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Non Défini por Haku1008

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Normalmente los alumnos creen que a los profesores nos encanta aplicarles exámenes, la verdad es que resulta más tedioso para nosotros que para ellos mismos, desde preparar la prueba y luego calificar los desvaríos que suelen poner como respuestas, y esto último multiplicado por todos los alumnos de los que estoy encargado, esas son horas valiosas de mi tiempo libre y de mi vida social la cual, también yo tengo.

 

Me río por una respuesta bastante divertida, si esa respuesta fuera real todos los humanos podríamos respirar bajo el agua, me ha hecho el día, pero de igual manera colocó una visible “x” que sí, me llena de satisfacción pura, no lo voy a negar. Cuando voy a la mitad de exámenes calificados me detengo, suspiro mientras doy un trago a mi cerveza, mañana sería el último día de exámenes, Subaru terminaría sus deberes más no sería así conmigo, es una pena. Tengo ganas de verlo, de besarlo, de tocarlo...

 

Subaru, Subaru, Subaru ¿Qué has hecho de mí?

 

No diré algo como que mi vida comenzó cuando lo vi, o alguna otra clase de cursilería que además sería mentira… probablemente me gustaba más lo que yo era antes de conocerle, porque en ese entonces era libre, libre de sentimientos, libre de obsesiones, libre de la gravedad que te mantiene girando en base a otra persona, libre de preocupaciones, libre de ser y de no ser, pero todo eso cambió y todo por obra suya.

 

No me gusta la idea de estar atado a una persona, es detestable, aunque, probablemente, más que eso sea algo… aterrador.

 

Bebo mi cerveza hasta terminar, decidiendo que ya ha sido suficiente de exámenes por un día. En otras circunstancias saldría a algún bar de la ciudad, buscaría “algo” con qué pasar el rato o la noche entera si era muy bueno, pero ahora no lo hago, sé que ahora no me entretendré con nada que no sea él, realmente tengo ganas de empalarme entre sus carnes y nadie más puede quitarme este extraño antojo, es curioso si tomo en cuenta que antes ni siquiera me importaban factores como esos, no importaba el orificio ni la estreches de éste, tampoco me detenía a mirar demasiado los rostros de con quién lo hacía, al menos no lo suficiente como para memorizarlos como si de un retrato se tratara, mucho menos importaba los gestos de placer que pudiera llegar a provocarle a alguien o los gemidos ahogados que luchaban por convertirse en auténticos gritos, no me importaba el color de los ojos, o cuanta inocencia e ingenuidad pudiera encontrar en ellos, y sin embargo ahora necesito de todo eso.

 

Seré franco, nunca me importo la edad, aunque era cuidadoso con eso, claro que sí, pero ahora basta con mirarnos para saber en el mar de problemas en el que estoy metido si alguien llega a enterarse que me acuesto con mi alumno menor de edad.

 

—Maravilloso Seishirou, simplemente maravilloso.

 

***

El timbre suena y da por finalizada la tediosa semana de exámenes, al menos para los alumnos. Las clases también dan por finalizadas y yo organizo los exámenes del día de hoy para llevarlos a mi escritorio en el aula de maestros, después me propondré buscar a Subaru, sonrío nada más pensar en las muchas cosas que podremos hacer luego de una terrible semana sin vernos más que en clases.

 

—Profesor Seishirou— Llama una de mis tantas alumnas.

 

Levanto la mirada hacia ella, sonriéndole. Me doy cuenta de que estamos solos y que eso es lo que ella esperaba, me había visto envuelto en circunstancias similares en otras ocasiones como para poder identificar todos los factores; la manera en que juega con su cabello, la falda más corta de lo permitido, la blusa con unos cuantos botones desabrochados de más, la sonrisa entre tímida y coqueta, y el hecho de que está en mi lista de posibles reprobados de este año, sí, todos los factores.

 

Ella empieza un coqueteo bastante perceptible hasta para el más despistado, yo comienzo a divertirme, siguiendo el juego del toma y da, llevándola al punto como quien no sabe lo que está haciendo. Comienza entonces a hacerme caricias sutiles y casi inocentes, no hago nada, esperando el momento justo para rechazarla de la manera más gratificante para mí, una muy humillante para ella, pero no logro hacerlo, Subaru una vez arruinando mis planes aparece en el aula haciendo al instante que la chica se aparte como si yo fuese radioactivo o algo parecido.

 

—Me dijo que viniera a ayudarle a calificar exámenes, profesor, pero si está ocupado volveré más tarde— dijo Subaru justificando su presencia ahí, pero claramente noto las tonalidades forzadas y discordantes en su voz ¿es acaso aquella una escena de celos?

 

—No, ya me desocupe de todos mis asuntos. Ayúdame a llevar esto al auto— Le entrego a Subaru los exámenes, tomo mis cosas y con una cordial despedida a la chica salgo con Subaru hasta el estacionamiento de la escuela.

 

Antes de abrir el auto enciendo un cigarrillo, fumando con calma a espera de que la paciencia de Subaru se vea superada, cosa que no tarda en ocurrir.

 

—¿Qué estaba pasando ahí adentro?— Me pregunta, me parece que lo exige, pero Subaru es tan lindo que no hace otra cosa más que causarme ternura con ese ataque de celos de su parte, nunca lo había visto así y es… curioso, bastante curioso e interesante.

 

—¿De qué hablas?— le respondo cómo si en verdad no tuviera idea de qué iba la cosa.

 

—Con esa chica de hace un momento ¿qué estaban haciendo?— poco a poco comienza a perder el control de sí mismo, y yo quiero verlo llegar al límite, simple curiosidad.   

 

—¿Qué piensas tú que hacíamos?— doy una bocanada a mi cigarrillo, me mantengo a espera de su respuesta, bastante interesado en sus reacciones, él parece titubear, me desvía la mirada de nerviosa manera, le va a costar responder mi pregunta.

 

—Yo… no lo sé— susurra finalmente, inconforme con su propia respuesta y yo también.

 

—Entonces ¿cuál es el problema, Subaru?— Espero que me responda, no sucede tal cosa, me termino resignando y entro en el auto, abriendo la puerta del copiloto desde adentro para que él entre.

 

Subaru sube en silencio, con la mirada baja y casi oculta por su cabello. Arranco el auto y conduzco en silencio hasta que él vuelve a hablarme.

 

—¿Con cuántas.... con cuántas personas más haces lo que haces conmigo?— me pregunta quedito, apenas si logro escucharlo.

 

—Explícate.

 

—…… ¿Con cuántos de tus alumnos te acuestas?

 

La pregunta me sorprende un poco, no lo negare, supongo que es producto de sus celos, así que no le doy mucha importancia.

 

—Únicamente contigo.

 

—No te creo.

 

—¿Qué?

 

—¡Que no te creo!— levanta la voz, es la primera vez que le escucho hacerlo —¡No te creo nada!

 

—¿………?

 

—No te creo nada…— comienza a sollozar de forma lastimera —Todos lo comentan, tienes fama de acostarte con tus alumnos, mi hermana me lo contó.

 

—…………………

 

—¿Soy uno más para ti? Si es así al menos me gustaría saberlo.

 

—¿Y si fuera así?

 

—¡¡…..!!— se mantiene en silencio, luchando consigo mismo, pasa bastante tiempo antes de que pueda escuchar su respuesta —Entonces… no importa, tan sólo… tan sólo no me dejes.

 

Su respuesta me descolocó por completo ¿estaba entendiendo bien?

 

—¿Acaso no te molestaría ser nada más que un mero entretenimiento? ¿Uno de muchos? ¿Un mero juguete de placer?

 

—No me importa… si soy tu juguete entonces… no me importa— me dijo a pesar de que las lágrimas en su rostro me decían otra cosa.

 

Suspire, espere una escena de celos con gritos, insultos y otras cosas, no una extraña proposición de su parte. Subaru, Subaru, Subaru ¿qué se supone que deba hacer contigo?

 

Detengo el auto aparcando en alguna orilla de la carretera, me inclino hacia él, tomándole la cabeza para atraerlo hacia mí y besarle en los labios, ojala pudiera convertirlo en no más que un juguete para mí, uno que no me importara romper o lastimar, ojala…. pero muchas veces no se obtiene lo que se quiere, simplemente tenemos lo que hay.

 

—Eres tan tierno— le susurro apenas termino el beso, luego limpio sus lágrimas con cuidado —Debería dejarte botado en la carretera nada más por insinuar que me acuesto con media escuela, son sólo rumores, Subaru, tendría que ser estúpido para arriesgarme de esa manera, no me gusta mucho mi trabajo pero la paga es buena y no quiero perderlo, ni ir a prisión tampoco.

 

—Pero… te acuestas conmigo— dice dudoso.

 

—Es porque contigo es diferente. Tú me vuelves estúpido.

 

—…….. ¿Qué se supone que significa eso? ¿Qué se supone que soy para ti entonces?

 

—No lo sé realmente, sólo tengo claro que eres como una droga para mí, peligroso y adictivo, necesito cada vez más de ti, de tus labios, de tu piel, tan sólo tengo ganas de verte y estar contigo, de cuidarte de tu autodestructiva ingenuidad. Eres mi primer pensamiento al despertar y eres la persona en quién pienso todas las noches, de maneras no muy inocentes debo agregar, si hay un rostro para mis fantasías, desde las más simples hasta las más pervertidas, entonces ese es tu rostro, es tu cuerpo y es tu voz… no sé qué se supone que es esto, nunca antes me había sentido de esta manera y te aseguro que es aterrador, pero no puedo dejar de pensar y de sentirme así, yo no sé cómo se supone que debo nombrar a esto, tú puedes llamarle como quieras, no te prometo que vaya a durar toda la vida, tampoco puedo asegurarte que acabara pronto, sólo puedo decirte que mientras siga sintiendo esto, entonces, no hay nadie más para mí que no seas tú.

 

—….. Seishirou

 

—Tómalo o deséchalo, es elección tuya. Tómame o déjame, Subaru, créeme o cree en lo que las otras personas tengan que decir de mí, sólo tú puedes decidir eso.

 

—….. tú eres… increíble en verdad…

 

—Gracias, supongo— respondo arrancándole una leve sonrisa.

 

—Dijiste que puedo llamarle como yo quiera ¿verdad?

 

—Así es.

 

—Entonces, vamos a llamarle amor.

 

Me sorprende, pero al poco logro recuperarme, después de todo, fui yo quien le dijo que podía ponerle el nombre que quisiera a lo nuestro. Sonrío y vuelvo a besarlo, Subaru corresponde de torpe y muy tierna manera, aun rosando nuestros labios le respondo —Si tú lo quieres, entonces sí. Vamos a llamarle amor. 

 


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