Caliéntame
El insistente sonido de la alarma lo termino por despertar, era domingo ¿por qué aun ese día tenía puesta la alarma tan temprano? Estiro uno de sus brazos para alcanzar el ruidoso aparato, sus oídos descansaron por fin.
Miro hacia el costado y sonrió, el cuerpo cálido de su pareja lo envolvía en un abrazo suave, aun dormía lo dedujo por el ritmo acompasado de su respiración, entendía porque no se había molestado en modificar la hora de la alarma, se volvió a acomoda entre las mantas y la calidez del mayor, hacia frio y aun podía dormir un par de horas más.
***
Abrió sus ojos, esta vez lo que termino por despertarlo fue un agradable olor proveniente de la cocina, su estómago a esa hora del día ya le reclamaba por comida, quiso salir de la cama pero con tan solo sacar un pie fuera de ella todas sus ganas se desvanecieron, el frio coló hasta sus huesos. Era de esperarse estaban en pleno invierno y supuso que Kagami aún no prendía la calefacción ¿Acaso lo quería matar de hipotermia?
Se volvió a tapar completamente con las mantas de la cama en espera a que el otro volviera con el desayuno, no pensaba moverse por nada del mundo, hasta que el frio pasara un poco o que sus ropas sean devueltas, sabía que estaban tiradas por todo el piso pero él no tenía pensado salir de la cama.
- Kuroko, ya despertaste? – pregunto al verlo tapado hasta la cabeza, el otro solo atina a mostrar parte de sus ojos, una escena algo graciosa a decir verdad.
- Porque Kagami-kun aún no prende la calefacción? – lo mira detenidamente y se da cuenta que solo lleva puesto el bóxer, mientras sostiene el desayuno en una bandeja – Como puedes andar así con este frio! – exclama tapándose aún más.
- No pensé que fuera tan friolento – sonrió en forma burlesca dejando la bandeja en la mesita de noche, dio media vuelta y salió de la habitación, prendió la calefacción de todo el departamento y volvió – Feliz ahora?
- Aun hace frio – se queja como si fuera un niño
- Sera porque la acabo de encender, idiota – a veces Kuroko lograba sacarlo de sus casillas sin el más mínimo esfuerzo – Hazme un lado – se sienta a la orilla de la cama esperando que el más bajo le hiciera el espacio, al moverse casi arrastrándose desordena las mantas dejando ver parte de su cuerpo desnudo, su trasero para ser más exactos, Kagami se da cuenta y no desaprovecha la oportunidad – Esto es un tipo de invitación? – se acerca un poco, deslizando su dedo índice por la suave piel.
- Kagami-kun – se exalta al sentir el suave toque, volteándose de inmediato y tapando las partes que no debería mostrar – Tan temprano y ya estás pensando en cosas pervertida.
- Al menos ya no tienes frio – sonríe tomando la bandeja de la mesita – Desayunemos antes que se enfrié – toma una de las taza y se la pasa a Kuroko –Cuidado aún está caliente – dice con preocupación
- Que es? – pregunta al sentir el exquisito aroma a vainilla, sabe que las malteadas ni en sueños se sirven calientes
- Vanilla Latte, para el fans número 1 de la vainilla – responde tomando su propia taza de leche con café, estaba acostumbrado al desayuno estadounidense
- Está delicioso – prueba sorbo tras sorbo, realmente le había gustado – Debería quedarme más seguido en los días de frio – una pequeña sonrisa aparece en sus labios
- Ahg, solo por el café – reclama con fingida molestia alcanzándole una tostada con mermelada, mientras él ya iba en la quinta – Maldito – suelta sin más, Kuroko no se siente ofendido, sabe que su novio no lo dice con ninguna mala intención.
Su desayuno transcurre tranquilo entre falsas quejas, molestándose con comentarios burlescos que para visto de los demás serian ofensivos y jamás pensarían que ellos son pareja. Al Terminar, Kagami 15 tostadas, mientras que Kuroko solo dos vuelven a dejar las tazas sobre la bandeja y esta haciéndola a un lado para acomodarse en la cama nuevamente,
- Aun tienes frio? – pregunta abrazándolo de espalda acostados en la cama
- Ya no tanto, el café me ha devuelto el calor – se acomoda mejor en los brazos del más alto, calzando perfectamente.
- Y no deseas que yo te mantengas caliente? – susurra de forma suave cerca de su oído, para luego besar una pequeña fracción de su cuello.
- A veces realmente piensas como un animal – dice sin ningún interés real de apartarlo – Pero me gustas así – gira un poco su cuello para besar a Kagami, quien capta el mensaje de inmediato atrapando sus labios en una suave caricia.
Varios minutos transcurren entre besos de diferentes intensidades, algunos apasionados otros con suma devoción, algunos calmados para recuperar el aliento pero sus labios nunca abandonaron los ajenos. De a poco una de las manos del pelirrojo comienza a tantear la piel del más bajo, su desnudes era una ventaja que no pensaba desaprovechar.
Comenzó con suaves caricias en torno a su estómago, subía a su pecho para luego bajar hasta su ingle rozando el vello de la zona y volvía a subir, un juego de caricias que al otro solo le transmitía amor, así es Kagami, le gusta tocarlo más allá del deseo morboso en busca de placer carnal le hace el amor en todo los sentidos existente de la palabra.
- Uhm… Deja de jugar – suspira tras cada roce e intenta girarse para quedar frente a frente, él otro afianza el agarre en su cintura con la otra mano impidiendo que se mueva
- Quédate así, es más fácil darte calor y no volverme loco – entiende por qué lo dice, ver sus expresiones de gozo sólo le aumentan la libido y no lo deja pensar con claridad.
Si Kagami sólo pretendía darle calor, Kuroko ya sentía que se estaba derritiendo entre sus manos y eso que solo había comenzado a juguetear con una de sus tetillas, los pequeños jadeos no se hicieron esperar aumentando todavía más cuando la mano del mayor viajo sin previo aviso a su entrepierna tomando entre sus dedos específicamente el pene del menor que ya se encontraba medio erguido, lentamente inició un movimiento de arriba hacia debajo de a poco marcando el ritmo que le gustaba, los primeros gemidos no se hicieron esperar a pesar de ser bajos con deleite los escuchaba.
- Ah Taiga – echo cabeza atrás y arqueó su espalda a causa del placer que estaba sintiendo, sin quererlo su trasero dio con la entrepierna de su pareja – Ahh – el ritmo con el que era masturbado aumento, quería sentir más, sentir a Kagami, llevo una de sus manos hacia atrás aferrándose a la cadera del mayor para simular embestidas, la otra mano se aferraba a las sabanas aguantando el orgasmo.
- Estas… seguro? – pregunta auto-controlándose, el pequeño sí que sabe ponerlo a tono, pero su intención inicial era únicamente darle placer al otro, era consiente que en la noche anterior había sido muy salvaje pero, ¿cómo decir que no a semejante invitación?
- Taiga mmh - gemía su nombre para provocarlo, sabía que lograba su cometido al sentir como el pene de éste se ponía más duro dentro de la única prenda que vestía, chocar con su trasero era placentero pero él quería sentirlo dentro – Ahg – un fuerte gemido salió de su boca al ser masturbado de manera veloz llevándolo al orgasmo sin previo aviso.
- Maldición, tú ganas – gruñe agitado mordiendo un trozo de su hombro, mientras lleva la mano manchada de semen al trasero de Kuroko, aprovechando el líquido viscoso para dilatar su entrada, la siente más húmeda de lo normal y se siente culpable a saber que aún quedan residuos anteriores.
- Te estas demorando – se queja al notar lo lento que esta su pareja, le gusta que se preocupe de su cuerpo pero ya debería saber que está acostumbrado a su forma salvaje – Estoy bien – suspira al sentir más profundos los dedos del mayor en su interior delatándolo de manera exquisita como siempre – Taiga ahh ya
Saca sus dedos del interior de Kuroko escuchando un quejido que le causa risa y ternura a la vez, torpemente baja su bóxer para liberar su pene lo masajea unos segundos para liberar algo de dolor o estaba seguro que se correría antes siquiera de terminar de penetrarlo.
-Ya, ponlo ya – susurro moviendo hacia atrás lo más que pudo su trasero para dejar posicionada la punta del pene en su entrada.
-Diablos, contigo no se puede – toma una de esas piernas tan blancas como la leche y la eleva para obtener más espacio, lo penetra de una certera estocada – Mmm Tetsuya – jadea cerca de su oído, aquellas paredes cálidas apretándolo eran la gloria misma.
Lentamente sale de su interior para hundirse nuevamente en él con la misma fuerza, acción que repitió varios segundos, estocadas certeras que sólo le hacían enloquecer, quería ir más rápido de a poco comienza a aumentar la velocidad, quería ir más profundo si era posible
- Ahh si, así – gime totalmente entregado al placer ni siquiera recordaba que minutos atrás se quejaba de frio, ahora sentía que se quemaba, Kagami lo tenía tan apegado a su cuerpo que apenas se podía mover, únicamente el vaivén de sus caderas arremetiendo contra su trasero era lo que se movía y no le molestaba, si fuera por el estaría toda una vida y más se esa forma – Más, Ahg más – gime alto cuando el duro pene del pelirrojo golpetea incesantemente su próstata – No, ahh – inesperadamente se corre sin creerlo, sin siquiera ser tocado adelante tan solo recibiendo placer por detrás.
- Mng – disminuye la velocidad de sus embistes al sentir como se contraen las paredes internas del peliceleste al llegar al orgasmo – Ah Tetsuya – muerde su hombro para ahogar sus gemidos, penetrando un par de veces más y terminar en su interior – Oh eso, se sintió increíble – susurra besando la piel rojiza donde había mordido.
- Sí que eres un animal – se queja dando un puchero raro en él, se mueve lentamente sacando el pene ajeno de su interior y girarse, quedando cara a cara.
- Perdón – se disculpa besando esos labios que había extrañado sentir – Estas bien? – pregunta preocupado acariciando su espalda baja
- Mejor que nunca – susurra con ese temple característico de él, que a pesar de los años que ha estado juntos poco ha cambiado – Pero sabes – sonríe lindamente, abrazándose a su cuello – Aun tengo frio.
Fin.