—Siento haber preguntado, olvídalo…— lo escuchó hablar de nuevo, tal vez sería un error dejar las cosas así, pero no encontraba el modo de volver a entablar esa conversación con él, después de todo, él también temía su respuesta ¿acaso una duda esperanzadora valía más que una verdad? No lo sabía, y no quería saberlo tampoco — ¿estás solo aquí?— siguió el rubio en un intento de sacar a su amigo de aquel silencio.
Tal vez fue un error preguntar algo como aquello, después de todo Otabek no parecía ser una persona que fuera experta en esos temas, probablemente no sabría más que él. Se sentía tonto, ni siquiera sabía por qué había preguntado algo como eso.
—Yuuri y Victor están afuera, a pesar de que les dije que podría cuidarte insistieron en permanecer aquí, pero al parecer ambos estaban muy agotados pues se quedaron dormidos en la sala de espera, pensé que lo mejor era dejarlos descansar.
El menor guardo silenció por un momento, era verdad, en la mañana había encontrado a Yuuri durmiendo en el sofá, lo había esperado ahí… Realmente ese cerdo era un idiota, y ni hablar de Víctor, ambos lo eran, y los detestaba a los dos por igual, esa era la única verdad.
Y aún así, en el fondo agradecía que ambos se preocuparan por él, se sentía culpable también, ya que por su causa habían perdido un día de entrenamiento. Tal vez pareciera poco, pero un día perdido significaba eso, un día desperdiciado, y en un deporte como el que ellos practicaban era demasiado valioso cada segundo.
—Olvidé decirte que Yakov y Lilia están de viaje, aún no les propuse que te entrenes conmigo, pero estoy seguro que no se negaran. Cuando ellos regresen, todo volverá a la normalidad…— habló cambiando el tema drásticamente, de ningún modo podía permitir que las dudas con respecto a lo que sentía lo sofocaran más, de hecho, la última frase que soltó había sido dirigida más para sí mismo.
En verdad lo deseaba, deseaba fervientemente que Yakov y Lilia llegaran y que todo volviera a ser como antes. Ahora mismo lo menos que quería era ser entrenado por Víctor. Realmente había cambiado mucho la situación actual a como lo había sido hace sólo un año.
—No hay problema, de todos modos entrenaré contigo, con Víctor y los demás por el momento, si Yakov y Lilia me aceptan como pupilo me quedaré, pero no debes preocuparte si no lo hacen, ya me las arreglare…— era increíble, pero el ambiente se había tornado un poco extraño. A pesar de que Yuri trataba de actuar normal, él podía notar un deje de tristeza en sus palabras, también podía sentir la preocupación que probablemente tenía.
Realmente él también lo deseaba, que en cuanto los mayores volvieran Yuri fuera el mismo de antes, deseaba que el más joven sólo estuviera confundido y que en realidad no se sintiera atraído por ninguno de los dos que en ese momento dormían en la sala de espera, deseaba algún día poder confesarle sus sentimientos, y deseaba que estos fueran correspondidos… Ahora que lo pensaba, deseaba mucho, ¿verdad?
Habían transcurrido cuatro días desde aquel incidente, todo parecía más relajado y menos conflictivo, lo mejor era que Yuri ya no tenía ese aspecto de timidez que mostraba unos días atrás, parecía que había vuelto a ser el mismo de antes, o al menos el mismo que los otros conocían, para él esta era una faceta nueva.
—Oye Katsudon, tienes prohibido escoger primero— hablaba el rubio mientras buscaban las canciones que usarían en sus programas. Tanto Yuuri y Victor como Yuri se veían felices escuchando el repertorio que Yakov había enviado. Con el regreso de Víctor, sin duda esta temporada sería aún más difícil que la anterior, pero Otabek no estaba dispuesto a perder. A diferencia de ese trio, él ya lo tenía todo preparado.
—Creo que a nosotros nos va la música clásica— dijo el mayor —Lo he estado pensando Yuuri ¿y si este año participamos en la categoría de parejas?— bromeaba poniendo nervioso al nombrado.
—Víctor, eso es imposible. En la categoría de parejas sólo se permiten parejas con integrantes de ambos sexo, si patinamos en un dueto el año pasado fue porque no estábamos en competición.
El ruso mayor mostraba una gran sonrisa mientras escuchaba a su compañero hablar de modo rápido y sin pausar, al parecer el japonés no era consciente de que el mayor sólo estaba jugando. En verdad la escena era un poco… tierna, y los otros ahí presentes no tardaron en darse cuenta de que algo había cambiado ahí.
—Estos últimos días los he visto un poco más cercanos, ¿pasó algo? — preguntó Mila con un brillo en los ojos, mientras Georgi le seguía el juego.
—Es verdad, el ambiente tiene un color cálido, como el comienzo de la primavera, el tiempo perfecto para los enamorados.
Ante la última frase Yuuri se sonrojó, mientras Víctor lo abrazó por la espalda ante la curiosa mirada de todos los presentes.
—Yuuri y yo formalizamos nuestra relación. Si bien en un principio no lo teníamos claro, ahora lo está, planeamos vivir juntos por siempre, y con la promesa del año pasado, nos casaremos en cuanto Yuuri gane el oro. Aunque este año las cosas serán más difíciles para él— pegó su rostro al de Yuuri al decir lo último, por lo que Yuuri se mostró un poco más apenado.
Ciertamente nombrar la medalla no era buena idea considerando que en esa sala estaban dos más de los que iban por ella también. Sin embargo y para su sorpresa escuchó los aplausos del par frente a ellos, y curiosamente no obtuvieron ninguna objeción por parte de Yurio, quien se encontraba sentado con los audífonos puestos viendo la pantalla del laptop, Otabek mantenía su mirada en él.
—Felicidades, la verdad se habían tardado, su relación para todos ya era obvia, me atrevo a decir que tal vez nosotros nos dimos cuenta de que se gustaban antes que ustedes mismos— Mila reía mostrándose verdaderamente contenta, mientras Georgi corroboraba la acción mostrando alegría.
—Mila tiene razón, los ojos de Víctor cuando ve a Yuuri son los de un enamorado, incluso me hacen sentir celoso pero les deseo lo mejor.
El cuarteto continuaba hablando, mientras el kazajo se mantenía algo distante de esa conversación, no podía dejar de pensar en qué era lo que Yuri pensaba justo en ese momento, su concentración parecía estar en aquella pantalla, pero a pesar de estar con los audífonos puestos, podía ver que ninguna música estaba sonando.
Pero prefirió callar y observarlo en silencio, tenía preguntas que hacerle, dudas que quería aclarar, ¿en qué pensaba Yuri?, ¿en verdad le gustaba uno de ellos?, ¿era consciente del mayor obstáculo? A parte de que ellos ya estaban juntos de manera oficial, ambos eran mayores que él por muchos años, la edad no es algo que puedas elegir, pero sí es un obstáculo en una relación, pues sin duda no encajarían con los mismos gustos, eso sin contar que el tiempo seguiría pasando, y mientras más tiempo pasara, la distancia se haría cada vez más grande
Las prácticas continuaron sin muchos problemas, luego de un pequeño debate decidieron que lo mejor sería escoger un tema de temporada, no querían que estos chocaran, así que cada uno diría el suyo al día siguiente. Aunque él ya lo tenía claro, su decisión fue escoger “la soledad”, había pensado en algo como el desamor o el amor no correspondido, pero la soledad se asemejaba más a ambos temas juntos.
Él siempre se había sentido solo hasta el día que conoció a Yuri cuando ambos aún eran niños, lo que había comenzado con celos de sus habilidades pasó a ser admiración por él y terminó convertido en amor, un amor quizá no correspondido, lo que lo dejaba sintiéndose solo como al principio, pero esta soledad iba acompañada de algo más, sinceramente era difícil explicarlo ahora mismo, pero tenía en claro que el tema de esta temporada sería dirigida a Yuri.
Para Víctor no era diferente, él también tenía pensado un tema relacionado a la soledad, pero este tenía planeado un final feliz en él, como en su actual realidad. Aún le costaba creer que esto en verdad estuviera pasando, parecía un sueño, el más hermoso de su vida. Ahora mismo estaba en compañía de cinco personas, pero su atención sólo iba dirigida a una, Yuuri.
Yuuri, el salvador que trajo la esperanza a una vida que hasta el momento antes de conocerlo, era vacía, con objetivos poco convencionales, una perfección imperfecta. Sin embargo ahora, era la primera vez que en verdad sentía emoción al competir, en la que en verdad no estaba seguro de poder ganar, y en la que en realidad quería hacerlo; porque sabía que su desempeño en la pista sería algo que obligue al japonés a ser cada día mejor, a no rendirse como planeaba hacerlo un año atrás.
—Bien, nos vemos mañana— se despidió Mila sacando al par de sus pensamientos. Todos se encontraban afuera para volver a sus respectivos hogares.
—Hasta mañana…- respondió Yuuri despidiéndose con una mano, mientras Víctor y el resto hizo lo mismo, dejando así que la peliroja se fuera.
—yo también me voy— dijo Yuri, captando la atención de los cuatro restantes.
—Pero Yurio…— la verdad Yuuri no lograba entender a qué se refería con “irse”, tal vez estaba pensando de más, pero últimamente veía al menor tan distraído que no podía evitar preocuparse por él. Si tan sólo pudiera saber que le pasaba.
—Tengo asuntos que hacer, volveré en la noche— tras decir esto vio el semáforo para corroborar si podía cruzar la calle, este se encontraba en “paso de peatones”, por lo que caminó sin preocupación, sin darse cuenta que alguien estaba pasando un alto.
Luego todo pasó muy rápido, sintió su cuerpo ser impulsado al otro lado de la carretera, cuando volteó la mirada pudo ver a Yuuri volando por los aires, para luego caer y quedar inconsciente en un charco de sangre ante la mirada desconcertada de todos, en especial de Víctor, que sólo pudo pronunciar desesperadamente su nombre.
-¡¡Yuuri!!!