~ Capítulo 6: Tentación. ~
Todos los súbditos se quedaron sorprendidos ante la decisión de su majestad de Inglaterra. Hace la paz con los franceses es el peor error que cometa. El Rey perdió la cabeza por querer aliarse ante un príncipe que le hizo daño a Inglaterra en el pasado. No puede permitir semejante bajeza, harán lo posible para que la paz no se lleve a cabo. Hasta los de la corte se miraron en forma de complicidad, van hacer lo posible por deshacerse de aquel francés.
El Rey ordenó que se continúe la fiesta. Invitó al príncipe en sentarse a su lado para hablar de sus concilios. Sin embargo, en algunos momentos que tienen tiempo aprovecha y pone su mano ya sea cerca de la cintura, pasa suavemente por las entrepiernas o se le acerca casi a sus labios. Muchos ignoraron los momentos ya que piensan en otras cosas importantes y no se dan cuenta de aquellos coqueteos de su majestad.
Ciel se sintió violado al ser tocado por un ser tan impuro, a pesar de sentir aquellas manos recorrer unas partes de su cuerpo se mantiene firme y con una sonrisa. Quiere seguir el juego, pero no puede seguir soportando como es acosado por alguien quien odia. Por otra parte mira discretamente al fiel mayordomo oscuro. Puede ver aquellos ojos llenos de ira y no tardará en explotar. Sus planes pueden caer si Claude sale de sus casillas. La noche pasa y se siente agobiado en analizar las posibles consecuencias de cada uno de los movimientos de Ash y Claude.
Llegó a su límite de paciencia y sin mencionar palabra se levantó del asiento para dirigirse al jardín donde tratará de tranquilizarse y seguir la noche. Aunque fue detenido por su mayordomo quien lo tomó de la mano sin medir la fuerzas.
— Me lástimas. —Se quejó.
— Vámonos de la fiesta. —En su voz hay muestra de furia— No quiero seguir cerca de un ángel.
— Está por finalizar todo. —Se mantuvo neutral— Debo hablar de asuntos delicados con el Rey.
— Eso asuntos delicados tienen que ver como ese ángel lo toca y coquetea. —Se acerca hasta ver sus ojos— Tenemos un contrato. — su mano baja hasta la parte del ombligo— Obtiene la venganza y yo obtengo su deliciosa alma y algo más. — susurró.
— Odio tus coqueteos de esta manera. —Dijo serio— Sé que nuestro contrato es por dos cláusulas importantes para ti.
— Espero no se le vuelva a olvidar. —mostró un tono sensual a la hora de hablar, dando a entender que desea el terminó del contrato para tenerlo únicamente para él— Consérvese lejos de ese ángel.
Se alejó de su joven amo para retirarse en busca del carruaje y marcharse de aquel lugar donde buscan lo que él desea obtener desde hace tiempo. No va permitir que cualquiera se le acerque. Lo tendrá vigilado a donde quiera que vaya, en caso de sobrepasarse de más; no vivirá para contarlo.
Ciel se quedó molesto con su mayordomo. Sabe lo posesivo que es cuando nota esas cercanías de otros. Lo dejó en claro cuando se encontraban en Francia. Mató a todos sus pretendientes o prometidos, no dejó evidencia alguna del asesino, pero él conocía la causa de todas esas muertes. Por una parte le alegra que aleje a todos los pervertidos, por otra parte, siente la presión de que debe cumplir la cláusula importante. Cada vez están cerca de iniciar el plan verdadero en contra de Ash. Puede ser que en tres meses dé marcha de sucesos terroríficos. Se tranquilizó para entrar a la fiesta y despedirse del Rey, le cuesta aceptar la realidad, pero es la única forma de no levantar sospechas. Sin embargo, sintió que lo golpean en la cabeza y de ahí no recuerda nada.
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Le duele mucho la cabeza, aquel golpe que sintió con tanto lleno de odio. Al abrir sus ojos puede ver que esta en un lugar con mucho polvo y telarañas por los costados, algunos barriles con contenido desconocido y un olor tremendo. Quiere gritar, pero se da cuenta que esta amordazado, no puede decir una sola palabra, trata de moverse para aflojar las cuerdas, no funciona la táctica. Los responsables que lo llevaron deben ser algunos asesinos enviados por el Rey de Inglaterra.
Buscó una forma de librarse y escapar algún lugar seguro. No siempre quiere depender de su mayordomo. No encontró forma de librarse, sólo le queda esperar a los asesinos que lo libren a cambio de unos acuerdos. Espero el resto del día, pero no hubo nadie quien lo ayudara o apareciera para explicarle la situación. Se quedó dormido por unos momentos cuando se despertó escuchó unos pasos que se acercan. Han de ser sus captores. Se enfrentada a ellos sin importar el costo de su vida, pero no se doblegaría tan fácil. La puerta se abrió dejando a ver quien menos se espera. Un ex mayordomo a sus órdenes.
— Sebastian… —susurró.
— Siento haberlo hecho esperar, pero me costó trabajo encontrar la ubicación de sus captores. —Muestra una sonrisa— Lo hemos estado buscando.
— ¿Hemos? —Cuestionó confundido— ¿Quién más me busca? — preguntó.
— Sus sirvientes y el Rey.
— Vaya. —Muestra una sonrisa— El Rey buscándome me hace sentirme halagado. Pero… ¿Cómo me encontraste?
— Digamos que… —sonríe cínicamente— Mi amo Alois tuvo la idea de contratar asesinos para que lo secuestraran.
— No me sorprende que haya sido él. —Ríe— Me hace sentirme más halagado ya que me hace entender los celos que siente hacia mí. Sólo porque le estoy quitando a su amado Rey.
— Así que se ha dado cuenta del enfermizo amor de mi amo hacia el Rey.
— Es tan obvio.
El demonio se sorprende por ver al humano príncipe ser tan listo, hay muchas diferencias entre su amo y él. El heredero de Francia sabe perfectamente como controlar sus cartas y darse cuenta de los celos tremendos de todos los súbditos al estar cerca de aquel ángel. Quizás debe poner acabo su plan que se le acaba de ocurrir. Antes que llegue su amo, no estaría mal probar algo nuevo. Se acercó y en vez de soltarlo lo alzó llevándoselo de ahí, antes que se dieran cuenta del escondite. Lo disfrutada por un tiempo así que se lo llevara a una parte demasiado lejos donde le costada a todos encontrarlos.
Ciel se quedó sorprendido por ver como su ex mayordomo se lo lleva otra parte, él conoce muchos lugares y el lugar por donde lo lleva es conocido. Le hace traer recuerdos donde lo acompañaba para disfrutar algún día de campo con su ex prometida, Lizzy. Tardó mucho tiempo hasta que llegaron a una cabaña. Sabe que estuvo abandonada por mucho tiempo y se comentaba que espantaban espíritus malvados. Nunca protesto en el viaje o trato de llamar a su mayordomo ya que su prioridad es la venganza y se vengará de Sebastián desde un punto débil. Lo conocerá en el tiempo que este con él, sino lo encuentra seguida intentando hasta provocar uno.
Al entrar a la cabaña se sorprendió por no verla desordenada o sucia, esperaba encontrarla con telarañas por todas partes, todos destrozados y sin nada, pero la sorpresa fue ver algo limpio, ordenado y lujoso. Algo le hace pensar que el demonio ya tiene todo planeado desde antes. Se hacia de noche así que Sebastian lo guió hasta la chimenea donde la encendió y atendió al joven príncipe. Le dio chocolate caliente y algo de postre. Se sentó a su lado en la chimenea, sólo ven las llamas de colores cálidos combinados. Aunque se terminó el postre no lo voltea a ver o no hace ninguna plática, sentimientos cruzan entre ellos. Ninguno de los dos sabe que cree cada uno de ellos. Simplemente un silencio incomodo, quieren hablar, pero no saben de que manera.
Ciel cree que es mejor regresar a su hogar o Claude lo encontrada y se armada un pleito enorme. No quiere que lastime a Sebastián. No es que le importe su bienestar, sino que quiere acabar con él de alguna forma, de manera lenta y dolorosa. Se puso de pie y tan sólo miró al demonio para decirle:
— Debo partir. —Dijo serio— Me esperan en casa.
Antes de dar un paso fue sostenido de manera brusca que lo hizo sentarse y mirar al demonio. Los ojos de Sebastián cambiaron a ese color rosado, por momentos sintió miedo, pero no debe caer en los sentimientos del momento. Debió de haber hecho algo para provocar la ira del espectro.
— Lo traje aquí para hacerlo mío. —Susurró. Mostró una sonrisa y la lujuria emanaba dentro de él— Quiero probar algo puro. —Una de sus manos tocaba el trasero del joven que comienza a temer lo peor— Lo tomaré para marcarlo como mío. Nadie más podrá tenerlo.
— ¡Suéltame! —Demandó molesto— ¡No le pertenezco a nadie!
— Ahora le pertenecerá a alguien, Ciel.
Se quedó sin palabras por escuchar su nombre. Le pasó por unos momentos la idea que lo descubrió y por ello quiere hacerlo suyo. Una parte profunda de él quiere entregarse al demonio sin importar que sea una violación y lo sodomice, pero quiere ser únicamente marcado por él; por la otra parte quiere librarse y cumplir el contrato completo con Claude, quien le ayudara en su venganza y no lo ha traicionado por otros. Sin embargo, se quedó tranquilo al escuchar algo.
— No, tú nunca podrás ser Ciel. —Sonríe mostrando aquellos colmillos— Ciel era mimado, tonto y inútil. En cambio, tú eres valiente, audaz y orgulloso. Él tipo de hombres que me agradan para devorar.
Trató de librarse del agarre de Sebastián, sin embargo, cuenta con más fuerza que él. Cada vez se acerca a sus labios. No quiere probar los labios de Sebastián, no de aquella manera, desea algo tan especial y nada por una simple calentura, quiere ser amado por el demonio. Va siente la respiración cerca y simplemente se queda callado, sin poder hablar al sentir lo que tuvo miedo, lo que deseo de hace años y que ahora lograr disfrutar.
Primer beso de amor…
Por Sebastián, su amor verdadero…