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003 Vacío por wicc69

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Notas del fanfic:

Para los que gustan de Hulkling x Wiccan
Una historia que escribo en mis ratos libres, ya estructurada más no terminada...aún.

Notas del capitulo:

La verdad este fin tiene varios meses en mi ordenador pero siempre lo cambio, porque no me llega a gustar su ritmo o los eventos que quiero relatar. Y lo publiqco pero no esetoy contento al 100.

— Disculpe pero tenemos estamos ocupados.

— Lo sé — dijo el rubio color esmeralda sin dejar de abrazarlo — escolten a nuestro invitado a mi habitación.  

Se separaron lentamente y no fue hasta que se distanciaron que se percató de su al rededor, pudo ver a dos hombres verdosos con pechera negra y una lanza cada uno. Fue escoltado por los soldados, hasta una gran habitación fría, limpia y estéril. El ambiente era hostil y pesado. <<No tengo idea de donde estoy>> Era como estar dentro de un submarino, las paredes eran de metal de matices blancos y grises con ventanas redondas de cristal cóncavo que dejaban ver las estrellas. Había una pequeña recepción con muebles hechos con tubos dorados, al igual que la enorme cama que se encontraba en ele fondo. Comenzó a sentir frío, su piel se tornó de gallina, después de todo únicamente llevaba puesto un short y un camiseta. Decidió sentarse en un sillón, se abrazó a si mismo intentando calentarse, por alguna razón que no podía explicarse no dejaba de pensar en el rubio <<¿Quién es?>>, era color verde brillante como una hoja de un árbol llena de vida, el recordar su abrazo y su sonrisa le hacia feliz.

 

Antes de quedarse dormido, escuchó la puerta, que no era nada silenciosa, abrirse. El joven color esmeralda entró corriendo.

—¡Cancelé todo para verte…—dijo agitado y totalmente emocionado—…no puedo creer que estés aquí!…

La túnica color amatista desentonaba con el tono verde de su cara, eso lo distraía un poco, aún así lo seguía escuchando.

—… pensé que nunca te vería de nuevo—su voz comenzó a cortarse—pero… estás… aquí. ¿Cómo tú…pudiste…? 

—¿Dónde es aquí?

—Cierto—pasó sus gruesos dedos en su cabellera rubia—es la estación Skrull principal…

—¿Qué es un Skrull?—interrumpió.

—Extraterrestres—respondió dudoso. 

—¿Eres uno de esos Skrulls? 

—No—dijo tajantemente, entrecerró los ojos—tú ya sabes eso.

Se podía observar el semblante de desconcierto detrás de sus cabellos negros.

—¿Cómo me llamo?—inquirió el de cabellos dorados.

El chico encogió los hombros, no sabía que decir <<¿debía conocer a este marciano?>>

—¿¡Qué!?—llevó su mano a la boca—¿Cómo te llamas?

El moreno abrió la boca, sin embargo esbozó un sonido ahogado. Claro que tenía nombre, todos lo tienen pero, por alguna extraña razón, no le venía a la mente el suyo. De hecho no se lo había preguntado. No es que llegues de vacaciones a otro planeta y te preguntes “¿Quién soy?” o “¿Cómo me llamo?” eso es algo que se supone debes de saber. Además, tenía miles de preguntas que surgían antes que esas.

—Tu nombres es Billy, William Kaplan.

Ese nombre resonó en su cabeza, pero no dejaba de contemplar el semblante de preocupación del extraterrestre <<¿Por qué se alarma tanto?>>

—¿Recuerdas a tus padres?

Negó con la cabeza.

—Mira, tu madre luce así … 

En un instante el extraterrestre desapareció y en su lugar se encontraba una mujer vestida color carmesí, el gran escote y lo entallado de su traje dejaban ver su voluptuosa figura, el cabello de la dama era pardo, ondulado y le llegaba a la altura de la cintura. 

—¡Cambiaste de forma!—gritó el moreno desconcertado. 

—Esto no está funcionando—la señora se golpeó la frente con la palma de la mano—haber si esto funciona.

El rubio regresó, mientras se acercaba la piel verde desaparecía y obtenía un tono rosado igual de vivo pero ala vista más terso. Estaban frente a frente, el chico sin memoria podía verse reflejado en esos ojos azules, que se iban cerrando lentamente mientras él cerraba los suyos. 

Movían sus bocas de forma sincronizada, masajeandolas una a la otra, entre suspiros, saliva y lengua, el más robusto le mordió el labio inferior y se separaron. 

—Entonces …

—Entonces… ¿Qué? 

—¿Recuerdas algo?

—Claro que no. ¿Cómo podría ayudar eso?

—Esperaba que eso rompiera el hechizo.

—¿Hechizo?—dijo arqueando la ceja. 

—Básicamente puedes usar magia—suspiró—pero creo que perdiste tus poderes de nuevo—el güero se sentó junto a él.

—¿De nuevo?—titubeó pero continuo—¿eso ocurre muy seguido?

—Emmm… no—esquivó la mirada—¿Qué has hecho? Por alguna razón no tienes recuerdos—sus ojos azules y su cabellera dorada permanecieron cuando se tornó verde de nuevo—claramente tu magia tuvo algo que ver .

—No sé que hago aquí—respondió con gran sinceridad.

—Yo tampoco, se supone no deberías estar aquí por la barrera…—el volumen de su voz bajaba lentamente.

Realmente no sabía que decir, este extraterrestre realmente se preocupaba por él pero no podía corresponderle, todo ocurría tan rápido, el pensar en posibles soluciones lo acorralaban a imaginarse que fue lo que pasó <<¿Cómo demonios llegué aquí en primer lugar?>>

—Sígueme.

 

—La barrera evita a que la magia penetre a la estación—suspiró mientras caminaban por un pasillo—cuando me lo explicaron supuse nunca te vería de nuevo. Pero de alguna manera me seguiste.

—No entiendo nada—trataba de seguirle el paso, ya que detrás de ellos iban dos soldados, y no quería caminar con ellos.

—Yo tampoco, por eso debemos ver al profesor.

Se detuvieron ante una puerta color cobre con remaches oxidados alrededor. La escolta se quedó en la puerta y entraron lo que parecía ser una biblioteca muy larga. El piso tenía mosaicos escarlatas y negros. Los costados tenían tres pisos de alto, con barandales color escarlata fuertemente colocados. Las paredes estaban repletas de libros, desde el piso hasta el techo, en cada uno de los pisos. Al fondo se veía el espacio a través de una pared de cristal con herrería roja que dibujaba un círculo en la parte superior. Por toda la biblioteca habían “drones" volando, algunos cargaban libros, de forma tan sincronizada y ordenada que no no se interrumpían en su trayectoria. 

—Profesor Zome—gritó el rubio.

Tras una pila de libros se irguió un gran engrane ante ellos. Era otro skrull color moho, viejo más no demacrado, llevaba un monóculo dorado enlazado por una cadena dorada a su túnica roja e incrustado en su espalda había un gran engrane que se movía igual que el segundero de un reloj.

—¿Qué es lo que desea, mi príncipe?—preguntó el viejo reloj.

<<Espera, ¡¿príncipe?!>>

—Cruzó tu barrera—con un movimiento de cabeza señaló al chico de cabello negro.

—Imposible—lo observó y en su monóculo comenzaron a aparecer símbolos ilegibles—un humano.

—Fallaste Zome.

—¡Jamás! Mientras yo esté vivo la barrera persistirá—condenó Zome.

—Él lo logró pero perdió la memoria en el proceso—explicó el príncipe.

Zome se acercó al chico amnésico, que por instinto retrocedió un paso pero el chico esmeralda lo tomó de la mano.

—Para tener total acceso a su mente necesito su permiso—le acercó su pulgar a la frente.

El chico sin recuerdos apretó la mano del rubio. Cruzaron miradas y con un gesto de afirmación le dio el valor que le hacía tanta falta. Cuando volvió la mirada a Zome, éste le tocó la frente. 

Un destello cubrió sus ojos, pero al poco tiempo se dieron cuenta de habían abandonado la biblioteca y lo que parecía un destello era en realidad una habitación totalmente blanca.

—Vació, podría ser mi nuevo despacho—dijo Zome en tono sarcástico—ni siquiera tiene emociones.

—¿Qué hay de eso?—el joven Skrull señaló un conjunto de cuadros al fondo.

Eran viñetas en movimiento, las cuales mostraban la biblioteca y el beso con príncipe, el cuadro con la escena del beso era de mayor tamaño desde lo lejos.

—Estos son…¿mis recuerdos?—dijo el moreno <<¡wow! creepy pero ¡woow!>>

—Espera… ¿puedes hablar?—Zome quedó pensativo.

—Sí—contestaron los dos al mismo tiempo.

El viejo se rascó la barbilla, después pretidigistó en el aire y un sin número de palabras comenzaron a surgir de todos lados.

—Esta es la parte de la mente que procesa el habla, lleno de significados y significantes—no pudo contener su fascinación—parece intacta.

—¿Qué significa? Zome

—Que puede hablar, mi príncipe.

—Zome…—lo regañó el jóven.

—Tengo una teoría…—levanto la plama de su mano, tan pronto la cerró regresaron a la biblioteca. 

 

—…dejó de existir.

—Pero estoy aquí.

—No seas idiota niño—gruñó el Bigben—no en un sentido literal. Lo que te define como persona: emociones, ideales, metas, conciencia y recuerdos desaparecieron—soltó un poco de aire—lo que no existe sí puede cruzar la barrera.

<<¿será por eso que no sé que sentir?>> sin soltarle la mano volteó a ver al príncipe.

—Billy, yo…yo…perdóname—el alienígena comenzó a llorar y por alguna razón le partía el corazón verlo así.

—No es tu culpa.

—Estás aquí, para siempre—el chico lo abrazó mientras continuaba llorando—lejos de tu hogar y de las personas que quieres…  

—Pues… no puedo extrañar a quien no recuerdo—un sentimiento de nostalgia invadió su alma—¿Qué hay contigo?

—¿Qué conmigo?—el rubio lo miró a los ojos.

—También estás aquí—con la mano libre tomó su rostro. A pesar de parecer tosca, su piel era suave y cálida—quizás no te recuerdo pero estamos juntos… y… creo es lo que yo quería.

—Un nuevo comienzo—sonrió.

— ¿Se lo va a quedar? ¡es una bolsa de carne que puede hablar!—Zome quedó pensativo un momento y añadió—no es tan mala idea que se lo quede.

—Por cierto ¿Cómo te llamas?—intentó ignorar a Zome.

—Dorrek… el VIII

 

Notas finales:

Tenía pensado ponerle "aquí" pero pienso "vacío" es más dramático.
¿Por qué Teddy le dijo a Bailly que se llamaba Dorrek?...


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