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Insaciable Deleite por Luca Lin

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Notas del fanfic:

Por peticion mis dulces Babys <3

Notas del capitulo:

por fin me decidi despues de pensarlo bastante si subirlo asi o no... jejej no se preocupen hare la continuacion... 

 

NANA MIZUKI -- INNOCENT STARTER

 

En el siglo XVII dentro del país de Japón llamada la tierra del “sol naciente” la subsistencia de  rebeliones entre el pueblo  y las autoridades se debe a las rebeliones internas de la misma familia,  secretamente se ponían en contra del rey, las disputas entre las internos provocaban la rebeldía de los más cobardes que apuñalaban la espalda del rey,  haciendo que el pueblo igualmente se cansara de la monarquía de los Fujiki, causando revuelos sin sentido solo para después emboscarlos,  encargarse de ellos era realmente difícil, los supuestos rebeldes son realmente contratados para causar disturbios que pueden causar una revolución y despojar la monarquía. Tiempos difíciles atravesaba el país, la gente pobre no tenía derecho a expresarse ante el gobierno del rey, los samurái se aprovechaban de los campesinos, humillándolos, hurtándoles sus pertenencias y despojándolos de sus bienes sin consentimiento del rey, las quejas por parte de los aldeanos dirigidas al rey eran ignoradas, causando rabia hacia la dinastía.

Un humilde artesano vivía con su esposa e hijo, “Fudo” era el nombre de la familia, se dedicaba haciendo hermosos y tradicionales kimonos, uchikakes y hakamas, eran muy afortunados en su oficio, se les confiaba las telas de la más fina calidad (seda), pero también usaban algodón, una mañana en los muelles, desembarcaban exportaciones, un grupo de arrebatados samuráis del rey se acercaron a los campesinos y entre ellos los señores Fudo.

Alardeaban  y se burlaban de los obreros, los campesinos ignoraban sus palabras no era de extrañarse que se sintieran superiores a los demás solo por su puesto guerrero y abusaran de su autoridad, pero un hombre con agallas los puso en su lagar, llamándolos usurpadores y mal vividores, claro estos no dejaron pasar sus burlas, se aprovecharon de su poder y comenzaron a golpearlo cruelmente entre todos, pero el pueblo no se iba a dejar,  muchos se metieron a defenderlo sin importar lo que sucediera, como era de esperarse los samuráis no jugaron limpio, sacaron sus afiladas katanas y comenzaron a asesinar a los civiles, una masacre total se había desencadenado, más aldeanos llegaban con trinchas y fuego, un caos total que no duro mucho tiempo ya que los campesinos abundaban más que las tropas y consiguieron sacarlos del muelle, una victoria para el pueblo pero muchos hombres, hermanos, hijos y padres cedieron sus vidas para defender el pueblo.

Llantos de mujeres viudas e hijos huérfanos soltaban con el viento y desde ese momento un rencor y amargura llenaba el corazón de Yusei, su padre y su madre habían muerto en la trincha, solo en este mundo a su corta edad de quince años, sintiéndose inmune ante los peligros del país, pero eso no le impediría seguir adelante, tomaría la venganza hacia el rey y sus discípulos, ¿Cómo podía ser alguien tan cruel, tan indiferente con su pueblo? Quejas y demandas eran las tumbas de aquellos que por querer tener la palabra habían pagado con sus vidas.

 

-          No, no permitiré que nos hagan esto-. Yusei fruncía en ceño, su cruda e irritada voz representaba ira y rabia.

 

Con los años, el próximo heredero al trono pronto reclamaría la corona, pero al parecer ya había pasado demasiado tiempo, diez años habían transcurrido desde el la guerra del muelle, Yusei se dedicó al oficio de sus padres, sus buenas manos hacían bordes y costuras preciosas, todos los de alta estaban fascinados por su trabajo, pero no era lo uno que Yusei hacía, en su tiempo libre, especialmente las madrugas Yusei aprendía el arte de la katana y artes marciales, su empeño en ello era reconocible, no fue el único que practicaba estas artes, los aldeanos de su edad se convirtieron en shinobis, sigilosos como la noche ayudaban a los demás aldeanos de otros pueblos defendiéndolos de los agresores, pasaban de manera incógnita ante los ojos del rey, justicieros y honorables hombres de confianza entre los pueblos.

 

Una madrugada en un pueblo lejano, Yusei llevaba un encargo, mientras caminaba por los verdes pastizales en dirección al norte, un hombre que jamás había visto en su vida se acercó a charlar con él de una manera poco común. – Hola, buenos días ¿Usted es un seguidor del rey?-. Se miraba inocente y desorientado.

 

-          No, quien quisiera seguir al rey debe ser un completo siego.- Yusei sin pensar sus palabras que fluían como el agua llenas de sinceridad.

 

-          Wow al parecer a usted no le agrada el rey-. El hombre de cabellos azules y rayos verdes con ojos azules lo miraba con sorpresa.

 

-          Perdone si no fui prudente, pero no retracto mis palabras-.  Yusei desvió la mirada del hombre y continúo su camino.

 

-          Entonces supongo que a usted y a su gente les encantara oír mi propuesta-. Los pasos de Yusei de detuvieron al escuchar la sarcástica voz del hombre.

 

-          Usted sabe que tanto como el pueblo como los nobles estamos hartos de la monarquía de la familia real, las injusticias han aumentado ya que son los últimos años de gobierno del rey actual pero aun si sus años acaban sus hijos seguirían sus pasos-.

 

-          ¿Qué esta insinuando?-.

 

-          Digo que nos unamos para despojar completamente a la familia real del poder-.

 

-          …  -. Yusei no dijo nada, era bastante sospechoso aquel sujeto. – Usted está loco-. Yusei jamás volteo a verlo solo continuo su camino.

 

-          Pero y si fuera posible, si unimos fuerzas entre el pueblo y los guerreros del rey, formaríamos una rebelión-.

 

-          No estoy interesado-.

 

-          Los necesito a usted y a su gente o debería decir shinobis-. El chico de cabellos azules y rayos verdes miraba de reojo las expresiones de Yusei.

 

-          ¿Quién eres?-. Yusei volteo con una gran duda en su expresión.

 

-          Yo soy Akira, un hijo ilegitimo del rey, un hombre cansado de las humillaciones, harto de ser tratado como bastardo, un hombre que odia a morir al rey y  el segundo al mando de las fuerzas militares-. El viento del amanecer soplo en sus rostros, la luz del día los calentó y junto con las flores del campo florecieron esperanzas.

La libertad los llamaba a él y a su gente, un nuevo comienzo para todos, la venganza podía ser posible después de todo. La alianza entre un traidor y los rebeldes eran los elementos perfectos para destronar a la monarquía, un plan en donde Akira infiltraría  espías al palacio e intentarían conseguir información relevante e incluso hacerse aliados del rey.

 

 

Castillo Himeji (Familia real)

Brotes de hermosos cerezos adornaban los enormes jardines verdosos y fríos del lugar, la belleza de una mujer jamás se compara a la belleza de una flor, el dulce néctar del rocío sacia a los seres que la beben, pero ¿Quién me sacia a mí? Aquella pregunta giraba siempre por la mente del hermoso príncipe, de piel clara, ojos de esmeraldas, cabello de un azul oscuro como las profundidades del océano, flequillo de un brillante rosa como el  dulce interior de una guayaba.

Para él no existía nada más bello que las flores, incluso en el frio invierno, ellas siguen manteniendo su delicadeza, aun si nadie lo ve. En los húmedos y frescos jardines Yusaku permanecía hincado,  su largo y colorido kimono de colores dominantes como el azul y el amarillo le hacía justicia a su belleza, sus suaves manos se dedicaban a cultivar flores pero su favorita siempre fue la flor de cerezo, la fragancia de los pétalos era el escape de las fantasías de Yusaku.

Ninguna mujer jamás le había interesado, creía que su verdadero amor era un flor que aún no florecía pero que esperaba la llegada de Yusaku, de un helado y cerrado carácter Yusaku aparentaba ser una persona desinteresada hacia los demás pero la realidad era que  sentía cierta sensibilidad hacia los demás, odia encariñarse, tenía miedo que no correspondieran sus sentimientos, aunque la verdad también tenía su lado oscuro sentimientos fríos, caprichos obsesionantes, egoísmo y masoquismo. Yusaku era una joya en el palacio no solo por su belleza sino por su alto intelecto, tenía una gran habilidad con los cálculos, le era muy fácil leer a la gente, manipulaba a la perfección los instrumentos de música, tenía una gran técnica y precisión con las armas e incluso tenía la franqueza y la prudencia en su forma de dialogar, intimidando a la gente con solo su presencia.

El olor a lluvia se acercaba,  las manos de Yusaku acariciaron las largas ramas de los cerezos, caminando despacio por los enormes árboles, pensaba en lo triste que puede llegar hacer la vida de un rey, su padre se encontraba en sus últimos años de vida y aunque jamás amo a su madre como el esperaba, él lo amaba,  el cielo comenzó a dejar caer gotas de agua pero Yusaku se negó a regresar al palacio, un hermoso paisaje se formó entre los árboles y Yusaku ligeramente sonrió.

 

-          Las gotas de lluvia desaparecen al llegar al suelo, pero su espíritu se refleja en los seres que la cosechan-. A Yusaku le gustaba profundizar las cosas más simples y necesarias de la vida.

 

La caída de la lluvia se hizo más fuerte y a Yusaku no le quedo más ir al palacio, encerrado entre las paredes del palacio era como encerrar un colibrí en una jaula dorada, el piso de las escaleras estaba húmedo del agua, arrastraba sus telas cada vez que caminaba, sus prendas sucias y húmedas caminaban con él, entro por las puertas del castillo con su acompañante Bruno que lo esperaba muy cerca, el piso de madera sonaba con cada paso que él daba, caminaba por el largo pasillo hasta su habitación cuando.

 

-          Señor Yusaku el rey desea hablar con usted a solas-. Uno de los sirvientes reales de su padre daba reverencia al príncipe mientras le mandaba el recado.

 

-          Levántate te he dicho que nunca me hagas reverencia-. Yusaku era franco en sus palabras.

 

-          L-lose señor pero no es lo correcto-. El sirviente agachaba su mirada sin ver al príncipe.

 

-          Pero yo no lo permito, gracias por el recado y si quieres reverenciarme es cosa tuya pero no esperes respuesta de mí la próxima vez-. Directo y sin pensarlo Yusaku hablaba con toda la sinceridad del mundo y continuo su camino ahora hasta su padre.

 

-          S-si señor-. El hombre dejo de hacer reverencia y siguió los pasos de Yusaku junto a Bruno.

 

En la sala del trono, largos velos negros rodeaban al rey y que como de costumbre él bebía y comía, las puertas de madera se abrieron deslizándose a los lados, Yusaku entro sin agachar la mirada, los ojos de su padre eran tan tétricos que ponían a la gente nerviosa y asfixiada con su simple presencia, este no era el caso de Yusaku era tan sínico que era incapaz de mostrar respeto a el propio rey.

 

-          Siempre con lo mismo, jamás muestras respeto a tus superiores-. El rey odiaba la actitud intolerable de Yusaku pero reconocía que tenía coraje y agallas para llevarlas acabo.

 

-          El respeto no se obtiene haciendo sentir inferiores a los otros solo por su posición-. Yusaku siempre iba directo al grano no se andaba con juegos.

 

-          Hem, aun así trata de comportante como se debe-. Frustrado por el comentario de Yusaku, quiso dejar las cosas claras.

 

-          … -. No hubo respuesta, Yusaku se conocía y por eso mismo mantenía su boca cerrada.

 

-          Me han dicho que el pueblo cada vez está más rebelde, así que he decidido reclutar más tropas que me sean fieles, Akira se encargara de reclutarlas y quiero que estés al pendiente de todo,  si ves alguna irregularidad te encargaras de informarme-. La francas y serias palabras de su padre eran lo bastante claras como para darle a entender que no quería traidores entre ellos.

 

-          Ese es mi trabajo después de todo-. se levantó sin pedir permiso para hacerlo. – proteger a la familia y a las leyes es mi prioridad-. Miro de reojo a su padre y luego salió sin decir más.

 

El silencio en la habitación fue breve y unas palabras confiadas acompañadas de una seria sonrisa – infeliz malcriado -. Sus palabras acompañadas de un pensamiento donde Yusaku fue su protegido, su hijo, correspondido como segundo sucesor al trono por ser tal y como es, el único hijo de sus concubinas que reconoció como príncipe.

Afuera del salón del trono Yusaku se preguntaba ¿Por qué su padre había decidido reclutar más tropas en estas condiciones? Si un espía se infiltraba por error de Akira todo el régimen colapsaría. Aquellas palabras provocaban eco en su cabeza, camino por el pasillo directo hasta el patio del palacio, esperaría el regreso de Akira y los nuevos reclutas, tenían que llegar hoy mismo sin falta, se paró bajo uno de los techos para evitar mojarse más de lo que estaba.

 

 

En las colinas lejanas de Himeji

Akira había logrado tener la alianza absoluta de los rebeldes, Yusei y sus compatriotas aceptaron su propuesta, después de analizarlo bien decidieron dar el primer golpe desde adentro del castillo, el castillo Himeji está rodeado de murallas lo que les hacía imposible entrar desde afuera, además los laberintos internos del castillo les impedirían llegar hasta la familia real, entonces tendrían que comenzar por explorarlo, Akira se encargaría de los demás soldados mientras Yusei, Crow y Jack se encargaran de apuñalar por la espalda a la familia real.

Las tropas nuevas estaban en marcha, el camino empedrado y enlodado e incluso la lluvia no era impedimento para los nuevos samuráis, un camino largo les esperaba pero sin duda llegarían hoy, a más tardar por la tarde, «madre…padre… el fin está cerca» con el pasar de las horas la misión se acercaba ya era hora de la rebelión. No faltaba mucho para la puesta de sol, aunque no se notaba en el cielo, las nubes cubrían por completo la luz del sol y aparentemente había oscurecido antes.

Los pasos de los soldados fueron oídos por los guardias de la puerta de la muralla del castillo, se abrieron los grandes portones, las luces del fuego era la única iluminación de ese momento, a lo lejos en la entrada de del castillo Yusaku esperaba pacientemente y sin expresión alguna la llegada de Akira, Yusei y sus camaradas miraban sin expresión a los hombres  aun cuando lo que deseaban era estrangularlos con sus propias manos.

 

-          Asique estos son los nuevos principiantes -. Yusaku hablaba con Akira sin mirarle.

 

-          Así es señor -. Akira hizo una reverencia al príncipe.

 

Yusaku camino lentamente hasta el patio y aunque la lluvia había cesado el piso seguía empapado, pero a Yusaku no le importo ensuciarse, se paró frente a los reclutas y donde la luz del fuego lo iluminara lo suficiente como para que miraran solo a él. – Les dejaré algo muy claro, no acepto equivocaciones, no perdono errores, al que se atreva e incluso pensarlo lo matare, estar en contra del rey es estar en contra de la nación, así que si tienen algo que declarar háganlo ahora por que no tolerare ninguna falta-. Yusaku elevaba la voz con gravedad, su tono irritado ponía a sudar a los nuevos, pero aun así todos agacharon y desviaron sus miradas. – están advertidos y en cuanto a su entrenamiento Akira y otros servidores se encargaran de entrenarlos y en lo que me en concierne a mí, solo les enseñare una vez durante el resto de sus vidas, entonces aprovechen el tiempo y no me hagan perder el mío-. Yusaku miraba a todos con frialdad sin aparentar bromear, volteo sin mirar atrás para después caminar hasta la entrada.

Yusei y los demás permanecieron en silencio hasta que su alteza entrara al palacio, Akira especulaba sus sospechas, pero no hacia él sino de los nuevos reclutas, aliviado de eso haría hasta lo imposible para que no sospechara del plan, enseguida retiro a las tropas hasta sus aposentos, se encontraban algo alejados del palacio, como a 10 km, sus alojamientos eran pequeños, camas en alineación, pequeñas antorchas iluminaban las esquinas, era un lugar bastante acogedor y largo en longitud, Akira alojo a los nuevos y se despidió de ellos sin sospechas de los demás guardias. Yusei, Jack y Crow escogieron camas uno cerca del otro, Yusei cerca de una esquina y junto a una puerta, en medio Crow y luego Jack, todos cansados del viaje a pie y muchos de ellos comenzaron a dormirse y apagar las antorchas pero la única encendida era la de los camaradas de Yusei.

 

-          Ya estamos aquí Yusei, no podemos dar marcha atrás-. Crow hablaba con determinación.

 

-          Así es Yusei necesitamos ascender para infíltranos sin límites al palacio-. Jack apretó su puño.

 

-          Mañana empezamos, tenemos que hacer cualquier cosa para tener ese privilegio asique ¿Están dispuestos a todo, incluso a dejar que nos pisoteen y nos traten como inferiores?-.

 

-          Si ganamos la guerra esto no será nada-. Crow sonrió a Yusei.

 

-          Entonces hagámoslo -. Yusei sonrió con ellos y apretó los puño de los tres.

 

 

La mañana se acercaba pero los samuráis se despertaban antes de la llegada del sol, los nuevos reclutas se levantaron apresurados poniéndose sus nuevos uniformes, Kimonos sencillos para entrenar, en lugar de entrenamiento era en un bosque cerca del castillo, aun con sueño y flojera llegaron a tiempo al área de entrenamiento, justo allí el príncipe Yusaku, Akira, Bruno y otros entrenadores los esperaban con el material de entrenamiento, lo necesario ya estaba colocado para iniciar, alineados en filas escucharon a las órdenes de sus superiores.

 

El acompañante de Yusei se acercó delante de las tropas. – Mi nombre es Bruno y como su superior y su principal entrenador estoy encargado de desarrollar sus habilidades como nuevos samuráis, primeramente evaluaremos sus habilidades y después los asignaremos en un campo específico-. Bruno coloco un arco en cada fila y una tabla con figuras que se enumeran por números altos y bajos al azar, pasaban por turno, cuando fue el turno de Yusei fijo su puntería en el número más alto pero con mala suerte la flecha dio en el segundo número más alto por otro lado Crow dio en el blanco perfecto, sorprendió a los entrenadores, en la siguiente prueba que eran las artes marciales nadie podía ganarle a Yusei, todos sus contrincantes terminaron perdiendo, era realmente fuerte, claro Yusaku no estaba impresionado, creía que todos eran unos debiluchos sin entrenamiento y por eso perdían. Aburrido y abatido de ver los entrenamiento quiso retirarse pero recordó  el favor que le pidió su padre asique tuvo que resignarse a irse. Las nueve de la mañana y la evaluación de las habilidades estaban por concluir, la última prueba era la manipulación de la katana y como el maestro y mejor manipulador de ella estaba Yusaku,  desde el principio Yusaku había llevado una vestimenta poco apropiada para la ocasión, llevaba un kimono elegante color azul oscuro con bordados dorados de flores, mangas largas en forma de campanas, un listón amarillo amarrado en su cintura y una larga chaqueta. Todo el mundo guardo silencio al verlo pasar asta en centro de todos, saco su katana del mango y sin ponerse en posición de ataque o en defensa hablo.

 

-          El primero en tocarme se ganara un desayuno de rey-. Yusaku dijo palabras alentadoras.

 

Brillantes ojos se mostraron interesados, tomaron todos los báculos y todos al mismo tiempo atacaron, Yusaku cerró los ojos y se dejó guiar por el sonido, sin hacer movimientos bruscos esquivaba los ataques y golpeaba a cada uno de los reclutas, no tenían oportunidad contra él pero un ágil hombre rozo la katana del príncipe.

 

-          ¿Me desafías?-. Yusaku miro a su contrincante, Yusei lo miraba fijamente a los ojos sin pestañar solo con una mirada retadora. -¿Cómo te atreves?-. Yusaku frunció el ceño y ataco con poca fuerza, Yusei en respuesta esquivaba rápidamente, sin esforzarse trataba de tocarlo, Yusaku se frustraba y decidió engañarlo con ataques falso, Yusei  tenía previsto un ataque a sí, pero como si nada lograba esquivarlo, giros, saltos y  empujones, enfrentándose son sus fuerzas la pelea se había vuelto tensa e intrigante, Yusei tenían la misma fuerza agilidad que Yusaku, duraron minutos en su enfrentamiento hasta que ya no hubo  aliento, agotados,  se declaró el encuentro como empate, Bruno nunca había visto a Yusaku usara casi toda su destreza, era impresionante que existiera alguien con casi la misma fuerza que Yusaku.

La curiosidad y la intriga entraba por la cabeza de Yusaku, jamás nadie lo había hecho sudar en una pelea, ¿Cómo pudo aprender el arte de la katana? ¿Uso toda su fuerza? Yusaku no uso toda su fuerza, solo su agilidad, si hubiera usado toda su fuerza hubiera ganado fácilmente.

-          Te has ganado el derecho a desayunar conmigo, te espero en mis aposentos-. Yusaku le sonrió ligeramente, guardo su espada y dio la vuelta para caminar hasta el palacio.

 

-          Iré pero no solo-. Yusei hablo con una dura voz sin descaró.

 

Su petición era imprudente y rebelde para los sirvientes del príncipe ¿Cómo se atrevía a contestarle así al príncipe? – haz lo que quieras -. Yusaku no giro para mirarle solo continuo su camino.

La tención era fuerte, Akira no sabía si felicitarlo o castigarlo, pero sorprendió a todos con sus habilidades, Bruno ordeno a todo el mundo a ir al comedor de los samuráis, el arroz y el agua estaban listos.

-          Sígame lo llevare con el príncipe Yusaku-. Bruno se acercó a él para dirigirlo al palacio.

 

-          Jack, Crow vamos-. Yusei  los llamo, estos no sabían si aceptar o correr. Yusei camino detrás del acompañante de Yusaku, y detrás de él, Jack Y Crow lo seguían. «Yusaku…, entonces es otro de los hijos del rey, jamás había escuchado de él»

 

El pasto verde fluía como el agua, el rocío de las flores caían en copas con los sonidos, las escaleras conducían a la colina donde se encontraba el palacio. Los guardias dejaron pasar a los acompañantes de Bruno sin problemas, los chicos estaban fascinados por las decoraciones, los espacios, los colores y las doncellas. Los miraban como desconocidos, murmuraban a sus espaldas, cuando por fin llegaron a los aposentos del príncipe, deslizaron la puerta y en su interior Yusaku estaba sentado cruzando sus brazos y piernas esperando la llegada de su rival y enfrente de él una mesa pequeña de madera.

Las doncellas entraron detrás de ellos con platillos de pescado, arroz, verdura y más, los colocaron sobre la mesa y sin decir nada dejaron la habitación, igualmente Bruno dejo a los nuevos y sin decir nada se retiró.

Yusaku ni siquiera los invito a sentarse solo tomo su plato y comenzó a servirse de los platillos, Crow y Jack no sabían cómo actuar sin embargo Yusei se invitó solo, tomo un tazón y se sirvió pescado, Crow y Jack incomodos ante la situación agradecieron la comida y se sentaron junto a Yusei. No podían quejarse riquísima comida y exóticos platillos les hacía sentirse como importantes nobles, sabores nuevos alimentaron sus insaciables deleites, en toda la comida nadie dijo nada, ni un zumbido de mosca se escuchaba, Crow se encontraba tan feliz que quería llorar, jamás había probado algo tan rico. Unos minutos más tarde la comida se había acabado por completo, los nuevos estaban llenos y satisfechos, Yusaku solo había comido pellizcadas, la mayoría del tiempo se había quedado con su vaso de té en la mano y con sus ojos cerrados como si solo estuviera escuchando.

Yusei, Crow y Jack se levantaron del suelo y agradecieron la comida, deslizaron la puerta y comenzaron a dejar la habitación.

 

-          Espera-. La voz de Yusaku se elevó para atraer la atención de los nuevos. – Quédate -. Yusaku abrió sus ojos para ver sus reacciones. Yusei lo miro fijamente y luego despacho a sus amigos.

 

-          Regresare en unos minutos-. Yusei cerró la puerta y se acercó a Yusaku sin sentarse.

 

Yusaku no hablo en segundos, primero se limpió con un pañuelo y luego se sirvió mas té, después lo beberlo hablo.

-          ¿Disfrutaron la comida?-. Yusaku elevo su mirada para ver a Yusei de pies a cabeza.

 

-          Si, ya le agradecimos asique si no es mucha molestia me retiro-. Yusei giro en dirección a la puerta.

 

-          ¿Dónde aprendiste el arte de la katana?-. Yusaku se acomodó y recargo un codo en su pierna.

 

-          Lo aprendí en mi pueblo, necesitaba defenderme de los saqueadores-. Yusei se voltio en dirección a Yusaku y lo miro desde lo alto.

 

-          Mmmhp me parece bien, el pueblo no es seguro, los rebeldes han aumentado y solo quieren llamar la atención-, Yusaku hablaba en forma sarcástica.

 

Yusei quería gritarle, porque como se atrevía a culpar al mismo pueblo si los responsables de todos los males eran los mismos abusadores de poder.

 

-          ¿Acaso usaste toda tu fuerza al atacarme?-. Yusei no dijo nada solo miraba a su rival mientras Yusaku continuaba hablando. – Déjame decirte que si esa era toda tu fuerza no es ni la mitad de la mía-. Yusaku volvió a mirar al moreno con ojos profundos.

 

-          … -. ¿A qué se refería? Yusei si había utilizado toda su fuerza, ¿Acaso intenta solo provocarlo o en realidad Yusaku no utilizo toda su fuerza?

 

 

 

-          Ya veo, entonces si fue toda,…me decepcionas-. Yusaku se levantó de su asiento para acercarse hasta la oreja de Yusei. – Pero yo puedo ser tu maestro y entrenarte-. El susurro de Yusaku causo un eléctrico nervio en su espina dorsal, Yusei solo miro a su alteza con los ojos atentos. Yusaku era de la misma estatura que Yusei asique su contacto visual era inevitable de esquivar.

 

 Yusaku miro los ojos celestes de Yusei sin separarse de ellos, desvió su mirada de Yusei para después darle la espalda. – Mañana empezamos en los campos del oeste, no llegues tarde te estaré esperando a primera hora-. Ni siquiera espero una respuesta de Yusei, se precipitó al elegir primero, Yusaku no volvió a verle.

 

-          Entendido-. Yusei salió del cuarto sin decir más.

 

Yusei se quedó petrificado por la manera extraña en que reacciono Yusaku, volviendo de su trance y camino por el pasillo de las habitaciones, bajando por las escaleras Yusei se resbalo en un escalón, a punto de caer un hombre de cabellos azules claros largos y mechones en frente lo tomo por la cadera para sostenerlo.

 

-          ¿Está bien? -. El hombre era más alto que Yusei y preocupado por él le advirtió.- Cuidado con los escalones son muy traicioneros-. Yusei apenado por lo sucedió solo levanto su mirada, ojos olivo penetrantes y un escalofrío pusieron nervioso a Yusei.

 

-          P-perdone -. Yusei se puso fibroso, no sabía porque se sentía así. – Con permiso -. Se soltó de sus brazos, agacho su vista y continúo bajando por las escaleras asta dirigirse a la puerta.

 

Desde la cima de las escaleras Yusaku permanecía inmóvil observando el acto, se le miraba sin aparentar expresión alguna. El chico de mechones azules sonrió brevemente y le pregunto a su acompañante.

 

-          Hey Lua ¿Quién es él? -. El hombre le pregunto a su acompañante de manera muy sonriente.

 

-          Creo que es uno de los nuevos reclutas de su padre Sr. Kiryuu-. El chico joven y alto de cabello verde claro amarado en una cola de cabello y dos mechones de cabellos en sus laterales le contestaba a su alteza, el siguiente heredero al trono Kiryuu.

 

-          Ya veo -. Kiryuu cerro sus ojos y bajo la mirada acompañada de una sonrisa.

 

Fuera del palacio Yusei caminaba apresuradamente por el camino el enlodado caminito que conduce hasta los dormitorios de los samuráis, Yusei no tenía idea de lo había pasado, primero el príncipe Yusaku actuó de una manera extraña, después un atractivo hombre le puso los nervios en el cielo “¿Atractivo?” en que mierda pensaba, giros en su cabeza y un impulso de explorar los campos invadió su cabeza, camino en dirección opuesta, se dirigió hacia el oeste, quería ver su próximo campo de entrenamiento. Conforme caminaba el paisaje cambiaba, paso de ser un simple pastizal a un campo lleno de coloridas flores, de todas las variedades, llenas de vida, narcisos, lirios del valle, rosas, gladiolas, peonias y otras variedades, Yusei estaba maravillado, en la temporada de verano generalmente hace calor pero esta vez ha estado lloviendo sin cesar, las nubes tapan los rayos del sol, el agua de la lluvia da vida a las plantas. Yusei dejo de mirar a los lados y elevo la mirada, hermosos cerezos acomodados como arcos conducían un camino hacia su interior, rododendros silvestres abundaban junto a los pinos y abetos. ¿Me habré equivocado de lugar? Era un sitio demasiado hermoso como para entrenar, entonces continúo caminando hasta llegar a un pequeño santuario de agua, con suaves velos colgando a sus laterales, almohadas de seda en el suelo indicaban que era un lugar de descanso.

 Yusei no encontraba explicación para este lugar, de cualquier manera debía regresar a los dormitorios. Cuando giró su cuerpo para regresar Yusaku lo observaba.

 

-          Sí que eres impaciente, te dije que esperaras hasta mañana-. Yusaku desvió su mirada.

 

-          Solo quería ver el campo de entrenamiento-.

 

-          Está bien lo dejare pasar pero a cambio tienes que hacerme un favor-. Yusaku poco a poco se acercaba a la cara de Yusei. – No puedes negarte no te dejare hacerlo-. Yusaku sonrió de manera perversa.

 

-          … -. Yusei no pudo decir nada, solamente se dejó tocar por las manos de Yusaku, sus delgadas y frías manos se deslizaban por su entrepierna,  tocaban por encima de la ropa su miembro. - ¿Por qué tu…? -. Yusei no termino su pregunta cuando unos dedos se metieron a su boca.

 

-          No respondas a mis llamadas solo obedece, tu… -. Yusaku rozo su nariz con la de Yusei y la lamio.

 

-          Nph… -. Yusei contuvo su jadeo y solo cerro sus ojos. No sabía cómo había pasado solo recordaba que Yusaku lo había acorralado hasta el santuario, lo recostó sobre las telas de seda y comenzó a desnudar su fornido pecho, los irreverentes toques del príncipe se sentían suaves y llenos de deseo,  Yusaku se acercó al cuello de Yusei, su lengua por la carótida hasta su hombro y mordió profundo.

 

-          Npm… na… -. La sangre macho los dientes de Yusaku, la sangre comenzó a escurrirse en las sabanas, Yusaku se relamió los labios y puso su boca en la herida comenzando a chuparla. – B-asta…-. Yusei intento detenerlo pero Yusaku no lo permitiría.

 

-          No me detendré -. Yusaku alzo su cara y dirigió sus labios aun con poca sangre a la boca de Yusei.

 

El beso era suave, sus lenguas se rosaron, el sabor y la forma de besar de Yusaku era un deleite, la excitación de Yusei comenzó hacer evidente, los ojos de Yusei se cerraron, intentaba disfrutar el acto lo más posible aunque le repugnaba la idea de ser tocado por otro hombre. Yusaku nunca cerro sus ojos, miraba las expresiones de su querido, además solo quería disfrutar el sexo con este tipo lo demás no le importaba. Las traviesas manos del príncipe manoseaban los pezones de Yusei, una de ellas bajo hasta su abdomen y luego adentro de sus pantalones.

 

-Nmp… -. Yusei intento zafar su boca del beso pero Yusaku mordió su labio. Un breve dolor paralizo al moreno, después de soltar el labio de Yusei, el príncipe bajo su cuerpo hasta la entre pierna de Yusei, descubrió su intimidad, la contemplo y puso su boca en la punta. – Espera… -. Yusei fruncía el ceño por las lamidas en su miembro, su excitación era cada vez más alarmante y aunque le avergonzara admitirlo el príncipe lo hacía sentir bien, quería llegar a su límite, quería satisfacerse.

La lengua de Yusaku jugaba alrededor de su erección, sus dientes mordían con suavidad su punta, Yusaku no dejaba de mirar a Yusei, sus retorcijones de placer le excitaban cada vez más.

 

-          Aah… na… -. Los gemidos de Yusei eran fuertes y cortantes, mordía su labio inferior para evitar su fuga.

 

Yusaku chupo más y más rápido, Yusei estaba a su límite no podía contenerlo. - …suéltalo, ya no puedo…-. No podía más y dejo escurrir el líquido, Yusaku dejo que se viniera. – Aaahhh…-. La ronca y ahogada voz del moreno se elevó muy alto. Gotas de semen caían en la fina seda.

 

-          Jamás dije podías venirte, ven aquí déjame castigarte -. Yusaku no mostro expresión alguna, solo se mostró como un maniquí, como una piedra fría. – Jamás te han tocado por aquí-.  Sus dedos intentaban abrir lo más posible su entrada.

 

-          Ahh…Ya basta-. Yusei intento detenerlo.

 

-          Seré el primero-. El príncipe no dejo esperar más tiempo, despojo completamente las prendas inferiores del moreno y comenzó a hundir su erección en Yusei.

 

-          AAAHHH aght… duele…-. El interior de Yusei ardía y quemaba, como su destrozara.

 

-          Relájate… -. El príncipe dejo pasar un rato para que su querido se acostumbrara a su palpitante erección. Después de un rato Yusaku comenzó a moverse, suave y lento.

 

-          Aah, aahh,… nph… aahh….- los golpes de la carne sonaban como charcos de agua y después del dolor comenzó el placer.

 

-          Mmm…ahahahah… aaahhh…-. El placer crecía con cada embestida, excitante e inolvidable sensación de deseo cruzaba en la cabeza de ambos.

 

-          Tch…mpht-. Yusaku jamás se había sentido tan excitado, tanto hombres como mujeres lo satisfacían simplemente de manera carnal pero nunca nadie le había hecho sentir este sentimiento, algo más que sexo.

 

-          Aahah… y-ya m-me… vengo…-.

 

-          Puedes hacer-lo…-. Ambos estaban en su límite y una oleada de placer inundo la mente de ambos.

 

-          ¡AAAHhh…!-.

 

-          Aah…-.

 

El cuerpo de Yusei se arco al llegar a su clímax, sus cuerpos sudados y el olor a sexo daba inicio a una nueva relación íntima.  Ambos intentaron recuperar el aliento, Yusaku se levantó y acomodo su miembro, en el acto nunca despojo sus ropas, jamás dejo ver su cuerpo, fue así como Yusei se dio cuenta que era un simple pasatiempo, un capricho más de un soberano, tan mala era sus suerte que se había entregado y humillado a un príncipe de la realeza, el orgullo y su ego estaban por los suelos y solo los recuperaría cuando se deshiciera de ellos.

Yusaku solo se caminó hacia este, y sin voltear hablo. – te espero mañana, no te atrases-. Su descaro era enorme, ¿Cómo se atrevía a caminar como si nada hubiera ocurrido? Y así su silueta desapareció entre los árboles.

 

-          Grrrr-. El brazo de Yusei cubrió sus ojos, no quería mirarse así mismo, se repudiaba por haberse dejado manipular por su enemigo.

 

Yusei se encontraba destrozado, su interior dolía y escurría las semillas del desgraciado príncipe, por otra parte su autoestima colapsaba. Pero no se dejaría, tenía que imponerse, debía cumplir su misión, después de un rato Yusei se levantó con esfuerzo y camino con mucha dificultad hasta los dormitorios. Trataba de disimular sus males enfrente de los muchachos, angustiados por su tardanza solo pudo ocultar lo sucedido, aunque sus chupetones y mordidas eran evidentes nadie se atrevió a preguntar, cunado dijo que sacrificaría todo para lograr su venganza se refería a todo.

 

 

 Continuara...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

ufff  mi hermana esta de un humor que hijoles nenes XD no puedo ocupar la compu ahora es el momento <3 esque ella estudia animación y esta haciendo figuras como la peli de cubo y coraline XD pero no se sabe organizarse y ya ven 😂😆😇 mis cositas guapas los amooooo mua 


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