— Me gusta por coqueto — respondió con simpleza a la pregunta que su amigo había hecho momentos antes.
“¿Por qué te gusta tanto Oikawa?” Fue la cuestión que Bokuto le dio a contestar.
Para ser sincero, nunca se había puesto a pensar qué era lo que tanto le atraía de su novio. Sí, tenía un hermoso rostro y un cuerpo condenadamente sensual, pero ¿era realmente solo eso lo que le tenía tan embobado con el castaño?
Cuando Kuroo comenzó una relación con el hermoso joven de ojos cafés, todo mundo, incluso Kenma, le cuestionaron su decisión. Todos sabían la enorme vanidad que el setter del Aoba Johsai se cargaba y eso no era lo único. Su orgullo tan grande y su fuerte carácter hacía que perdiera puntos, pero eso al azabache poco le importó.
Durante su tiempo juntos, había aprendido tantas cosas de él. Una de ellas es que, con Tooru, los celos debían ser casi inexistentes. A él le encantaba resaltar y presumir sus mejores dotes. Le gustaba tener siempre la atención de toda la gente. Contonear sus caderas al caminar, dejar que su corto y ondulado cabello baile libremente con el aire.
Tenía (tuvo) que acostumbrarse a que todos dirigieran su mirada al vanidoso chico.
También amaba el físico de Oikawa. Tetsuroo admiraba tanto su hermosura que hasta llegaba a preguntarse si era digno de ir a su lado. Cuando caminaban juntos por las calles no podía evitar quedarse un poco atrás para observar con detenimiento a su novio.
Otra de las cosas que más le gustaban del canceriano era la altanería que tenía para responder a la gente cuando no estaba de acuerdo. Siempre con algo que decir y, la gran mayoría de las veces, ganando las “disputas” que lleguen a surgir. El estudiante de Nekoma bien sabía esto último. No podía mantenerle la discusión cuando se ponía así y no era porque fuera insoportable, al menos no para él. La razón por la que no podía “ganarle” era debido a que se distraía con la manera de responder del joven castaño. Su amor por él y su altanería era mayor que sus ganas de vencerle en un disentimiento.
— ¿Eso es todo lo que responderás? — habló con tono de burla el rematador del Fukurodani.
— Es lo que tengo que decir en mi defensa.
— Pero ¿no te cansa o te enoja que quiera que todo el mundo le admire?
— No. — alzó los hombros con simpleza y la típica sonrisa gatuna apareció en su cara.
Definitivamente, si se ponía a decirle todas y cada una de las razones por las cuales Oikawa le gustaba tanto, probablemente nunca acabaría y su amigo acabaría por aburrirse y marcharse. Dejaría esa simple respuesta.
— Realmente estás loco de amor — el de cabello bicolor soltó una risita.
— Tal vez. Algún día, cuando tengas pareja, entenderás lo que significa amar a alguien desde la cabeza hasta los pies, con todo de por medio.
— No lo sé, pero realmente debes querer mucho a Oikawa-chan para soportar su peor parte.
— Su peor parte es lo que le hace ser él.
El ser coqueto y altanero era su no tan agraciada parte, pero eso es lo que traía a Kuroo Tetsuroo babeando como idiota por Oikawa Tooru.