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Don't call me ¨Fag¨. por Lizzy-chan

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Notas del capitulo:

 


Me tardé, I know. No tengo excusas, sólo falta de inspiración y el hecho de que prefieron andar en mis cuentas de rol. ¿?

And well, ya tengo el final para este fic. Unos cuantos capítulos más y listo. <3

Bob:

La he cagado.

No es ninguna novedad.

 

 

...

 

Las clases terminan y Mail pidió al director cambiarse de asiento, el lugar más separado de él y el rubio. Desde que ocurrió su charla en el baño, lo único que quiere es evitarlo más posible.

Mihael, en cambio, es un manojo de nervios. Quiere disculparse, pero sabe que el pelirrojo lo que menos quiere es verlo de nuevo, y mucho menos hablar con él.

— Quiero morirme. — pronuncia, recostando su cabeza en la mesita frente a él. Beyond lo escucha, últimamente es el único que se queda a su lado, y Lawliet… Va en busca de las señoritas. — Cuando una chica se enoja contigo, ¿qué haces para que deje de estarlo?

— No lo hago, simplemente las boto. — contesta con rapidez. — Un hombre sin compromisos es un hombre feliz.

— Sabía que dirías algo como eso, fue estúpido de mi parte preguntártelo.

— ¿Te gusta alguien? ¿Volviste a explotar? — cuestiona el de cabello azabache, enarcando una ceja. Sus ojos carmesíes miran con curiosidad al triste rubio. — Mello, sabes que puedes contármelo. Puedo ser un asco de novio, pero soy un buen amigo.

— No estoy muy seguro de eso. — esboza una ligera sonrisa. Beyond tratando de animarlo le parece divertido; es como si de verdad tuviera un lado humano. — No es nada, solamente preguntaba.

— ¿Te emborracharás hoy?

Mihael se incorpora en su asiento para ver a su amigo de frente. Se lo está pensando, pero en realidad no tenía ganas de probar alcohol; prefería deprimirse sobrio.

— No lo creo. — se encoge de hombros, mirando de reojo hacia el pelirrojo. Sabe que tiene que disculparse; la culpa lo carcome.

Y es que la mayoría de las veces que “explota” las cosas siempre terminan muy mal. 

 

Alex…

No lo había olvidado.

 

 

Bob:

Nunca te he contado acerca de Alex. A veces creo que lo he olvidado, pero sé que sigue ahí, en mi cabeza, como un pequeño muñeco de trapo, frágil y sucio en el rincón del ático, esperando a que un nuevo chico lo encuentre y juegue con él.

Mail lo hizo.

Pero lo único que logró fue hacerme enojar. No quiero enojarme, porque cuando lo hago termino siendo una persona completamente diferente. 

 

En fin, Alex era amigo de Beyond (¿Puedes creerlo? ¿Beyond teniendo un amigo normal?). Era tímido y pequeño, bastante delgado y con un cabello castaño y jodidamente suave. Lo sé porque solía despeinarlo a menudo, y él solía hacer lo mismo conmigo para molestarme, además de robarme tablillas de chocolate.

Lo conocí precisamente en una de esas peleas callejeras donde me golpearon la última vez; ¿crees que peleó, verdad? Já, sería estúpido suponer eso, siendo que no pasaba ni siquiera de 50 kilos. Era un completo saco de huesos, pero seguía siendo lindo, supongo.

Beyond y yo ganamos nuestras peleas, y con ello recibimos mucho dinero de parte de las apuestas, aunque terminamos con un ojo morado y la nariz rota. Valió la pena, creo. Alex hizo mucho ayudándonos con las heridas y llevándonos al hospital después.

 

Creo que nunca me di cuenta antes, el hecho de que miraba al castaño de una manera diferente. En ese tiempo, estaba muy enojado conmigo, quizá porque sabía que tenía pensamientos de maricón cuando me burlaba de ellos, cuando casi siempre solía llamarle “marica” a Alex como broma, y él sólo se encogía de hombros y lanzaba una mirada tímida. Estaba tan enojado, joder, tan malditamente frustrado por enamorarme de un chico, que tuve que golpearlo una y otra vez para demostrarme que no era así, que estaba equivocado.

 

Bob, a veces me odio demasiado.

A veces me gustaría que me golpearan tan fuerte como golpeé a Alex.

Me lo merezco, sé que me lo merezco. 

 

Los errores del pasado siempre van a atormentarme a donde quiera que me dirija; Mail me odia, Alex me odia seguramente, yo me odio… Creo que la única persona que piensa que no soy una mierda es Beyond, y es porque él también es una mierda.

 

Pero no siempre traté mal a Alex; solía acompañarlo a todas partes como un perro, le compraba la comida y hasta le ayudaba con sus tareas. Hacíamos bromas y resultábamos ser inseparables. 

— ¿Por qué eres tan bueno conmigo, Mellow Yellow? — me preguntó una vez; odiaba que me dijera ese ridículo nombre, pero al mismo tiempo me parecía tierno escucharlo.

— No lo sé. — admití, sonriendo como bobo, observando su rostro juvenil y esa cara inocente junto con sus marrones ojos. Tan, tan lindo. — ¿No te gusta?

— No es eso. — sacudió la cabeza, temiendo que me molestara. (¿Daba tanto miedo en realidad? A veces me pregunto si Alex me quería de verdad o sólo temía que lo lastimara). — Es sólo que eres tan rudo con los demás y conmigo eres… diferente. Como si no estuvieras fingiendo.

Fruncí el ceño; oh, Bob, ¿cómo pude fruncirle el ceño a alguien como Alexander Ryuuzaga?

— ¿Dices que siempre estoy fingiendo?

— No, no, no… Hablo de… Que eres lindo conmigo, eso es todo. — comenzaba a ponerse nervioso, y yo cada vez me sentía más y más culpable.

— Vaya, Alex, lo dices como si me gustaras. — solté una carcajada llena de desprecio. 

No sé por qué estoy escribiendo esto, para ser honesto. 

Me gustaría que fueras real, Bob, y que me golpearas tan fuerte como pudieras, y que me insultaras tanto como me lo merezco.

— ¿Te parecería raro si fuera así? — cuestionó, con cierto temor en su tono de voz. — Es decir; imagina que yo estuviera enamorado de ti, ¿qué harías?

Esa pregunta fue música para mis oídos. Ni siquiera la melodiosa voz de Freddie Mercury podría superar la dulzura, la curiosidad y el nerviosismo con las que esas palabras fueron dichas. Y yo pensé en Alex enamorado de mí, y lo imaginé besándome, y mi estómago se revolvió tanto que temía vomitar encima de él, y mi corazón latió tan rápido. Joder, joder, joder, joder.

Tan inaceptable.

— ¿Por qué lo preguntas? — respondí a la defensiva, rogándole a ese inexistente dios que Alex no notara el calor en mis mejillas. — ¿Acaso lo estás, mariquita?

Alex frunció el ceño, y adoraba cuando hacía eso, porque era una clase de puchero y lucía más infantil que antes.

— Lo estoy. 

 

Notas finales:

nO SE OLVIDEN DE DEJAR 1 REVIEW PA' SABER SI LES GUSTÓ O NO. ¿?


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