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Jeli por Siri_Looper

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— Un regalo… un regalo… — murmuraba SeungRi dentro de su carreta, el pequeño espacio estaba en completo desorden, ropa y todo tipo de artículos estaban desparramados por el lugar y seguía emporando pues el joven no paraba de mover las cosas de un lugar a otro buscando algo que ni siquiera sabía que era.

 

Ri dejo de buscar, alzo la cabeza cuando sintió la puerta abrirse, Daesung entro, su frente estaba sudorosa, parecía agitado, lo vio como cerraba la puerta y se apoyaba en ella inmóvil.

 

— ¿Qué haces en mi…? — quiso preguntar el menor, pero fue callado en seguida.

 

— Shhhh, esta como loca… esta vez sí que da miedo.

 

SeungRi rio, lo entendió rápido, Daesung una vez más se escondía de su esposa.

 

— Deberías dejar de embarazarla, yo no sé, pero creo que cargar un bebe debe ser molesto y ya es el tercero de corrido, dale un respiro ¿no?

 

— ¿Qué yo le dé un respiro? — Pregunto Dae lo más bajo que pudo, se arrastró por la puerta hacia abajo hasta que quedo sentado en el suelo — ella debería darme un respiro a mi… Ri, hagas lo que hagas, jamás, pero nunca jamás te enamores, te seducen, se hacen las delicadas y tú crees que son como un dulce manjar, pero cuando te tienen atrapado te muestran su verdadera identidad y ya no puedes escapar…

 

— No hables así de Hayi, ella es muy buena…

 

— Lo sé — dio un suspiro, lentamente inclino su cuerpo a un lado hasta que su cabeza choco con la pared — pero sus cambios de humor me están volviendo loco, yo sé que es porque está embarazada y eso, pero también es cansado para mí, con los otros dos niños no fue tan terrible…

 

SeungRi rio y siguió hurgando entre sus cosas, encima de la cama había una enorme pila de ropa.  

 

— ¿Qué estás haciendo? — pregunto Daesung al notar que el lugar era un desastre.

 

— Estoy buscando algo… — respondió sin mirarlo, moviendo cosas de aquí a allá.

 

— ¿Qué cosa? Puedo ayudarte — levanto su cabeza de la pared y puso ambas manos sobre el suelo, gateo hasta la cama, no quería levantarse por miedo a que su esposa lo viera por las pequeñas ventanas.

 

— Es que… no sé qué estoy buscando.

 

— ¿Ah? — Dae lo miro confundido.

 

— Le prometí a alguien un regalo, pero no sé qué darle.

 

— ¿A quién? — por curiosidad comenzó a mover algunas cosas sobre la cama.

 

— A alguien… — levanto una camisa colorida con ambas manos y la miro ¿aún conservaba eso? Quizá esa era una buena oportunidad para limpiar su carreta.

 

— Si me dices para quien es el regalo quizá pueda ayudarte ¿es para Ji Yong?

 

— No… ¿Por qué le regalaría algo a él? — Pregunto sin dejar de hurguetear entre sus cosas — no es su cumpleaños ni nada. 

 

— No lo sé — se encogió de hombros — es como tu hermano ¿no?

 

— Es mi hermano, pero si le doy un regalo así como así probablemente Seung Hyun me golpearía.

 

— Seung, él ha estado un poco raro ¿no lo crees?

 

— Él es raro — sonrío.

 

— Más bien — dio una carcajada — se comporta como una persona normal, está muy serio y pensativo, quizá peleo con Ji Yong.

 

— No es eso, cuando pelean Ji viene a dormir aquí conmigo y no lo ha hecho.

 

— Como sea… si no es para Ji entonces ¿Para quién es el regalo? ¿Acaso tienes una novia pequeño Riri?

 

— Claro que no — SeungRi seguía mirando las cosas esparcidas sobre la cama, por entre la traslucida cortina que tenía enfrente divisó la figura de Lee Hi, caminaba alrededor del campamento mirando a todas partes — tu esposa te está buscando.

 

— Si, ya voy — respondió sin ganas y dejo caer su cabeza sobre la cama.

 

SeungRi se estiro para alcanzar la pequeña ventana ubicada sobre la cama y movió la cortina.

 

— ¡Esta aquí! — le gritó a Lee Hi, ella volteo a verlo y comenzó a caminar en dirección a su carreta.

 

— Traidor… — Daesung se levantó y se acercó a la puerta para irse, tomo la manija, pero antes de girarla se volteo para mirar a SeungRi — en el pueblo hay un mercado, venden muchas cosas diferentes, quizá hay puedas encontrar un regalo.

 

Sin esperar respuesta Daesung se fue, SeungRi escucho su voy en el exterior “¡Hayi, mi amor, no sabía que me estabas buscando!” y luego gritos de Lee hi, no se había creído ni un poco su mentira. Ri riendo dentro de su carreta dejo de buscar, la idea de su amigo no era mala, sabía que en el pueblo había un mercado y tiendas donde podría comprar un buen regalo.

 

 

— — — — —

 

 

Young Bae ese día estaba muy nervioso, paso todo el tiempo tratando de controlar las cosquillas que se presentaban en su estómago, pero por cada minuto que pasaba se hacía más difícil, a medida que el tiempo avanzaba su estómago se contraía más y más, no podía para de pensar en que esa noche tenía un compromiso, casi como una cita.

 

Contaba los minutos en que su familia al fin se fuera a dormir para escabullirse de la granja a su encuentro con SeungRi. Estaba encerrado en su habitación, se acostó con ropa, tapado por completo escuchaba atento los pasos fuera de su habitación, pendiente del momento en que la puerta del cuarto de sus padres al fin se cerrara. 

 

Cuando estuvo seguro que todos ya estaban en sus camas se quitó las mantas de un tirón, se sentó y se puso sus botas, se acercó a la ventana de la habitación y por ella salió al exterior, cerró los bastidores muy lento para que no hiciera ningún ruido, más tarde saldría de la granja oculto gracias a la oscuridad.

 

Young Bae ya era un adulto, él podía ir donde quisiera, pero si les decía a sus padres que saldría después de la hora de la cena lo llenarían de preguntas a las cuales no podría responder, lo mejor era salir a escondidas, además ya tenía claro que su padre tenía un problema con los gitanos y no quería meterse en problemas con él, lo mejor era que nadie supiera donde iba.

 

Mientras caminaba en la oscuridad a su encuentro con SeungRi pensaba en lo que acababa de hacer, por primera vez se escabullía de casa, jamás pensó que sería capaz de hacer algo como eso, casi no podía creer que estaba caminando a su encuentro con un desconocido cuya sonrisa despertaba una extraña curiosidad en él.

 

 

— — — — —

 

 

SeungRi fingió sentirse muy cansado esa noche, se encerró en su carreta temprano porque supuestamente quería dormir, pero en realidad se la paso eligiendo la mejor ropa para su encuentro con Young Bae y de paso aprovecho de limpiar el desastre que había dejado esa mañana.

 

Cuando considero que era la hora adecuada abrió solo un poco la puerta y miro por la rendija hacia afuera. Ji Yong lo sobreprotegía demasiado, lo consideraba su hermano menor y si sabía que se encontraría con un extraño en medio de la noche pondría el grito en el cielo y no lo dejaría ir, así que debía ser cuidadoso y no dejar que él lo viera.

 

Para mala suerte de SeungRi sus compañeros gitanos no se iban a la cama temprano como la familia de Bae, cuando se asomo por la rendija vio había mucha gente dentro del circulo que formaban las carrozas, un grupo cantaba y tocaba guitarra cerca de la fogata del medio, Daesung jugaba con el mayor de sus hijos, mientras que un grupo de mujeres bebían agua de menta y conversaban entre ellas sentadas en unas enormes almohadas sobre el suelo. Ni rastro de Ji Yong o Seung Hyun, pero de seguro no estaban lejos.

 

SeungRi respiro hondo, posiciono sus pies, se aseguró que nadie estuviera mirando y salió lo más rápido que pudo, cerró la puerta, bajo los tres peldaños de madera y se fue hacia atrás de su carreta mirando al centro del campamento para asegurarse que nadie lo viera escabullirse.

 

Ya estando en la parte de atrás respiro tranquilo, ahora la oscuridad lo ayudaba, troto a internarse en el pequeño bosque y llego hasta el acantilado después de algunos minutos, ahí no había nadie, solo el reflejo de las estrellas sobre el agua y el espectral sonido de las ramas moverse con el viento.

 

SeungRi estaba nervioso, casi fue un alivio que el lugar estuviera vacio, no estaba seguro porque quería ver a ese hombre otra vez, ni que era lo que le diría, debía agradecerle por ayudarlo la noche anterior y darle el regalo que tenia para él, pero luego de eso, no tenía ni idea de que pasaría.

 

Llevaba una pequeña manta colorida bajo su brazo, la estiro en el suelo y se sentó con las piernas cruzadas casi al borde del acantilado, saco el regalo de su bolsillo y lo observo pensando ¿Cómo rayos había comprado algo así? Ahora no le parecía buena idea, quizá debió decirle a Daesung para quien era, el pudo haberlo aconsejado y ayudado a escoger mejor, lo que había comprado era quizá demasiado comprometedor, no quería que Young Bae lo mal interpretara.

 

Después de media hora SeungRi sintió pasos a su espalda, pies pisando las hojas secas del suelo, se dio la vuelta y lo vio, una figura saliendo de entre los árboles, Young Bae caminando lentamente hacia él, SeungRi guardo rápido el regalo de vuelta en su bolsillo y sonrió tímido con el rostro volteado hacia atrás por sobre su hombro. Young Bae también sonrió automáticamente al ver esa sonrisa otra vez, era tal y como la recordaba, tenía una forma extraña, pero realmente encantadora.

 

— Viniste — dijo el menor y se levanto.

 

— Si, perdón — el moreno avanzo hasta estar frente al otro, rascaba su nuca nervioso — creo que llegue tarde.

 

— ¡No, no! — Ri movió sus manos frente a él para mostrarle que no importaba — yo llegue muy temprano, está bien…

 

Young Bae sonrió, SeungRi también, ambas sonrisas se hicieron más amplias por el nerviosismo, se miraron en silencio sin saber que decir, los dos estaban felices de verse, pero ninguno de los dos sabía porque, ambos corazones latían muy rápido alimentados por un sentimiento nuevo para ellos.

 

— ¿Encontraste a tu hermano ayer? — pregunto SeungRi cuando al fin encontró palabras para romper el silencio entre ellos.

 

— Si, en el pueblo. Lo siento, no fue mi intención espiar ayer.

 

— Esta bien Young Bae — Bae sintió un extraño escalofrió ¿desde cuándo su nombre sonaba tan melodioso? ¿Tan bonito? — no hagas caso a lo que dijeron los chicos, a veces se comportan así con los extraños.

 

Bae sonrió y nuevamente rasco su nuca sin saber que decir, a pesar del intenso frio sus manos estaban sudorosas y su rostro acalorado.

 

— Te traje una cosa — se atrevió a decir Ri, ya no estaba seguro de darle lo que había comprado, pero ya era muy tarde para cambiarlo y le había prometido un presente, debía cumplir su palabra — ven…

 

SeungRi regreso a la pequeña manta y se sentó, miro al otro mientras tomaba asiento con las piernas cruzadas a su lado mirando hacia el lago.

 

— No tienes que darme nada, no vine aquí por el regalo.

 

¿Por qué viniste entonces? Se sintió tentado en preguntar Ri, pero contuvo su curiosidad al adivinar que la pregunta no era adecuada, además algo muy dentro del ya sabía la respuesta.

 

El menor sentado también con las piernas cruzadas metió su mano al bolsillo y saco su puño, se lo estiro al otro y lo abrió encima de su palma, Young Bae se vio con una argolla plateada encima de su mano, se quedó unos segundo mirándola antes de tomarla con su mano libre y examinarla mejor, tenía algunas curvas abstractas grabadas por la parte de afuera.

 

— ¿Te gusta? — pregunto SeungRi esperanzado, tratando de vislumbrar en la oscuridad los detalles de su rostro.

 

— Claro… — Bae quien seguía mirando la joya volteo su rostro sonriente hacia SeungRi — ¿es para mí?

 

Young Bae jamás había usado algo así en su vida, no era algo que usaran los hombres en Rise, por lo menos no los granjeros como él, nunca pensó que podría recibir un regalo como ese y por lo mismo no estaba seguro que ahora esa argolla le perteneciera, se sorprendió a si mismo al darse cuenta que realmente le gustaba.

 

— Si — sonrió Ri — ¿De verdad te gusta?

 

— Si… claro… nunca me habían dado algo así… gracias. — se colocó la joya en uno de sus dedos y siguió mirándola con el puño cerrado.

 

La mirada aliviada de SeungRi y la agradecida de Bae se volvieron a encontrar entre la penumbra, mientras se miraban sus rodillas se relajaron y se tocaron, solo por un segundo porque los dos dieron un pequeño salto sorprendidos ante el repentino tacto. Rieron nerviosos, Bae siguió mirando su mano y SeungRi el lago, se quedaron en silencio, ninguno de los dos sabía que debían decir, pero estaban seguros que no querían estar en ningún otro lado más que ahí.

 

— ¿Siempre has vivido aquí? — hablo al fin Ri para romper el silencio.

 

— Toda mi vida — se encogió de hombros — moriré acá también, mi padre quiere dejarme la granja de la familia cuando muera, debo asegurarme que el patrimonio de la familia continúe cuando mi padre ya no este.

 

— Ohh, eres granjero…

 

— Si — por su apellido Young Bae nunca había tenido que explicar su ocupación, por el simple hecho de ser un Dong ya todos en Rise sabían a que se dedicaba, por primera vez le había gustado decir que era algo diferente, mas interesante, quería con todas sus fuerzas agradarle a Ri — mi familia tiene una granja, ha pasado de generación en generación por muchos años, en el pueblo dicen que las tierras de los Dong están bendecidas por que ahí crecen las mejores cosas…

 

Young Bae sonrió tímido, de pronto le importaba mucho la impresión que SeungRi tuviera de él, se dio cuenta con un poco de pena que lo único interesante que tenía para contarle era que las cosas que cosechaba junto a su padre eran codiciadas en el pueblo.

 

— ¿Dong? — Pregunto SeungRi sorprendido — hoy fui al pueblo, en el mercado habían muchos puestos que gritaban que sus cosas eran de los Dong, no entendí ¿se referían a tu familia?

 

— Si, las compran a mi padre y luego las venden ahí.

 

— Comprare algo de los Dong si voy de nuevo al mercado, estoy seguro que las cosas que cosechas son deliciosas — sonrió ampliamente.

 

— Yo puedo traerte algo la próxima vez…

 

¿La próxima vez? ¿Habría una próxima vez? Los dos de forma súbita se hicieron esa pregunta en sus mentes, llegaron a la conclusión que sí, debía haber una próxima vez.

 

— Te traeré manzanas, tenemos algunos árboles, mi madre y mi hermana las sacan, pero antes que lo hagan sacare unas cuantas para ti, elegiré las mejores.

 

— Gracias…

 

Se sonrieron y otra vez llegaron al silencio, ambos tenían tantas cosas que querían saber del otro que no sabían dónde empezar ni si sus preguntas serian bien recibidas o no. Se sentían fuera de lugar y a la vez en el lugar correcto.

 

— Tu… — tartamudeo Bae mirando sus manos — ¿eres un gitano?

 

— Lo soy.

 

— Nunca había conocido uno, es la primera vez que pasan por Rise.

 

— Debe ser porque es difícil llegar, nosotros nos perdimos, íbamos a otro lugar y terminamos aquí, necesitábamos provisiones así que el señor Yang decidió parar.

 

— ¿Siempre están moviéndose en esas carretas? ¿No tienen una casa donde llegar un día?

 

— No, llevamos nuestras casas con nosotros a todas partes, creo que no podríamos vivir de otra forma, supongo que lo llevamos en la sangre, el amor por la aventura…

 

— Yo soy lo opuesto a eso, no estoy hecho para la aventura.

 

— ¿Cómo lo sabes? No puedes saberlo si nunca has tenido una.

 

— Solo lo sé — Bae miro sus manos avergonzado, desearía contarle cosas interesantes a SeungRi, contarle alguna hazaña, pero en lo poco que habían hablado sentía que ya le había contado toda su vida y eso lo hacía sentirse mal, lo hacía sentirse pequeño.

 

— El mundo es muy grande Young Bae, Rise es hermoso, pero como este pueblo afuera hay miles más, cada uno de ellos tiene un tipo de belleza diferente, yo pretendo verlas todas, el día en el que deje de moverme será el día en que muera, no concibo mi vida de otra manera. Amanecer en el mismo lugar todos los días, hacer lo mismo todos los días, sería muy aburrido…

 

— ¿Qué hay de malo en hacer lo mismo todos los días? — pregunto Bae con sinceridad, no encontraba nada malo en la rutina, él amaba su vida a pesar de ser aburrida y monótona.

 

— No tiene nada de malo, pero cuando vislumbras solo un poco de lo que el mundo tiene para mostrarte, créeme, querrás moverte, querrás seguir mirando y nunca estarás satisfecho, porque siempre hay algo que falta por ver, es por eso que los gitanos, por lo menos nosotros siempre estamos moviéndonos, no pertenecemos a ningún lado, pero nos pertenecemos entre nosotros.

 

— ¿Hablas del resto de la caravana?

 

— Sí, he estado con ellos desde que tengo memoria, la mayoría de nosotros, somos como familia.

 

— Pero, no son familia de sangre ¿o sí? tu familia real ¿viajan contigo en la caravana?

 

— Ellos son mi familia real — le sonrió a Young Bae ampliamente — no de sangre, pero si real.

 

Young Bae lo miro confundido sin entender, SeungRi noto la expresión de su rostro, dio un suspiro y continúo hablando.

 

— No sé quién es mi padre, mi madre nunca le dijo a nadie quien era, creo que era un payo.

 

— ¿Payo?

 

— Una persona no gitana como tú. Ella estaba enferma, desde niña, cuando se embarazo la enfermedad empeoro, habían medicinas para salvarle la vida, pero matarían a su hijo, así que tuvo que tomar una decisión — dio un suspiro y se escogió de hombros abriendo un poco los brazos para referirse a sí mismo — ya vez lo que eligió.

 

Bae estaba estático mirando los ojos de SeungRi, no podía creer lo que acababa de escuchar, aquel joven que no dejaba de sonreír todo el tiempo, no solo no tenía un hogar, si no que además no tenía ni padre, ni madre, ni hermanos.

 

A pesar de la dura crianza de su padre, de los constantes reclamos de Jennie, de los vicios de Hyung Bae, el moreno no podía concebir su vida sin ellos, su vida entera giraba en torno a su familia, sintió lastima por SeungRi.

 

— Estas solo… — balbuceo Bae sin pensarlo.

 

— Oh, no, no… tengo a la caravana y a Ji Yong, su madre era amiga de la mía, me crio como a su hijo y Ji siempre me ha tratado como su hermano, te lo dije, tengo una familia, no tenemos la misma sangre, pero es tan real como la tuya.

 

— Vaya… — Bae jugueteo con sus dedos sin saber que decir.

 

— Ji Yong me dijo que tú tienes una hermana pequeña, me conto lo de Mari, tú y tu hermana le regalaron esa gatita — dijo Ri para cambiar de tema.

 

— Si, Haru, por lo general se porta bien para tener siete años, pero ese día me costó convencerla para regalar ese gato.

 

— Es una gatita adorable, a cualquiera le costaría regalarla…

 

Esa noche Young Bae le conto acerca de sus hermanos a SeungRi, con lujo de detalle le conto que Haru era tenía una personalidad muy parecida a la de él, que Jennie, esperaba, se casara pronto, hasta le conto de Hyun Bae y los problemas que le traía a todos. Le relato también un poco de su trabajo en la granja y le enumero las cosas que crecían en sus tierras.

 

A su vez SeungRi le conto sobre los lugares que había visto, sobre cómo era la vida en las grandes ciudades, sobre la torre que estaban construyendo en un lugar llamado Paris y que no alcanzo a ver porque cuando pasaron por ahí aún no estaba lista, sobre las majestuosas iglesias de Roma y de las enfermedades que la gente contraía por vivir tan cerca unos de otros.

 

Lejos la parte que más le gusto a Bae fue cuando Ri le conto sobre el mar, el moreno sabia de su existencia, pero nunca lo había visto con sus propios ojos, “Es como mil lagos de Rise juntos en el mismo lugar” fue la forma de describírselo, pero no pudo imaginarlo ¿Cómo era posible que mil lagos cayeran en el mismo lugar?

 

Pasaron horas, el frio emporaba así que debieron despedirse a pesar de no querer hacerlo, querían seguir conociendo la vida del otro así que acordaron encontrarse al día siguiente, usaron como excusa las manzanas que Bae ahora le debía al menor.

 

Ambos se fueron por sus respectivos caminos repasando una y otra vez las historias del otro, mientras caminaban sonreían sin darse cuenta.   

 

Bae se escabullo a su habitación tal cual había salido de ella, se puso rápidamente su pijama, estaba a punto de apagar el pequeño farol que alumbraba la habitación cuando reparo en la argolla en uno de sus dedos, ahora podía verla con claridad, realmente le gustaba mucho ¿Y él le daría unas simples manzanas? Debía pensar algo mejor.

 

Se sacó el regalo y lo guardo con cuidado debajo de su almohada, no quería arruinarlo con su trabajo en la tierra y tampoco sería bueno que alguien de su familia lo viera porque no podría explicar su procedencia, era mejor guardarlo, así como si fuese un tesoro.


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