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Pretty Boy por Izaka Ai

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen son de: Tadatoshi Fujimaki y basado en la película "Mujer Bontia" de Buen Vista Intenational.

Notas del capitulo:

Hola! Es la primera vez que participo en algo como esto y estoy emocionada. El tema fue de película y me encanto, así que esta es la aportación al fandom.

 

Se celebraba una elegante fiesta para cierto invitado que venía de Tokyo que cerrara un trato multimillonario, su abogado le había organizado una fiesta de bienvenida y por su puesto todos estaban encantados, a excepción del honrado;

-¿Han visto a Daiki?-pregunto Haizaki Shogo un abogado bastante astuto como calculador que ayudaba a manejar sus negocios en la costa americana, este había recorrido toda la casa y no tenía señas de su amigo como socio Aomine Daiki, un prominente genio de los negocios hijo del afamado Aomine Juichi un financiero reconocido por ser frio en cuanto a sus decisiones en el mercado de las compañías, si hijo Daiki había seguido el mismo camino decían muchos, pero su éxito por si solo le abrió camino.

 

Aomine, quien se escabullo de todos para hablar con su novia por móvil, ya que ella no quiso acompañarle en el viaje a pesar de que la necesitaba, por lo que trataba de convencerle.

 

Llamada...

-Dices que estas ocupada pero antes de viajar a California dijiste que si, Satsuki.

-No tengo ganas de ir a California.

-Más bien tienes ganas de seguir gastando mi dinero allá.

-Dai-chan ambos sabemos que esto no va para ninguna parte.

-Pero te doy todo.

-Más bien tú asistente me da todo. Es más hablo más con Tetsu-kun que contigo.

-¿No vendrás?

-No y no me encontraras cuando regreses.

-Como quieras.

 

Colgó la llamada molesto y salió a la fiesta topándose con una vieja amiga la cual contrajo matrimonio recientemente.

-Mai ¿Cómo estás? Oí que te casaste.

-Sí, lo siento, mejor suerte la próxima Daiki.

-¡Hahaha! Si, te deje ir. Oye ¿Una pregunta?

-Claro.

-Cuando salíamos ¿Hablabas más con mi Tetsu que conmigo?

-Daiki, tu asistente fue uno de los padrinos de mi boda.

 

El sonrió y la despidió para salir de ese lugar, rápido vio el auto deportivo de su amigo, un Lamborghini negro.

-Disculpen me llevare este-tomo las llaves y antes de subir por fin su abogado llego.

-Daiki por fin te encuentro.

-Lo mismo digo Shogo, me llevare tu auto.

-Sí, claro te llevaras mi auto, no espera ¿Por qué?

-Mi limosina esta atorada allá-señalo en el estacionamiento donde el chofer les saludo.

-Bueno, solo ¿Sabes conducir? Aquí es del otro lado, diferente a Japón.

-Sí, si ¿Que tan difícil puede ser?

 

Subió al auto y presiono el botón de encendido.

-Mañana tendremos la junta con los Akashi.

-Lo sé-sonrió mientras acelero escuchándose rugir el motor.

-Por favor, solo no hagas una tontería y si te pierdes usa el GPS o llámame.

-Sera divertido-presiono el pedal y salió disparado, Haizaki veía a su amigo irse, preocupado por la seguridad de su auto nuevo.

 

.  .  .

 

Las calles de Hollywood, las luminarias y los famosos, todo es posible en la ciudad de los sueños eso dicen, para muchos puede que sí pero algunos casos es solo el desvelo de una noche larga. Como para un joven que apenas despierta con el reloj de las 7:00 p.m. sonando molesto, pues su trabajo está por dar inicio, un trabajo que es placer de muchos aunque el peligro para otros. Kagami Taiga un joven de 22 años que no tiene mucho tiempo en Hollywood debe levantarse y vestirse para comenzar su noche, sin mucho de donde escoger solo toma una chaqueta y pantalón de piel, pegado al cuerpo, una gorra con remaches así como una peluca de cola de caballo color rubio y playera roja de malla que solo aparenta cubrirle pues se puede apreciar perfectamente su piel torneada como sus pezones, no es que fuese a un sitio elegante pues la calle era su lugar de trabajo, ya que él era prostituto, una profesión no de su elección solo que era lo único que podía darle el dinero necesario para mantenerse en especial sin estudios, vivía con un amigo que había conocido hacia años atrás y volvió a ver al llegar a esa ciudad, su nombre era Himuro Tatsuya otro joven que como él se prostituía en el paseo boulevard. Al terminar de cambiarse bajo por las escaleras cuando se topó con su casero, este le cobraba a su vecino de abajo.

-Ya te dije que no es beneficencia, pagas o te largas.

Eso lo hizo regresar a su departamento donde fue al inodoro, ya que con los peligros de esos barrios era donde guardaba dentro de una caja el dinero que ganaba, solo que se topó con la sorpresa de solo contener 1 dólar.

-¿Esto es en serio?-musito para luego fugarse por las escaleras de incendio así evitando a su molesto casero.

 

Al bajar fue directo a buscar a Tatsuya, pasando por la calle principal se topó con un callejón cerrado pues habían asesinado a una prostituta, los policías no parecían muy interesados en resolver el crimen dado su profesión.

-Si no se exhibieran así no tendrían tantos problemas-comento uno de los oficiales, Kagami observo un poco notando un tatuaje en la mano derecha de la joven muerta, él la conocía.

 

Llego a un bar donde la música estaba sonando bastante fuerte, apenas podía escuchar sus propios pensamientos, camino por las mesas hasta llegar a la parte trasera donde se topó con un grandulón de color.

-Vaya Taiga viene a visitarme.

-Ni loco ¿Dónde está Tatsuya?

-Bueno, el...

Fue cuando el azabache de lunar bajo el ojo derecho se levantó de un asiento, al parecer estaba dormido.

-¡Bro!

-Nada de “Bro” ¿Tomaste el dinero que tenía guardado?

-Bueno, solo un poco.

-No bromees era para el alquiler.

-Es que le debo a Bruno.

-No puede ser-molesto se dio la vuelta ignorando al hombre, Tatsuya fue tras él pues no quería que se enojara.

-Hey, hey, sabes que no lo hice con intención, si no le pago los 200 dólares por la ocasión que me saco de la cárcel nos ira mal.

-Pero era todo lo que tenía.

-Te lo pagare.

-Tatsuya, sabes olvídalo hay que ir a trabajar.

-Muero de hambre.

-Comerás después, vamos.

 

Los dos salieron al paseo de las estrellas, solían pararse junto a una licorería esperando a un cliente pasar. Tanto para mujeres como para hombres había quienes deseaban pasar una noche buena así que siempre habría a quien servirle.

-Como está muy floja la noche-comento Tatsuya viendo en el reflejo de la vitrina sus dientes.

-Sabes, hoy vi a Lilia en el callejón, la mataron.

-¿Lilia? Que horrible, pero no tengas miedo, ella era una adicta posiblemente se le paso.

-Me preocupa.

-Oye, tranquilo sabes que este trabajo siempre es así pero anímate además podemos decirle a Bruno que nos cuide.

-Claro que no, ese tipo no me agrada, yo quiero elegir con quien dormir y cuanto ganar, no le daré parte de lo que me dan a ese tipo.

-¡Hahaha! Tienes razón, somos tú y yo.

Cuando se escuchó el rugir de un motor, estos voltearon para ver a un Lamborghini acercarse por la esquina.

-Esto no puede ser, no sé dónde estoy y para colmo no se usar esta cosa-Aomine golpeando el GPS, se orilló para tomar su móvil y noto que tenía batería baja apagándose en el instante-.Creo que no es mi día-suspiro.

Tatsuya señalo el auto y le dio un codazo a Kagami.

-Deberías ir.

-Como que es muy lujoso ¿No?

-Taiga, puede ser buen cliente, ve. Pero recuerda no menos de 100 dólares la noche.

-Sí, si-camino hacia el auto y se asomó por la ventanilla, viendo a un hombre de tez morena con un elegante traje peleando con su móvil muerto-.Así no funciona.

-¿Eh?-este le miro sorprendiéndose de las ropas que el joven tenía, aun así su sonrisa llamo su atención-Disculpa, no suelo dejarlo descargar y esta cosa no funciona ¿Tu sabes cómo?-le mostro la pantalla del GPS.

Kagami la miro y sonrió.

-Por 5 dólares te enseño.

-¿Qué? ¿5 dólares por decirme como encender esto?-se quejó el hombre.

-Ahora son 10.

-Esto es un robo.

-Tómalo como quieras-el joven se dio la vuelta recargándose en el auto, Aomine no entendía porque pero le parecía gracioso así que accedió sacando su cartera.

-Bien ¿Tienes feria de 20?

-Por 20 dólares te guiare a donde quieras-dijo abriendo la puerta del  auto subiendo como si nada

-Tal vez sea mejor, no suelo conducir solo, de hecho no suelo conducir-contesto el moreno andando, Kagami no dejaba de admirar el auto pues jamás pensó en subir en uno de ellos- ¿Por dónde?

- ¿A dónde quieres ir?

-Al Hotel Beverly Hills

-¡Wou! Nada mal, sigue derecho hasta el semáforo-le indico tras soltar un silbido, pero Aomine parecía pelearse con el auto debido a que no sabe cómo conducir por lo que la palanca parecía atorarse-.Este auto tiene un motor V12 central trasero longitudinal y con esos cambios parece que vas a destrozarlo.

-¿Sabes de autos?

-¿Qué hombre no?

-Bueno, yo no sé, mi primero auto fue una limosina.

-Ahora entiendo, pero debes saber que este bebe alcanza los 330 km/h y acelera de 0 a 100 en 3.8 segundos.

-Impresionante, claro si supiera de lo que hablas.

-Lo siento, me emocione-contesto observando la panorámica mientras que Aomine veía su vestimenta.

-No quiero ser rudo en preguntar esto pero ¿Sueles vestir así todo el tiempo?

-No, solo cuando trabajo-contesto a lo que el moreno pudo llegar a la conclusión de lo que significaba.

-¿Eres prostituto?

-Exacto.

-Jamás había conocido uno.

-Pues tienes suerte supongo.

-¡Hahaha! Eres gracioso-pero bajo la velocidad al no poder maniobrar bien la esquina.

-Oye ¿En serio no sabes conducir?

-Me atrapaste-Aomine le miro y paro el auto-¿Quieres conducir? Sera más fácil.

-Eso no se pregunta-asentó Kagami que de inmediato intercambiaron lugares, una vez se sentaron con cinturones puestos tomo la palanca de cambios y le dijo-.Sujétate que te mostrare lo que hace este bebe.

 

Acelero a tal grado que dejo marcas en el pavimento, Aomine apenas pudo sujetarse pero tras un rato se acostumbró.

-¿Cómo te llamas?

-¿Cómo quieres llamarme?

-¿Usas esta rutina con tus clientas?-le cuestiono fue cuando Kagami le miro de reojo pues los ojos azulados se fijaron en él.

-Taiga, Kagami Taiga.

-Mucho gusto Kagami, soy Aomine Daiki.

-Y para que lo sepas, no solo tengo clientas sino también clientes.

-Vaya, eso es intrigante-sonrió Aomine.

 

El hotel era tan lujoso como por fuera que solo podría imaginar cómo sería por dentro. Al llegar le entrego las llaves al valet, Aomine saco su abrió y se acercó a Kagami.

-Fue divertido-extendió la mano hacia él, por lo que el joven contesto de la misma manera.

-¿Y eso que no estuviste conmigo toda la noche?-contesto mirando por las puertas el lugar.

-Me tengo que ir.

-Genial, yo tomare un taxi o el bus-se despidió con el gesto.

El joven fue a la primera parada recargándose en ella y sacando de su bolso el dinero para el autobús.

-¿No crees que será mejor el taxi?

-Bueno, no quiero desperdiciar los 20 dólares-contesto, entre ambos hubo una sonrisa y finalmente Aomine se dejó llevar por el momento.

-¿Quieres subir?

-¿Sabes que cobro, cierto?

-Hahaha! ¿Cuánto?

-100 dólares por la hora.

Aomine sonrió y acepto el costo por lo que Kagami se encamino hacia él, claro que antes de entrar al hotel, el moreno le coloco su abrigo.

-Sera mejor que te pongas esto, creo que tu ropa no es apropiada para estos lugares.

-Sí, imagino que no-contesto viéndose cerca uno del otro, Aomine vio aquel rostro con suma curiosidad algo que jamás le había pasado.

 

El portero le abrió la puerta y ambos entraron, Kagami no pudo evitar creer que se había perdido en el país de las maravillas « ¿En serio estoy en un hotel de lujo? Adiós a los hoteles baratos, por lo menos hoy...» sonrió entre dientes. En el elevador una pareja esperaba a que este arribara, pero no pudieron evitar ver a tan interesante joven en traje de piel y botas negras, y por si fuera poco este también les miro, en especial la forma en que el hombre se le quedaba viendo, así que se abrió la chaqueta y le mostro su playera reveladora, se tocó sus pezones con los dedos.

-Se siente bien ¿Quieres tocar?

Ante eso Aomine no pudo evitar molestarse un poco por la vulgaridad de Kagami golpeándose la frente, las puertas se abrieron y les saludo el encargado.

-¡Hola! Soy Takao y los llevare a donde quieran.

-Que gracioso-Kagami entro acomodándose, Aomine paso junto a él pero la pareja desistió el entrar.

-Se lo pierden ¿Podríamos hacer una fiesta?

La cara de la mujer fue de total desagrado y una vez se cerró la puerta, el moreno se le quedo mirando de brazos cruzados.

-Ya lo siento,  fue divertido.

-La cara de la señora Tucker ¡Hahaha!-comenzó a reir el joven azabache del elevador pero al ver la cara de Aomine se calló-.Lo siento señor ¿A qué piso?

-Pent-house-contesto Aomine sin miramientos.

 

Ya bajando del asesor, Takao se asomó por la puerta para ver como ambos huésped entraban a aquella habitación de lujo.

-Esto se pondrá bueno, cuando Shin-chan lo sepa-murmuro.

 

El pent-house la habitación de exceso, debido a su costo pero es todo lo que un huésped que está acostumbrado a una buena vida espera. Kagami por otro lado se emocionó al ver el lugar, el cual recorrió enseguida ante la mirada atenta y divertida de Aomine quien tenía cierta curiosidad por el joven aun sabiendo a que se dedicaba.

-Es una gran vista la que tienes-le llamo desde la terraza, pero el moreno no parecía querer acercarse.

-Me imagino.

-¿No me digas que tienes miedo a las alturas?

-Sí, algo.

-En ese caso ¿Por qué rentar el pent-house del último piso?

-Es el mejor, además no tienen uno en el primer piso. ¿Quieres algo de beber?-le pregunto llamando al servicio a cuarto.

-Como quieras-el encantado joven se recostó en el sofá mullido, cuando encendió el televisor de 60 pulgadas topándose con un partido de baloncesto-.Los Bulls son los mejores.

-Vamos, tienes que estar bromeando Cleveland tiene buenos jugadores.

-¿Sabes de baloncesto?

-Sí, lo jugué un poco en la secundaria.

-Yo igual, sabes estuve a punto de ganar una beca de no ser porque mi padre murió y tuve que trabajar-le conto y al mirar Aomine estaba revisando en su laptop información del negocio que hacía en EUA.

-Lo siento.

Kagami apago el televisor y se sentó sobre el escritorio a lo que el moreno tuvo que mover su cosas, el joven saco de su bolsillo varios condones mostrándoselos.

-Bien ¿Cuál quieres? Tengo de sabores además de extra sensibles.

-Tienes prisa.

-Bueno, solo hagámoslo y ya.

-¿Y si te pago por toda la noche?

Kagami se le quedo mirando y luego toco su barbilla.

-¿Estas muy urgido?

-No, eso no, solo que no me gustan las prisas.

-En ese caso, serian 300 dólares.

-Hecho.

-¿En serio?

-Si-saco de su cartera dándole el dinero el cual metió en su bolsillo trasero, después se sentó en la alfombra.

-¿Puedo quitarme las botas?-pregunto recibiendo una aceptación por parte de su cliente que tomo su móvil para conectarlo a la corriente. Cuando tocaron a la puerta, Kagami se alertó-¿Qué fue eso?

-El servicio a cuarto.

-Ah, ya veo, yo voy-dijo abriendo la puerta.

El hombre llego con una charola con champagne y fruta, colocándola cerca del bar para luego mirar a Kagami quien se molestó por su forma de hacer.

-¿Tu qué quieres?

-Yo lo hago-Aomine se apresuró para darle la propina a lo que Kagami entendió de lo que se trataba. Después el moreno le sirvió una copa la cual bebió a fondo como si fuese agua-.Te gusta beber.

-Esta bueno.

-Sí, claro ahora toma una fresa.

-¿Solo una?

-Las que quieras pero estas resaltan el sabor de las champagne.

-Te sale bien el truco-sonrió tras comer un de los frutos rojos, se sentó de nuevo en la alfombra y se le quedo mirando-¿Y ahora qué?

-No lo sé, nunca planee esto.

-¿Sueles planear todo Aomine?

-Siempre.

 

Tras un rato Kagami solo se la paso viendo televisión mientras que Aomine le observaba al mismo tiempo que trabajaba pues no decidía que hacer con ese joven, jamás había estado interesado en un hombre pero había cierta inquietud que despertaba en él. La risa que tenía al ver el programa de comedia llamo su atención así que dejo de lado su móvil y se sentó en el sofá para verle de cerca, este había acabado con toda la fruta así como las botanas que se encontraban en el lugar, se tomó la botella entera de champagne sin hacerle efecto, pero cuando sintió la mirada en el apago el televisor y se movió a gatas hasta sus piernas.

-¿Quieres jugar?

-Espera yo no.

-¿Nunca has estado con otro hombre? Descuida, es casi igual, si no quieres ver solo cierra los ojos-le dijo quitándose la playera dejando ver su piel así como su musculatura, se abrió el pantalón y luego paso las manos por el pecho de Aomine quien con suma atención le veía, retiro su corbata y abrió su camisa, se acercó sintiendo su aliento sobre la piel y justo al estar frente a frente-¿Cerraras los ojos?

-No-contesto deleitándose con sus caricias pero al tratar de besarlo Kagami se alejó, bajando hasta su pecho donde le comenzó a besar, pasando la lengua por sus pezones, conforme sentía esa piel morena le retiraba el cinturón y abría el cierre dejando expuesto su miembro, antes de seguir con su labor levanto la vista para notar la mirada atenta de Aomine antes de lamerlo, de la base hasta la punta, podía sentir como se estremecía y más como se endurecía, tan pronto pudo lo metió en su boca succionándolo. Aomine solo disfruto la felación hasta que con sus manos sujeto los cabellos de Kagami cayéndosele la peluca mostrando su color natural, un leve rojizo con negro, entre más succionaba lo apretaba. El joven se llevó la mano hasta su entrada e introdujo sus dedos en ella para prepararse, una vez termino de correrse se sentó sobre él.

-Va a dolerte si lo meto ahí.

-Está bien, estoy acostumbrado ¡Ngh!-Kagami al presionar su pene entrando en él, Aomine no podía dejar de sentirse bien así que una vez dentro de este se movió-¡Aah!

-Se siente muy justo, es diferente a una mujer.

-Tal vez mejor ¡Ngh! ¡Aahh!-gemía mientras le penetraba llegando a ese punto en su interior, el moreno apreciando como el cuerpo de este se estremecía y su belleza de facciones que le hacía querer tocarlo más profundo. La noche parecía ser larga y tras terminar en el sofá fueron a la cama donde Aomine con las confianza abrió sus piernas insertando su miembro ahora masturbando el de Kagami pues adoraba ver su rostro mientras lo hacía, ahí se vinieron los dos, el moreno se acercó de nuevo viendo sus labios pero el joven giro el rostro.

-Lo siento, jamás beso a un cliente.

-Me parece justo-contesto saliendo de su interior, lo rodeo por la cintura mirando como este se acomodaba para descansar. Jamás había tenido sexo con un hombre pero la experiencia había sido demasiado placentera ¿No es que fuera un egocéntrico? Solo que provocar esos orgasmos en ese joven fue más excitante que cualquier chica con la que haya dormido antes. Se dio una ducha caliente para luego encender su laptop y ponerse a trabajar ya que ese viaje nunca fue de placer, por mucho que lo haya sentido.

 

La mañana siguiente Haizaki le llamo a su móvil y le atendía mientras leía los documentos que había recibido en mail.

 

Llamada…

-¿Como los ves?

-Bien.

-¿Como que bien? Los Akashi están acabados, Masaomi solo habla por hablar y para colmo desea verte.

-¿Para qué?

-No lo sé ¿Rogar por la compañía de su familia? Creo que será una cena hoy en la noche ¿Iras?

-Has la confirmación.

-Bien, te llamo después.

 

Colgó el teléfono sentándose en la mesa para desayunar pues habían llevado todo a la mesa de la habitación, Kagami despertó saliendo de cuarto en una bata blanca.

-Buenos días-sonrió Aomine al verle, este se acercó al oler la comida, pero luego recordó su trabajo así que se detuvo.

-Buenos días, lo siento olvide donde estaba ya me cambio para irme.

-Tu cabello.

-Ah, esto ¡Hehehe! Es que a muchos les gustan los rubios.

-Me gusta así y antes de irte desayuna, pedí de todo ¿Qué te gusta?-dijo descubriendo los platillos, pancakes, huevos con tocino, fruta.

-¿Y si te digo que todo?

-¡Hahaha! Come lo que quieras entonces.

-Gracias-se sentó para devorar un pan con mantequilla, Aomine por su parte revisaba la documentación para luego mandar un correo desde su móvil-.Sabes no entiendo porque la gente se la pasa pegada en el móvil.

-Es que hace de todo.

-¿Tu qué haces?

-Mando correos o ¿Te refieres a lo que me dedico?-pregunto y Kagami asentó-.Me dedico a comprar empresas en problemas y luego las vendo.

-Es como robar autos y luego venderlos en partes, es más lucrativo ¿No?

-Algo así, pero legal.

-Imagino que debes ser bueno en eso.

-Digamos que nadie me vence, creo que solo yo podría vencerme a mí.

-¡Pf! ¡Hahahaha!-solto la carcajada casi saliéndose le jugo de naranja por la nariz.

-¿Qué es lo gracioso?

-“Yo solo puedo vencerme” Es ridículo, sin ofender.

-Tienes razón, pero soy excelente en lo que hago.

Para cuando se dio cuenta había acabado con toda la comida y fue a darse un baño, Aomine aun sentía que era divertido hablar con el así que lo dejo tomarse el baño, cuando sonó su móvil de nuevo.

 

Llamada…

-Tengo la confirmación de la cena, Masaomi iré junto a su hijo Seijuro, dicen que es un bastardo en los negocios.

-Conmigo no podrá.

-Por si las dudas te recomiendo que no vayas solo, lleva a una linda chica que les haga bajar la guardia-comentaba Haizaki conforme Aomine se asomaba a la bañera donde veía como Kagami disfrutaba del agua caliente, deleitándose con ese cuerpo-¿Me estas escuchando?

-Sí, lo hago, que lleve a alguien simpático.

-Dije chica.

-Eso no importa, creo que sé a quién llevar.

-¿Seguro?

-Sí, cálmate y en un rato estaré en la empresa.

-Nos vemos Daiki.

 

Kagami se le quedo mirando pues interrumpió su baño.

-Eso es pervertido ¿Sabes? Observar a la gente bañarse.

-Anoche vi todo de ti, pero…

-¿Pero?

-Te tengo una propuesta de trabajo Kagami Taiga ¿Te gustaría trabajar para mi hasta el domingo?

-¿Qué haría?

-Solo acompañarme ¿Qué dices?

-Son 6 días, eso sería mucho dinero.

-¿Cuánto?

-Mmm…4,000 dólares.

-¿Por 6 días?

-Sí.

-2,000.

-3,000.

-Hecho-estiro la mano Aomine hacia Kagami quien la estrecho-.Ahora me gustaría que te compraras ropa, claro que algo mejor, no muy elegante pero conservador, te dejare dinero para eso.

-Bien, lo hare-hablando al respecto de camino hacia la puerta donde le sonrió-.Te tratare tan bien que no te querrás deshacer de mí. Además lo hubiera hecho por 2,000.

-Es negocio y sabes te hubiese pagado los 4,000 y si, te dejare ir-contesto cerrando la puerta tras él.

 

Kagami emocionado salto sobre la cama pues 4,000 dólares solo por estar en un hotel de lujo con ropa incluida, era algo que no le pasaba a cualquiera, rápido le llamo Tatsuya para decirle que le dejaría dinero en el lobby y este que quedo impactado por la noticia aunque le dijo que se cuidara porque sonaba demasiado bello para ser verdad.

 

En el lobby llego el gerente del hotel, un hombre de apenas 27 años con una actitud recta así como una fuerte, de una extraña cabellera verde y manía por los horóscopos, de hecho esa mañana le había dicho que se cuidara de los signos Leo así que iba preparado con todo, en especial con su artículo de la suerte.

-Buenos días señor Midorima-saludo una de sus empleadas.

-Buenos días.

-¿Es el objeto de la suerte de hoy?-pregunto otra de ellas pues tenía en sus manos un diccionario.

-Así es, no está de más para tener un negocio fuerte-asentó, cuando el elevador se abrió saliendo Takao el encargado que al verlo fue directo hacia él.

-¡Shin-chan!

-Takao no me llames así en público, nanodayo.

-¡Hahaha! Nos conocemos desde la secundaria así que no importa.

-Pero aquí yo soy el gerente y tu un simple botones.

-Ya subí a cargo del encargado del elevador.

-Como sea, respeta mi cargo.

-¡Hahaha! Si, si, oye adivina que.

-No estoy para tus juegos.

-Es que anoche el señor Aomine trajo a un joven de la calle.

-¿Qué?

-Sí, los dos se la pasaron en su pent-house, solo bajo esta mañana el señor Aomine.

-Debe haber un error esto no pasa en el Hotel Beverly Hills.

Fue cuando Kagami apareció en el elevador dirigiéndose a recepción donde dejo el sobre con el dinero para Tatsuya, tras eso salió a la calle con la mirada de todos los huéspedes, a Midorima quería darle un infarto pues él era el encargado.

-Así que es cierto.

-Te lo dije Shin-chan-sonrió Takao mientras que el gerente se acomodaba los anteojos.

 

.  .  .

 

En la oficina Aomine tenía una junta con su mesa directiva para ver los terrenos que obtendrían una vez terminara la compra de la compañía Akashi, estos tenían empresas no solo en EUA y Japón sino en todo el resto del mundo.

-Se venderá muy bien, hable con nuestros socios y estarán encantados-comento Haizaki.

-Entiendo eso, debemos cerrar el trato lo antes posible.

La junta fue interrumpida por uno de sus asistentes el cual les aviso que las empresas Akashi acaban de cerrar el trato para fabricar vehículos militares lo que les daría un ingreso de 1000 millones de dólares anuales, todos entraron en pánico.

-Eso no puede ser, Daiki esto sería la ruina las acciones serán más caras.

-Cálmate Shogo, dime ¿Tenemos un conocido en el gobierno americano?

-Si, al senador Brians.

-Perfecto contáctate con él y pregúntale si está listo el contrato, esto tarda mucho no pudieron sacárselo de la manga.

-Entiendo, muy listo nadie te gana Daiki.

 

.   .   .

 

En las calles de las tiendas más costosas del mundo Kagami paseaba viendo la ropa y tratando de pensar en que comprar cuando al fin vio un traje interesante así que entro para preguntar por él, siendo atendido por una de las empleadas que lo vio de arriba abajo.

-¿En qué puedo servirle?

-Sabe necesito comprar un traje, algo para una cena.

-Lo siento pero no hay nada aquí para usted.

-Pero vi ese de la vitrina, tengo dinero así creo que…

-Dije que no hay nada para usted ¿Entiende eso?-el rostro de asco de la mujer lo hizo por fin entender a lo que se refería.

-Entiendo, gracias de todas formas.

A cada tienda que fue le veían de la misma manera así que se rindió regresando al hotel pero al cruzar por el lobby fue alcanzado por Midorima.

-Disculpe ¿Usted es huésped?

-¿Yo? Sí, estoy en el pent-house.

-No lo creo, la persona de ahí no suele traer a nadie, nanodayo.

-Pues a mí sí, así que con permiso-Kagami paso a su lado pero Midorima tomo su brazo, Takao salía del elevador cuando le vio.

-Hey, ese me conoce-señalo al azabache.

-Takao ven-le llamo el peli verde-¿Lo conoces?

-Sí, es que subió con el señor Aomine.

-Entiendo.

-Lo ve, gracias-dijo retirando su brazo de encima para entrar al elevador pero Midorima lo volvió a tomar y se lo llevo a su oficina, Takao se les quedo mirando.

 

Una vez en la oficina le sentó en la silla y se paró frente a este.

-Bien, este es un hotel de 5 estrellas, lo mejor de lo mejor en todo Beverly Hills y clientes como el señor Aomine suelen venir, hay diferencia él es especial y como tal no se le impide traer sin aviso a personas a su habitación-conforme le explicaba veía como no soltaba su diccionario causándole curiosidad a Kagami-¿Entiende lo que le digo, nanodayo? ¿Señor?

-¿Qué onda con el diccionario?

-Eso no es de su incumbencia ¿Solo responda?

-Kagami Taiga y si entiendo.

-El señor Aomine es de usted su…

-¿Tío?

-Bien, tío pero me preocupa que tenga otros tíos o parientes.

-No los hay.

-Eso quiere decir que cuando esto termine se ira y no volveré a verlo en el hotel.

-Sí.

-Estamos entendiéndonos, por el momento solo haga algo con su aspecto no es digno del hotel.

-Sabe eso quería pero en las tiendas me trataban como basura y no me dejaron comprar nada, suficiente tengo con sentirme basura yo mismo para que los demás me vean así, tengo dinero y una cena esta noche pero nada que ponerme-concluyo hablando tan rápido que sorprendió a Midorima sobre todo al ver la cara de frustración y casi lágrimas de Kagami. Saco su móvil marcando-.Perfecto ahora llamara a la policía, hágalo y dele mis saludos de mi parte.

 

Llamada…

-Sí, hola soy Midorima gerente del Beverly Hills.

-¡Midorimachi!

-Kise, deja de llamarme así.

-Te conozco desde la secundaria ¿Qué necesitas?

-Quiero un traje para un huésped ¿Podrías ayudarme?-al decir eso por el móvil, Kagami se le quedo mirando pues a pesar de su cara de molestia no parecía mala persona.

 

Al terminar la llamada le dijo a donde se dirigiera para comprar lo que necesitaba, era una tienda al lado del hotel famosa por ser atendida por el diseñador Kise Ryota que trabajo de niño como modelo y ahora tenía una marca de ropa completa. Kagami le espero en el mostrador y cuando el rubio llego le miro de arriaba abajo aunque no de la misma manera que aquellas mujeres.

-Buena figura, hombros anchos, me gusta.

-Lo siento pero estoy ocupado con un cliente ahora.

-¡Hahaha! No, soy Kise el amigo de Midorimachi.

-¿Te refieres al mal encarado gerente cuatro ojos?

-¡Hahaha! Si, a él, no es tan malo, solo tiene su lado.

-Imagino que sí.

-Pero Kagamichi, te dejare perfecto para la cena.

-¿Kagamichi? Gracias supongo.

 

Se llevó la tarde completa escogiendo un traje y arreglando su cabello, al final del día al verse en el espejo de la tienda no podía creer que fuese él.

-Kagamichi eres todo un modelo, deberías considerarlo-le guiño el ojo el rubio.

 

En el hotel al verle Midorima se sorprendió de lo mucho que pudiera cambiar con solo pasar por las manos de Kise, se notaba que era un profesional en ello.

-Todos me miran-Kagami un poco cohibido.

-Bueno es que se ve bien.

-Gracias Midorima, pero quisiera pedirte un favor más.

-¿De qué se trata, nanodayo?-le pregunto, el joven se acercó a su oído y le murmuro.

Diez minutos después estaban en el comedor del hotel repasando etiqueta en la mesa pues jamás había asistido a una cena formal y por tanto no sabía cómo comportarse.

-El tenedor para camarones, para ensalada y este para el plato fuerte.

-¡No puede ser! ¡Al carajo! No puedo con tantos tenedores.

-Ese vocabulario.

-Lo siento.

-Solo cuenta los dientes, tres para ensalada y cuatro para platillo fuerte.

-¿No será mejor una hamburguesa?

-Kagami…

-Bien, el tenedor para ensalada tiene tres…

 

Pasaron una hora repasando todo, Takao les veía desde la puerta divertido con la situación, cuando terminaron se retiró dejado a Kagami solo para esperar a Aomine.

-¿Te agrado Kagami?

-No.

-Vamos Shin-chan pasaste dos horas explicándole como comer.

-No quiero que haga el ridículo para nuestro huésped es todo-contesto ajustándose los anteojos.

 

Llego la hora en que Aomine fuese a recogerlo, pasando primero por la recepción donde Midorima lo abordo.

-Hablare al pent-house-tomo el teléfono parar marcado rápido.

-Su sobrino está en la sala de espera.

-¿Qué?-Aomine entendió y se acercó a Midorima-Entre tú y yo, sabemos que no es mi sobrino y eso lo sé porque soy hijo único.

-Eso lo entiendo.

-Bien, gracias por el mensaje.

 

Aomine fue directo a la sala donde pudo ver a Kagami con un traje negro y camisa roja así como corbata color vino, su cabello perfectamente peinado, lo dejo impactado.

-Cierra la boca o se te meterán las moscas.

-Calla, te ves bien, mejor de lo que esperaba.

-Tomare eso como un cumplido, ahora ¿A dónde vamos?

-Ya lo veras.

El restaurante se encontraba en el centro, un lugar tan lujoso como el mismo hotel y donde había hasta estrellas de cine comiendo así que Kagami no paraba de escudriñar el sitio con la mirada notando que estaban en la mesa hasta que Aomine toco su brazo.

-Señor Akashi, es un placer.

-Lo mismo digo Daiki.

-¡Hehehe! Claro, él es un amigo Kagami Taiga-le presento alzando la mano para estrecharlas.

-Un placer y él es mi hijo, Seijuro.

Se estrecharon las manos aunque Kagami no media la fuerza así que se llevó algunas miradas de sus invitados, Seijuro en especial ya que este tenía una singular heterocromía en sus ojos.

-Son hermosos. Tus ojos, digo.

-Gracias Taiga-sonrió al joven quien se levantó de inmediato.

-¿A dónde vas?

-Tengo que orinar, ahora vengo-contesto como si nada, Masaomi sonrió ante la franqueza del joven por su parte Seijuro le siguió con la vista hasta perderse.

-Creo que no venimos solo a cenar sino hablar de negocios-interrumpió su concentración en Kagami.

-Sí, tiene razón, estamos aquí porque desea comprar la compañía que mi padre hizo con tanto esfuerzo.

-Son solo negocios.

-Es ahí donde reside la diferencia Daiki.

El mesero llego para que ordenaran y Kagami no pudo evitar pedir de casi todo, dejando a los Akashi y Aomine impresionado con su apetito, eructando al terminar mientras traían el café.

-Disculpen.

-¡Hahaha! ¿Creo que comiste a gusto?-sonrió Masaomi.

-Sí señor, me gusto no suelo venir a lugares como este.

-Deberías traerlo más seguido Daiki-Seijuro se dirigió a este.

-Lo pensare. Por el momento me interesa saber ¿Aceptaran mi oferta señor Akashi?

-Con el contrato que obtuvimos.

-Ese contrato se esfumo y ambos lo sabemos, se perdió en la junta de consignación.

-¡No puede hablar así!-se alteró un poco Seijuro pero su padre toco su mano.

-Daiki usted se parece más a su bastardo padre de lo que cree, comprar lo que uno ha hecho con sacrificios para romperlo y venderlo. Imagino que está orgulloso de usted.

-No lo sé, jamás se lo pregunte y ahora menos cuando está muerto.

-Lo siento-se disculpó de inmediato Masaomi.

-Descuide-asentó el moreno.

-Yo también lo siento-intervino Kagami al enterarse.

 

Después de la cena regresaron al hotel donde se cambió de ropa y pudo ver como Aomine observaba por la ventana sin acercarse a la terraza.

-Dijiste que odiabas las alturas.

-Las odio. Solo observo desde un lugar más seguro.

Kagami se subió sobre el descanso donde podía ver las luces de la ciudad a los lejos.

-No te sientes bien y creo saber porque.

-¿Por qué?

-Te agrada.

-¿Quién?

-El señor Akashi.

-Esto no es si me agrada o no, tengo que hacer mi trabajo y es todo-se levantó de la silla caminando hacia la puerta.

-¿A dónde vas? ¿Y si jugamos un rato? ¿Quieres ver un partido por le televisión?

-No, estoy bien tu disfruta iré un rato allá abajo-contesto dejando la habitación.

El reloj ya marcaba las 12:15 a.m. y no regresaba así que fue a ver dónde estaba solo vestido con la bata y descalzo, Takao lo llevo hasta el bar del hotel donde Aomine tocaba el piano para distraerse solo teniendo como público a algunos empleados que terminaban de limpiar el lugar, al terminar la pieza que tocaba todos le aplaudieron.

-No tocas tan mal.

-¿Qué haces aquí?

-Estaba aburrido ¿Todo bien?-le pregunto, el magnate le sonrió levemente tomando su mano para llevarlo hacia el piano recargándose en él.

-¿Nos dejarían solos?-le dijo a los empleados y estos obedecieron.

-Parece que siempre hacen lo que quieres.

-Bueno-Aomine descanso su cabeza sobre el vientre de este abrazando su cintura, Kagami acaricio su cabello.

-Creo que si-comento al ver que cerraron la puerta dejándolos solos, después de eso Aomine desato la bata levantándose abriendo sus piernas para colocarse entre ellas, el joven subió sobre el piano mientras el moreno le retiro dejándole su cuerpo expuesto, se acercó trato de besarle pero Kagami se alejó-.No beso en los labios, esto es un negocio.

-Sí, tienes razón es un negocio-contesto presionando su cadera contra la suya notando que su miembro se despertaba poco a poco, Kagami beso su cuello y el moreno hizo lo mismo para luego recostarlo sobre el instrumento musical tocando algunas notas que rompían el silencio del lugar, recorrió con sus manos su pecho presionando sus pezones a lo que el joven acompañante no pudo evitar retorcerse de placer.

-Eso…

-Te gusta lo he notado-cerniéndose más frotando sus creciente miembros.

Sin dudar un poco por donde se encontraban Aomine termino por penetrar a Kagami quien solo se aferró a sus brazos mientras lo embestía con fuerza sobre el piano.

-¡Aah! ¡Ngh! ¡Aahh! Ese lugar…mmm…

El hombre tomo su miembro frotándolo con su mano mientras las paredes interiores de Kagami lo apretaban dulcemente.

 

 

En la mañana siguiente Kagami despertó en la cama para notar que Aomine ya se vestía, se sentó a su lado en la cama.

-Oye, te daré esto.

-¿Una tarjeta de crédito?

-Sí, no tiene límites así que compra lo que quieras.

-No creo que sea tan divertido-suspiro tirándose en la cama de nuevo.

-Es que me sorprendió que solo compraras un traje ayer.

-Es que fueron malos conmigo, no quisieron venderme nada.

-Ya veo.

 

Unos minutos después estaban en la calle y Kagami solo vestía su pantalón de cuero así como una camisa blanca de Aomine, llegaron a una tienda.

-Espera, no creo que.

-Confía en mi y tira esa goma de mascar-tomo su mano robándose las miradas de todas las personas de la calle a lo que Kagami sintió algo extraño con ese apretón, tras escupir la goma a ña calle sonrio-.No puedo creer que hayas hecho eso.

-Lo siento.

-Buenos días ¿En qué puedo servirle?-se presento el gerente.

-Soy Aomine Daiki y quiero sus mejores vendedores atendiendo a este joven.

-Bueno, tenemos muchos vendedores.

-Dije lo mejor además quiero que lo traten como un príncipe, es más como un rey ¿Entiende eso?

-Señor Aomine.

-Gastare una cantidad obscena de dinero aquí.

-¿Obscena? ¿De cuánto hablamos?

-Monstruosa pero lo único que quiero que él se sienta a gusto-señalo a Kagami a lo que el gerente chasqueo sus dedos trayendo a sus mejores vendedores que comenzaron a mimar al joven, le llevaron ropa e hicieron un desfile de modas con él. Al ver que estaba bien se despido pues tenía que ir a trabajar.

 

Tras comprar todo lo que quería fue a la tienda donde estaba Kise que al verlo vestido de ropas de marca se alegró.

-Perfecto.

-Solo vine a agradecerte.

-No digas nada Kagamichi ¿Quieres comer algo?

-Bueno.

Los dos salieron a la calle dejando a todo transeúnte sin habla con tales apuestos hombres, en ese paso por la tienda en que lo trataron mal y Kise le miro.

-¿Todo bien?

-No, solo que ayer ahí me trataron como un idiota.

-Eso no, espera ven-tomo su mano entrando, la fama del rubio llamo la atención de las vendedoras aunque también se sorprendieron con el pelirrojo a su lado.

-Bienvenido señor Kise, es un honor que venga a nuestra tienda.

-Sabes creí que el trabajo de todo vendedor es vender, no juzgar a los clientes es una pena que ayer trataran a mi amigo mal aquí porque si no lo reconocen sí que son tontas, Kagamichi ¿Nos vamos?-sonrió al pelirrojo quien no sabía que decir pero las mujeres se quedaron viéndose las unas a las otras.

 

.  .  .

 

En la oficina Haizaki había revisado los estados de cuenta de los Akashi notando que estos habían hipotecado todos sus bienes para sobrevivir y hacer valer sus acciones.

-Esto es perfecto solo tienes que llamar al banco y les retiran el préstamo-sonrió el peli gris, sin embargo Aomine parecía suspirar mirando unos vasos donde bebieron un poco de café, tomo uno de ellos y lo encajo en el otro-.Daiki ¿Me estas escuchando?

-¿Sabes que me gustaba hacer de pequeño?

-No.

-Jugar con bloques, construir cosas era divertido pero mírame ahora solo destruyo empresas por millones de dólares.

-Y eso lo haces muy bien.

-Lo sé.

-Ahora, habla al banco.

Claro que Haizaki había notado que esos días Aomine parecía diferente por lo que le preocupada.

 

.  .  .

 

En el hotel Kagami llego con Kise quien saludo a Midorima.

-¡Midorimachi!-le grito desde el lobby.

-No puede ser.

-¡Bu! Que malo, solo quería pasar a saludarte.

-Sí, bueno hola-mirando a Kagami quien lucía elegante-.Mucho mejor.

 

Esa noche tras el trabajo Aomine regreso y al encender las luces Kagami le esperaba solo con una prenda puesta junto a la mesa donde había ordenado algo especial.

-Linda corbata.

-¿Te gusta? La compre para ti-se le lanzo, esta tenia balones de basquetbol impresos dándole risa al moreno quien se acercó besando su cuello.

-La cena.

-Me agrada.

Al término de comer, se dedicaron a acicalarse el uno al otro en la tina de baño donde Aomine estaba recargado en las piernas de Kagami.

-Mi padre se casó con mi madre que era maestra de música, cuando tenía 9 años ella falleció y a los dos meses ya estaba celebrándose otra boda. Lo odie por eso.

-Lo imagino.

-Lo peor es que pague 14,000 dólares a un psicólogo para decir al fin que estaba enojado.

-Yo estaría enojado por pagar 14,000.

-Finalmente cuando cumplí 18 años la primera empresa que compre fue la de mi padre y el vendí pedazo a pedazo, en serio lo disfrute.

Más que una buena historia parecía no gustarle así que Kagami lo enredo entre sus piernas, besando sus orejas.

-Bueno yo solo te cobro 3,000 así que salgo más barato que ese psicólogo tuyo.

-¡Hahaha! Tienes razón. Lo curioso es que solo fue un negocio y nada más.

-Eso mismo digo, es negocio y nada más, acostarme con los demás se volvió así, por eso no beso creo que eso personal pues transmite sentimientos.

 

 

.  .  .

 

Un picnic empresarial para la familia Akashi se llevó a cabo en privado donde Aomine fue invitado junto a Kagami, claro que este lucía un pantalón blanco así como playera con un suéter sobre sus hombros, Aomine a su vez traía puesto un traje claro y la corbata que le había regalado.

-Me siento como si jugara tenis o algo así.

-Esto es un picnic.

-Es más grande que una cena ¿Estás seguro que venga?

-Sí, eres mi acompañante, solo relájate y diviértete.

El joven asentó, Aomine le dejo para hablar con sus socios mientras que Kagami solo veía el lugar cuando dos mujeres se le acercaron.

-¿Vienes con Daiki?

-¿Daiki? Aomine, si, vengo con él.

-Tienes suerte, suele estar solo, toda mujer aquí ha tratado de conquistarlo.

-Ya veo.

-Claro todas son unas zorras-comento la otra mirándole de un poco altiva, Kagami sonrió.

-Tal vez sea por eso mismo que no lo logran.

-¿Le conoces bien?

-Sí, lo conozco bien tiene un pene enorme y muy rico-dijo dejándolas congeladas-.Con permiso.

Fue a reunirse con él para ver un juego de Polo, uno de los jugadores era Akashi Seijuro, no entendía muy bien ese deporte así que solo observo a los caballos. Una vez terminada el primer tiempo tomaron un descanso para comer algo, así que Kagami fue directo a la mesa de aperitivos tomando la charola más grande, llenado sus mejillas de comida.

-Taiga-le llamo Seijuro.

-Oh, hola…-trago el bocado y extendió la mano para saludarle.

-¡Hehehe! Te gusta la comida.

-Está muy buena.

-¿Quieres ver mi caballo?

-Bueno-miro hacia atrás y Aomine hablaba con gente importante así que no creyó que fuese problema.

 

Mientras que Haizaki se acercó al moreno pues noto como Kagami parecía disfrutar de la compañía de Akashi Seijuro.

-Te dije una linda chica y traes un chico.

-Es agradable y me hace sentir bien.

-Como sea, pero dime ¿Por qué está hablando con Akashi Seijuro?-señalo a lo que Aomine se fijó pues parecían reir en su plática.

-Lo conoció en la cena es todo.

-Ya dime ¿Dónde conociste a ese tal Kagami?

-Es alguien que conocí en la calle.

-¿Qué tanto conoces de él? Tal vez es un espía de los Akashi.

-No lo es y deja de ser paranoico Shogo.

-Cuido tus espaldas amigo. Creo que tendré que investigarlo.

-¡Ya!-alzo la voz pues no podía calmarle-.Es un joven que se prostituía en la calle entiendes, no es un espía, lo recogí en tu auto la otra noche, solo le pago para que me haga compañía-le revelo, Haizaki se quedó mirándolo.

-No sabía que tuvieras esos gustos.

-Eso no te importa ¿Contento?

-Sí, sí.

 

Más tarde Kagami disfrutaba de la sombra de un árbol cuando Haizaki se paró a su lado, le miro de reojo.

-¿Quiere algo?

-Soy Haizaki Shogo, amigo y abogado de Daiki-se presentó extendiendo su mano.

-Ya veo, mucho gusto-dijo estrechándola solo que el peli gris no la solto y lo atrajo hacia él.

-Sabes no sé qué le haces a Daiki pero pareces hacerlo muy bien, me gustaría probarlo alguna vez.

-¿Disculpa?

-Vamos sé que te prostituyes, podría pagarte igual que el-le sonrió al mismo tiempo que rozo con la mano su trasero.

-Sí, te cobraría igual.

-Bueno, nos veremos.

Se alejó, de pronto a lo lejos vio a Aomine platicando con sus socios, aquello definitivamente no le había gustado para nada. Cuando volvieron al hotel cada quien tomo su rumbo en la habitación.

-¿Me vas a decir que paso?

-Nada.

-Ya van siete “nadas” desde que veníamos en camino ¿Qué no sabes otra palabra?

-¡Imbécil! ¿Te gusta esa?-le contesto entrando al baño a lo que Aomine le siguió.

-Creo que “nada” era mejor pero ¿Vas a decirme ya de una vez?

-Te lo diré ¿Si vas a decirle a tu amigo que me vendo por dinero al menos ten la decencia de decirme antes?

-Shogo, él estaba entrando en pánico de que fueras un espía de los Akashi. No veo el problema.

-El problema es que fue a querer comprar una noche conmigo, y no pude defenderme con esta ropa  de muñequito puesta-se señaló a lo que Aomine frunció el ceño.

-No puedes negar lo que eres. Te vendes por sexo.

-Gracias por hacerme sentir basura, el que tú te sientas por quitarle la empresa a ese hombre no significa que tengas que hacerlo conmigo, sé que lo soy.

-Perfecto ahora tú me juzgas.

-No lo hago, solo mírate.

-Tú mírate, eres un prostituto que te acuestas con hombres y mujeres.

-¡Pues no te mire quejarte cuando me penetrabas!

-¡No quiero discutir más!-salió del baño y Kagami tras el tomando la ropa con la que llego así como su gorro de remaches y se paró en el arco de la recamara.

-Yo tampoco.

-¿Qué haces?-le pregunto al verse así.

-Solo págame me voy.

-No, tu-no pudo decir más sacando de su cartera el dinero tirándolo sobre la cama mientras se retiraba de la habitación pasando al lado de este. Kagami miro el dinero y sin tomarlo salió del pent-house. Aomine volvió para ver que no se había llevado nada así que fue tras el antes que subiera al elevador.

Al abrir la puerta ahí estaba así que camino hacia el pelirrojo.

-Yo no debí hacer eso.

-Sí, no debiste.

-Kagami quédate.

El elevador llego y Takao les miro sintiéndose incomodo por las miradas de ambos, aun así pregunto.

-¿Bajan?

Pero Kagami negó con la cabeza así que se retiró. El empresario tomo su mano para volver a su habitación, esa noche se la pasaron hablando recostados en la cama.

-La primera vez que lo hice tenía 15 y fue con el capitán del equipo, creo que me enamore de él pero este tenía novia, fui solo un juego.

-Es un idiota, pero ¿Por qué prostituirte?

-Al llegar a Hollywood quise trabajar pero fue difícil ningún trabajo me pagaba lo suficiente para las cuentas así que me topé con Tatsuya lo había conocido de niños y me dijo de esto, pase la primera noche con una anciana en su casa vieja que olía a naftalina, solo lo hice y ya, después de eso fue fácil supongo, solo lo hago sin sentimientos por eso.

-No besas.

-No.

-Entiendo esa parte, creo que en eso nos parecemos, los dos cogemos por dinero-Aomine acaricio su mejilla besando su frente, haciéndolo sonreír algo que le encantaba.

-Sé que no es algo que sueñas de niño.

-¿Qué querías hacer?

-Ser jugador de baloncesto, jugar con los profesionales un día, pero ese sueño se perdió.

-Nunca es tarde.

-Si claro, un ex prostituto jugador profesional de baloncesto, eso nunca pasaría.

-¿Siempre piensas en lo malo?

-Es más fácil.

 

Pasaron juntos hablando y algo más, pero esa mañana Kagami despertó a Aomine sentándose sobre él.

-Que linda mañana.

-Oye, no vayas a trabajar.

-No es tan fácil.

-¿Eres el dueño no?

Su razonamiento era muy bueno así que asentó, saliendo al parque donde Kagami saco un balón de basquetbol.

-Debes estar bromeando.

-Quítate esa corbata y ven a jugar un rato.

-Hace tiempo que no lo hago.

-¡Vamos anciano!

-Tengo 30 así que no soy tan anciano-aceptando el reto, se desajusto la camisa y dejo su saco en la banca mientras que Kagami lanzo el balón a sus manos, driblando un poco-.Prepárate para ser vencido.

 

En las oficinas Haizaki se quedó esperando a que llegara y cuando su asistente le aviso que no iría se molestó.

 

Pero ese día fue perfecto para ambos, Kagami y Aomine terminaron en empate con los partidos así que al darles hambre fueron a un restaurante de hamburguesas donde el pelirrojo hizo una orden de 15 de estas, pero con el tiempo que han pasado sabía que eso no sería nada para el joven. De regreso al hotel esa tarde los dos parecían divertidos topándose con Midorima quien como siempre lucia de manera estoica.

-¿Se divirtieron?

-Mucho-riendo Kagami, Aomine por su parte solo asentó yendo al elevador cuando Takao se recargo en el hombro del gerente.

-En el amor no hay barreras.

-Takao, suéltame me arrugaras el traje.

-Shin-chan ¿Quieres salir conmigo?

-Ni de chiste.

-¿Por qué? ¿Solo porque soy solo un empleado?

-No, porque eres un idiota.

-¡Hahahaha! Shin-chan…

 

 

La noche antes de la negociación final de los Akashi, Aomine le hablo para que estuviera listo pues lo llevaría a un lugar especial así que al llegar a la habitación se topó saliendo al pelirrojo de la recamara con un traje de gala, sonrió al verle así.

-Déjame ayudarte con el moño-le dijo ajustándoselo.

-¿A dónde iremos?

-Es una sorpresa ahora, esto-Aomine saco de su bolsillo una caja de terciopelo roja de donde saco unos gemelos de diamantes.

-Eso…-intento tocarlos pero el otro cerro la caja atrapando sus dedos a lo que ambos comenzaron a reir.

-Son prestados por un amigo que tiene un joyería, al verlos pensé que te lucirían bien.

-¿Son caros?

-Mucho.

-¿Cómo cuánto?-pregunto sonriendo.

-Como unos 250,000 dólares.

-¿Qué?

 

Se los coloco para salir, al llegar al lobby pasaron delante de todos que no pudieron evitar quedar iluminados por la sonrisa del joven que saludo dejando una sensación de alegría a los presentes. Incluso Midorima no pudo evitar sonreír y sentirse satisfecho de su presencia.

 

La limosina los llevo al aeropuerto donde tomaron un avión privado a San Francisco donde asistirían a la ópera, sentándose en el balcón más cercano al escenario.

-Dices que está en italiano.

-Pero comprenderás todo con la música, créeme.

-Bien, si tú lo dices. ¡Wou! Se ve todo desde aquí muy bien, acércate.

-No gracias aquí estoy bien.

-¿Por qué si le tienes miedo a las alturas nos sentamos aquí?

-Porque son los mejores.

La obra empezó, Aomine se acercó a su oído.

-La reacción de la gente la primera vez que ve una ópera es espectacular, o les encanta o les horroriza. Si les encanta es para siempre, y si no pueden aprender a apreciarla, pero nunca les niega el corazón.

 

Cada canción llegaba a su alma, los actores contaban la historia de una mujer que llego al pueblo llena de sueños pero se había enamorado, al final no fue correspondida, su lucha por un amor no correspondido por fin tuvo frutos llegando su verdadero amor.

El telón se cerró y los aplausos resonaron en todo el teatro, Kagami se levantó aplaudiendo emocionado, al darse la vuelta las personas en el balcón de al lado les sonrieron.

-¿Te gusto?

-Sí, tanto que casi me orino.

-¿Cómo?-se quedo la mujer pasmada.

-Que le gusto la prima y su canto trino-se apresuró a contestar Aomine.

 

De regreso al hotel Kagami tomo una ducha y vio un partido por la televisión hasta que termino fue a recostarse viendo como Aomine se había quedado dormido con móvil en mano, aparentemente viendo documentos para su junta por la mañana, se sentó a su lado sin despertarlo mirándolo detenidamente, luego fijo su mirada en sus labios tocándolos con su dedo, poco a poco se acercó besando su mejilla pero eso lo llevo hasta sus labios, despertando al fin a Aomine que le miro a los ojos, ambos no pudieron resistirse así que lo tomo por la nuca besándolo, paso su lengua a través de sus dientes tocando el fondo de su boca, tenía un sabor tan delirante que no tardo en recostarlo en la cama abriendo la bata tocando sus pezones los cuales estremecieron a Kagami, cada parte de su cuerpo pedía a gritos que tocara, se deshizo de su ropa interior quedando desnudos y sin previo aviso Aomine le penetro, sus caderas parecían fundirse con las de Kagami quien grito pero no de dolor, sino de placer aferrándose a su espalda.

-¡Aaahh!

-Te deseo tanto-musito comenzó a embestirle mientras sus dedos se resbalaban por sus piernas tocándolas, con cada fuerte penetración le escuchaba gemir siendo casi una música para sus oídos, se sentía tan bien que podría perder la cordura. Se acercó besándolo, Kagami movía sus caderas para tener más placer, sus labios de nuevo se fundieron aquella raya que había delimitado con solo negocios se borró esa noche, pues se dejaron llevar por la pasión que los envolvía dejando a sus cuerpos húmedos, friccionando el uno con el otro, tan pronto tomo el miembro del pelirrojo para masturbarlo todo se volvió una locura.

Al correrse no tardo para que Aomine lo hiciera, saliéndose de su interior para recostarse a su lado, los dos sonrieron, unas horas después el moreno se quedó dormido mientras que Kagami seguía viéndolo.

-Te amo…

 

.  .  .

 

La junta para finalizar el negocio dio inicio, cada quien debatiendo en especial Seijuro que defendía el trabajo de su padre cuando Haizaki, mostro unos documentos.

-Lo siento pero no puede hacer nada, si no vende la compañía ahora quebrara, es todo.

-Es usted un bastardo-le llamo Seijuro a lo que el peli gris se levantó señalándolo.

-¿Cómo me llamo?

-¡Alto!-alzo la voz Aomine se puso de pie y les invito a todos a salir-.Por favor salgan.

-¿Qué es esto Daiki?

-Déjenos solo al señor Masaomi y a mí.

-Pero…

-Dije fuera, Seijuro por favor-le miro y este a su padre que asentó dejándolos.

La puerta se cerró tras salir Haizaki y Seijuro. Una vez solos Aomine se dirigió a la mesa de aperitivos.

-¿Quiere un café?

-Sí, gracias.

-Bien-dijo al tiempo que se lo serbia-.Ahora mis intenciones han cambiado sobre su empresa.

-No entiendo.

-Sabe siempre quise ser diferente a mi padre pero me convertí en alguien igual, quiero aprender a construir no a destruir así que ofrezco salvar a su empresa ¿Qué le parece?

-Pero el contrato militar se perdió.

-No, solo se atrasó pero podría salir, lo sé.

-Daiki esto es.

-Me agrada, no quiero perder el trabajo de su vida y se podremos hacer mejores negocios.

-Acepto.

-Eso pensé ¿Les pedimos que entren?-pregunto emocionado y el mayor asentó. Y al estar todos sentados les dieron la noticia, claro que Haizaki no lo tomo nada bien.

-¿Qué?

-Es mi decisión como socio mayoritario así que cierra el trato como mi abogado-contesto palmeando su hombro para luego salir de la sala.

 

Fue al parque a mirar como unos chicos jugaban baloncesto recordando la sonrisa de Kagami.

 

.  .  .

 

En el hotel el joven pelirrojo atendió una llamada en el lobby pues alguien le llamaba, al salir del elevador era Tatsuya quien jugaba con la recepcionista.

-¿Cómo cuánto ganan aquí?

-Lo normal señor.

-Oh, que genial-sonrió, al verle Kagami sonrió aunque Midorima estaba al punto del infarto ya que aquel joven traía puesto un jeans roto no dejando nada a la imaginación así como una playera pegada al cuerpo.

-Tatsuya.

-¡Bro! Mírate, te ves elegante.

-Gracias pero ven vamos a la piscina antes de que a Midorima le dé un ataque.

Ambos se encaminaron por la orilla de la piscina donde se sentaron en una de las mesas, Tatsuya no paraba de admirar el lugar.

-Te fue bien.

-Sí, pero todo terminara pronto. Mañana es el último día él se ira y yo regresare al pase de las estrellas-se encogió en la silla, Tatsuya le miro y supo lo que pasaba.

-Oye ¿Te enamoraste?

La pregunta lo dejo pensativo, sin embargo era cierto así que sonrió.

-Sí, me enamore pero sabes que esto no sirve de nada, gente como nosotros nunca podría aspirar a algo más.

-No te desanimes.

-Solo dime ¿Quién de nosotros tuvo un final feliz donde consigue un final de cuento?

-Bueno, te sirve “Prosticienta”

Tatsuya le abrazo pues sabía perfectamente que le dolía ya que siempre fue así, el merecía mucho pero la vida parecía negárselo a veces a las buenas personas.

 

Esa tarde tras despedir a Tatsuya alguien llamo a la puerta, abrió pensando que era el pero era Haizaki quien lucía molesto, dejo su maletín en la mesa.

-Aomine no está.

-Eso pensé, después de negarse a comprar la compañía de los Akashi ya ahora la salvara.

-Eso es bueno ¿No?

-¡Tú qué sabes!

-No lo sé, pero creo que Aomine no quería eso.

-¡Yo soy su abogado y mi trabajo es saber lo que quiere! Pero tú, eres tú que rompió la armonía-le señalo acercándose tomando su mano.

-¿Perdón?-se liberó.

-No eres más que una molestia, tu arruinaste mi trabajo, solo tenías que aparecer y acostarte con él, maldito prostituto.

-Oye, yo no lo busque…

Haizaki respiro hondo para luego abrazarlo claro que Kagami se defendió empujándolo solo que el peli gris le dio un puñetazo sorpresivamente tirándolo al suelo, así que se subió encima.

-Déjame ver qué fue lo que le diste.

-¡Aléjate bastardo!-tratando de alejarlo pero lo mantenía bajo el.

-Te pagare si eso quieres, creo que solo eso les gusta a los de tu clase-trato de besarle pero en esos momentos Aomine llego y lo sujeto lanzándolo contra la mesa.

-Daiki.

-¿Qué es esto?

-Tú y tu puta.

-¡No le hable así!-lo golpeo en la cara sangrándole el labio-¡Lárgate!

-No, sabes cuánto ganaríamos por ese negocio y tú lo hechas a perder por él.

-Sabes, Kagami me enseño más cosas en estos días que toda mi vida como empresario, pero dudo que tú lo entiendas ya que solo te gustaba la emoción de tu trabajo.

-Daiki, tú no sabes.

-Ya basta, solo vete ¡Vete!-alzo la voz, yéndose al final.

 

Kagami se sentó en el sofá tocándose a penas el golpe, Aomine tomo hielo en un pañuelo para colocárselo.

-Espera toma esto.

-Lo siento, te hizo un desastre.

-¡Hahaha! Me sorprende que no le hayas respondido, presumo que eres más fuerte que él.

-Dijiste que era tu amigo, no quería lastimarlo-contesto, su respuesta conmovió al moreno quien le beso la frente.

-Idiota, si te pegan responde y ya.

-Lo hare la próxima vez ¡Ouch!-se quejó mirando la mano de Aomine también roja-.Oye, tu mano.

-Estoy bien-sonrió acariciando sus cabellos.

-No compraste la empresa.

-No, no lo hice.

-Estoy orgulloso de ti.

-Gracias.

 

El domingo al fin llego, esa mañana Kagami dejaría el hotel para siempre pues su trabajo termino, Aomine le veía empacar y cuando tomo la maleta llena de toda la ropa que le compro le miro.

-Este es el adiós-se despidió cuando este le tomo la mano.

-Espera, no te vayas yo quiero verte, te pondré un departamento y tendrás lo que quieras-la beso levantando la mirada hacia él, pero Kagami negó con la cabeza.

-No, no quiero un departamento o dinero, sé que cualquiera estaría emocionado de esto pero no es suficiente.

-¿Cuánto más quieres?

-Mucho más.

-Se lo que es más, yo invente esa palabra. Dime.

-Quiero un cuento de hadas-beso su frente-.Es imposible.

Aomine se quedó callado ante sus palabras, le acompaño a la puerta.

-Te extrañare.

-Lo sé, no podrás encontrar alguien tan genial como yo.

-Pocas personas me sorprenden.

-Pues tienes suerte, la mayoría me caen mal.

 

Tras eso tomo el elevador mientras que el moreno se quedó solo en aquel pent-house respirando un aire distinto.

 

Al bajar del elevador Takao le ayudo con la maleta hasta el lobby.

-Gracias.

-A ti.

-Así que te vas-llego Midorima mirando sus pertenencias.

-Sí, y gracias por todo, como dijo Kise eres un gruñón solo por fuera.

-Eso dijo, voy a…-no termino aclaro su garganta e hizo una reverencia-¿Hay algo que podamos hacer por usted Señor Kagami?

-Un taxi estaría bien.

-No, mejor que eso-levanto la mano llamando al conductor de la limosina del hotel.

-Señor.

-Lleva al Señor Kagami a donde él quiera.

 

Este no pudo evitar darle un abrazo, Takao se sonrojo ante el acto, se despidió de ellos con un gesto de la mano.

-Shin-chan ¿Va a llorar?

-¡Claro que no!

-¡Hahaha! Te cayó bien ¿Cierto?

-Ve a trabajar-le ordeno sin hacerle caso.

-¡Hahaha!

 

.  .  .

 

El lunes temprano Aomine se preparaba para regresar a Tokyo, tenía muchas cosas que hacer que había no podía llevar los gemelos de diamantes que solicito prestado así que al bajar al lobby fue con el gerente.

-Midorima.

-Señor-se acercó, dándole la caja.

-¿Podría entregarlos a la joyería?

-Sería un placer-dejo la pequeña caja en el mostrado-.Disculpe ¿Puedo?

-Claro-asentó el moreno así que el peli verde la abrió notando los hermosos diamantes.

-Sabe, las joyas a veces son tan raras que sería una locura deshacerse de ellas.

-¿Cómo?

-Sería un idiota en dejarle ir, nanodayo-contesto, Aomine se le quedo mirando así que aclaro su garganta-.Disculpe.

 

El empresario sabia a que se refería pero no sabía que darle, se encamino hacia la salida cuando paso al lado de Takao quien le guiño el ojo.

-Sabe, el chofer lo llevo hasta su casa ayer.

 

Los pequeños departamentos de las afueras de la ciudad, Kagami se preparaba para viajar pues su pequeña aventura le había dejado un experiencia de no conformarse y buscar más en la vida.

-Así que te iras.

-Bro, lo siento.

-No, siempre supe que este lugar era pequeño para ti. ¿Qué harás?

-Bueno, terminar la escuela y luego tratar de jugar, siempre ame el baloncesto.

-Y eres bueno en ello, te apoyare siempre-Tatsuya lo abrazo rápido para luego alejarse-.Lo siento, odio las despedidas así que mejor me voy-alzo el puño chocándolos.

-Te extrañare.

 

Una vez se fue Tatsuya observo el lugar, tomo sus maletas cuando escucho el claxon de auto insistente y al ver por la ventana ahí estaba Aomine bajando de la limosina.

-¿Qué haces aquí?

-Vine por mi príncipe y además te escuche, te escuche decir “te amo”, te amo también-le dijo pues bajo la escalera de emergencias para luego trepar por ella aunque odiaba las alturas.

-¡Hahaha! ¿En serio?

El pelirrojo salió para recibirle y al estar frente a frente Aomine tomo su mano.

-Sé que no puedo darte un cuento de hadas, porque tú me lo diste a mí, me rescataste, solo vine para que no alejes, si te sirve me tendrás a mí siempre.

-Idiota, te tardaste-dijo abrazándolo y besándose.

 

Hollywood la ciudad de los sueños, el que tú creas o no eso depende de ti, pues lo importante es que no dejes de creer que se pueden convertir en realidad.

 

Fin.

Notas finales:

Muchas Gracias y espero les haya gustado o por lo menos les quitara el aburrimiento.

Nos veremos!


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