Llegó al Cuartel General, todo aparentemente estaba normal, sus subordinados sentados en sus correspondientes escritorios viendo qué hacer, Black Hayate cazando la mosca que lo estaba molestando, pero Riza no estaba, algo raro, pero no le tomó importancia alguna. Rato después la mencionada llegó a la oficina de su superior.
- El jefe quiere verlo -El pelinegro se sobresaltó, pero no lo mostró y tranquilo fue a responder su llamado
- ¿Quería verme, señor?
- Sí Mustang, debo anunciarte que has ascendido a General de Brigada, -Roy sonrió en sus adentros, su plan funcionaba y muy pronto el jefe será descubierto.- y como sabes, cada vez que se le da un ascenso a un militar, las reglas se imponen de manera más estricta. -el jefe le dio una mirada un poco insinuante a el pelinegro, oh si, él lo sabía.
- Lo sé señor. -Se mostraba tranquilo pero estaba que se lo llevaba el demonio. Salió de la misma tranquila manera, pero al llegar a su oficina...
- ¡Demonios! Estoy tan cerca de conseguir mi puesto de jefe, pero ahora todo puede echarse a... -Un pensamiento sacó a el ahora General de Brigada en relación al tal rubio del cual debía confesarle su amor.
Si para conseguir ser numero uno
tengo que dejar de dolor morir a mi amor
si el precio por tener fama y fortuna
es dejar de ser lo que quiero ser
no voy
no me importa no brillar
para eso ya esta el sol donde esta
no me importa impresionar
para eso esta el color del mar
- No puedo ser tan cobarde como para perder a mi rubio por un puesto... -Iba a seguir hablando solo, pero una voz familiar y una muy querida para nuestro protagonista.
- Coronel, ¿me buscaba? -Le dijo Ed en un tono aburrido.
- Sí Edward, quiero hablar contigo de algo muy importante
- Ah, ya me enteré de su ascenso, felicidades... ¿me está llamando Edward? -el rubio de verdad estaba sobresaltado- ¿Se siente bien?
- Sí Edward, me siento bien, mejor que nunca, ¿sabes por qué?
- Su ascenso, por supuesto, está a pocos pasos.
- No, no es por eso, Edward... yo...pu...es... t...te....a...mo -Roy se sintió rendido su corazón le ganó a su mente.
- ¿Acaso está loco? -dijo el ojidorado realmente rojo.
- Sí, pero por tí. -el ojinegro se paró de su escritorio, se acercó al rubio y cuando estuvo a punto de darle el beso, el rubio se alejó y cuando Roy volteó hacia donde se fue su rubio, se sorprendió al ver a tal persona con los ojos acuosos.
no puedo triunfar si no tengo amor
no quiero ganar si hay un perdedor
ya no quiero mas si te dejo atrás
si al anochecer no me escucharas
- Pensaba que solamente yo sentía eso, pero nunca esperé a ser correspondido, pero... -empezó a sollozar- no es correcto...usted lo sabe...sería un impedimento para sus planes... -los sollozos se fueron haciendo más fuertes- ¡debemos alejarnos el uno del otro!
- No -dijo muy firme el hombre de ojos color azabache.
si para figurar como una estrella
tengo que vivir en la oscuridad
no voy
si para sobresalir quieres que olvide lo que siento
aléjate de mi no voy
- Te amo, no voy a permitir que una meta egoísta asesine el amor que hay en mi corazón, no voy a dejar de sentir lo que siento por tí Edward y principalmente no voy a querer una vida sin tí. -decía esto mientras secaba las lágrimas del rubio y cerró la última frase con un amoroso beso en los labios. - No me importa no tener el puesto de jefe, de una u otra manera te ayudaré en tu búsqueda, te apoyaré en todo lo que quieras, solamente te quiero a mi lado y quiero que seas feliz.
no me importa no brillar
para eso ya esta el sol donde esta
no me importa impresionar
para eso esta el color del mar
no puedo triunfar si no tengo amor
no quiero ganar si hay un perdedor
ya no quiero mas si te dejo atrás
si al anochecer no me escucharas
- Igual yo te amo. -después de eso se reanudó el beso.
- Creo que debemos irnos.
- ¿Dónde?
- Tú solo confía en mí -dijo esto con su mejor mirada pícara solamente como él podía hacerlo.
Llegaron a la casa del General de Brigada, cuando Roy cerró la puerta, Edward sin decir palabra alguna inició otro beso, uno realmente lleno de amor y pasión. Se deshicieron de toda la ropa que cada uno poseía, Roy fue el primero en entrar en acción besando el cuello de su amado, dejando varias marcas, Edward simplemente gemía y gemía. El ojinegro bajó beso tras beso.
- Mi casa se llena de vida y color con tu hermosa presencia. -Roy se detuvo un rato para dirigirle una hermosa y sincera mirada de amor puro a Ed. Ed se sentía de verdad en las nubes, si, era feliz, realmente feliz.
si no estas en mi casa se pone tan gris
aunque tenga dinero de papel tapiz
aunque tome champagne, coma caviar
cene codorniz, si no estas no me siento feliz
aunque vaya de crucero de Cancún a Paris
y llegue a dormir a casa del decimoquinto rey Luis
y tu sabes quien soy, tu sabes quien fui
y lo que costo llegar hasta aquí
i´m down on my knees, no te vayas please
yo no quiero oro, no quiero plata
todo lo que ata es lo que te mata
Yo no quiero plata, no quiero oro
quiero tu mirada que es mi tesoro
Se unieron en un solo ser, demostrando el amor que sienten el uno al otro sin importar las barreras que la vida les presente, a Roy ya no le importaba el hecho de que lo sacaran de la milicia, sería feliz con Edward de todas maneras, si él estaba en su vida, nada más importaba.
yo no puedo triunfar si no tengo amor
no quiero ganar si hay un perdedor
ya no quiero mas si te dejo atrás
si al anochecer no me escucharas.