A la mañana siguiente desde temprano la habitación había sido invadida por un sonido húmedo y continuó, acompañando de unos lascivos gemidos de parte del peliblanco quien gozaba por completo de la calentura matutina.
Con ambas manos en la cintura de su amante procedió a mover con mayor velocidad y violencia su pelvis penetrando por completo aquél estrecho lugar, a pesar de que lo habían hecho ayer su pequeño amante seguía tan estrecho.
- Ah...ah!!! G-guren! Sensei más!! -pidió aferrándose a este con necesidad-
- Estás tan energético shinya... -susurro al oído de su amado, aumentando la velocidad y profundidad de las embestidas-
Las incoherencias y gemidos eróticos continuaron, el cuerpo nívea del peliblanco estaba perleado, su pecho subía y bajaba erráticamente, al cambiar de posición sus pezones fueron atacados por la insaciable boca de su sensei. Arqueó su espalda ante la succión en sus rosáceos pezones, aquella zona se estaba volviendo muy sensible, apretó las sabanas bajo él mientras enrollaba sus piernas a la cadera del pelinegro disfrutando de las incesantes embestidas.
Eran pasadas las 8 de la mañana cuando el pelinegro salió del interior de su amante, grande fue su sorpresa al notar que el maldito preservativo tenia un pequeño agujero en la punta, su expresión se volvió oscura... Le había tomado más de 20 minutos escoger esa maldita caja de condones como para que estuvieran rotos.
- Guren sensei... -llamó el peliblanco al notar la expresión de furia de su amado- ¿que sucede?
- Estaban rotos... -susurró tratando de contener su enojó, su amante no tenía la culpa de eso-
- ¿Rotos?... -repitió sin entender de que estaban hablando su profesor, pero al ver el condón que sostenía el pelinegro comprendió- ah... No te preocupes sensei, no me molesta si te corres dentro... Se siente bien... -finalizó con sus mejillas sonrosadas en carmín-
Todo el enojo que había acumulado se fue mágicamente al solo escuchar a su amante decir aquello, lamentablemente su virilidad lo delató y una suave risita se dejó escuchar por parte del peliblanco al notar a su sensei encendido nuevamente.
- Guren-sensei vamos a llegar tarde... Podemos hacerlo en la enfermería si sensei lo quiere... -sugirió acercándose al rostro del mayor-
- N-no me provoques mas shinya o en verdad te dejare sin caminar. -amenazó con cierto titubeo, ese mocoso era tan sensual que si seguía así no lo dejaría en todo el día- iré a ducharme. -agregó levantándose de la cama-
- También iré... Así terminamos más rápido. -contestó y siguió a su amado hasta el baño-
No supo en que momento término embistiendo a su amante en la ducha, definitivamente no tenía auto control sobre si mismo y menos si el peliblanco estaba cerca, llegarían tarde.
Aquella segunda ronda de sexo duró mas de 20 minutos, al acabar se ducharon correctamente, vistieron y salieron velozmente en el auto del pelinegro rumbo a la escuela. Claro en el camino hubo uno que otro toqueteo por parte del peliblanco y después por parte de guren, finalmente lograron llegar por suerte, shinya fue el primero en bajar e irse para no levantar sospechas después fue el pelinegro quien entró como si nada al establecimiento.
Sin embargo desde el ventanal de la sala de profesores alguien ya les había visto, una sonrisa zorruna se dibujo en su labios, mientras sus rojizos ojos seguían de cerca al azabache salir de su auto.
- Esto será divertido~... -susurró para si, sin quitarse del ventanal-
- Deja de estar murmurando perversidades, tienes clases que dar Ferid. -pronuncio con seriedad una hermosa pelirosa de baja estatura en un traje negro ajustado-
- Oh mis disculpas profesora tepes. -se disculpó mientras salia del ventanal y recogía su material para sus clases- entonces seré el primero en retirarme.
La pelirosa le quedó viendo con el entrecejo fruncido, pues al parecer algo tramaba esa diva de aura peligrosa. Lo dejaría pasar, pero si descubría algo lo detendría.
Unos minutos después llegó el pelinegro al salón de profesores, para su suerte tenia que dar clases a las 10:00 y apenas eran las 8, tendría bastante tiempo para relajarse y tomar algo de café.
En el salón de shinya las cosas se estaban saliendo de control, pues estaban con la organización del festival escolar, aún que la mayoría no lo tomaba enserio y solamente se dedicaban a desordenar, ellos eran los primeros en darles las tareas más duras o pesadas a realizar durante la elaboración del puesto para el festival. Por su lado él peliblanco solamente se dedico a observar él como poco a poco él presidente de clase perdía la cabeza por sus compañeros.
Después de la primera horas, las demás pasaron tan rápido que al terminar las clases se fue directamente al salón de profesores; tenía buena relación con los demás educadores así que era bastante normal verlo por allí después de clases o durante los recesos, incluso en el almuerzo. Buscó con la mirada el lugar de su adorado sensei, al encontrarlo se acercó rápidamente y se sentó a su lado sin que él contrario se diera cuenta ya que estaba ocupado revisando algunos exámenes de ultimo año.
- Guren sensei ánimo~ -pronuncio con cierta burla, lo bastante cerca del mayor-
Identificó esa voz y tomó lo primero que encontró en su escritorio, un libro de asistencia y con un movimiento veloz le dio un golpe en la cabeza para después volver a lo suyo.
- Cuando lleguemos a casa vamos a conversar. -advirtió sin perder la concentración de su trabajo-
Él peliblanco se crispó al escucharle tan seriamente, pero no le quedó de otra que solamente responder con un " si sensei " para no levantar sospechas en los demás profesores que se encontraban en el salón. Sabia perfectamente de que hablarían, esa charla duraría hasta más de media noche, seguramente ni siquiera lo dejaría dormir... Tal vez no podría levantarse al día siguiente, su mente continuó divagando en las perversidades que podía hacerle su sensei.
Veinte minutos le tomó terminar de corregir los exámenes, necesitaba terminarlos hoy, si no, no podría disfrutar del fin de semana junto a su pequeño amante. Al voltear a verle no pudo evitar quedarse viendo el rostro sonrojado y con una expresión de lujuria de su amante, detenidamente su vista bajó a la entrepierna de este, en donde podía notar una pequeña y visible ereccion. ¿Que mierda estaba pensando ese mocoso al provocarlo de esa manera? Fue lo que se preguntó, mientras trataba de controlarse.
- Shinya, si sigues con eso, voy a tomarte en el auto. -amenazó-
- sensei no debería de amenazar así a un estudiante... -dijo con un tono lascivo-
Era tan obvio queriendo provocar a su amante en horas de trabajó, disfrutaba demasiado el ver sus expresiones molestas y frustradas de no poder hacer nada, continuo sonriendo triunfante. Sin embargo ninguno de los dos contaba con que alguien más les escuchara, una cabellera plateada se acercó por detrás hacia ambos.
- No imaginaba que un profesor podía amenazar sexualmente a un estudiante... -susurro con una sonrisa zorruna, al pelinegro-
- ¿De que hablas bathory-san? -preguntó el pelinegro guardando la compostura, no podía verse afectado ante la supuesta declaración del peliplata- solo escuchaste mal, solo trato de corregir a mi estudiante de una buena manera para que suba sus calificaciones ¿acaso eso no esta permitido? -añadió completamente despreocupado, debía safarse rápido-
- Ya veo... pues al parecer no es mal método ichinose-sensei. Creo que podría intentarlo. -finalizo el peliplata sin quitar su sonrisa zorruna de su rostro, aun no era el momento de hacer una travesura esperaría un poco mas, incluso suponía que las cosas se desbordarían por su cuenta- gracias por el consejo. -agradeció para después retirarse-
Tanto el profesor como el alumno dieron un suspiro de alivio, por poco su secreto estaba al descubierto por la persona menos indicada en ese lugar. Ferid Bathory era un hombre de temer cuando estaba desocupado, alguien con quien nadie quería lidear, excepto sus alumnos quienes no tenían de otra alternativa.
Guren arreglo las cosas de su escritorio y las guardo, ya había terminado su jornada, lo menos que quería era pasar otro susto como el de hace poco. El peliblanco ya se encontraba listo, incluso ya había salido, aun sentía las palpitaciones en su garganta por el susto de hacia poco realmente la había pasado mal allí dentro en esos pocos minutos, realmente ferid bathory era de temer.
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