pensé en darle la mano para que me acompañara más de cerca me miro a los ojos y comento con calma y seriedad - Debemos terminar - sus palabras nunca me sonaron tan claras, pese a que hace solo unos segundos la gente caminaba a mi alrededor luego de esas simples palabras el mundo se detuvo y quedo en silencio para escuchar lo que continuaba. "Debemos terminar", dos palabras que con solo pronunciarlas indicaban el fin de un camino de dos años, el esfuerzo de un corazón que se emocionó y soñó, el fin de un nosotros dos.


- no…no te entiendo - en realidad dije las cosas que de verdad sentía, como podía ella pedirme eso cuando un día antes estábamos los dos juntos en la misma cama declarándonos amor como siempre lo habíamos hecho. En ese momento no me respondió, no dijo ni una palabra y yo pese a que quería abrazarla una última vez no lo pude hacer, mi cuerpo no se movió, como si algo me detuviese de hacer lo que profundamente sentía. Seguramente eso que me impedía abrazarla era la realidad; la realidad que me mostraba lo frágil que es el amor, pese a que siempre fue real y mutuo en ese instante ya no existía. Dos palabras que dolían en lo más profundo del corazón y en ese entonces escuche algo que siempre me persiguió luego de aquel día. Aun cuando el mundo a mi alrededor estaba en silencio y en blanco dentro de mí se escuchaba como pequeños cristales caían al suelo; aquellas palabras deben haber roto algo dentro de mí, pero algo sin importancia porque aun seguía con vida, para alguien objetivo y científico muchas cosas no existían, y muchas otras dejaron de hacerlo, entonces no entendí que fue eso que escuche.


Ella aun estaba allí, pero al mismo tiempo no lo estaba para mi, aquel día, nuestro ultimo día. No la abrase, no le dije cuanto la amaba, no la logre tomar de la mano a tiempo, aquel día ella luego de decir esas palabras solo se fue, y yo deje que lo hiciera, ¿Qué mas hubiera podido hacer?. Solo dijo eso pero sus ojos me dieron a entender que no lo decía por nada, alguna razón debía haber para todo esto pero seguramente no era el momento, entonces algo cambio, normalmente aceptaba las cosas con calma pero esta vez no lo podía hacer, pero en medio de todo un mundo que nuevamente tomaba la acción a mi alrededor no podía pensar con claridad. Ya era de noche y camine para mi casa desde el centro comercial de la ciudad, no recuerdo cuanto me demore, solo sé que hacía mucho frio y cuando llegue a mi habitación no prendí la luz, me saque mi chaqueta de cuero, esa que era mi favorita y siempre estuvo conmigo, esa que compre con mi primer sueldo de un trabajo agotador bajo el sol del verano; le tenía mucho afecto a  pesar de ser solo una prenda pero aun así no la colgué en el ropero como de costumbre, solo la saque de mi cuerpo y la deje caer, así como yo mismo me deje caer sobre la cama. Sabía que se había acabado, sabía que ella no estaba allí, pero el olor de su cuerpo todavía estaba en mi cama, entonces lo comprendí…me había quedado solo, mi otra mitad que me daba las fuerzas ya no estaba, mi otra mitad que me daba el abrazo acogedor que esperaba, mi otra mitad que tenía el amor que yo le daba. Su cuerpo no estaba, pero su recuerdo me dejaba saber que tan solo estaba y me enseño por primera vez lo fría que era mi habitación, lo oscura que era esta nueva ciudad y lo solo que me encontraba en el lugar donde nadie me escuchaba. No quise aceptarlo, pero  aquellos cristales que se rompían aun seguían dentro de mí, y mis ojos me mostraron lo difícil que era perder a alguien cuando sin que pudiera impedirlo comenzaron a llorar. Esa noche fue muy fría y prolongada, sentí que dormía pero no descansaba, entonces el tiempo pasaba y comencé a vivir mi propia soledad, de ella nunca más supe y nunca más quise saberlo, después de todo nadie querría volver a saber del amor que fracaso. Borre sus correos, sus mensajes, su número de celular, pero sus sentimientos, su aroma o su cara no las pude borrar. Aun cuando caminaba por la calle sentía que estaba allí, cuando su perfume pasaba en alguien más el pecho se apretaba y dolía, nunca fue nada biológico pero si podía saberlo, la extrañaba y dolía mas de lo que me imaginaba. Busque en mis amigos la compañía que me hiciera olvidarla pero en mi habitación el silencio me la recordaba y el punto de no retorno en mi vida se acercaba hasta que finalmente llego.


El último examen dejo caer sus resultados sobre mis manos - eres patético - eso fue lo que me dije a mi mismo cuando aquella nota me reprobaba la asignatura y me encerraba en otro año más de universidad, la carrera de mis sueños que finalizaba en cinco años ahora con ese gran error terminaría en seis. Volví a mi casa sin decirle nada a nadie, mis amigos  no existieron por el resto del día y me vi en el espejo de mi habitación, lo que vi fue a un patético niño de 18 años que la vida le enseño todo en lo que nunca creyó. El perder el amor y el fracaso académico eran cosas que pensé que no me sucederían nunca, pues cuando era aun más joven toda mi vida fue llena de logros y éxito, a si, esa palabra, el éxito era el fin por el cual vivía, pero reprobar una asignatura era todo lo que me lo impedía, entonces llego el momento de viajar a mi ciudad natal, mis padres aquella noche me esperaron con una gran cena, mucha comida y mucha alegría, pero dentro de mi boca las palabras de una mala noticia debían llegar. Cualquier momento que eligiera dentro de esa cena era el equivocado, entonces espere hasta que todos terminaran de comer, mi padre como puesto principal y mi madre como siempre a su lado dispuesta a servirle, frente a mí, mi hermano mayor y sus palabras de elogio hacia su propio ego, junto a él mi hermana menor, el amor de la familia que no importaba cuantos fracasos tuviera, siempre seria la menor y eso nadie la cambiaria. Hable, deje los cubiertos sobre la mesa y les conté - reprobé una asignatura y no podre salir en cinco años como yo quería, lo siento ahora me demorare seis, pero prometo mejorar - no sé porque pero al final de mi relato me obligue a comprometerme, aun que claro el mejorar en mi era algo obligatorio, algo esencial por que si no mejoraba para que estaba estudiando, no tenía sentido.


Era solo un niño pero aun así tenia la ilusión de que su respuesta a mi información fuera un consuelo, pero en realidad al igual que ese abrazo que no le pude dar las palabras de mis padres no eran las que quería esperar - ¿eso significa que te tendremos que pagar un año más en esa ciudad? - decepción, fatiga y dolor; esos eran los sentimientos que salieron de la boca de mi madre junto con sus palabras, me miraba con enfado y el silencio de los demás le acompañaba - ya deberías saber que no estamos aquí para que tu pierdas el tiempo allá, tienes que estudiar, nosotros nos esforzamos por ti, trabajamos para enviarte dinero y ayudarte y ¿para qué? si no estás estudiando - acepte y recibí esas palabras durante más de una hora, la conversación era simple, ellos trabajaban, ellos luchaban, ellos se esforzaban, ellos tenían el dinero. Mi vida , mi futuro, mis decisiones, todo lo que implicara algo para mí era fruto del dinero que ellos entregaban y yo les falle. Mi mente escuchaba y analizaba lo que me decían, "fracasaste", era la conclusión a la cual llegaba una y otra vez mientras bajaba la vista. Nunca fui un hijo con el valor suficiente para responder frente a ellos, me crie para ser respetuoso por lo que siempre los escuchaba, pero había algo que yo les quería decir en ese momento, algo que nació dentro de mí y que no quería ocultar, pero nuevamente no paso nada, escuche y con atención me resigne en silencio a aceptar que tenían razón.


La casa guardo silencio y todos se acostaron con frustración, pues la cena de aquella noche se había arruinado por mi; miraba el techo de mi habitación y pensaba en como enmendar las cosas, no sabía cómo pero tenía que pensar en algo que se me pudiera ocurrir, mas al no poder dormir un pensamiento nació entonces "¿Por qué no lo intentas de nuevo?". Sabía que no había nadie al lado mío aquella noche, pero aquellas palabras me hicieron cambiar de parecer. Tenían razón no significaba el fin del mundo, imposible, un error cualquiera lo podía cometer incluso yo, entonces ellos tenían que aceptar que me equivocara, entonces ellos tenían que hacerlo, pero entonces lo pensé nuevamente, eran ellos; padres que siempre estaban en un pedestal lejos de los hijos que les tenían que admirar y respetar, padres que en su pasado lucharon más que en el presente donde a ti todo te lo dieron, esa noche lo pensé nuevamente, mis padres no cambiarían, siempre me verían como alguien beneficiado por la vida porque ellos estaban allí, porque siempre me hicieron saber que yo les debía la vida, que yo les debía todo lo que pudiera tener.


Para mí un hijo siempre fue algo bien definido; el capricho de dos personas que querían tener algo que les siguiera y les complementara, en realidad para mí un hijo era la mascota mas parecí a ti que tenias que alimentar, que tenias que cuidar, que tenias que educar, puesto que claramente tu lo creaste sin preguntarle si quería o no nacer. En mi siempre pensé que ese era yo, pero mis padres me pedían algo mas; adoración, la idea de deberles todo siempre fue implantada y crecí pensando que les debía algo, lo acepte, después de todo tenía una deuda económica con ellos, pero algo no aceptaría nunca, mi futuro, mi destino, eso tenía que ser elegido por mí. Pero en realidad no era tan cierto, al fin y al cabo ellos me enseñaron que tenía que seguir estudiando para ser mejor que ellos, entonces desde esa perspectiva el que quisiera mi futuro solo era fruto de algo que alguien me implanto a seguir. No tenía algo propio mas que la sensación de un sueño volviéndose realidad. Pese s que pensara en detalle las cosas de mi vida nunca les hice caso alguno y no me malgastaba en hacer, pues elegí disfrutar las cosas y continuar, pero tenía dos cosas en mente luego de aquella cena familiar; el amor es frágil y se va, te crea problemas y te puede estorbar, por otra parte todo está vinculado a dinero, el amor de los demás también se puede materializar en dinero.


Fue para fines de noviembre de ese primer año que mi mente y vida tomaron el rumbo que cambiaria las cosas, para bien o para mal las cambiaria. Fueron las ultimas clases del semestre, el calor cálido de la primavera cambiaba por el calor abrasador del verano lentamente, aquel semestre luego de todo lo malo de aquel año las cosas académicas habían mejorado, todavía dolía la soledad que ella dejo, la ciudad es hostil cuando los recuerdos se adueñan de los lugares, pero aun así estaba bien. Calmado miraba el cielo con una y otra nube pensando que las cosas estaban saliendo bien, todos los ramos aprobados y un corazón que herido se mantenía estable, entonces lo concluí nuevamente; sin importar el método cumpliría con mi meta y sería un buen científico como los que añoraba ser, la única meta y principio en la vida seria llegar a un final material donde aquel cartón garantizará mi tranquilidad y comodidad, cualquier cosa que me alterara eso debía rápidamente eliminarlo.


Así seguí mi vida, caminando por alcanzar algo que me trajera la tranquilidad, el salir rápido significaba el no ser una carga para nadie mas y que su dinero no se desperdiciara, pero también significaba el poder elegir que quería seguir. Todo por ello debía centrarse en la universidad, las calificaciones y nada más, lo que ocurriera adicional pensaba que debía ocurrir sin que estorbara, pero aun en ese entonces no pensaba que me enfrentaría a dos situaciones, a dos corazónes, a dos personas que se volverían el pilar de mi mundo.


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