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En el fin, a tu lado por Dark_Gaara

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Notas del fanfic:

¡Hola~! Es la primera vez que escribo un fic de Supernatural. En principio iba a ser un one-shot, pero decidí subir una primer parte porque no sé cuánta gente del fandom de esta serie hay en Amor-Yaoi, ni si les gustará mi historia. Así, agradecería que si la han leído y les está gustando, me dejen un review, para darme ánimos n.n Si bien la historia se basa en el capítulo The End, cambié varias cosas, sobretodo que Castiel aparece mucho más, así como la relación explítica entre él y Dean.

Los personajes de Supernatural no me pertenecen, y los utilizo en esta historia sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Aquí sin más, les dejo el primer capítulo. Espero que las personalidades no me hayan quedado muy diferentes. Dean y Castiel del 2014 quizás sean un poco exagerados ya que sólo me basé en el capítulo, pero también lo hice así para diferenciarlos bien de los del 2009. 

Dean se sorprendió cuando vio hacia donde le señalaba Chuck que se encontraba Castiel. Por alguna razón no se imaginaba que el ángel estaría en una cabaña que ni siquiera tenía puerta, sino una cortina que funcionaba como tal. Quizás no conociese tanto al ángel como creía. O, tal vez, las cosas en ese futuro estaban más cambiadas de lo que se atrevía a reconocer. Sin querer pensar demasiado en ello, y feliz de que al menos Casiel seguía allí, comenzó a caminar. Si revisaba objetivamente la situación no era nada buena: un lugar infestado con el virus de croatoan, Sam muerto, más de la mitad del planeta destruido, y una versión de él mismo que parecía ser bastante testaruda y fría. En ese contexto, era un alivio pensar en los ojos azules y la actitud madura de Castiel. Aquel ángel que lo había rescatado del infierno, y que a pesar de todo seguía junto a él, incluso en los momentos más difíciles y de mayor sacrificio. Si Cas andaba por ahí seguro lo ayudaría a entender qué estaba ocurriendo y que podía hacer él al respecto. O al menos podría enviarlo con sus poderes angelicales a su propio tiempo.

Corrió la cortina con seguridad, aun si algo dentro de él le decía que algo no estaba bien si Castiel estaba en un lugar como aquel. Se quedó helado cuando observó la escena, y no sabía qué era lo más extraño de todo. La decoración con estatuas de dioses de otras religiones y con otras cosas hippies, la falta de casi muebles y limpieza, las mujeres hermosas que miraban a Castiel como un gurú, o el aspecto del propio Castiel. El pelo más largo que lo usual caía de forma desprolija sobre su rostro, la barba mal afeitada y sin arreglo, la falta de su usual gabardina marrón reemplazada por una camisa no muy cuidada, la falta de zapatos. La total ausencia de su aura segura, estricta, madura, angelical. Dean no pudo articular palabra alguna, tratando de procesar todo lo que estaba viendo. En aquel momento, el ángel volteó y se percató de su presencia.

-Disculpen chicas. Creo que debo hablar con nuestro temerario líder un momento.-les comunicó Castiel a las muchachas.

 Enseguida, las jóvenes se levantaron y salieron de la cabaña, bajo la atenta mirada de Dean, quien aún no comprendía nada de lo que estaba pasando. Volvió a mirar al ángel, que ahora estiraba su cuerpo. Su aspecto era terrible. Los pelos enmarañados, la barba mal afeitada, la ropa gastada y sucia. Pero era más que eso, era toda su actitud: no quedaba ya rastro de ese Castiel recto, serio, a la espera de un golpe, con la mente centrada en buscar una solución. Dean no se había atrevido a mirar bien, pero casi podía decir que ni siquiera el brillo tan característico de esos ojos azules aún permanecía allí.

-¿Qué, eres hippie?-preguntó bruscamente, evidenciando su frustración, aunque aún no comprendía porqué le afectaba tanto ver a Castiel de esa manera tan….deprimente.

-Pensé que habías dejado de etiquetarme.-respondió con desinterés el ángel.

 Dean se acercó para inspeccionarlo mejor. Castiel volteó, pero el cazador no pudo ver si el brillo de sus ojos aún permanecía allí, porque el ángel había cerrado los ojos. Más que eso, no detuvo su acercamiento hasta que sus labios tocaron los labios de Dean. ¿Qué estaba ocurriendo? ¡Castiel lo estaba besando! ¡Sin siquiera dudarlo! Y lo peor de todo….no lo hacía nada mal. El ángel movió sus labios sobre los ajenos con seguridad y atrevimiento, sin ninguna duda. El movimiento era tan suave y seguro que Dean no pudo evitar corresponder el beso, incluso separando ligeramente los labios, movimiento que el oji azul no desperdició, introduciendo lentamente su lengua en la abertura. El rubio contuvo un gemido inesperado que había querido emerger de él. No podía creer no sólo que Castiel lo estaba besando, y muy bien, sino que él estuviese disfrutando la caricia. ¡Era un hombre! ¡Ni siquiera, era un ángel! ¿Qué pasaba con él? Seguro donde sea que estuviese lo había trastornado.

Recién cuando Castiel cortó el beso, Dean volvió un poco en sí, aunque aún seguía demasiado sorprendido.

-Y pensar que eres tú quien siempre se auto elogia los besos.-comentó Castiel con burla.

 Dean quiso contestar, pero estaba atónito, y el tono de voz del ángel sólo lo había anonadado más. Y eso que no quería pensar en la palabra “siempre”, si tenía que ver con besos entre ellos dos.
Fue entonces cuando Castiel abrió los ojos, al tiempo que Dean. Enseguida se formó en el rostro de ángel una expresión de absoluta extrañeza y sorpresa.

-Wow, esto es extraño.

-¿Qué?-dijo Dean más por reflejo que por otra cosa.

-Tú…No eres tú. No el de ahora al menos.-sentenció seriamente Castiel.

El corazón de Dean dio un pequeño vuelco al ver que Castiel, con tan sólo verlo, se había dado cuenta que él no era el Dean de esa época. Se preguntó por qué para él había sido tan obvio, cuando nadie más se había dado cuenta.

-No. Sí. Sí. Exacto.-respondió, tratando de acomodar sus ideas.

El cazador dio un paso atrás, porque la distancia de sólo unos centímetros con el ángel lo ponía nervioso. Más allá del reciente beso, que sólo había acrecentado gigantemente esa incomodidad, siempre le había pasado eso. Era curioso, porque en general no le molestaba la gente cerca, incluso él se acercaba mucho a las mujeres que le gustaban y a la gente que quería amenazar. Pero Castiel…era diferente. Tenerlo donde casi pudiese tocarlo hacia que su corazón se descontrolase. Y él no podía perder el control.

-¿De qué año vienes?

-2009.

Castiel lanzó una carcajada. Dean lo miró atónito: era la primera vez que oía al siempre tan serio ángel del señor reírse. Y le sorprendía que lo hiciera así, abierta y espontáneamente. Era raro, pero lindo de alguna manera. Aunque el dejo de burla que tenía esa risa no le anticipaba nada bueno.

-Ahora entiendo un poco más.-dijo aun sonriendo.

-¿Qué entiendes? Explícame, porque yo no entiendo nada.-respondió con agresividad.

-Si mal no recuerdo, en el 2009 aún no habíamos follado.-dijo como si fuese obvio.

Dean abrió los ojos como platos. Se sostuvo de la pared, abrumado y sorprendido. Su boca se abrió, pero pasaron varios intentos hasta que pudo articular algo.

-¿Foll-follar?-dijo con dificultad, sonrojándose como nunca en su vida. Jamás había sido vergonzoso respecto a hablar de sexo, al contrario, él era todo un maestro de ello. Con mujeres bonitas. Mujeres. Y preferentemente humanas.- ¿Tú y….?-no pudo pronunciar la pregunta completa, era demasiado vergonzoso, así que sólo se señaló a él mismo.

Castiel inclinó su cabeza como cuando no comprendía algo, sonriendo aún.

-Sí Dean, tú y yo. ¿Quiénes más? Desde el principio esto no fue una relación abierta.-comentó divertido. –Pero, ¿quién te envió aquí? ¿Fue Zacarías?

El cazador tuvo que recurrir a todo su auto control para recuperar su postura normal. Todas esas revelaciones habían sido muy fuertes, pero como siempre, había prioridades. Y las prioridades nunca tenían que ver con Castiel o él como personas, sino con el mundo, el cielo, el infierno, lo que sea. Suspiró y se acomodó.

-Sí.-aseguró.

-Oh, interesante.-respondió pensativo Castiel, llevándose un dedo al mentón. “Adorable” pensó sin querer Dean, y se reprimió.

-Sí, claro, esto es fascinante.-dijo con sarcasmo.- Ahora ponte tus alas de ángel y llévame  a mi página del calendario.-exigió con agresividad, porque toda esa situación estaba sacándolo de sus casillas.

 Castiel sonrió con burla, mientras miraba hacia otro lado. El corazón de Dean se estrujó un poco. Siempre había querido que Castiel sonriese más, porque siempre estaba muy serio, y sería agradable verlo sonreír. Pero esa sonrisa que tenía ahora…tan vacía, tan falsa, tan dolorosa….No, prefería no verla.

-Ojalá pudiera ponerme mis alas, pero lo siento, ya no.-y siguió riéndose de esa manera.

-¿Qué? ¿Estás drogado?-preguntó Dean con despecho.

-Generalmente, sí.-y seguía con esa sonrisa que al cazador le daban ganas de golpear.

Dean lo miró, atónito ante esa actitud y su respuesta. Alzó las cejas y por un segundo se quedó sin palabras. En ese momento oyeron pasos de alguien que se acercaba rápidamente. Dean volteó instintivamente hacia la puerta (mejor dicho la cortina) pero Castiel lo tomó de la mano rápidamente.

-Es Dean. El de ahora. Seguramente no sabe que estás aquí, ¿cierto?

-Ese bastardo me ató en su cabaña.-recordó con enojo.

-Entonces escóndete allí, rápido.-le indicó el ángel, señalando una cortina similar a la que hacía de puerta de la casa.

-¿Estás seguro que es él?-preguntó intrigado.

La sonrisa segura y burlesca en el rostro de Castiel le provocaron una correntada de ansiedad que le atravesó todo el cuerpo, y que prefirió omitir.

-Lo reconozco.

 El Dean del 2009 atravesó la cortina justo unos instantes antes de que el Dean del 2014 ingresara a la cabaña. Desde donde estaba, Dean podía ver y oír prácticamente todo, pero al parecer su versión futura no se había percatado de su presencia. Quizás estaba demasiado concentrado en otra cosa.

-Dean.-dijo Castiel, y a Dean no se le escapó la mirada dulce que le dirigía a su versión futura, así como el tono suave que había usado para llamarlo. Sintió que su corazón se agitaba un poco. ¿El Castiel de su época también lo miraría de esa manera tan cariñosa? No, no era posible.-Pensé que te habías ido a la misión.

-Cas.-el Dean de esa época tenía una mirada fría y dura, pero se había suavizado un poco al mirar al ángel. Lo mismo con el tono de su voz.-Estaba por irme.

Ambos se miraron en silencio, pero sin tensiones o incomodidades, sino como si pudieran comunicarse de esa manera, sin necesidad de palabras. Castiel cortó la distancia que los separaba con un par de pasos, quedando justo delante de Dean. Extendió su mano, y con suma delicadeza acarició la mejilla ajena. El Dean del 2009 se quedó helado, no sólo por la acción del ángel, sino por su atrevimiento: por lo que había alcanzado a conocer, su versión de ese entonces no parecía ser alguien adepto al cariño. Sin embargo, ese Dean cerró los ojos, e inclinó su rostro hacia esa mano. Dean lo miró con detenimiento: adivinaba ahora su propia expresión de cansancio, que muy pocas veces mostraba. Era esa expresión de agotamiento casi total, sobretodo energético y psicológico, cuando realmente sentía que iba a caer en un abismo de angustia sin retorno. Y allí estaba, mostrándosela abiertamente a Castiel, sin tratar de disimularla, sin ocultarse.

-¿Qué ocurre?-preguntó  el ángel suavemente.

Dean del 2014 suspiró, sin responder. Luego de unos instantes donde Castiel no insistió, Dean abrió los ojos y se sentó pesadamente en una silla maltrecha que había por allí. El ángel siguió sus movimientos en silencio, al igual que Dean 2009.

-Cas.-dijo al fin. Parecía que le costaba un poco decir lo que tenía para contarle o lo que fuera que lo hubiese llevado a verlo antes de una misión tan importante.- ¿Qué harías si pudieras cambiar el pasado?

Castiel lo miró en silencio unos segundos. Entendía la pregunta, y sabía por qué Dean le estaba diciendo aquello. Sólo esperaba que fuese Dean quien se lo contase, aunque estaba casi seguro, por cómo había comenzado la charla, que no lo haría.

-Dean.-dijo al fin, y en su voz hubo un dejo de reproche.- ¿Cuántas veces más vas a pensar en ell…?

-Te lo pregunto en serio.-lo interrumpió un tanto agresivo. Dean del 2009 notó que el otro Dean no miraba a Cas a los ojos. No le costaba adivinar por qué: Dean no le estaba contando de su versión del pasado que rondaba aquellos tiempos.- ¿Qué harías?

Cas lo miró duramente. Dean estaba volviendo a martizarse otra vez, no importase cuántas veces Castiel le explicase cómo habían sido las cosas. Pero también entendía que el rubio sólo podía mostrar ese lado sensible y débil con él, ahora que era el líder. Lo que realmente le dolía, en verdad, era que Dean no le contase del Dean del pasado, ya que desconocía que él ya sabía. Aun así, amaba a ese Dean, y no podía soportar verlo así de angustiado. Tanto como para retrasar una misión tan importante como la de ese día. Suspiró, resignado, y volvió a apoyarse contra la mesada.

-¿Te refieres a si cambiaría tu respuesta hacia Michael? ¿Si te insistiría en que le dijeras que sí?-dijo simulando un aire despreocupado, aunque sus ojos tenían un brillo afilado que traspasaba a Dean.

Al menos, al Dean del 2009. Porque el Dean de ese futuro apocalíptico hacía tiempo ya que había colocado una muralla fría que le permitía no bajar la cabeza ante nadie, siquiera ante un ángel. El rubio no se inmutó ni pareció incomodarse.

-Siempre tan drástico.-y no había un atisbo de gracia en su voz.

 Otra vez volvió a haber silencio entre ambos, un silencio duro, cortante, tenso. Se miraban fijamente, y Dean del 2009 supo que estaban hablando un lenguaje tan íntimo que ni él mismo comprendía. Se preguntó, internamente, cuánto les habría llevado desarrollarlo. Y pensó en las numerosas veces que él mismo mantenía ese contacto visual con Castiel que se le hacía tan intenso, y que comunicaba más que cualquier palabra que pudiera pronunciar. Suspiró, confundido. Quizás, ese Dean y ese Castiel que ahora observaba no fueran tan diferentes de él y el Castiel de su tiempo.

Al fin, Castiel suspiró. Cuando terminó el suspiro, volvió a sonreír de esa manera burlona y vacía que, al parecer, era normal en él. Sus rasgos se relajaron, aunque su mirada aún era afilada.

-Sabes cuál es mi respuesta. No, no cambiaría nada del pasado. ¿Para qué?

-¿Aún crees en el Destino?-dijo bruscamente Dean.-¿Qué terminaríamos en este punto de todas maneras?

Castiel alzó los hombros, quitándole importancia.

-¿Aún crees que algo como el “destino”-y enfatizó la palabra con un gesto de comillas en las manos- importa?

-Quizás.-murmuró Dean, aunque todos lo oyeron.

-Dean.-llamó con dulzura. Ambos aludidos lo miraron expectantes.- No sé cuántas veces tengo que repetírtelo para que lo entiendas. Pero lo haré las veces necesarias. No cambiaría nada…

-Cas, este mundo es una mierda.-lo interrumpió bruscamente.

-Pero estás conmigo.-explicó simplemente.- Siendo tú. Estoy bien con eso.

Los dos Dean lo miraron con ternura. Pero mientras que el del 2009 sentía que su confusión interna crecía, y que el corazón se le calentaba un poco, el del 2014 lo miró con resignación, posiblemente acostumbrado a oír ese tipo de declaraciones por parte del ángel. No sólo con resignación, sino que había otro sentimiento que asomaba en él, y que a su yo pasado no le costó nada reconocer, porque era un sentimiento que solía atravesarlo: culpa.

-¿Pero de qué manera estás, Cas?-miró a los ojos al entristecido ángel. Dean hablaba con brusquedad, como siempre que se sentía sobrepasado por lo que sentía.- Eres la personificación de la decadencia.-y Cas sintió una punzada en su corazón, aunque no lo demostrara. Pero al Dean que espiaba no se le pasó por alto lo blanco que se le pusieron los nudillos de las manos que apretaban con fuerza disimulada la mesada.- No eres lo que pensabas que ibas a ser si te mantenías a mi lado. Eres un soldado más de un ejército que está muriendo.

-Antes era un soldado más de un ejército de élite, pero de asesinos.-le recordó el ángel con tono relajado. Parecía estar un poco acostumbrado a las palabras crueles del rubio.- Dean, aún si supiera cómo iban a terminar las cosas, como iba a terminar yo…Aun así hubiera tomado las mismas decisiones. No me hubiese ido de tu lado.

El Dean del 2009 se sorprendió de la lealtad de Castiel hacia él. No había podido ver demasiado de ese mundo, pero tampoco necesitaba ver más para estar de acuerdo con su yo futuro: era una reverenda mierda. Sólo había visto sangre, muerte, soledad, y se imaginaba qué otras cosas colmaban ese “futuro” terrorífico y   de pesadilla. La propia imagen de Castiel se lo revelaba: aquel ángel estricto y fuerte no era ahora más que una persona despreocupada y casi resignada. Y aun así, sabiendo todo eso, y mucho más de lo que el propio Dean sabía o podía imaginar, Castiel lo elegía a él. Por sobre todas las otras posibilidades que hubiesen podido alejarlo de esa mierda que lo había atrapado. 

El Dean del 2014 también pareció sorprenderse un poco. Era obvio que varias veces habían tenido una conversación similar, aunque quizás nunca tan abierta. Por un momento sus ojos verdes brillaron con ternura, y pareció relajarse. Pero pronto retomó su postura usual, más recta y fría.

-No digas tonterías. Si no hubieras seguido  conmigo, ahora no serías un hippie drogadicto.-en su voz se mezclaron la culpa y el reproche.

-Hey, al menos soy divertido.-y sonrió como si las palabras ajenas no le  doliesen, aun cuando sus nudillos seguían blancos por la tensión.- Antes me recriminabas que era aburrido.

 A los dos Dean se les escapó una risa. El del 2009 se dio cuenta de que, efectivamente, siempre terminaba recriminándole eso al Cas de su tiempo. Nunca había pensado que le afectaba, o al menos que recordaba ese reproche. Aunque ahora que veía una versión más “divertida” del ´´ángel, se  daba cuenta de que le gustaba que sea un poco aburrido, en consonancia a que sea un poco estricto, un poco mal humorado. Porque también era fuerte, y voluntarioso, y bondadoso. Cosas que en el Castiel que ahora tenía adelante parecían haberse ido. O peor. Haberse roto.

-No lo sé,  Cas.-respondió el Dean del 2014, consternado.-Creo que los ángeles tenían razón cuando decían que me estimabas demasiado.

-¿Tú, dándole razón a los ángeles?-dijo abriendo demasiado los ojos.- ¿Seguro estás bien, Dean?

Dean miró hacia ningún punto en particular. Parecía estar dudando sobre algo, y Cas, que en secreto sabía que había llegado un Dean del pasado, sabía perfectamente que se trataba sobre ello. Por fin Dean se decidió, volviendo la mirada a Cas.

-Sí, lo estoy. Y también estoy retrasado. Me voy a la misión.

Se paró, dispuesto a irse. El Dean del pasado aún estaba anonadado de que no le hubiese contado de su presencia a Castiel. Pero más aún le sorprendía que éste no se lo hubiera reprochado. Supuso que se equivocaba cuando oyó que el ángel hablaba.

-¿Sabes, Dean? Me equivoqué.

 Ambos Dean se quedaron quietos, sintiéndose atrapados.

-Hay algo del pasado que si cambiaría.

Sin estar todavía seguro de hacia donde quería llegar Castiel, el Dean del futuro volteó a verlo. Parecía estar alerta.

-¿Qué?

-Si tan sólo pudiera….-dijo Castiel con cierta angustia.- Si pudiera hablar con mi yo de aquel entonces…-el suspenso aumentaba.- Definitivamente….Sería menos puritano y accedería más rápido a tener sexo contigo.-y lo adornó con una sonrisa coqueta.

Mientras que el corazón del Dean del futuro se relajaba, el del Dean del pasado dio un vuelco, no sólo ante el comentario de Castiel, sino ante la sonrisa y toda la postura coqueta que había adoptado. Y, en realidad, en lo que eso estaba generando en él.

 El Dean del 2014 rió con sinceridad. Por un momento dejó de ser un líder exigente y duro, y pareció ser simplemente un hombre enamorado.

- Bueno, tienes razón en que sería una buena idea. Fue un palo en el culo lograr convencerte.-respondió sonriendo.

-¿Ahora me das la razón a mí, Dean? Definitivamente no te sientes bien.- Castiel sonreía de verdad, no con su sonrisa vacía anterior.

-Hazme sentir bien, entonces.-respondió mientras se acercaba.

-Siempre lo hago.-comentó con cierta soberbia coqueta.

-Al menos, una vez que accediste recompensaste la espera.-mientras hablaba, tomó a Castiel por la cintura y lo atrajo hacia él.

Se besaron con una ternura y una complicidad de tal intensidad, que Dean del pasado se percató de que jamás había besado a alguien de esa manera. Ese Dean no besaba a Castiel con lujuria, buscando llegar a algo más que un beso, como solía besar a las mujeres que se levantaba en sus cacerías. Aún si lo tomaba de la cintura de forma precisa, como si conociera ese cuerpo y ya supiese que le pertenecía, no lo besaba con una pasión necesitada, sino con algo mucho más profundo. Castiel enroscó sus manos en el cuello ajeno, atrayendo aún más el rostro ajeno al suyo. Luego de unos instantes separaron sus labios, y se miraron así de cerca como estaban sin ningún reparo.

-Debo irme.-murmuró Dean.

-Cuídate.-le pidió Castiel.

 Los brazos volvieron a su lugar, y Dean volteó, comenzando a caminar hacia la cortina que hacía de puerta.

-Es una suerte que no podamos cambiar el pasado, ¿verdad, Dean?-comentó Castiel casi al aire.

 El Dean de ese tiempo pareció percibir el mensaje oculto en esas palabras. Pero no cedería tan fácilmente. Se dio vuelta, sin dejar de caminar.

-Volveré pronto.-y desapareció detrás de la cortina.

Castiel siguió mirando el lugar por donde Dean recién había caminado, como si hubiese dejado un rastro tras de sí que él podía ver. La sonrisa abandonó su rostro, así como su expresión burlona y despreocupada. La tristeza se instaló en su rostro, y lo peor de todo, es que para Dean no era una pena nueva. Castiel parecía casi resignado. Salió de atrás de la cortina que le había servido de escondite, y se colocó al lado del ángel, que seguía mirando el rastro invisible de su amado.

-No te dijo nada sobre mí.-expresó lo obvio, porque siempre lo hacía. Le gustaba ser honesto y no disfrazar las cosas, menos si se trataba de Castiel.

-No me sorprende.-respondió resignado.- Se ha vuelto cada vez más reservado.

-Aun así, podría habértelo dicho. O sea…

-Han pasado muchas, muchas cosas.-lo interrumpió, casi a la defensiva, pero sin brusquedad. Más bien, parecía tratar de explicar algo que le resultaba obvio.- Dean ha tratado de manejarlo todo. Y no lo ha hecho mal. Pero eso le ha afectado. A todos nos ha afectado…-revoleó los ojos, como si quisiera abarcar a todas las personas.

-Sé algunas cosas, pero aún no entiendo cómo todo se ha ido tan al carajo en tan poco tiempo.

-Pídele al Dean de ahora que te lo cuente, debería ser accesible contigo.-y había un tono raro en su voz, casi miedo.

-No entiendo cómo lo quieres, sinceramente. Sé que soy yo, pero ¡demonios! No me convence del todo ese tipo, aunque no sepa de qué se trata.-comentó con frustración.

Castiel volteó a verlo. Había ternura en su mirada, y Dean sintió que si alguien lo mirase así cada vez que empezaba el día, sería casi feliz.

-Lo amo.-dijo abiertamente y sin vergüenza. El corazón de Dean dio un vuelco ante esas palabras que eran dirigidas, de alguna manera indirecta, a él.- Pero el amor…es un sentimiento muy complejo. No amas a alguien de un día para el otro, y tampoco dejas de amarlo de un día para el otro. Al menos eso creo.

Dean lo miró un instante, y luego largó una pequeña carcajada, que hizo sonreír al ángel.

-¿Quién diría que tú, un Ángel del Señor, me estaría dando lecciones de un sentimiento tan humano como el amor?-comentó con burla.- Ahora, en serio, Cas. ¿Desde cuándo, tú…bueno….?-se le dificultaba pronunciar esas palabras ante esa mirada azul taladrándolo.

-¿Desde cuándo estoy enamorado de ti?-aclaró con simpleza. Dean asintió con la cabeza,  aún avergonzado para hablar.- Mmm…cómo decirlo. Acabo de explicártelo, ¿no? No hay una fecha exacta.

-Lo sé, idiota. Me refería a…

-¿De qué año dijiste que vienes?-lo interrumpió con fingida indiferencia.

-Dos mil nueve.

-Déjame recordar…A ver… ¡ah, sí!-gritó eufórico.- En esa época ya estaba loca y perdidamente enamorado de ti. Oh, espera-se acercó un poco a Dean, y sonrió con coquetería.- Siempre lo he estado.

Dean se echó un poco para atrás, con una mezcla de sorpresa, ansiedad y nervios. ¡¿El Castiel de su época realmente estaba enamorado de él?! Ese maldito ángel debía estar bromeando.

-¿Có-cómo estás tan seguro?-se las arregló para articular, esperando que la respuesta del otro fuera que no hablaba en serio. Pero Castiel no dejó de sonreír.

-Dean, te saqué del infierno. Conozco toda tu vida, todas tus heridas, todas tus batallas, tu alma entera ha estado en mis manos. Desde que esa fue mi misión sentí fascinación por ti. Siempre me había interesado la humanidad, pero contigo por primera vez en mi larga existencia me empezó a interesar un humano en particular. Y con cada misión que me asignaban para ti, y con cada encuentro, esa fascinación crecía. Junto con otras cosas, claro.-rió con algo de gracia. Sus ojos brillaban, como cuando alguien cuenta algo que le encanta recordar.- Pensaba que eras un humano soberbio, un pecador rebelde, con mal genio y malhablado. Pero nada de eso era comparable al gran corazón que siempre demostrabas tener. Sí, me sacabas de quicio, me hacías dudar de mi propio camino, me faltabas el respeto, eras un tanto mal agradecido, y aun así…Aun así me seguías encantando. Y bueno, aquí me ves.-alzó las cejas, para remarcar que aún seguía amándolo.- Me costó bastante trabajo entender todo esto. Quiero decir, los ángeles y los sentimientos…Bueno, tú sabes. Era todo muy confuso.

-Cas…yo…no tenía idea….-fue todo lo que pudo responder, congelado por la sorpresa que causaban en él las palabras del ángel. Ni siquiera podía oír sus propios pensamientos, porque su corazón bombeando a mil por hora no le permitían oír nada. Y las imágenes de todos sus encuentros con Castiel rondándole por la cabeza tampoco ayudaban. -¿Cuándo…? ¿Cómo…?

-Oh no, no. No voy a decirte eso, mira si lo cambias.-dijo de manera juguetona. Luego, abruptamente, su mirada se oscureció, y se puso serio.- Puedo decirte que algo ocurrió. Algo que, estoy seguro, aún no te ha pasado. Fue una situación difícil para ambos, pero sobre todo para ti. Y cuando te vi así…mis sentimientos se acomodaron,  y mis dudas se fueron.-su mirada retomó un poco de su brillo anterior.- Aun así, de la época que vengas no importa, ya estaba enamorado de tí. Aunque no era consciente de ello, así que no te sorprendas por no saberlo tampoco.

-Wow, todo esto es tan…-Dean pestañeó varias veces, tratando de acomodar sus pensamientos y, peor aún, sus sentimientos, aunque era una tarea demasiado complicada.

-Oh, tampoco exageres.-dijo con ese aire despreocupado que, en ese futuro, lo caracterizaba.- Tú también te sentías atraído hacia mí en tu época. De hecho, me confesaste que siempre te sentiste así hacia mí.

-¡Eso no es ver…!-trató de defenderse avergonzado.

-Pero eras un hombre, peor aún, un ángel en un envase masculino, y a mí me gustaban las mujeres, aunque tus ojos tan azules se me hacían irresistibles, y eras tan estricto, y tan lerdo-siguió hablando imitando la voz de Dean exageradamente-. Pura basura. Nunca entendí ninguna de tus razones. Siempre complicándote.

Dean se dio cuenta que Castiel daba en el clavo, porque esas eran exactamente las razones que se había dado alguna que otra vez, y más  desde que había llegado a ese futuro, para rechazar la oleada de cálidos sentimientos que querían invadirlo cada vez que Castiel decía su nombre, o lo miraba fijamente, o lo rozaba. Sin embargo, sentía su orgullo herido, y eso era algo que un Winchester jamás soportaría.

-¿Ah sí? Pues bien que eras tú el que no quería llevar eso a un terreno menos inocente.-contestó con soberbia.

Castiel lo miró sorprendido por un instante. Luego sonrió con gracia, y rió ligeramente, aún un poco sorprendido.

-Así que oíste todo, ¿eh? Dime, ¿también lo has imaginado?-desafió, disfrutando a ese Dean más vergonzoso.

-Claro que no, qué horror.-respondió tratando de fingir desagrado, aunque ciertamente, la idea no se le hacía tan asquerosa. Y eso lo asustaba demasiado. De pronto, una duda demasiado intensa como para dejarla pasar lo atacó.- Espera, sólo dime. Yo voy arriba, ¿verdad?-dijo con casi pánico.

Supo que la respuesta de Castiel no le agradaría cuando el ángel lo miró extrañado, como si no entendiese el propósito de esa pregunta.

-Ay, Dean. Sería demasiado aburrido tener siempre el mismo rol. Hay que variar.-respondió con simpleza.

Un escalofrío le recorrió toda la columna vertebral ante aquellas palabras. Curiosamente, se mezclaba en él el miedo…y la curiosidad.

-Demonios, dame un respiro.-pidió con ansiedad.- Este futuro es demasiado extraño.-y para cambiar el tema, agregó- Es raro verse a uno mismo. ¿En serio podría convertirme en un tipo como ese? Mira que no contarte sobre mi llegada, más aun viendo la relación que tienen…-no sabía bien porqué, pero había algo en el Dean de ese tiempo que no terminaba de convencerlo.

-Muchas cosas han cambiado en este tiempo, Dean.-respondió con una sonrisa triste.

-Sí, eso ya lo he notado bastante.-comentó con desagrado.

-No lo juzgues tanto. Yo creo que él también me sigue amando…al menos un poco.-y Dean notó la tristeza que había en su voz. Y el cansancio.- No me importa. Lo entiendo. Yo ya no soy lo que era antes.

-Bueno, él tampoco lo es.-respondió rápidamente.

-Pero él es más fuerte. Tú siempre tuviste esa cualidad, ese poder de tomar todo tu miedo y dolor y apartarlo, para seguir adelante. Siempre admiré eso de ti.-y sus ojos brillaron con profunda admiración.- De hecho, varias veces he pensado….que quizás yo me convertí en una de esas cosas. En algo que te molestaba, o que representaba ciertas cosas que no te permitirían seguir adelante. Y que por eso…nos apartamos un poco.

Dean se sorprendió ante la sinceridad con la que Castiel hablaba de él mismo como una molestia para quien, evidentemente, más amaba en ese mundo. El ángel parecía sumamente triste, pero con las ideas claras. Como si hubiese pensado en ello una y otra vez, y sí, doliese, y sin embargo, lo aceptase.

-Ni siquiera sé por qué te digo todo esto…-confesó con una sonrisa vacía.

- No termino de entenderlo….-dijo en un suspiro, mientras trataba de acomodar sus ideas.

-Tú y yo fuimos muy, muy unidos. Y no digo que no lo sigamos siendo. Es sólo que estamos…un poco rotos.-dijo seriamente.

-Pero, ¿qué nos pasó, Cas?-preguntó con angustia, porque el dolor del ángel era tan palpable que lo sentía como suyo propio. Él no quería ver así a Castiel. No quería alejarse de él de esa manera. Si se habían acercado tanto, si había permitido que alguien ajeno a su familia ocupase un lugar tan importante en su corazón, no podía aceptar fácilmente que esa persona se alejase, que se distanciasen, que se doliesen.

-La vida.-dijo Castiel tristemente, como si fuera obvio.

 

 

Notas finales:

¿Y? ¿Les va gustando? ¿Tienen alguna opinión/crítia/comentario? Agradecería muchísimo que me lo dejaran en un review así sé que alguien lee esto. Pensaba poner lemon más adelante, querría saber qué les parece.

Nos leemos~!


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