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Paro de emergencia por Shinjimasu

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Reaccioné cuando me di cuenta de una sensación extraña recorriendo mi entrepierna.

Eso no podía ser ¿Acaso él…? ¿A pesar de lo que le dije…? ¿De verdad?

Llevé mi mano a mi parte trasera y cuidadosamente empecé a limpiarme ¿Cómo me pude olvidar de eso en un momento tan importante? Quizá por ello mismo. Cuando estuve casi seguro de haberme limpiado como era debido salí de la ducha. No quería causar más molestias de las hechas, pero ahora, sin importar cuan cuidadoso había sido hasta el momento, no pude evitar ponerme ansioso ante mi descubrimiento. Lo mejor era hablarlo con él ahora que aún teníamos tiempo.

Me sequé y dispuse a tomar mi ropa, pero de alguna manera había caído al suelo y estaba empapada. Claramente no podía salir desnudo y vestirme con ella me causaría una neumonía, entonces busqué en los muebles del pequeño baño sin encontrar más que un par de playeras demasiado largas para me quedarme bien. Obviamente eran de él, pero para mi mala fortuna, eran las que usaba en sus partidos de futbol americano; es decir, eran lo suficientemente inmensas como para quedarme bien, sin embargo, como no tenía opción, terminé por vestirme con una de ellas. Las mangas me llegaban pocos centímetros arriba de los codos y el borde hasta la mitad de los muslos. Aquello era un camisón para mí.

Cuando salí no cabía en la vergüenza, pero por fortuna él no me esperaba: estaba frente a la cocineta preparando algo de comer.

-Ahm… yo…- dije acercándome sin querer mirarlo –M-Mi ropa se mojó así que tuve que tomar tu playera de juego. Me aseguraré de lavarla antes de devolvértela-

Como no obtuve respuesta me vi obligado a alzar mi vista, notando inmediatamente el rubor que cubría sus mejillas mientras me miraba fijamente.

-¡No me mires así!- me quejé sumamente avergonzado.

-Es culpa tuya- respondió tratando de ocultar lo obvio que fue –No salgas vistiendo mi ropa sin creer que te verás adorable-

Quise objetar, pero el recuerdo de mi “problema” hizo cambiarme de ánimos. No tenía ni idea de cómo reaccionaría, pero prefería mil veces saberlo a quedarme con la duda por quién sabe cuántos días.

-Quiero hablar algo contigo, Shingo-

Él detuvo lo que estaba haciendo (algo que tenía un delicioso aroma), apagó la flama de la estufa y me miró serio sin decir una sola palabra.

“Aterrador” pensé -Es sobre lo que pasó en la tarde- dije con voz temblorosa. De pronto me había puesto muy nervioso –Yo… yo realmente…no… lo que pasa es…-

-Si no querías hacerlo debiste decirme- lo escuché hablar en el mismo tono serio –Te hubiera dejado si te molestaba-

–¡N-No! Por supuesto que no es eso…-

-¿Entonces?-

Su voz era tan fría que sentí una terrible sensación de incomprensible miedo –Lo siento, necesito un momento…- respondí dándome vuelta. Estaba asustado, nunca creí ser tan cobarde con la persona que me gustaba. Suspiré y él me rodeó con sus brazos de pronto.

-Dime por qué estás tan nervioso, Yoshio- susurró a mi oído -¿Qué pasa?-

-Estoy asustado- le dije sinceramente. No tenía caso mentir –Porque después de lo que hicimos podría embarazarme-

No hubo respuesta de parte de Shingo, así que lo tomé como una opción para seguir hablando. El silencio era aún peor para mí –No quiero causarte problemas por eso, pero me es imposible decir que no sucederá… sabes que mi cuerpo es así, te lo dije hace mucho, así que hay una posibilidad de que yo en verdad me embarace-

-¿Y por eso estas lloriqueando de esa manera?- dijo haciéndome verlo -Si eso pasara en verdad sería yo quien te cuidaría por sobre todas las cosas-

Me avergoncé mucho ante sus palabras, era obvio reaccionar así.

-Lamento no haberte pedido opinión antes- dijo acariciando mi mejilla, pero al darse cuenta de que no estaba entendiendo nada en lo absoluto se sentó en la silla a su lado y me colocó sobre sus piernas como si se tratara de un niño pequeño. Apoyó su cabeza en mi pecho y me sujetó por la cadera –La verdad es que yo nunca tuve algo así como una familia. Me salí de casa cuando tenía doce años y desde entonces he vivido solo. No recuerdo mucho antes de eso y olvidé lo que se sentía tener a alguien de quien preocuparme: pensé que sería lindo volver a sentirme así. Yoshio, realmente quiero tener una familia contigo-

Esas palabras proviniendo de una persona como Shingo me hicieron sentir realmente entusiasmado.

-Si te embarazaras, yo sería muy feliz- dijo sin soltarme. Era obvia su resistencia a verlo de frente –Fue un capricho mío en ese momento, pero mis intenciones son serias. Lamento haberte preocupado por eso-

Sonreí aliviado al escucharlo, pues esas palabras acababan por completo con mis erróneas conclusiones. Rodeé con mis brazos su cabeza y acaricié su cabello –Eres un tonto- sonreí culpándolo por lo mal que me había hecho sentir.


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