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Yo lo supe antes que tú por umikurumi

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Notas del capitulo:

Les traigo un capítulo... Excesivamente más largo que lo usual lwl... Las amo, neta espero que disfruten esto tanto como yo lo disfruto al escribirlo. 


Digamos que se amaban tanto nuestros amantes, que una noche antes de partir hacia Sabaody desde sus respectivas islas, su sueño se conectó.

Hoy veremos aquel sueño:

En un punto estaban caminando. Zoro al parecer en Kuragaina y Sanji al parecer en Kamabakka. En un punto de su sueño, la neblina mezclaba la visión de ambas islas.

Al encontrarse, aún con neblina se reconocieron. Sanji llevaba aún el cabello largo (que dejó crecer dos años, e iba a cortar por la mañana) un vestido amarillo entallado, las piernas depiladas. Zoro llevaba su nueva y extraña vestimenta, y Sanji se alarmó cuando vio su ojo -¡¿Porque demonios no te cuidas ni en mis sueños estúpido Marimo?!- dijo dándole una calada al cigarrillo en su preciada boquilla- ¡Cállate cejas raras!- lo miró de arriba a abajo en un instante, se sonrojó -Ese vestido en verdad te sienta bien, aunque el azul resalta mejor tu piel...- Como si hubiera dado una orden, el vestido de Sanji cambió. Un vestidito que le cubría algo así como los muslos, con una falda pegada a sus curvas, capas en la tela bajo la cintura y unas mangas redondas bastante cortas cubrían apenas sus hombros, todo en color azul rey. Sanji se acurrucó en el suelo tratando de ocultar sus piernas, pues le parecían feas -Sanji- Zoro le habló parado a su lado -Yo quiero mirarte, te ves bien- tenía una mirada fija y directa que casi se lo imponía.

Y se levantó, le temblaban las piernas y no tardó mucho bajo la mirada propositiva de Zoro, le empezaron a temblar las piernas cuando no soportó la vergüenza, se abrazó al otro escondiendo la cabeza en sus hombros y tocando sobre la túnica los trabajados músculos del otro -No me mires de ese modo. Me da vergüenza, parece que me vas a comer- Sanji respiraba el olor de Zoro y notó que había cambiado en algo, pero aún le gustaba demasiado -No solo lo parece Sanji, te voy a comer- Zoro le quitó la boquilla de las manos, quitó el cigarro y lo apagó con el pie y se la dio a guardar como respuesta el rubio intentó separarse, correr, patear-Sanji- el tono autoritario seguía y a él le temblaban las piernas de sentir su voz tan cerquita.

-Zoro...Te quiero, me gustas- el flequillo le cubría la cara al rubio, pero aún notaba el rubor. Y el cabello así le sentaba bien a su carita de barbilla delgada- Yo también- Zoro era una persona de pocas palabras. Decir eso eran tal vez demasiadas palabras para la situación.

Sanji lloró de felicidad -Al menos en sueños eres lindo- y besó castamente a Zoro, que nunca ha sido de andar a media tinta en vez de mostrar su pasión, así que la respuesta dejó a Sanji en el piso, abriendo un poco las piernas hacia el otro y recibiendo besos en todos los lugares libres de tela -Quítatelo- se giró y se sentó en sus rodillas -Bájame el cierre- dijo mientras se echaba el largo cabello a un lado y lo dejaba al descubierto. Zoro casi se lo arranca, porque era de esos cierres que es difícil cerrar, subir o bajar, sin embargo logró no romperlo -Sanji, tu piel es tan blanca que parece que me estoy comiendo a la luna-el rubio se removió el resto del vestido, quedando sólo en unos tacones plateados y girando su cuerpo hacia el otro -Quiero mirar yo también- dijo tratando de desamarrarle la túnica, Zoro se quitó todo en algo así como diez segundos y se abalanzó sobre él.

Sanji empezó a gemir bajo sus caricias y de pronto; como todo en su relación, se convirtió en una batalla de besos y caricias sobre el suelo frío, con las ansias por toda la piel.

Gemían al mismo son y cuando llegó la hora de preparar a alguien para ir abajo, pararon -¿Quién?- dijeron al mismo tiempo, sin embargo Sanji propuso que ambos tuvieran su momento y Zoro estuvo de acuerdo.

Zoro empezó a preparar a su delgado rubiecito, atendiendo a besos sus preciosas y fuertes piernas, su glande, sus testículos, la parte interior de las rodillas, mientras dejaba caer saliva para ayudar a sus dedos a entrar en él.

Sanji ya no sabía que se sentía mejor, y sus gemidos eran cada vez más sonoros, conforme se iba acostumbrando su entrada- Zoro si sigues así no puedo...- El entonces sonrió y mordiendo un poco la parte interna de la rodilla dijo -¿Puedo entrar?- y el que estaba debajo solo pudo asentir.

Zoro cambió posiciones -Mi pene es algo largo así que es mejor si te mueves a tu gusto- dijo posicionándolo en posición de vaquero, con el glande rozando su entrada -El mío tampoco es tan pequeño-Replicó Sanji, que no se hizo de rogar, y poco a poco fue aceptando a Zoro, que lo único que pensaba era en contenerse para no acabar haciendo algo muy rápido y lastimarlo. Cuando todo lo que se podía estuvo dentro de Sanji, Zoro comenzó a mover su cadera en signo de desesperación. El más delgado puso sus rodillas cerca de las caderas del otro y comenzó a moverse de forma lenta y sensual -Sanji... Muévete más rápido por favor- sus caderas seguían moviéndose con desesperación y entonces Sanji le dijo que él hiciera lo que quisiera con él.

El peli verde no soportó más y comenzó a moverse dentro de Sanji a un ritmo frenético, acariciándolo y besando sus orejas, su boca y su cuello, mientras el que lo recibía lo abrazaba con brazos y piernas. La vista era hermosa, pues el cabello rubio se extendía por el suelo, pensó que le lastimaría las caderas si seguían ahí, y el panorama cambió a una cama gigante con sábanas de seda azul oscuro. Zoro cambió la posición de Sanji y juntando sus rodillas lo puso en cuatro -¿Zoro?- estaba asustado -Tranquilo- entonces comenzó de nuevo el ritmo catastrófico, que hacía del rubio un desastre de gemidos, sudor y lágrimas, rozando en profundidad sus puntos débiles hasta que no pudieron más y se vinieron juntos.

Zoro descansaba abrazado a su rubio debajo de él, mientras acariciaba su largo cabello y besaba sus hombros.

-Oi, Zoro...- a Sanji se le oía ronca la voz - ¿Ya quieres hacerlo?- la pregunta a la cual asintió, ocasionó que el que estaba encima de él se hiciera a un lado y cerrando los ojos, lo esperaba.

Era la primera vez que el rubio veía a Zoro tan... Frágil. Comenzó a acariciar sus piernas y lo sintió tensarse -Tranquilo ahora tu...- dijo mientras lo giraba y se sentaba encima de sus nalgas.

Comenzó con una serie de besos y masajes, mientras recorría cada cicatriz en su cuerpo, con la mirada.

Poco a poco con su aliento, calentaba diversos lugares en el cuerpo del peliverde. Desde las orejas hasta su entrada, mientras sus tetillas eran levemente pellizcadas -Sanji, si me vas a hacer algo, muévete. No soporto esto...-Zoro estaba sonrojado, desesperado y ansioso -Yo te dejé hacer. Ahora quédate tranquilito.- Como si fuera una orden, unas esposas aparecieron en las muñecas del otro, y Sanji siguió complacido con su "tortura".

Con la lengua acariciaba su entrada en círculos, para luego entrar y sacarle gemidos a Zoro. Sus dedos toqueteaban el glande, mientras uno presionaba la uretra-Sanji... No...- Zoro movía la cadera desesperado por algo más de acción-Sé paciente... Quiero que te sientas bien- Sanji introdujo el primer dedo y aunque fue doloroso, no hubo sonidos en su garganta. Sanji mordió ligeramente una de sus nalgas mientras continuaba con las caricias en el pene.

Cuando Zoro empezaba a relajarse, otro dedo apareció. Lo hizo gemir esta vez, de dolor y placer-¿Marimo, estás bien?- Sanji estaba un tanto preocupado- Si... Apúrate- el rubio bufó y entonces bajó el ritmo del movimiento hasta que Zoro, realmente suplicaba- Sanji muévete o déjame mover... Por favor- Sanji no pudo aguantar mucho más. Metió el tercer dedo casi que por seguir el orden, y después de unos segundos sacó sus dedos y se posicionó en su entrada-Ya... Sanji...- Se introdujo en él, y el peliverde ahora no pudo limitar su ruido-Sanji, quiero abrazarte- dijo entre algunos gemidos y las cadenas desaparecieron-Aw... No sabía que podías ser tan lindo- al girar a Zoro, una visión borrosa por las lágrimas y sonrojada lo saludó-Cállate- Y sin embargo lo abrazó por la espalda y la cintura.

Cuando Sanji sintió que era momento comenzó a moverse lentamente, al tiempo que acariciaba y besaba al peli verde en distintas zonas del cuello, de la cara, del pecho- Más profundo. Más rápido- rogaba tratando de profundizar el movimiento él mismo-Basta-Sanji lo detuvo -A mí me gusta comer lento, Zoro- dijo mientras Zoro casi lloraba maldiciéndolo.

El ritmo siguió lento y Zoro gemía cada vez más alto. Ya se había corrido dos veces y el rubio seguía invadiendo su interior-Sanji... Ya no puedo... Me voy a desmayar...- su cara llorosa y sus gemidos roncos y cansados motivaron a Sanji a ir rápido los últimos instantes. El que estaba debajo, ya no podía ni gemir. Se iban a venir juntos y... Despertaron.

Sanji lloró un rato por haberse enamorado del espadachín, y luego decidió ir a cortarse el cabello. Luego empacó la maleta, hasta abajo iban sus tacones plateados, su vestido azul y la boquilla, encima toda su ropa de hombre.

Zoro despertó sonrojado y fue a hacer maleta con las pocas cosas que tenía ahí. Se despidió de su maestro y lo mismo iba a hacer con Perona, que insistió en llevarlo- Te vas a perder... Bleh- le sacó la lengua y lo guio hasta Sabaody, siendo esa la razón de que llegara primero que nadie.

Notas finales:

Ok las amo :). El capítulo que viene está Suuper *Inserte pose de Franky* aunque es mucho más corto.


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