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Don't call me ¨Fag¨. por Lizzy-chan

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Notas del capitulo:

Bueno, se me ocurrió esto después de ver Fight Club. Creo que es una de mis películas favoritas ahora.

 

BY THE WAY, HABLANDO DE PELICULAS, ¿YA VIERON LA DE DEATH NOTE? Tremenda caca, Netflix, ¿por qué eres así? ¿? -cries un light pussy-

Bob:

 Mi ojo duele, no voy a mentirte, ¿de qué me serviría, de cualquier modo? Eres un maldito trozo de papel inerte, el que te mienta o no, no cambiará las cosas, o cómo me siento al respecto.

Mierda, estoy deprimido. 

No es por el ojo, en realidad, es por todo lo demás. Y Mail; no dejo de pensar en él.

Sé que es estúpido, Bob. ¿Deprimirte por un niñato pelirrojo y estúpido? Que lloriquea en los baños y tiene esa expresión de sufrimiento todo el tiempo, que tiene un cuerpo debilucho y lo único que hace es esconderse y callarse. Es sólo un niño débil, no debería preocuparme. . .

Y eso es lo que me digo, todo el tiempo, y nunca parece funcionar, porque entre más pienso en él, más me preocupo, y más quiero estar a su lado.

 

. . .

 

Decide enviarle una nota por su cuenta, por fin. Actúa ahora por lo que quiere y no por lo que pretende ser. Sabe perfectamente que su reputación estaría arruinada con sólo lanzar ese pedazo de papel, pero correrá el riesgo.

Todo parece estar en cámara lenta, el papel volando, el rostro atemorizado del rubio esperando que nadie se diera cuenta, y que llegara al destino provisto con anterioridad, y así parece ser, cuando el papel por fin aterriza sobre la mesilla del pelirrojo deseado, y éste da un respingo, girando su cabeza de un lado a otro, esperando saber quién fue la persona que le lanzó el mensaje. El rubio lo mira a él y al papel repetidas veces como un ademán para que lo abriera de una maldita vez.

Mail abre el mensaje.

 

``Baño.

Después de clases´´.

 

Mihael no sabe si lo que acaba de hacer fue algo estúpido o imbécil. ¿Debió haber especificado? ¿Pensaría que fue una amenaza, una declaración? Y lo más importante, ¿de qué realmente iban a hablar? Esas preguntas no se las había formulado hasta después de haber arrojado el trozo de papel al destinatario. Vaya pedazo de idiota.

Sigue mirando al pelirrojo en busca de alguna señal de afirmación, y éste sólo agita la cabeza de arriba a abajo, nervioso y con un ligero estremecimiento en el cuerpo. Al rubio le parece enternecedor, de alguna manera.

Y mientras, las clases no hacen más que seguir, y seguir, y seguir. La voz del profesor de matemática comienza a sonar más lento y grave, y todo comienza a verse borroso y a tornarse oscuro. Cae en un sueño profundo. Tiene sentido, ya que la noche anterior no había dormido nada bien, los deseos hacia el pelirrojo no hacían más que aumentar conforme la distancia se acrecentaba entre ellos. Amas lo que no puedes tener, dicen. ¿Y cuándo lo tenga? -si es que alguna vez sucede- ¿Lo seguirá amando?

Cuestiona todo eso mientras se va adentrando al mundo onírico, donde lo que más desea y lo que más teme puede hacerse realidad con sólo quererlo, y no lo sabe, hasta que comienza a escuchar una voz muy familiar, a veces tediosa, pero la mayoría del tiempo siempre está a su lado. Sí, es el idiota de Beyond diciendo su nombre una y otra vez.

— Mello, Mihael, Mellito, Mellote, estúpido pedazo de basura. —  Comienza a tocar su mejilla, y después su frente. El rubio suelta un bufido, queriendo golpear al contrario sin tomarse la molestia de abrir sus ojos. — Hace cinco minutos que las clases terminaron, bazofia.

Mihael reacciona ante ese último comentario, abriendo los ojos repentinamente y espabilando tan rápido que le causó mareos. Agita su cabeza para recobrar la normalidad, y cuando lo logra, se pone de pie y corre hacia la salida.

Pero se detuvo en la puerta del salón de clases, recordando que su amigo lo miraba con extrañeza.

— Olvidé que tengo planes, debo irme rápido. — dice, para, finalmente, salir corriendo hacia los baños de chicos.

 

Está nervioso, quizá nunca había estado tan nervioso en su vida, ni siquiera en su primera pelea o cuando Beyond casi resulta ser padre (que, por cierto, sólo fue una falsa alarma). Sus manos tiemblan y no deja de mover sus dedos, meter sus manos en sus bolsillos y sacarlas de nuevo. Sigue ahí, frente a la puerta de los baños. ¿Qué es lo que dirá? 

Por un momento, en su cabeza pasa la idea de escapar, pero no quiere ser más cobarde, ya no más. Un sólo trozo de madera barnizada lo separa de la persona a quien quiere, un sólo trozo de madera y estaría con él, mirando sus orbes esmeralda y sus trémulos labios que denotaban el nerviosismo de su persona. . . Y sus pecas, joder, no podía resistirse a ellas. En su mente, a veces hacía cálculos innecesarios, preguntándose cuántas pecas tenía el pelirrojo en su bien parecido rostro.

Inhala, exhala, y abre la puerta.

 

No hay nadie.

Vaya pérdida de tiempo, Mihael.

Agacha la cabeza, y comienza a culparse a sí mismo por no haber especificado el mensaje. Si lo hubiera hecho, ¿Mail estaría aquí? Maldito maricón, no fue capaz de escribir el motivo de por qué quería que él estuviera aquí.

Idiota idiota idiota idiota idiota idiota idiota idiota idiota idiota estúpido estúpido estúpido estúpido estúpido estúpido basura basura basura basura basura. . .

 

— ¿M-Mihael?

Espera.

Reconoce esa voz.

Alza la cabeza y se encuentra a un pequeño pelirrojo saliendo de un cubículo, asustadizo. El corazón se le acelera, su respiración parece entrecortarse, y nunca ha sentido tan caliente el rostro como ahora. Mihael Keehl ha entrado en un estado de pánico, ¿Qué se hace en esos momentos? Sólo lo está viendo, con los ojos abiertos de par en par y expresión anonadada.

— ¿Para qué querías verme? ¿Vas a golpearme ahora? — Esta vez, el tono del pelirrojo no era tan vulnerable y frágil como antes, ésta vez tenía algo de volumen, como si estuviera resentido con el rubio por su última conversación.

Mello sigue en shock, pero al escuchar las cuestiones del contrario, pudo recobrar la cordura.

— No voy a hacerte nada, sólo quiero hablar contigo. — Se acerca hacia la puerta y pone seguro a la cerradura. Lo último que necesita es una escena de parte de otros estudiantes. — La verdad, Mail, es que últimamente estoy actuando muy extraño. Todos me lo dicen, no soy la persona que solía ser en los cursos anteriores. Siempre estoy distraído y. . . Comienzan a importarme las personas, lo que es realmente curioso.

— ¿Y… Y yo qué tengo que ver ahí? — Mail se encoge de hombros y desvía la mirada. — Me han contado que tuviera cuidado contigo, Mihael. Tú y Beyond se encargaban de golpear a personas como yo, sin excepción. — Suelta un suspiro, como si le costara digerir lo que trataba de decir a continuación. — Me dijeron que casi matas a un chico en otra escuela.

“Casi“.

El corazón de Keehl parece detenerse por un momento. Lo recuerda, lo recuerda a la perfección. La sangre manchando sus magullados nudillos, que chocaban una y otra vez con el rostro hinchado y ensangrentado de aquél idiota. También recuerda los gritos de horror de las chicas y la euforia de los chicos que lo rodeaban. Y oía las súplicas de su víctima, diciéndole que parara, que lo sentía, que no era su culpa. . . ¿Cómo había podido hacerlo? ¿Por qué le pareció tan fácil en ese momento?

— Yo no quiero hacerte daño. — responde, con la mandíbula tensa, tratando de no romperse frente al pelirrojo. — Lo que hice antes a ti no te concierne.

— Sí lo hace, porque eso me dice la clase de persona que eres. — responde a la defensiva, dando un paso hacia atrás.

Va a perder la cabeza si sigue culpándolo de esa manera tan descarada.

— Yo no soy una mala persona. — responde, con la mandíbula tensa y voz trémula.

— Entonces, ¿por qué le hiciste eso a Alex?

Mencionó su nombre. 

Oh no.

— ¡SE LO MERECIA, EL SE LO MERECIA! — Exclama, gritando tan alto que pudo haber llamado la atención de los maestros y demás superiores. Mail da un respingo y comienza a temblar de miedo. — ¡Deja de parecer un maldito marica miedoso, Jeevas! ¿Quieres que haga lo mismo contigo? ¿Serás mi próximo Alex? — Mail niega precipitadamente con la cabeza, empezando a sollozar. Las lágrimas salían de sus ojos, deslizándose por sus sonrosadas mejillas moteadas de pecas. Tiene miedo, mucho miedo.

El rubio comienza a darse cuenta de su horrible actitud y trata de calmarse, pero la ira sigue dentro de él. Fija su vista hacia el pequeño cachorro pelirrojo, en lo indefenso que se ve y no puede evitar sentirse culpable. De nuevo lo había hecho, actuar sin pensar.

Y creer que lo había llamado para confesarle sus sentimientos.

— Sólo… Olvídalo. —Surpira, tratando de calmarse.— Lo arruinaste todo, Mail. Yo no quería hacerte esto, lo sabes.— Sale de ahí rápidamente, cerrando de un portazo la puerta del sanitario. 

Trata de caminar con normalidad, como si la ira no lo estuviera consumiendo por dentro y estuviera casi resistiéndose a golpear a la primera persona que se le cruzara en frente. Ve un bote de basura, y no duda en darle una patada con toda su fuerza, abollándolo y dejándole una notoria grieta.

No quiere pensar más en ello.

No quiere decírselo tampoco a Bob.

Notas finales:

Decidí narrar algunas partes en tercera persona, porque algunas cosas Mello no las querría escribir, son,,, cosas de su pasado que no quiere recordar. Yup, suspense time.

Si tienen algún comentario o duda (((not spoilers))) pueden mandarme un review. ;) hasfdjfhs <3


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