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Amor, antojos y unas fresas [Jikook/Kookmin] por NUCITABts

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Notas del fanfic:

Holaa :) aquí con un nuevo one shot de Kookmin. Ésta pareja me gusta muchísimo, complementan muy lindo jejox.

 

 

 

Antes de leer ésta kaka diabética, quiero decir que hay un poco de lenguita, tampoco hay que hacer las cosas tan santas, aunque tengo otro que sí es más subido de tono 7u7, es también de ésta pareja :))

 

 

 

Espero que lo disfruten n.n y dejen sus reviews para saber qué les pareció.

 

🌴🍓Amor, antojos y unas fresas🍓🌴

 

 

-¿Trabajarás hoy la jornada completa? -cuestionó su compañero de trabajo, Seokjin. Un tipo pelinegro, alto, delgado, joven y muy amable.

 

-No, hoy tengo que llegar temprano a mi casa -le contestó al tiempo que tomaba las asas de su bolso donde guardaba el uniforme que había usado todo el día, y se la colgaba en el hombro.

 

-Ya veo, es por el novio, ¿no? -Jin le regaló una mirada comprensiva.

 

-Así es -asintió, montando su pie en la banca para amarrar las trenzas sueltas de sus botas.

 

A veces suele ser mandón. Recordó Jungkook internamente, recreando en su cabeza la imagen de su enano favorito gritarle para que recogiera sus pantuflas "curtidas" de la entrada y que fuera a lavarlas.

 

-De seguro será un ocasión especial -insinuó Seokjin sin darse cuenta.

 

Jungkook le dirigió una sonrisa incómoda mientras se colocaba su gorra negra con aros en las esquinas. El hombre notó su imprudencia y sus mejillas se colorearon de bochorno.

 

-¡Lo siento! No quería ser entrometido -se disculpó haciendo gestos con las manos-. Espero que te vaya bien, y cuídate del frío, ¿sí? En estos días es más fácil pillar un resfriado -nervioso y turbado, Seokjin dio un reverencia y salió del cambiador rápidamente.

 

Jungkook siguió con lo que hacía, terminando de arreglar su apariencia hasta que por fin quedó satisfecho y salió del local, despidiéndose de todo sus compañeros. El frío rápidamente golpeó su rostro y enfrió sus facciones, y como refugio ocultó sus manos en la anorak negra que traía puesta, sintiendo un poco de abrasador calor.

 

En la mitad de camino hacia la estación del tren, su teléfono vibró en la bolsa trasera del pantalón, haciéndole maldecir porque en verdad se moría de frío. Con algo de retenencia, sacó la mano de la anorak y cogió el aparato sin ver el remitente.

 

-¿Diga?

 

-Holaa -la voz aguda y tierna de su novio a través de la línea le hizo sonreír y acelerar ligeramente sus pasos para llegar a tiempo a la estación.

 

-Hola, cariño, ¿por qué me llamas ahora? ¿quieres algo?

 

-Pues... quiero que me compres unas fresas -lo imaginó sentado frente al computador de su habitación, dando giros con la silla rodante.

 

Caminó más rápido, abriéndose paso por el tumulto de gente para subirse al vagón en lo que las puertas de éste se abrieron. Un suspiro de alivio brotó de sus labios casi congelados cuando su trasero se postró en uno de los asientos fríos del tren.

 

-¿Fresas? -inquirió, volviendo a sonreír, ignorando las miradas disimuladas de las mujeres presentes en el vagón que iban dirigidas a su cuerpo. Dio gracias a zeus porque la gorra tapara su cara- Vale, te las traeré. ¿Algo más?

 

-Tal vez sirope de chocolate -musitó Jimin con voz vacilante y tímida.

 

-Hmmm, eso suena como un antojo. ¿Seguro que no te he dejado embrazado, cariño? -bromeó, derrumbando por un segundo su apariencia de chico serio y reservado.

 

Sí, las mujeres disfrutaron de esas sonrisas y de ése tono juguetón que empleó el chico. Lástima que a la próxima parada se bajarían decepcionadas, Jungkook se quedaba en la parada que seguía del tren. 

 

-Ay, Kookie, no digas cosas como esas.

 

-¿Por qué? ¿Te avergüenzan? -rió, balanceándose levemente por el movimiento del transporte. Las vías y el ruido que causaba el tren al deslizarse por ellas levemente le aturdía. Odiaba el ruido tanto como le disgustaba y le provocaba angustia 
cuando su pequeño novio lloraba.

 

A veces suele ser tan sensible, llorón y risueño como un bebé.

 

-Sabes que sí -murmuró quedo el pelirojo, dejando de juguetear con la silla.

 

-Obvio, bebé. ¿Por qué crees que soy tu novio? Eres demasiado lindo.

 

-¿Ah, sí? ¿Tu amor sólo se basa en mi apariencia?

 

-Yo no he dicho eso, Minie -refutó con un tono juguetón, sin dejar de lado ése parte suya seria y para nada expresiva.

 

-Pero hiciste alusión a eso.

 

-Pero no lo dije.

 

-¿Cuál es la diferencia? -pataleó frunciendo el ceño; su cuerpo se estiró en la silla, dejando que sus ojos apreciaran el techo blanco del cuarto.

 

-Que las palabras no salieron de mi boca -Jungkook amortiguó su risa, escuchando al fondo como los parlantes indicaban la parada a la cual había llegado.

 

El tren dio un vuelco al llegar a su parada correspondiente y a los segundos de parar, la gente, –incluyéndolo–, ya estaban bajándose del tren para echar carrera hacia sus respectivas calles. El universitario reafirmó su bolso a su hombro y se encaminó fuera de la estación para ir a cumplirle el capricho a su novio y comprarle el sirope y las fresas.

 

-¿Y ya vienes por ahí? En serio quiero mis fresas.

 

-Sí, dentro de un rato llego, trata de no echarme mucho de menos.

 

-Bueno, cuando llegues hablamos, no tardes, amor -canturreó el chico antes de colgar la llamada.

 

Jungkook guarda su teléfono de manera autómata y le regala un gesto al frutero al llegar a la carpita.

 

-A la orden, joven.

 

-Quiero dos kilos de fresas, por favor.

 

🌴🍓🌴

 

Mientras su grueso labio inferior se veía en la necesidad de ser mordido, y sus ojos se movían lentamente por cada línea en el monitor, Jeon Jungkook entraba a la casa anunciando su llegada, pero tal era su nivel de concentración que no escuchó ni captó nada; ni siquiera los pasos, ni el sonido de las llaves siendo abandonadas en el mesilla de la entrada. Jimin estaba sumamente sumergido en la lectura, embelesado con las intensas palabras narradas con furia y desociego  por el personaje malo y oportunista de la historia.

 

Jungkook entró sigiloso a la habitación, no mostrándose sorprendido al encontrar a su pequeño novio metido en la computadora. Cerró la puerta silenciosamente y se acercó por la espalda a él, tomando sus hombros para apretarlos y causarle un sobresalto de infiernos.

 

-¡Aayy, Jungkook, por el amor de Dios, no hagas eso de nuevo! -exclamó dejando caer su frente en la mesa del escritorio.

 

-Vale, disculpa, no lo vuelvo a hacer -acordó entre una sonrisa pasajera. Jungkook cogió la cabeza peliroja de su novio y la echó hacia atrás, deslizando sus dedos por las rechonchas mejillas para sujetarle y poder besarlo desde esa posición.

 

-Hmm, me gustan tus labios -expresó por medio de su beso; luego se separó con un chasquido ruidoso de la boca contraria, que hizo que Jimin se sonrojara-. ¿Me extrañaste, cariño? -dejó sus mejillas para ponerse a su lado y ojear lo que su novio estaba leyendo.

 

Jimin, ignorando la pregunta, según él, tonta por lo obvio de la respuesta, miró sin reparo las manos vacías de Jungkook, y como todo mimado, frunció el ceño.

 

-¿Y lo que te pedí que me trajeras, amorcito? No lo veo por aquí.

 

El adolescente universitario se largó a reír y se descolgó su bolso para abrirlo.

 

-Aquí están tus cosas, Minie -le enseñó el bote de sirope y la bolsa llena de fresas.

 

El pelirojo chilló de alegría, arrebatándole como un crío de las manos la bolsa y el bote de siró.

 

-Cariño, no seas un animal -le reprochó.

 

-Lo siento, amor -dijo Jimin con voz cantarina, aproximando su rostro hacia él para robarle un beso sonoro.

 

-Te lo compraré todo lo que me pidas, cariño.

 

-Por eso digo que eres el mejor novio del mundo -arguyó, contento. Se apresuró a abrir la bolsa y sacar una fresa sin tallo. Mientras las observaba, una idea surgió en mente y en vez de comérsela de un tiro, se la puso en la boca y le envió una mirada sugerente a su novio.

 

Jungkook, entendiendo la indirecta, se acercó a la boquita de Jimin, sintiendo la textura superficial de la fruta en sus labios al hacer contacto. La tomó entre sus dientes y ansiosamente se la comió para poder saborear el jugo que ésta había salpicado en la boca de su pequeño novio. Los lamió y los mordió antes de unirse en un beso con sabor a dulce.

 

-Jungkookie... -jadeó el pelirojo entre el beso con el corazón acelerado y rápidamente se trepó a su regazo para reanudar aquella danza, aquel movimiento de labios astutos y sedientos. El mayor sacó la lengua y le pidió a Jimin que autorizara su entrada. Al momento, sus lenguas se entrelazaron y se tocaron entre ellas, acariciándose en un movimiento lento, pausado y sincronizado.

 

Al final, ambos habían terminado en las mismas condiciones, sin contar que los mofletes rechonchos de Jimin estaban rojos y se veía muy adorable.

 

-Para la próxima vez, cómprame más fresas -pidió Jimin con una sonrisa llena de satisfacción, rodeando el cuello de Jungkook con sus brazos.

 

-Lo que quieras, bebé -plantó un beso en cada mejilla y arrugó su nariz cuando el gesto fue devolvido, sintiendo como Jimin chapoteaba su rostro cientos de veces en esa noche.

 

Las fresas con las horas se acabaron, y quizás para otra ocasión Jungkook se permita ser creativo y saborear el cuerpo esbelto de Jimin con sirope de chocolate encima.

 

Quizás. 

F I N


 

 

Notas finales:

 

 

Espero haya sido de su agrado jejeje😁 aunque con éste tampoco haya quedado satisfecha😥. De todos modos gracias por leer éste caca de one-shot🙆💙.

 

 

 

Chaoo😊👋

 

 

 

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