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Jeli por Siri_Looper

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SeungRi caminaba por el mercado de Rise, era mediodía y el cielo dejaba ver un pálido sol entre las nubes, parecía que la lluvia comenzaría a caer en cualquier momento. Se movía entre la gente con cuidado porque el lugar estaba repleto, mucho más que el día anterior y es porque había acudido ahí en la hora con más público.

 

— ¡Deliciosos tomates de los Dong! — un grito llego a los oídos del gitano, busco el origen con la mirada, lo encontró en la boca de un adolecente, un joven moreno gritaba detrás de un puesto lleno de este vegetal, se acercó a él, por suerte justo en ese momento no había nadie comprando ahí.

 

— ¿Estos tomates son de la granja Dong? — pregunto Ri inclinándose sobre las verduras.

 

— ¡Si amigo! — el joven tenía la mitad de un tomate en su mano, con un cuchillo corto una rebanada y la estiro por sobre el puesto — prueba, para que no tengas dudas que son de ellos, los más dulces y rojos de Rise.

 

— Gracias — sonrió Ri y probó el trozo, sonrió más ampliamente luego de saborearlo. Pensó que quizá era porque hace mucho que no comía tomate, pero su sabor le pareció único.

 

— ¿Tú no eres de por acá verdad? — pregunto el joven vendedor. SeungRi negó con la cabeza aun masticando — entonces eres un forastero…

 

SeungRi afirmo, el joven le hizo una ceña con la mano para que se acercara, el gitano obedeció inclinándose sobre la mercancía.

 

— Los Dong son mis familiares, por eso consigo un buen precio, no encontraras mejores tomates ni más baratos en el mercado — murmuro el moreno cerca del oído de Ri.

 

— ¿Eres familiar de Young Bae? — pregunto con rostro sorprendido.

 

— Si ¿conoces a mi primo?

 

— No exactamente… — explico el gitano tratando de controlar la sangre que amenazaba con enrojecer su rostro cuando el recuerdo del encuentro con el granjero llego a su mente.

 

— Me sorprende ver que Bae tenga amigos, él no es muy sociable, no sale mucho de la granja, pensé que sus únicos amigos eran las vacas y las gallinas — el joven rio y estiro la mano por encima del puesto a modo de saludo — mi nombre es Song Mino, mi mamá y la de Bae son hermanas.

 

— ¡Ohh! Hola — el mayor estiro la mano y respondió el apretón sonriendo ampliamente — soy SeungRi… 

 

— Mucho gusto ¿Y? ¿Compraras algunos de los tomates de Young Bae? — Mino le sonrió y movió las cejas.

 

— Claro — se carcajeo Ri ante el espíritu vendedor del más joven.

 

La transacción estuvo hecha, el gitano se despidió y se alejó unos cuantos pasos sonriendo con algunos tomates colgando de la mano dentro de una rustica malla, se preguntaba si habrían sido realmente cultivados por Young Bae, quizás sus manos habían sacados los frutos directo de los arbustos. Estaba distraído y sin quererlo choco con la espalda de alguien, una persona más baja pero robusta, un hombre de aproximadamente cincuenta años, el sujeto se dio la vuelta con el ceño fruncido, su rostro era muy moreno por el trabajo constante al sol y su cabello estaba enmarañado.

 

— ¡Oye! — exclamo el hombre muy enojado.

 

— Lo sient… — comenzó a disculparse SeungRi, pero fue interrumpido.

 

— Sucio gitano — dijo con desprecio y tomo a la ropa del pecho de Ri con ambas manos, arrugando la tela de su colorida camisa dentro de los puños — ¡¿Acaso me has robado?!

 

Prejuicios, SeungRi conocía muy bien esa palabra, no era la primera vez que se veía envuelto en una situación como esa, culpado de algo que no había hecho por simplemente ser la persona que era. Miro al hombre que lo sostenía de la ropa sin saber qué hacer, sabía que debía desmentir la acusación, pero también sabía que no sería útil, las personas prejuiciosas no eran fáciles de convencer, tenía experiencia intentándolo.

 

— Yo no he robado nada — dijo SeungRi sin miedo, su rostro era serio, se había puesto a la defensiva como siempre solía hacer en esas situaciones, listo para atacar en caso de ser atacado.

 

El hombre lo soltó de forma brusca, varias personas se habían reunido alrededor a mirar.

 

— Estoy seguro que me has robado — dijo el granjero hurgando entre sus propios bolsillos para comprobar que estuviera todo — toda tu gente es igual ¡unos ladrones, delincuentes!

 

— ¡Él no es ningún ladrón! — grito Mino desde su puesto de tomates, le hubiese gustado acercarse a ayudar, pero no podía dejar su mercancía descuidada. SeungRi agradeció mentalmente la ayuda, pero enseguida ya no estuvo tan seguro, su grito había llamado la atención de más personas que sin disimulo se detenían a mirar.

 

— ¡Todo su pueblo son unos ladrones! — grito el hombre con la intensión que mucha gente lo oyera.

 

Seguía hurgando entre sus bolsillos, todo estaba en su lugar, no le faltaba nada, pero sus prejuicios lo nublaban, estaba seguro que el gitano que tenía enfrente si no le robo nada a él lo haría después a otro, tampoco quería quedar como idiota ante las personas que se aglomeraban alrededor, después de terminar de revisar sus bolsillos opto por la opción más baja y cobarde: mentir. Después de todo era su palabra contra la de un forastero con mala reputación.

 

— ¡Me falta dinero! ¡Él lo robo! — grito el hombre apuntando a SeungRi, este enseguida sintió su interior arder del enojo pues sabía muy bien que el otro mentía.

 

— ¡Yo no he robado nada!

 

— ¡Es un gitano, no le crean! — escucho SeungRi una voz anónima desde la multitud, a pesar de estar enojado, a pesar de haber pasado por situaciones similares en otros lugares no pudo evitar una punzada dolorosa en su pecho, tratado de ladrón y mentiroso, la gente era injusta, donde fuera que estuviese siempre era tratado de esa forma por los extraños.

 

— Hay que revisarlo para quitarle lo que robo — SeungRi sintió una nueva voz, luego un apretón en su muñeca, un hombre desconocido lo había tomado y lo apretaba con fuerza con la intensión de no dejarlo irse.

 

— Suélteme, no soy un ladrón — movió su brazo con brusquedad, pero no pudo soltarse, el otro era más fuerte, tenía gruesos brazos resultado de toda una vida trabajando la tierra.

 

Antes de que Ri pudiese hacer mucho, siquiera darse cuenta lo que ocurría, un nuevo hombre se acerco y lo atrapo del otro brazo, forcejeo con más fuerza apretando con rabia los dientes, pero no pudo soltarse. Un tercer habitante de Rise comenzó a hurgar entre sus bolsillos, las voces de los espectadores se escuchaban, algunos murmuraban entre ellos y otros gritaban a viva voz a favor o en contra de la situación. Finalmente sacaron dinero de los bolsillos de SeungRi, pero claro, no era robado, era su propio dinero.

 

— ¿¡Entonces que es esto?! — movió el dinero en frente del rostro de Ri.

 

— ¡Eso es mío imbécil! — Grito con odio el gitano aun con sus manos inmovilizadas — ¡No lo he robado!

 

— ¡Como te atreves a hablarme así!

 

El hombre levanto el brazo donde tenía el dinero dispuesto a golpearlo con el puño, SeungRi se preparó, cerró los ojos y arrugo el rostro para esperar el golpe, sentía la ira burbujear en su interior, pero entendía que no podía hacer nada, otra vez lo golpearían por algo que no hizo, pero esta vez, el dolor no llego. Abrió los ojos lentamente, el hombre frente a él seguía con el brazo en alto, pero no podía moverlo, otro lo sostenía.

 

— Young… — balbuceo SeungRi sin poder creerlo.

 

— ¡Te dijo que es de él! — Grito Young Bae, soltó el brazo del hombre y le dio un fuerte empujón con ambas manos que lo hizo retroceder varios pasos — ¡Debería darles vergüenza, ustedes son los ladrones!

 

SeungRi solo miro como el moreno apartaba a quienes lo sostenían de las muñecas, lo tomo de la mano y lo empujo entre la gente, confundido solo se dejó llevar, no pararon hasta salir del mercado, en un claro cubierto por viejo y duro césped, el bullicio del comercio se había convertido solo en un murmullo a lo lejos.

 

— ¿Estas bien? — pregunto el mayor con la respiración agitada, la escena lo había enojado bastante, no sabía cómo se había atrevido a hacer lo que acababa de hacer, jamás había peleado con nadie más que con su hermano, pero cuando vio a SeungRi ser atacado solo actuó guiado por el instinto, dispuesto a golpear a quien le hiciera daño al rubio.

 

— Si~i… — balbuceo Ri sin terminar de entender el actuar del otro, se sentía avergonzado, Young Bae había visto y escuchado como la gente lo llamaba ladrón.

 

Bae se preocupó por las palabras inconclusas del otro, desde que conocía la historia del menor que lo veía como una persona más frágil, de forma inconsciente quería protegerlo. La expresión entre confundida y apenada del menor lo hizo preocuparse aun mas, avanzo hasta estar frente a frente y puso ambas manos sobre sus hombros.

 

— ¿Estás bien? ¿Esos malditos alcanzaron a hacerte algo?

 

SeungRi miraba estático, luchando con el nudo en su garganta, este dolía y amenazaba con desbordarse por sus ojos en cualquier momento, estaba aguantando, intentando tragar toda la vergüenza que estaba sintiendo, porque ya no estaba enojado, toda la ira que había sentido en el mercado se había transformado en vergüenza y esta dolía mucho más. Se fijo en los ojos oscuros que lo miraban detenidamente, el ceño de Bae estaba ligeramente fruncido en una expresión afligida, en solo un pequeño instante SeungRi se dio cuenta que por primera vez alguien no gitano se preocupaba por él, eso llego directo a su corazón, no pudo seguir luchando, su vista se nublo y sus ojos se humedecieron.

 

— ¡¿Que te hicieron?! ¡¿Te golpearon?! — se alarmo el granjero al ver las lagrimas del otro, apretó el agarre en sus hombros.

 

SeungRi bajo la cabeza, sonrió apenado y parpadeo varias veces para secar las lagrimas y evitar que estas cayeras de su rostro.

 

— Estoy bien — murmuro con dificultad sin atreverse a levantar la cabeza — no me hicieron nada... es solo que…

 

— ¿Qué? — pregunto Bae porque el otro no termino de hablar.

 

— No es nada… — pasó la manga de su ropa por sobre sus ojos para sacar el rastro de lagrimas, sonrió ampliamente y levanto la cabeza con su expresión de siempre — estoy bien, no me hicieron nada.

 

— Son unos malditos, lo siento SeungRi… — bajo las manos de sus hombros, pero siguió frente al otro.

 

— ¡Oh, no! está bien, no tienes que disculparte, este tipo de cosas siempre nos pasa, la gente que no es gitana suele no entenderlo, pero está bien…

 

— Claro que no está bien, no puedes dejar que la gente te trate así.

 

Nervioso SeungRi se rasco entre el pelo de la nuca, Young Bae parecía ver las cosas de una perspectiva más sencilla, si tan solo fuese cosa de no dejarse tratar así sería más fácil, pero no era algo de su propia voluntad, los gitanos eran despreciados por su mala reputación en todas partes y el no podía hacer nada al respecto.

 

— ¡Oh, no! demonios… — dijo Ri al darse cuenta que sus manos estaban vacías, miro hacia atrás, hacia el mercado en busca de algún rastro de lo que había perdido, pero era inútil, lo que había comprado en el había sido pisado por las personas.  

 

— ¿Qué pasa?

 

— Compre tomates, creo que los solté cuando me tomaron de las muñecas… mierda…

 

— ¿Compraste tomates en el mercado? — pregunto Bae a lo que el otro afirmo con la cabeza.

 

— Si, escuche que eran de tu granja…

 

— ¿Compraste tomates porque eran de mi granja? — Bae comenzó a dibujar una sonrisa.

 

— ¡No! — Mintió descaradamente tratando de frenar la sangre que comenzaba a encender sus mejillas — los compre porque Mino me dijo que eran los más baratos.

 

— ¡No puedo creer que le compraras tomares a Mino! — sonrió más ampliamente, comenzó a reír, sus ojos se convirtieron en dos pequeñas medias lunas que solo lograron embobar a SeungRi y hacerlo sentir más confundido — no le compres cosas a Mino, se aprovecha porque es mi primo.

 

— ¿Era mentira que eran baratos? — pregunto SeungRi sintiendo el rostro arder.

 

— No lo sé, pero siempre se aprovecha, dice que tiene las mejores cosas, pero le vendemos lo mismo que al resto, es un pillo, no debes creer lo que te dice…

 

— Oh… — el menor miro sus propios dedos y jugo con ellos avergonzado.

 

— Si querías tomates debiste haberlos pedido, ven… — Bae estiro la mano y tomo la de SeungRi, lo empujo para hacerlo para caminar, pero SeungRi era desconfiado, no se movió de su lugar y tiro para soltarse.

 

— ¿A dónde? — pregunto frunciendo el ceño.

 

— Ven a mi casa, te daré algunos tomates, también te prometí manzanas anoche…

 

— ¿A tu casa? No claro que no…

 

— ¿Por qué no?

 

— Porque apenas te conozco, no puedo ir a tu casa.

 

— ¿Qué tiene de malo?

 

Young Bae estaba confundido, en Rise todo el mundo se conocía, los asesinatos, robos u otros delitos eran poco comunes allí, no para SeungRi quien había visto ya muchas cosas en sus viajes, además la vida le había enseñado a no confiar en gente no gitana.

 

— ¿Cómo que tiene de malo? Podrías ser un asesino o algo, además ¿no te da miedo llevar a un extraño a tu casa? Yo podría ser un ladrón y quitarte tus cosas...

 

— Pero tú no eres un extraño y sé que no eres un ladrón, eres muy…

 

Bonito, fue la palabra en su cabeza. Young Bae nunca había visto un ladrón en persona, le habían robado un poco de cosecha hace tiempo pero nunca encontraron al culpable, él se lo imaginaba como un hombrecillo encorvado y sucio, SeungRi era muy diferente, su sonrisa, sus mejillas extrañamente rosas, sus pequeñas manos pálidas, imposible, para Bae él era un inofensivo y frágil joven.

 

— ¿Muy qué? — pregunto SeungRi al ver que el otro no terminaba su frase.

 

— Delgado — pensó rápido Bae, decir que era bonito no parecía una buena idea — mírate, tienes brazos delgados, si quisieras robarme no podrías, yo te noquearía primero, además ¿para qué querrías hacerlo? Te voy a regalar cosas, no tienes que robarlas y no podrías cargar mucho con esos bracitos…

 

— Ya, ya entendí… — lo hizo callar y Bae rio.

 

— ¿Vendrás conmigo? — pregunto sonriendo el mayor.

 

— Pero… — SeungRi seguía dudando, no sabía que era lo que debía hacer, la vida le había enseñado a no confiar, pero ella misma también le había enseñado a identificar el odio dentro de los ojos de los desconocidos. Young Bae era diferente, estaba muy lejos de tener esa mirada llena de desprecio, aunque Ri sabía que había algo dentro de sus orbes, pero no lograba identificar que porque nunca nadie lo había mirado de esa forma.

 

— Pero nada, ven, vamos… — lo tomo de la mano y lo arrastro al igual como había hecho cuando lo saco del mercado, SeungRi mirando su espalda sonrió.

 

Después de avanzar algunos metros Bae lo soltó porque había logrado su cometido, el otro caminaba a su lado mirando al suelo, fue interrogado y Ri le explico con detalle lo que había pasado en el mercado, intentando con su tono de voz quitarle importancia al asunto. A la vez Young Bae le dijo su razón de haber estado ahí, porque era extraño verlo fuera de la granja, menos a mediodía cuando había más luz para trabajar. Le conto que una de sus tías estaba enferma y que su madre lo había enviado a llevarle comida y a visítala para revisar su estado, era una anciana que vivía sola, pero era testaruda e insistía en morir en su propia casa. Iba de vuelta cuando paso por el mercado, vio el escandalo cerca del puesto de su primo y como muchos otros guiados por el bullicio poco común en Rise se acercó a mirar.

 

Avanzaron a ratos en silencio y a ratos conversando de las razones de SeungRi para haber estado en el pueblo, curiosidad y aburrimiento eran sus principales motivos y Young Bae le explico su relación con la tía que acababa de visitar.

 

— Debes esperar aquí — dijo Young Bae y se detuvo a un lado del camino, estaba un poco apenado, cuando le dijo a SeungRi que lo acompañara a su casa no pensó en eso, debía hacerlo esperar afuera, no podría llegar con un desconocido a ella, porque él nunca llevaba a nadie a casa y, más importante, porque Ri era un gitano.

 

— Claro…

 

— Lo siento.

 

— Oh, no está bien — lo tranquilizo SeungRi, no le molestaba esperar afuera, de hecho lo aliviaba no tener que hablar ni ver a nadie más.

 

— Regreso pronto — dijo caminando en reversa Bae — no te muevas de aquí…

 

SeungRi lo vio atravesar una cerca de madera, se veía muy antigua y en algunos lugares estaba rota o invadida de hierba, el gitano desde el camino lo miro correr dentro del lugar, el lugar estaba lleno de árboles y arbustos, también campos verdes y algunos solo de tierra labrada, la figura del moreno se perdió a lo lejos, donde alcanzaba a vislumbrar las paredes de una casa. Cuando ya no podía verlo Ri dio un suspiro, se sentía muy afortunado ese día, Young Bae lo había salvado y estaba muy agradecido, miro a su derecha, una serie de árboles crecía al borde del camino, se movió hasta allá y se sentó entre sus raíces a esperar.

 

Young Bae corrió a uno de los graneros que estaban cerca de la casa, hay guardaban grandes cantidades de costales, tomo uno y corrió a los arboles de manzanas, su madre y hermana solían sacarlas de los arboles con una vieja escalera porque eran arboles nuevos, bajos en estatura, pero aún no lo hacían porque solo unas pocas habían madurado, mirando entre los arboles encontró algunas muy rojas, tomo la escalera y saco las que le parecieron más bonitas, desde lo alto las tiraba al costal en el suelo pensando en SeungRi, se lo imaginaba mordiendo una de ellas y sonriendo, si, debía sacar las más rojas, las que parecieran más duces para que SeungRi sonriera cuando las probara.

 

Saco de varios árboles las manzanas más rojas que vio, después se dirigió a la bodega, allí guardaban la cosecha, tenían tomates, de los mismo que le habían vendido a Mino el día anterior, rábanos y lechugas, puso un poco de todo en el costal, se lo hecho al hombro y comenzó a caminar a la salida con una enorme sonrisa, SeungRi de seguro se pondría muy feliz al ver todo eso.

 

Su sonrisa se desvaneció cuando después de salir de la bodega y caminar algunos pasos se topó de frente con su padre.

 

— Ah al fin llegas — dijo su progenitor, cargaba algunas palas y otros instrumentos para guardarlos en su lugar.

 

— Mmmh… yo… — balbuceo Bae sin saber que decir, la idea era que nadie lo viera ni entrar ni salir.

 

— ¿Qué estás haciendo? — pregunto al notar el saco en su espalda.

 

— Nada… yo, creo que debería llevarle más comida a tía Dara… — dijo Bae caminando lentamente hacia un lado para escapar.

 

— ¿Mas comida? — estaba confundido, lo que había llevado antes le había parecido suficiente, incluso demasiado, miraba extrañado como Bae se alejaba rumbo a la salida de la granja — no, espera, te necesito aquí Young Bae, ve mañana, hay que…

 

— Lo siento padre… — el más joven no se detuvo, siguió alejándose, sabía que tenía mucho trabajo ese día, pero por primera vez no le importo, SeungRi estaba esperándolo, eso era lo único importante en ese momento.

 

— ¡Young Bae! ¡Haz eso mañana, regresa ahora! — le grito a su hijo, pero este no obedeció.

 

— ¡Lo siento! — Exclamo y se dio la vuelta para trotar lejos — ¡Mañana prometo trabajar el doble!

 

Young Bae corrió lo más rápido que pudo con el peso en su hombro, estaba temeroso de escuchar un nuevo grito de su padre diciéndole que no se fuera, pero por suerte no volvió a escuchar ese nuevo grito. Llego agitado a un lado de SeungRi, su corazón latía rápido y su respiración estaba acelerada, mitad por el esfuerzo físico y mitad por la adrenalina de haber ignorado a su padre de esa forma, mañana debía arreglarlo, tenía toda esa tarde para inventar una buena excusa. El gitano vio como el otro dejaba el costal en el suelo y colocaba sus manos en las rodillas para recuperar el aire.

 

— Te traje todo esto — dijo Bae con la cabeza gacha.

 

— Pero es mucho — murmuro sin palabras mirando el costal sin poder ver al interior.

 

Young Bae levanto la cabeza y le sonrió ampliamente, dio un hondo suspiro para finalmente recuperar todo su aire y enderezarse.

 

— Es poco, si vieras todo lo que tenemos allá también lo creerías — volvió a tomar el costal y se lo hecho al hombro, comenzó a caminar — vamos, puedes darle a tus amigos algunas cosas si son muchas para ti…

 

— Pero… — balbuceo SeungRi sin moverse.

 

— ¡Vamos! — Seguía alejándose a paso lento por el camino — te acercare a tu campamento, tus bracitos tan delgados no pueden cargar esto.

 

— Oye… — Ri troto para alcanzarlo — mis brazos son fuertes aunque no lo creas, de todas formas son muchas cosas, no puedo aceptar todo eso.

 

— Es lo mínimo que puedo hacer, es mi forma de pedir disculpas.

 

— ¿Disculpas? Tú no tienes porque dis…

 

Young Bae dejo de caminar y miro al otro directamente a la cara, esto hizo callar a SeungRi quien se vio un segundo intimidado por su mirada penetrante y su expresión repentinamente seria.

 

— Claro que sí, yo también vivo aquí, esa no es forma de tratar a los forasteros sean quien sean, a nombre de todos los habitantes de Rise te pido disculpas Ri.

 

Ri, su sobrenombre hizo eco en su cabeza y corazón, por un segundo SeungRi se sintió embobado, primera vez que alguien le pedía disculpas por algo así y que alguien no gitano lo llamara de esa forma, conocía a Young Bae hace tan solo un par de días y ya era dueño de muchas de sus primeras veces, un escalofrió recorrió su espalda, parpadeo varias veces tratando de entenderlo, de entender como Bae podía ser tan especial, tan diferente a todos quienes había conocido en su vida.

 

— Vamos, camina… — Young Bae se acomodó el costal en la espalda y continuo caminando, una sonrisa involuntaria adorno el rostro del menor antes de seguirlo. 


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