Dentro de aquella habitación se encontraba Vegeta, devastado... llorando en silencio y sin consuelo en la cama que formaba parte del cuarto.
Por un pequeño instante el creyó que no tenia caso buscar a su amor, quiso detenerse cuando esa idea surgió pues no quería lastimarse más con sus propios pensamientos pero para su desgracia su mente tenía otros planes.
A veces pareciera que a su mente le gustaba torturarlo de las formas más crueles, a veces generando voces molestas que le ordenaban cosas que el no quería hacer, otras veces incluso generando alucinaciones tan fuertes, tan aterradoras como la muerte misma pero sinceramente el, prefería la muerte pues con ella por fin podría obtener ese descanso tan anhelado.
Y entre lagrimas que bañaban su rostro por fin concilió el sueño.
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Kakaroto se encontraba frente a él dándole la espalda, en aquella peligrosa orilla del puente. Mientras que Vegeta se encontraba amarrado con cinta en la boca.
Su amado por fin le dio la espalda, extendió los brazos que habían esta inertes a sus costados, alzóoun pie y lo dejo colgando en el aire. Finalmente se dejo caer en el vacío mientras que el más bajo se encontraba forcejeando con la soga que lo aprisionaba, quiso levantarse pero pareciera que el piso lo atraía cada vez más hacia el. Cuando por fin pudo romper la soga que lo rodeaba, con mucho esfuerzo llego hasta la orilla y se lanzó esperando que no fuera tarde para salvar a su paciente.
Cuando finalmente estuvo cayendo por aquel enorme vació, se dio cuenta que no había nadie a quien salvar... se encontraba completamente solo. Y sabía que nadie vendría ayudarlo pues ya era muy tarde.
Quiso aferrarse a la vida una vez más pero estaba llegando al fin de aquel vació donde se él pronto se estrellaría.
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Vegeta despertó de aquella pesadilla dando gracias a dios de que solo fuera eso, y entre sudor y lagrimas por fin se calmó.
Aquel tormento tenía años persiguiéndolo, desde que Kakaroto de había ido sus pesadillas habían empezado.
Cuando estuvo más calmado se asomó por la ventana que estaba cerca de él. Todavía no aparecía el sol y ya no quería dormir. Se sentó en la orilla de la cama, pensó si sería correcto irse a esas horas y sin despedirse de Amanda.
Finalmente tomo su mochila que estaba a lado de su cama en una silla. Se encaminó a la puerta de la habitación ya listo para huir de ahí, la abrió lentamente esperando hacer el menor ruido posible. Cuando se aseguró de que Amanda no estaba cerca salió sigilosamente del cuarto, bajó las escaleras, cruzó la sala de la casa y se alarmó cuando vio una cabeza recostada en un sillón que le daba la espalda.
-Amanda-. Habló pero ella no contesto, quiso darle la vuelta para verla cara a cara, caminó despacio esperando encontrarla dormida.
La imagen que sus pupilas captaron era horrendo. Tenía la garganta cortada y un cuchillo enterrado en su abdomen, había sangre seca bañando su blanquecino cuello y parte de su blusa.
Vegeta se alarmó y corrió en dirección a la salida, creyendo tal vez que el asesino estaba cerca.
Corrió varías calles adelante hasta encontrar la salida de ese lugar volviendo a encontrarse una vez más entre los grandes pinos del bosque. Pero Vegeta ya no corrió en la misma dirección de la carretera.
Simplemente se adentro en la espesura del bosque con la débil esperanza de desaparecer de una vez por todas.
Su mente jugaba sucio, los recuerdos venían al él claro.
Amanda nunca le había dicho que cuarto tomar.
El la había matado con aquel cuchillo que había tomado de su cocina y la había asesinado.
¿Pero por que razón no podía recordar?
Estaba confundido, asustado, solo y con frío en medio de aquel espeso bosque, arrodillado buscando alguna razón en su mente para seguir adelante.
Golpeo el suelo lento, ruidoso y furioso, por un momento creyó poder encontrar a su amado.
Quería rendirse, realmente lo deseaba... solo quería sentir de nuevo esa paz que sentía cuando estaba con él.
Finalmente con mucho esfuerzo se levantó otra vez... sabía perfectamente que llorar no le traería la paz que anhelaba. Lo encontraría a cualquier coste.
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Caminó toda la noche por el bosque topándose con algunos animales que huían de él apenas y lo veían.
Su única compañera había sido la Luna dándole en valor y la esperanza que necesitaba para no parar y seguir buscándolo. El Sol la relevó y no fue hasta el medio día que llegó a la orilla de aquel río, aquel al que su amado se había lanzado.
El día estaba nublado amenazando con llover como aquella vez.
El agua estaba tan clara que se podía ver el fondo rocoso del río.
Por un momento creyó ver un cuerpo inerte en el fondo, parpadeo se talló los ojos pensando que tal vez era su imaginación o alguna otra alucinación suya.
Dentro del río se movía lentamente la cabellera del cuerpo, fue cuando esta se movió más dejando ver el rostro de la persona y Vegeta decidió adentrarse en el agua helada.
Sus ojos no podían creer que su amado aún se encontraba ahí en el fondo de aquel helado río, intentó nadar más rápido pero el agua no se lo permitía.
Finalmente llego a él, lo tomo de los hombros pero estos se sentían raros, le apartó la cabellera de su rostro cuando esta lo volvió a tapar.
Quiso gritar cuando noto que solo era el simple esqueleto de su amado, ahora sabía por que sus hombros estaban raros, ahora sabía por que aún estaba ahí y es que el nunca salió del agua.
Estaba dolido pero ya no podía llorar más, se recostó en una roca aún dentro del agua, estaba tan cómodo que pensó en no salir.