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¿Qué debí haber hecho? por ami4alice

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Notas del capitulo:

Hello! Nos vemos de nuevo. Estar sin internet a ayudado a que me visite la inspiración. Lo único malo es que su visita es en la madrugada...esperaría que me visitara más temprano <3

Como siempre KKM no me pertenece, si fuera así lloraría junto a Wolfram todas las veces que Yuuri es un idiota <3

A veces las decisiones que tomamos no son exactamente las correctas. ¿Cómo saberlo? Porque no son aquellas las cuales tu corazón te grito. Son solo aquellas las cuales se escogieron ya que esas eran las que todos decidieron eran las correctas, pero… ¿Sólo por eso son las correctas?

.

.

.

Aquel lugar cubierto por las voces de las enfermeras que daban indicaciones por el altavoz, teniendo paredes tan blancas que parecía el limbo antes de entrar al cielo. Cortinas que volaban de un lado al otro por culpa del viento que se colaba dentro de la habitación. Un moreno se encontraba parado completamente helado, tanto que parecía querer formar parte de aquellas blancas paredes.

-Felicidades –aquellas palabras de una de las enfermeras quienes sonreían por la gran noticia, no las sentía reales.

-¿Yuuri? –una voz que había escuchado muchas veces en su infancia -. Yuuri ¿Te encuentras bien?

-Yo…

-¿Podría dejarnos solos? –dijo aquella chica, de ojos verdes como los bosques, de cabello dorado como el sol y piel porcelana, tan clara que hacía resaltar lo verde de sus ojos. Las dos enfermeras que se encontraban en ese momento asintieron para retirarse de aquella habitación.

Pronto el silencio reino el lugar, ninguno de los dos comentaba sobre aquella noticia que había salido a la luz. La mujer llevo una mano a su vientre antes de que se le formulara una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Qué nombre deberíamos ponerle? A mí me gusta Greta –comento la mujer intentando apaciguar aquel silencio en la habitación.

-Yo… Yo… -la vista se le nublo cuando las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. ¿Cómo todo había terminado de aquella manera?

Palabras que cruzaban la mente de un moreno quién no sabía qué debía hacer a partir de ese momento. Su esposa tendría una hija, ya tenía más de cuatro meses de embarazado, pero eso no era lo realmente importante en esos momentos. Lo que cruzaba la mente sin parar del moreno era el cómo todo había acabado de esa manera, aun podía recordarlo como si hubiese sido el día anterior, ¿Cómo no hacerlo? Si todo el resto de su vida se la paso arrepentido de su decisión.

Tenía apenas dieciséis cuando conoció a aquellos dos hermanos tan parecidos como si se tratara de los dos lados de una misma moneda. Ambos causaron en él una impresión única, pero uno más que otro. Había llegado nuevo a aquella ciudad por el trabajo de su padre, a esas alturas lo habían transferido a otra ciudad, ahora le tocaría al moreno tener que realizar nuevos amigos. Ese primer día en aquella ciudad desconocida tomo la decisión de salir a explorar.

Dejó que sus pies le guiaran, cualquier cosa si se perdía tenía a la mano su celular para llamar a su padre y así rescatarlo en auto. Termino en un pequeño parque no muy lejos de donde se encontraban las calles que tendría que aprenderse para no perderse, pero el parque no fue lo que más llamo su atención. Una cabellera rubio que parecía brillar con el reflejo del sol, unos ojos verdes que parecían mirar al vacío y una piel tan blanca que si no fuera por el movimiento que realizaba al respirar cualquier creería que era una muñeca.

Yuuri jamás lo aceptaría, por lo menos en esos momentos, pero aquel hombre sentado en un columpio mirando al vacío había logrado hacer latir su corazón. Sin darse cuenta sus pies le habían traicionado llevándolo a aquellos columpios donde se encontraba el hermoso hombre. Todo fuese terminado bien si no fuera porque aquellos orbes verdes se centraron en él, provocando así que el moreno terminara chocando con unos tubos terminando así en el suelo con la tierra.

-¿Te encuentras bien? –el hombre de cabellera rubia se levantó del columpio para ver su estado.

-Sí… -dijo de manera vaga antes de agitar su cabeza, debía de dejar de observar a aquel hermoso chico tan fijamente. Se levantó de golpe sacudiendo su ropa -. Estoy perfectamente bien, va a costar mucho para derrotar este fuerte cuerpo –soltó con una risa.

-¿Qué diablos? –soltó el contrario comenzando a reír levemente, disimulándolo al tener su mano cubriendo su boca.

En ese preciso momento el moreno pensó que hasta la manera de reír parecía de cuento de hadas. Si Yuuri fuese una princesa, estaba seguro que hubiese deseado aquel príncipe para vivir su cuento de hadas, pero era estúpido tener ese pensamiento, así que lo dejo de lado rápidamente.

-Je, je. Lamento eso, me llamo Yuuri Shibuya, soy nuevo en el lugar –comento estirando su mano en gesto de cortesía.

-Yo soy Wolfram, Wolfram von Bielefeld –dijo en respuesta el otro tomando la mano del moreno, correspondiendo así el gesto.

-Un gusto –dijo el moreno.

La primera impresión que tuvieron ambos del contrario fue una que quedo en sus recuerdos, una que dio inicio a aquella historia de un amor que ninguno de los dos sabría llevar sobre sus hombros. Una historia que tal vez no tendría un final de cuentos. Ambos dejaron en el otro una impresión que fue la que dio inicio al amor que tiempo después comenzó a desarrollarse.

La primera vez que ambos cruzaron palabras fue en aquel parque, aquello fue lo que dio inicio a su historia, pero también sería aquel parque el que fue testigo de su último encuentro. ¿Cuántas veces había ido a aquel lugar esperando que sucediera algo que jamás llegaría? Había perdido la cuenta luego de tantos años. Ahora era un hombre de veinticinco años, casado y con un trabajo tan típico y aburrido que se sentía una persona más del montón.

Conducía un auto viejo que le regalaron sus padres como regalo de bodas. En esos momentos conducía en dirección del aeropuerto para buscar a aquel hombre del que se había enamorado en aquel parque, aunque ese fue un hecho que acepto tiempo después, pero no el suficiente para poder cambiar las cosas que en esos momentos sucedían. Estaciono el auto dejándose oír a los minutos la alarma del auto cuando se activó el seguro. Luego de siete años vería a aquella persona que había amado en la época de su adolescencia.

En los adentros de aquel edificio subió un par de escaleras eléctricas para llegar al lugar donde desembarcarían los pasajeros, ahí le habían indicado que debía de esperar. Afinco su espalda en un muro mientras veía hacía la pista unos instantes. ¿Qué tipo de cara debía de mostrar? No se habían visto en esos siete años, ni siquiera cruzaron palabras, era inevitable si esos siete años el rubio ni siquiera había regresado en los días festivos.

Como si estuviera huyendo, así pensó en un momento el moreno. Aunque esa idea la saco de su cabeza pues no quiso aceptar que quizás era su culpa, así que dejo el asunto de lado, como muchos otros que dejo sin resolver. Regreso su vista a aquella puerta de desembarque cuando escucho por el altavoz el anuncio de las secretarias. No duro mucho cuando pudo reconocer a la distancia aquella cabellera rubia.

No paso mucho tiempo para que sus miradas se encontraran, al igual como el hecho de que ambos desviaron su vista. Aun a pesar de haber pasado los años, ambos sentían que su tiempo se había detenido, pero eso había sido una decisión que tomaron hace siete años atrás. Ambos regresaron su vista al contrario para mirarse un corto tiempo, solo ese tiempo necesitaron para sentir como si aquellos sentimientos guardados quisieran salir de golpe.

-Ha sido un tiempo –el primero en hablar fue el moreno.

-Sí –una corta respuesta indicando que no quería conversar. Yuuri tomo las maletas del otro y comenzaron a caminar a la salida sin decir más nada.

Desde aquel día en aquel parque las cosas entre ambos habían quedado inconclusas, aunque para ellos todo había terminado, que lejos se encontraban de haber terminado. Era evidente que nada había finalizado aquel día si aun a pesar de no haberse visto durante siete años su corazón continuaba agitándose con solo tener a la otra persona cerca. Esa era una de las razones por la que ninguno de los dos tomaba el valor de mirarse directamente.

En el auto ambos se concentraron en algo, Yuuri en conducir y Wolfram en mirar el paisaje. ¿Qué podían decir para quitar esa incomodidad? Quizás sabían la respuesta, pero no deseaban saberla, pues eso significaba acabar con todo lo que se había construido hasta ese momento. Era lo que menos deseaban, por lo menos uno de ellos dos. Mientras iban por la autopista pasaron por casualidad por aquel lugar donde tuvieron parte de sus aventuras.

Ya no estaba en el mismo estado de cuando estudiaron en ese lugar, en realidad hace unos años que aquel instituto lo habían cerrado. Ahora se encontraba completamente abandonado. Esa época donde no le importaba nada más que sus propios asuntos, donde podían dejar de lado todo aquello que se interpusiera en su camino, donde podían ser ellos mismo en cualquier momento. Yuuri aun recordaba el cómo se enteró de la fama de aquellos dos hermanos.

Era el primer día en un instituto nuevo, tenía los nervios de punta. Yuuri Shibuya no era tan bueno para tratar a otras personas y menos si era la primera vez que hablaría con ellos. Enfrentar aquella barrera no era tan fácil como la podían poner, además de que ya era mitad de año, seguro la mayoría se conocía, cosa que le iba a dificultar más el asunto. Respiro hondo varias veces mientras caminaba detrás de aquel profesor que era el encargado del salón que se le había asignado. No duraron mucho para llegar al salón y el moreno se llenó de todo el valor que tenía.

La típica presentación que todos debían tener cuando se llegaba como nuevo, aunque no pudo evitar tartamudear mientras se presentaba, ¡Qué vergonzoso había sido! Pero sus nervios se esfumaron cuando su vista encontró a alguien conocido. Aquel chico que había conocido en ese parque se encontraba en aquel salón, aunque su vista sintió curiosidad al momento de ver una chica igual a Wolfram sentada a un lado de este. ¿Estaba viendo doble? No lo creía, no es como si tuviera problemas de visión. Le indicaron de inmediato dónde debía sentarse, termino detrás de un chico de cabello negro y lentes.

-Un gusto me llamo Murata –se presentó aquel chico cuando se estaba sentando.

-Igualmente un gusto –contesto para sin más iniciar la clase de aquel día.

Después de eso llego el primer receso que tendrían en aquella mañana de actividades. De inmediato llevo su vista a aquel chico rubio viendo como la hermosa dama le tomaba del brazo y así dejaban el salón. Dejo de observar la puerta cuando escucho una risa, se giró descubriendo que era aquel chico que se sentaba enfrente.

-¿Fuiste atrapado por los hermanos Bielefeld? –soltó aquel chico acomodando sus lentes.

-¿¡Hermanos!? –dejo salir en sus sorpresa el moreno.

-Sí, ¿Crees que dos personas que se parecen tanto no serían hermanos? Son hermanos, son bastante famosos –dijo Murata en un suspiro.

-¿Si? –dijo con duda Yuuri.

-Sí, siempre andan juntos. Ambos tienen un carácter fuerte. Se rumorea que nadie puede penetrar en aquella muralla que tienen, es una lástima pues son bastante apuestos, ambos.

-¿De verdad? Ya veo… -soltó para dar una mirada a aquella puerta de entrada.

Orgullosos, malcriados, prepotentes, fuertes y muchas otras cosas más eran las cosas que se rumoreaban en aquel lugar sobre esos dos hermanos. Todos se fascinaban con su belleza como si se tratara de una trampa que muchos caían, pero que al final terminaban por tirar la toalla, eran más de lo que su imagen podía decir, por esa razón los rumores de ser unos rompe corazones sin corazón también llego a los oídos del moreno. Esos y muchos más cuentos se enteró, pero que jamás los creyó, no solo porque odiaba andar suponiendo cosas de otras personas, sino que también se debía a que a ambos hermanos tuvo el placer de conocer.

La hermana de Wolfram se llamaba Walh von Bielefeld. Una mujer hermosa pero con un carácter de perros. A pesar de comportarse la mayoría de veces como una dama tenía su lado fuerte, si algo no le gustaba lo decía sin ninguna vergüenza, no dudaba en dar su opinión aunque significaba herir a otras personas. Era directa y siempre sabía lo que quería. Una mujer que muchos hombres huirían de ella por ser tan independiente. Así había concluido que era Walh a los ojos del moreno.

La vez que conoció a Walh era un día lluvioso, no había traído un paraguas y para agregar tenía que quedarse a completar deberes, lo bueno era que no era el único en aquel salón. La hermana de Wolfram se encontraba ahí también, al parecer la habían pillado al no haber terminado sus deberes, así que como el moreno, tendría que quedarse a acabarlos antes de regresar a casa. Era inevitable que no los terminara si eran unos que nadie le gustaba hacer, ¿Quién amaba hacer un cuaderno de caligrafía? Cualquier odiaría estar haciendo la misma cosa por mucho tiempo.

Terminaron algo tarde, aunque no podía saberlo con certeza ya que el cielo parecía indicar otra hora por lo nublado que se encontraba. Antes de llegar a los casilleros de sus zapatos pudo oír un fuerte ruido antes de que comenzara a llover a cantaros, ¿Ahora cómo se iría sin un paraguas? Esa era su pregunta al ver la cantidad de agua que caía en esos momentos. No le quedo más que quedarse en la entrada parado mientras esperaba que apaciguara un poco la lluvia.

Mientras se encontraba agachado abrazando su bolso y suspirando pudo ver la figura de una chica, cuando vio mejor pudo darse cuenta que era Walh, también notó la sombrilla que tenía en su mano. Lo primero que pensó es que se iría de una vez, pero en vez de eso se quedó ahí parada unos minutos, antes de girarse en su dirección, apuntándolo con aquella sombrilla que tenía en la mano. Rezongó antes de comenzar a hablar.

-Está lloviendo demasiado para irme con un simple paraguas, así que esperare aquí, cuando baje un poco el nivel del agua podemos irnos con este paraguas –comento la chica con determinación.

-¿Eh? –soltó el moreno confundido.

-Te daré el honor de caminar con una hermosa dama –dijo antes de reír por su propio comentario.

-¿Esta dama permitirá a este vagabundo acompañarla? –soltó a manera de broma.

-Si el vagabundo le regala después algo delicioso a esta dama, entonces ella no tendrá problema –dijo en respuesta, el moreno se vio sorprendido de que le siguiera la broma, pero aun así no dejo de reír junto a Walh.

Esa fue la primera vez que cruzo palabras con aquella chica. Para suerte del moreno no duro mucho tiempo para que aquellas “paredes” que tenían aquellos dos hermanos comenzaran a desaparecer cuando se trataba de Yuuri. Tanto Wolfram como Walh comenzaron a incluir al moreno en la mayoría de sus actividades, también ayudaba el hecho de que vivían relativamente cerca, así que pronto Yuuri Shibuya se encontró en la posición de mejor amigo de aquellos dos hermanos tan particulares.

El moreno agradeció grandemente el hecho de ver su casa a la distancia. Después de todo podría acabar con aquel sentimiento ahogado y silencio incómodo que había en el auto. Estaciono frente a su casa para sin más ir por las maletas del rubio. Por su parte Wolfram se bajó del auto, se fuese quedado esperando al otro pero cuando llevo su vista al frente pudo observar como su hermana salía por la puerta de aquella casa. El rubio contuvo la respiración por un corto tiempo cuando pudo observar aquella panza hinchada en el cuerpo de su hermana.

-¡Wolfram! –soltó Walh con una sonrisa en su rostro.

-Walh, ha pasado un tiempo –fue lo único que dijo cuándo recupero el aliento.

-¡Walh! ¿Qué haces levantada? Sabes que te encuentras de reposo –soltó el moreno preocupado cuando dejaba las maletas en la acera.

-¡Solo es un momento! –se quejó la rubia -. Además que es aburrido estar todo el día postrada en una cama –refunfuño con molestia.

-Entiendo perfectamente eso, pero tu doctora dijo que debes descansar lo más que puedas –dijo en un suspiro, al ver el puchero que hizo Walh, suspiro con resignación antes de caminar a los adentros de su casa con las maletas.

Un rubio que observaba aquella escena se sentía tan fuera de lugar que por su mente cruzaba el pensamiento de no haber regresado. Pero no podía hacer nada, él mismo había decidido sentirse excluido de todo aquello, después de todo él había decidido alejarse de todo eso, no solo eso, acabar con aquello que estaba comenzando a florecer en aquella época de su juventud. Wolfram von Bielefeld había decidido por su propia cuenta terminar con aquella relación que tenía con el moreno, porque entre el otro y él si había existido una relación, pero una que solo los involucrados conocían.

Aun recordaba el día que tomo la decisión de terminar con todo aquello. Aquel fue el día que decidió acabar con su pequeño ramo de felicidad para poder hacer feliz a su hermana. Hay personas que dicen que cuando son hermanos iguales normalmente tienden a enamorarse de las mismas personas, Wolfram no había creído en eso hasta el momento en que la realidad golpeo su cara con fuerza.

Ya llevaba dos años conociendo al moreno y hace solo medio año que su relación secreta había comenzado. Su inicio se dio de manera torpe, después de todo ninguno de los dos sabía cómo reaccionar, así que el primer beso que se dieron pareció más una batalla que un beso. El segundo terminaron por golpearse en vez de besarse, aun así ambos continuaron intentándolo, pues lo que sentían por el otro era correspondido.

Citas secretas, besos secretos. Poco a poco comenzaron aumentar los secretos que tenían Wolfram y Yuuri. El secreto que ambos llevaban con orgullo fue aquel que se dio en el verano, un recuerdo en donde ambos habían decidido entregarse al otro sin ningún remordimiento. Aquel verano fue la primera vez que tuvieron relaciones sexuales Yuuri y Wolfram, no fue la mejor, pero a esa le siguieron otras, era inevitable, ambos deseaban con lujuria el cuerpo ajeno, después de todo estaban enamorados.

Pero el peso de la sociedad era algo que aún no eran conscientes que debían de tomar en cuenta. Eran jóvenes, así que el hecho de que su relación no era muy bien vista era algo que no prestaron su debida atención, por lo menos el primer tiempo de su relación. Ya al llevar un tiempo ambos comenzaron a darse cuenta de muchas cosas. El hecho de no poder tomarse de la mano, de no poder tener unas correctas citas, lentamente comenzaron a ver los problemas que tenía aquella relación.

Lo que termino por acabar con la relación entre ambos fue aquel día en que Walh le confeso a su hermano sus sentimientos por Yuuri. Ese día fue que Wolfram se dio cuenta que sus sentimientos no serían aceptados por la sociedad, pero los de su hermana sí. El rencor que le tuvo tiempo después fue uno que no pudo soportar. Walh era su hermana, habían estado juntos desde antes de nacer, era la única que le entendía, jamás iba a poder poner su felicidad por encima de la de ella.

Wolfram había regresado de una de las citas secretas que había tenido con el moreno. Estaba lleno de alegría pues le había regalo un pequeño llavero, era uno de los pocos regalos que el moreno se había esforzado para dárselo, así que eso le llenaba de dicha. Iba observando el llavero mientras subía las escaleras entrando en su habitación, pero dejo de hacerlo cuando a los minutos su puerta fue abierta, viendo a Walh entrar en su habitación.

-¿Qué sucede? –pregunto mientras escondía el llavero detrás de su espalda.

-Wolfram, tengo algo importante que decirte –comento la chica para sentarse en la silla del escritorio en la habitación.

-¿Importante? –pregunto con duda el rubio.

-Sí, es sobre Yuuri –dijo Walh en un suspiro.

-¿Yuuri? ¿Qué sucede con él? –dijo un tanto nervioso Wolfram.

-La verdad… -habló con una pausa jugando con la punta de su cabello rubio -. La verdad es que… ¡A mí me gusta Yuuri! Yo realmente lo amo, quiero estar con él el resto de mi vida –dijo con determinación y una mano en su pecho.

Como si le fuesen tirado hielo encima Wolfram quedo helado. En su mente rezaba porque lo que hubiese oído fuera mentira, pero al ver directamente a su hermana pudo darse cuenta que no era así. Sus palabras eran tan sinceras que el rubio las sentía como dagas en su corazón. La realidad de nuevo comenzó a tocar su puerta. La pequeña diferencia de que Walh era una mujer era mucho para Wolfram. Si ella decía que le gustaba el moreno todo el mundo la apoyaría sin dudar, pero no sucedería lo mismo si él hacía lo mismo.

Ahí, justo en ese punto Wolfram se dio cuenta que aquello no iba a llegar a ningún lado. Era mejor solo dejarlo como una aventura de la juventud, era mejor no continuar con su relación con el moreno. Pero a pesar de que su mente le dijera eso su corazón no opinaba igual. El moreno era el único que había logrado ver la verdadera personalidad de Wolfram, había sido él quien destruyó todos los muros que había puesto alrededor de su corazón. Wolfram sabía desde hace mucho que no amaría a nadie más como amaba a Yuuri, pero esa relación jamás debió haberse dado.

Lo mejor era dejar ir al moreno para que así su hermana pudiera tenerlo, porque ella era la que la sociedad iba a aceptar con los brazos abiertos como la pareja del moreno. Jamás lo iban a aceptar a él, un hombre, como la pareja del moreno. Así que sin más ese día decidió enterrar todo aquel amor que tenía por el moreno para hacer lo correcto. En una pequeña caja de cartón guardo cada cosa que le recordaba al moreno o que este le había dado y en la noche mientras todos dormían cavo un huevo en el patio donde enterró aquella caja. Mientras lo hacía se prometía que esas serían las últimas lagrimas que dejaría salir por el moreno.

Esa había sido la decisión que tomo en aquel tiempo, pero ¿Qué se podía esperar? Era solo un adolescente, no iba a tomar una muy buena decisión. Pero la había tomado y eso había creado el camino que ahora estaba. Aquel en donde su hermana se había casado con el moreno y ahora esperaba un hijo de este, él ya no tenía valor en aquella historia. Él había decidido no ser el personaje principal de aquel cuento de hadas.

-Todos estamos tan emocionado por el nuevo integrante –dejo salir Cherry con emoción.

-Eso es cierto, es agradable tener un nuevo integrante en la familia –dijo Conrad con una sonrisa.

-Vamos, hacen que me sienta nerviosa –dijo Walh entre risas.

Todos los integrantes de la familia se encontraban emocionado con el nuevo integrante que formaría parte de aquella familia. Por lo menos casi todos. Wolfram quien se encontraba sentado apartado de los demás, miraba fijamente aquella escena, ¿Cuándo se le quitaría la sensación de ajeno? No podía saberlo, pero en aquel lugar se sentía un completo extraño. Aunque quizás aquel era su castigo por lo que había hecho, por haber destruido los sentimientos de la persona que aun a esas alturas amaba, a pesar de que no lo quisiera aceptar con todas sus fuerzas.

Pensando en eso llevo su vista a la habitación notando que la persona que ahora cubría sus pensamientos no se encontraba por ningún lado. Por inercia se levantó de su asiento para caminar al patio de la casa, al llegar a la puerta que conectaba los adentros de la casa con el patio pudo observarlo a lo lejos. Estaba sentado en una silla con sus manos juntas mientras observaba a la nada. Sin poder evitarlo solo aquel segundo observándolo hizo agitar su corazón. Agitó su cabeza para sacar aquella idea de su cabeza.

Llevo una mano a su cabeza antes de suspirar levemente. ¿Qué le estaba pasando? Se había prometido que no dejaría salir de nuevo aquellos sentimientos y aun así ahí estaban queriendo salir por su cuenta. Rio de manera baja antes de decidirse a abrir aquella puerta y caminar a las afueras llegando a las sillas donde estaba sentado el moreno. Este dejo de mirar al espacio y centro su vista en el rubio.

-¿Nervioso por qué vas a ser padre? –fue lo único que se le ocurrió decir. Yuuri sonrió levemente en respuesta.

Un silencio los cubrió y Wolfram aprovecho para sentarse mientras observaba en la dirección que antes veía el moreno. ¿Qué habían hecho mal? Era más que evidente que ambos aún seguían amándose, pero ninguno parecía querer dar su brazo a torcer. Uno porque no lo creía correcto, otro porque así lo deseaba la otra parte. Ambos eran tercos y esa terquedad era la que estaba terminando con aquello que aún existía entre ambos.

-Pienso aceptar un trabajo en el extranjero –dijo el moreno finalmente. Wolfram le vio fijamente con sorpresa.

-¿El extranjero? Pero vas a ser padre, ¿Qué harás con Walh? –pregunto.

-Ella vendrá conmigo por supuesto –dijo con seguridad para levantarse de la silla donde estaba sentado -. Nos iremos luego de que nazca el bebé –comento después estando unos pasos adelante del otro.

-Ya veo… si ese es el acuerdo que llegaron ambos no veo el problema… -dijo sin muchas ganas el rubio.

Yuuri se giró parar mirar directamente a Wolfram. Este por su parte también centro sus orbes verdes en el moreno. Parecía como si ambos quisieran decirse tantas cosas, pero ninguno las dejaba salir al aire, se las guardaban clavándose cada vez más en su pecho. Yuuri abrió la boca para poder iniciar.

-Wolfram, yo… -dijo viendo como el otro tensaba sus brazos -. Yo… -quiso continuar con la frase pero su boca se quedaba muda, como si algo le impidiera decir aquello. Cerró sus labios unos minutos antes de suspirar -. Será mejor que regresemos.

Dejo salir el moreno con una sonrisa triste antes de comenzar a caminar a los adentros de la casa. Wolfram quién aún seguía sentado apretaba sus puños con fuerza. Él sabía perfectamente que era lo que quería decir el moreno, él lo sabía perfectamente pues era lo que hace años le iba a decir y que él horriblemente se lo impidió. Sintió unas inmensas ganas de llorar, pero ninguna lágrima cayó por sus mejillas.

Ambos podían perfectamente recordar aquel día en que todo termino para ambos. El día en que formo aquella vida que ahora estaba viviendo, como si fuesen dos actores interpretando un papel que no deseaban. Ese fue el día en que un rubio decidió que era mejor acabar con todo, como también era el día en que un moreno había decidido formalizar correctamente la relación que tenía con el rubio. Dos decisiones las cuales solo una sola se cumpliría.

Era un día soleado, perfecto para salir a realizar alguna actividad deportiva. El sol brillaba en todo su esplendor en el cielo, no había mejor día para realizar cualquier cosa. Ambos habían acordado con anterioridad reunirse para ir en una cita, Yuuri aprovecharía esa salida para poder formalmente pedirle al rubio que fuera su pareja, pero no de manera oculta. El moreno iba preparado, tenía un anillo que había comprado con sus ahorros que le daría al rubio, que mal que nunca llego a él.

Como siempre, sus reuniones siempre eran dadas en el mismo lugar. Aquel parque donde se habían conocido por primera vez. Yuuri estaba preparado, esperando con paciencia a Wolfram, columpiándose un poco para liberar los nervios que en ese momento lo estaban atrapando. Se dio un par de palmadas en la cara para dejar de lado aquel sentimiento preparándose para cuando viera al rubio, cosa que no se hizo esperar mucho. Pudo ver como el otro venía de manera lenta y con la mirada baja, eso le hizo preocupar un poco.

-¿Wolfram? –soltó con duda cuando lo tuvo cerca.

-Yuuri, tengo algo importante que decirte –dijo Wolfram de manera baja.

-Yo también tengo algo importante que decirte –dijo de manera animada el moreno.

-¿Puedo iniciar yo? –pregunto mirándolo un corto segundo.

-Claro… -dijo de manera baja, preocupándose por el estado del rubio.

-Yuuri, yo… -dijo con una pausa, parecía como si aquellas palabras no quisieran salir de su boca -. Yo he sido una mala persona…todo este tiempo te he mentido.

-¿Eh?

-La verdad es que en realidad yo sabía que a ti te gustaba era Walh, pero yo me aproveche de eso y te hice creer que era a mí a quién deseabas… -comenzó entonces con aquellas dolorosas palabra.

-Espera… ¿De qué estás hablando? –dijo el moreno sin entender y preocupado.

-Lo que estoy diciendo ahora mismo es que tú en realidad no me amas a mi sino a Walh, esa es la verdad… -dijo sintiendo un gran nudo en su garganta.

-¿Qué estás diciendo? Yo tengo claro mis sentimientos, a mí me gusta….

-¡¡Walh!! –casi grito el rubio mirando en otra dirección. Aquel grito sorprendió al moreno quedándose unos minutos en silencio.

-Yo… -inició pero la expresión que le mostró el rubio fue una que hizo que sus palabras se ahogaran en su garganta. Se quedó en silencio, en donde solo se dignó a mirar al piso -. Ya veo… -dijo intentando mostrar una sonrisa.

-Ella… ella te está esperando, será mejor que vayas con ella –el moreno no había sido el único afectado por las expresiones mostradas por el otro. Wolfram se sentía horrible viendo aquella expresión en el rostro del moreno.

-Sí, supongo que tienes razón –dejo salir antes de sonreír y así girarse para comenzar a irse de aquel parque.

No se dijo más nada en aquel lugar. El moreno se marchó de ahí sin agregar más nada. Cuando Wolfram se encontró completamente solo cayó al piso de rodillas sintiendo como algo liquido caía por sus mejillas. Aun a pesar de que se había prometido no volver a llorar por el moreno ahí se encontraba llorando casi a grito por lo que acababa de pasar. No quería dejar el moreno, tampoco quería ser la persona que le impidiera dejar decirle que lo amaba, no quería hacerlo, pero aun así lo había hecho. Ya no había vuelta atrás.

El moreno había caminado de manera vaga por las calles, ni siquiera se fijaba a donde estaba yendo, lo único que sabía era que quería salir corriendo de ese lugar. En un punto se detuvo de golpe cuando escucho un ruido, notando que no era más que un animal. Entonces cayó en cuenta de su realidad, ni siquiera había podido confesarse correctamente a la persona que amaba, este no se lo había permitido. El moreno no supo en qué punto habían comenzado a caer sus lágrimas, cuando se percató de ellas comenzaron a fluir en mayor cantidad. Intento buscar un pañuelo encontrándose con una pequeña caja en su bolsillo.

-Esto ya no tiene sentido –dijo de manera baja observando aquel anillo. Sin más lo elevo antes de lanzarlo con fuerza contra la pared. La caja se destrozó y el anillo salió volando.

Ya no tenía sentido que tuviera aquella pequeña sortija si jamás se la iba a poder dar a la persona que realmente quería. Así que conservarla no tenía sentido para el moreno. No le importo tirar todo el esfuerzo que le había llevado para poder comprarlo, todo lo que tuvo que contenerse de comprar para poder obtenerlo. Todo eso lo había tirado a la basura, si la persona que más deseaba en el mundo no lo iba a aceptar, ya no tenía ningún sentido para él.

Así de fácil fue como todo termino acabando entre el rubio y el moreno. De manera corta y dolorosa a la vez. Luego de eso Wolfram no pudo observar como estaban de novios el moreno y su hermana así que sin decirle a nadie tomo una beca en el extranjero, así se marchó de la vida de los demás sin decir ni una palabra. No podía estar con la persona que más amaba así que tampoco era un masoquista para quedarse observando cómo era feliz con otra persona. Así pasaron siete largos años, quedando en un estancamiento aquello relación entre Yuuri y Wolfram.

¿Qué hizo regresar al rubio? Cuando luego de tantos años le llego una carta de su hermana indicando su embarazo. Wolfram no quiso creerlo, debía de verlo con sus propios ojos. Ese era el motivo por el que había regresado, pero el ver que todo era verdad hizo que su pecho se comprimiera aún más. Así, como si la realidad se lo recordara le decía que jamás iba a poder tener de nuevo a la persona que más amaba, aun a pesar de haber pasado siete años. Ahora serían una familia, ahora Yuuri tendría una familia, nunca podría haber algo entre ambos. En realidad el rubio pensaba que quizás hubiese sido mejor que nada fuese existido desde el comienzo.

Si hubiese sido decisión de Wolfram al siguiente día de haber llegado se fuese ido, pero Walh sabía cómo convencerlo. Así fue como termino convenciéndolo hasta la fecha de su parto. Todo ese tiempo tuvo que soportar de ver a la persona que más amaba y a la persona que más quería siendo felices, caso contrario de él. Todo el dolor y odio que le daba aquello tuvo que guardárselo  muy profundo en su pecho. Así llego la fecha de parto de su hermana. Se encontraban paseando, pues había un hecho que ni Yuuri ni Walh les habían contado a los demás. Iban caminando de lo más tranquilo regresando de haber ido a comprar algo para comer.

Era un lindo día, perfecto para caminar un poco. Esa era una de las razones por las que Walh había insistido en salir a comprar algo. Se encontraban solamente los dos hermanos, pues el moreno se había ido temprano a trabajar. Ambos conversaron de varias cosas sin importancia, pero mientras iban de regreso la mujer miro un instante a su hermano antes de suspirar levemente. Detuvo su andar, produciendo que el contrario se detuviera y se girar a observar a la mujer.

-¿Qué sucede? –pregunto Wolfram de inmediato. Walh le miró fijamente un instante.

-Wolfram… -inició con algo de duda -. Wolfram ¿A ti te gustaba Yuuri? No… ¿A ti te gusta Yuuri? –pregunto mirándolo fijamente de manera seria. Wolfram desvió la mirada pero al sentir la mirada penetrante de la contraria regreso su vista a su hermana.

-Yo… -inició pasando saliva -. ¿De qué estás hablando? Él es tu esposo, es imposible algo como eso. No es para nada normal, no digas algo tan estúpido –comento sintiendo como se hería con cada palabras.

-… -La mujer le miró un instante sin agregar nada a las palabras del otro -. Ya veo… -soltó a los minutos iniciando su caminata.

Wolfram se sintió aliviado y deseaba que su hermana le fuese creído sobre aquel asunto, el pensar en eso hizo que no notara lo que le pasaba a Walh. Walh dio unos pasos antes de quedarse completamente quieta y caer de rodillas al suelo. No fue sino hasta que dejo salir un grito que Wolfram reacciono acercándose a la mujer. Ambos se asustaron cuando pudieron observar la sangre en el suelo.

De inmediato el rubio llamo una ambulancia para poder trasladar a Walh quien estaba en proceso de parto en esos instantes, no solo eso, estaba pasando a ser un aborto sino eran rápidos los médicos. De inmediato entro en consulta dejando a un Wolfram asustado y lleno de sangre en la sala de espera, lo primero que hizo de manera inconsciente fue llamar a Yuuri. Este no tardó en llegar rodeando al otro entre sus brazos, fue una reacción que ambos tuvieron por reflejo. Wolfram correspondió al gesto sin ninguna duda.

Cuando regresaron en sus sentidos se separaron dejando salir una corta risa en gesto de torpeza por el hecho de haber reaccionado por reflejo. Para no entrar en un ambiente tenso Wolfram aprovecho para ir al baño a lavarse un poco la sangre que tenía encima. Estaba preocupado por su hermana, pero el recordar el calor que sintió del cuerpo del moreno era algo que hacía latir su corazón y nublar sus pensamientos. Se dio leves palmadas en las mejillas para salir a la sala de espera donde se encontraba el moreno sentado

-¿Ella estará bien? –pregunto sentándose al lado del moreno quién extrañamente estaba calmado.

-¿Quieres palabras bonitas o la verdad? –pregunto con una leve sonrisa.

-La verdad –dijo de manera directa Wolfram.

-Hace unos meses atrás… –inicio el moreno jugando con sus manos -. Hace tiempo, la doctora nos había dicho que Walh no iba a poder dar a luz. En realidad cuando me enteré que estaba embarazada fue cuando también supe de que su cuerpo no era acto para dar a luz… Por eso estaba de reposo…

-¿Qué? –dejo salir en su sorpresa el rubio.

-Aun sabiendo que ella no puede tener hijo, ella quiso continuar con el embarazo, dijo que sin importar qué daría a luz a esa niña –continuó hablando el moreno dejando salir un suspiro -. Por la cantidad de sangre que te vi, puedo imaginar que ha pasado lo peor…

-Espera… ¿Qué? ¿Ella no puede tener hijos? Si es así, ¿¡Por qué le dejaste continuar!? –soltó histérico Wolfram.

-Sabes lo terca que es ella –comento en un suspiro -. Aunque me hubiese negado ella habría continuado con todo –dijo de manera calmada.

-¡Aun así! –comento con enojo el rubio -. ¡Debiste detenerla!

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    -Fue la decisión que tomamos los dos –comento.

-¡Es mi hermana!

-¡Y mi esposa! –dijo con algo de enojo el moreno -. Entiendo tu enojo, pero fue nuestra decisión, así que no puedes hacer nada… ya no puedes hacer nada desde hace siete años –dijo levemente sin mirarlo.

Aquellas palabras lastimaron a Wolfram de tal manera que sin más se levantó de golpe de donde estaba sentado, para luego de soltar un chasquido irse de aquella sala de espera. Él mejor que nadie sabía perfectamente aquello, él había dejado de tener una oportunidad desde hace mucho tiempo, pero que Yuuri se lo recordara era algo que le dolía aún más. Sin siquiera pensárselo fue por sus cosas para volver a hacer lo mismo que había hecho hace siete años. Sin ninguna duda decidió de nuevo desaparecer, no quería revivir ese dolor que estaba en su pecho, ese dolor que había permanecido ahí desde hace siete años.

Al tener sus cosas se fue de inmediato al aeropuerto, donde con algo de rabia tiro su maleta, cayendo fuera de ella una pequeña caja. Wolfram se quedó incrédulo cuando la vio tomándola entre sus manos, era obvio que recordaba aquella caja. Era la caja donde había guardado todos los sentimientos por el moreno, pero la pregunta era ¿Qué hacía ahí? Habían pasado tantos años que ya no recordaba donde la había enterrado, ¿Cómo llego hasta su maleta?

Sin poder evitarlo la abrió observando todo esos recuerdo que había vivido con el moreno. Todos aquellos momentos felices que había tenido con el otro, antes de preocuparse por un sinfín de cosas que quizás no venían al caso. Fue sacando cada uno de los objetos encontrándose con una carta debajo de todas las cosas. Supo de inmediato que no era de él, así que la reviso notando que se trataba de la letra de su hermana. Dudo unos segundo en si abrir aquel sobre para leer el contenido, al final gano la duda, así que lo abrió.

Le llevo solo unos segundos leerla por completo, y cuando la hubo terminado sin más tomo aquella caja con todos esos objetos para irse corriendo de aquel lugar donde había estado. Con todo lo que dieran sus piernas se fue corriendo por todas aquellas calles. Debían de terminar lo que empezó, la carta había sido clara, no debía de dudar como lo hizo hace ya siete años. No debía hacerlo y no quería hacerlo, esa fue la razón que le hizo correr para poder finalmente hacer correr aquel reloj que se había detenido hace siete años.

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Querido Wolfram. Sé que se te hará raro recibir esta carta, pero hay muchas cosas que quiero decirte…

Lo primero que quiero decirte es… Lo siento.

De verdad lo siento, todos estos años he querido decírtelo, pero no he tenido el valor de hacerlo. Yo fui una persona horrible, hice algo que no debí hace siete años. ¿Sabes qué? En realidad ya me había dado cuenta de tus sentimientos por Yuuri… y aun así te dije que también me gustaba.

No te enojes, en aquel entonces de verdad me gustaba Yuuri, eso no era mentira, pero aun sabiendo que a ti también te gustaba, no… en realidad creo que sabía que eran correspondidos, tus sentimientos… pero no quería aceptarlo. Me aproveche de que sabía que tú me pondrías por encima de ti, aunque tuvieras sentimientos por Yuuri sabía que me dejarías el camino libre, por eso lo siento.

La verdad es que yo quería también tenerlo... Ese sentimiento de ser correspondido, de tener a alguien tan importante. Sentía envidia de lo que ustedes tenían, así que yo hice aquello. Creí que también podía tenerlo, pero estos siete años me han demostrado lo contrario.

Yuuri es una persona maravillosa, realmente ha hecho de todo para hacerme feliz, pero él jamás me dará lo que de verdad quiero, ¿Sabes por qué? Porque durante todos estos años al que él verdaderamente quería era a ti. No soy una tonta para no darme cuenta, aunque no quise aceptarlo al inicio.

Pero comencé a ver lo horrible que fui cuando finalmente encontré lo que buscaba… Es un compañero de la universidad. Realmente congeniamos a la primera, ¿Increíble, no? Al conocerlo me di cuenta de lo que había hecho. Todo este tiempo fui la culpable de que tu no fueras feliz, por eso lo siento… De verdad lo siento.

Yo quisiera corregir mi error, pero no puedo regresar el tiempo, aunque sí puedo hacer una cosa. Wolfram, no tires tus sentimientos por Yuuri, ya que él no los ha tirado. Yuuri sigue enamorado de ti, estoy completamente segura, ya que siempre te veía a través de mí, después de todo nos parecemos. Todo este tiempo he guardado esta caja, cuando me di cuenta de lo que había hecho la busque, me costó conseguirla, duré unos meses para dar con ella, pero quería tenerla para poder devolvértela.

No entierres tus sentimientos, aunque entiendo que no soy la mejor personas para decírtelo, pero… es mejor que te enfrentes a ellos correctamente, después de todo nunca se sabe cuándo no podrás volver a decirle a la persona que amas el cómo te sientes…

Sabes que te mencione de la persona que encontré. Bueno, hace poco lo he perdido, un borracho se lo llevo cuando se comió un semáforo. Ahora no podré volver a decirle como me siento… por esa razón, no odies a Yuuri por lo del embarazo, la verdad es que no es de él.

Aun a pesar de que le dije eso a él, Yuuri me dijo que se haría cargo, ¿No es adorable? Se hará carga de la hija de alguien más…por esa razón no lo odies cuando te diga sobre el asunto de que no puedo tener hijos. Sé que es arriesgado, pero quiero tenerlo, quiero tener algo de la persona que más amo, por esa razón no le odies, no es su culpa, todo este tiempo fue mi culpa…Por esa razón…

Ve a ser feliz con la persona que más amas.

ATT: Walh Shibuya.

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Un moreno se encontraba en la entrada de su casa, bueno, de su ex casa. Estaba cerrando la puerta de entrada de manera correcta para poder suspirar levemente viendo las llaves que se encontraban en su mano. No era extraño que ahora tuviera que dejar aquella casa, la había vendido para poder pagar los gastos médicos de Walh. Esa era una de las razones por las que iba a irse a trabajar al extranjero. Los gastos habían sido altos, todo para lograr hacer que sobrevivieran las dos, pero para su suerte solo una logro salvarse.

En esos momentos se había convertido en viudo y padre soltero. Para su suerte la pequeña niña que a partir de ese momento cuidaría había nacido sanamente, lo único era que la habían dejado en el hospital por seguridad, al día siguiente podría retirarla para llevarla a su hogar. Suspiro levemente de nuevo para dejar de ver las llaves de la que había sido su casa, sin hacerse esperar se las entregó al nuevo dueño de su antigua casa. Sin agregar nada camino al auto que era lo único que actualmente le quedaba.

Abrió la puerta del chófer, pero antes de entrar observo un instante aquella casa, había pasado ahí siete años. Era bastante tiempo así que se le haría raro no volver a ella de nuevo, pero era algo que era lo mejor. Sabía que si continuaba viviendo ahí le recordaría a Walh, ya que era la casa de ambos. Esa había sido una de las razones por las que no quiso recuperarla, aun a pesar de que le habían ofrecido ayuda para recuperarla, pero se había negado. Cumpliría con la promesa que le había hecho a Walh.

Volvería a iniciar desde cero con su vida. Así habían acordado, si la mujer no lograba continuar con ellos, había prometido que no se lamentaría por eso, continuaría de manera fuerte para poder cuidar de aquella pequeña niña que llevaría su apellido y el nombre que Walh había elegido. Por eso se negó a recuperar la casa. Era mejor iniciar de cero en otro lugar. Dio un leve golpe al techo del auto antes de entrar en su auto y así ponerlo en marcha. Sus planes eran buscar un lugar donde pasar la noche para al día siguiente ir por su hija y así viajar a su nuevo trabajo.

Recorrió unas tres cuadras cuando tuvo que frenar de golpe cuando algo se le atravesó de pronto delante. Se golpeó levemente la frente también a causa del repentino frenazo. Iba a quejarse saliendo furioso del auto pero al momento de ver mejor que era lo que se había atravesado se vio sorprendido. Era Wolfram, la persona que casi atropella era Wolfram. Estaba sudado y agitado, además de que por sus mejillas corrían las lágrimas. El moreno se vio sorprendido por todo eso, pensaba que este ya no se encontraría por los alrededores, es más, pensaba que no lo volvería a ver de nuevo.

-Wolfram… ¿Qué haces aquí? –pregunto confundido.

-Yo… -dijo intentando recuperar el aliento -. Yuuri, yo siempre he creído que lo correcto era estar lejos de ti…

-… -el moreno no reacciono, pero si centro su atención en el rubio.

-Pero, no importa cuántos años pasen, al único que yo quiero eres tu… -dijo haciendo una pausa para dejar salir un sollozo -. Todo este tiempo al único que he amado de verdad ha sido a ti…

Los ojos del moreno se abrieron como platos ante aquellas palabras, no se esperaba esa clase de confesión. Aun a pesar de encontrarse sorprendido las lágrimas no se hicieron esperar, no era extraño, llevaba siete años queriendo escuchar aquellas palabras.  

-¿Esto no es ninguna mentira? –pregunto pasando su brazo por el rostro. Wolfram negó con su cabeza.

-Está bien, ahora todo está bien –dijo entre sollozos y lágrimas el rubio.

-Yo… -inicio el moreno para llevar sus manos a las mejillas humedad del rubio -. Yo quiero tener una relación formal contigo. Wolfram ¿Quieres ser mi pareja el resto de mi vida? –palabras que finalmente pudieron salir.

-Soy un completo desastre. No te dejaré ir nunca más, soy muy celoso. ¿Aun así está bien para ti? –soltó colocando sus mano encima de las ajenas.

-Wolfram… Ese nunca fue un problema para mí –dijo de inmediato y con completa seguridad el moreno -. Después de todo tu eres la única persona que amo con todo mi corazón.

-Sí… tú también –dijo no pudiendo contener sus sollozos -. Tú también…Yuuri, también eres la única persona que amo con todo mi corazón, desde hace muchos años eres el único.

-Y seguiremos siendo los únicos…

No se dijo más nada, tampoco se dejó escuchar ningún sollozo, puesto que todo fue callado cuando Yuuri rompió con la poca distancia que había entre ambos, uniendo sus labios luego de largos siete años. Wolfram no dudo ni un segundo en corresponder aquel beso tan esperado. Luego de ello se separaron dejando escapar un par de risas.

-Aunque necesitaras un nuevo anillo… -dijo Wolfram a los minutos, introduciendo una mano en su bolsillo y sacando un pequeño anillo de este.

-Ese anillo… -soltó en su sorpresa el moreno.

-Ya no me entra en ningún dedo. Necesitaré uno nuevo –dijo con una sonrisa en su rostro Wolfram.

-Sí, vayamos juntos a escoger un nuevo par.

Nada más fue dicho, no era necesario, a partir de ese momento tendrían mucho tiempo para recuperar aquellos siete años que no habían estado juntos. Además que más que hablar deseaban recordar el sabor de los labios ajenos, para certificar que continuaban teniendo el mismo sabor que hace tantos años los atrapo.

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Las estaciones pasaron como lo hicieron los años y ahora se encontraban los pétalos de cerezos cayendo por todos los alrededores. Ya era época de entrada en todas las escuelas, cada quien teniendo su propia celebración con sus propios motivos. Una pequeña niña, de tez oscura, cabello rizado y corto, llevaba un uniforme de color azul marino. Este constaba de una falda azul, una camisa blanca con detalles dorados y un cuello del mismo color de la falda, medias blancas y zapatos negros. En su cabello tenía un lazó de color azul con detalles negros.

Ella se encontraba agachada recogiendo un par de pétalos con una mano mientras en la otra tenía un par de flores que también había recogido. Estaba concentrada en su tarea hasta que escucho su nombre a los lejos, se giró para poder ver a sus padres llamarla, sin más se sacudió la falda para ir corriendo a donde se encontraban sus padres parados esperando por ella. Esta de inmediato al estar cerca de ello se lanzó a los brazos de su padre quien la cargo de una vez.

-¿Qué estabas haciendo Greta? –pregunto un hombre rubio.

-Estaba recogiendo flores –contesto ella de manera animada -. Estaba recogiendo flores para papá, para que no se ponga a llorar en mitad de la ceremonia –dijo después con una risa.

-¿Eh? ¿¡Quién va a llorar!? –soltó el moreno bufando.

-Vamos Yuuri, que cuando la inscribimos en preescolar armaste toda una escena –dejo salir entre risas un rubio.

-¡Tú también lo hiciste! Además que te tardaste tres semanas en escoger su bolso… -se quejó el moreno mientras caminaba.

-¡Eso es obvio! Se trata del bolso que usaría nuestra hija en su escuela, ¡Debía ser el mejor! –soltó con indignación al inicio y orgullo al final.

-Claro, claro –dijo rodando los ojos con una sonrisa en su rostro -. Para la próxima te avisare un mes antes, para que te tomes tu tiempo Wolfram.

-Sería bueno –dijo cruzándose de brazos. La pequeña Greta rio por las acciones de sus padres.

-¿Y usted de que se ríe señorita? –soltó el moreno enarcando una ceja y dejando que los pies de Greta tocaran el suelo.

-Es secreto –dijo llevando sus manos a su boca para taparla.

-Sí, sí. Será mejor apurarnos que se nos hace la hora –comento Wolfram para luego colocarle el bolso en la espalda a su hija.

-¡Sí! –soltó para sin más girarse y salir corriendo a los adentros de aquella primaria.

-¡Greta! ¿No olvidas algo? –pregunto Yuuri. La pequeña se detuvo y regreso en sus pasos, con sus mano indico a los dos hombres que se agacharan, cuando lo estuvieron se acercó a cada uno dándole un beso en la mejilla.

-No llores Yuuri –dijo entregándole las flores que tenía en la manos.

-Haré mi mejor esfuerzo –dijo en un suspiro.

-No te preocupes, yo lo controlaré –dijo Wolfram después, obteniendo una risa de parte de la pequeña.

-Bien.

No se dijo más nada en ese momento, pues la pequeña se posición para que sus dos padres al mismo tiempo besaran sus mejillas como ella lo había hecho antes. Luego de eso continuaron con su camino al auditorio de aquella primaria. Su hija ya tenía siete años y estaba comenzando su primer año de primaria. Ya habían sido cinco años desde aquel momento en que de nuevo Wolfram y Yuuri decidieron volver a estar juntos.

Cinco años habían pasado y aun le continuaban muchos años más para continuar juntos, como lo debieron estar esos siete años donde cada quien se fue por su lado. Porque desde el inicio ambos querían estar con la otra persona. Y habían cumplido con aquello, no solo eso, ahora eran una familia feliz con la hija de Walh. Como Yuuri le había prometido él se hizo cargo, junto a Wolfram, de criar aquella niña producto del amor de Walh y aquel hombre que había decidido amar el resto de su vida.

A veces tomamos decisiones que pueden marcar el resto del camino que continuaremos en nuestras vidas. Por esa razón debemos pensarlo bien antes de tomar una decisión, porque podemos estar escogiendo la respuesta incorrecta creyendo que es la mejor.

Porque el tiempo que se pierden por aquella decisión que se tomó no se puede recuperar. Por esa razón hay que pensar mejor…

Para no preguntarte…

¿Qué debí hacer hecho?

Notas finales:

Espero les halla gustado, estoy ya en otra historia que espero les guste. 

Nos veremos en otra ocasión. <3


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