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Porcelana por erickkbaj

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—¿Dónde está? —Empujó la puerta de la casa de su mejor amigo, adentrándose en su casa buscando al hombre del que le había hablado.

—En mi cama. —Murmuró cerrando la puerta, mientras JiEun le miraba con ambas cejas levantadas mirándole de pies a cabeza y esbozando una sonrisa después. YongGuk no entendía pero entonces se dio cuenta que sólo tenía unos shorts y algo cortos sumando que aquel hombre estaba en su cama no era una buena referencia. —JiEun, no es…

—No juzgo mi amigo. —Alzó las manos cerrando sus ojos, seguía riendo mientras subía las escaleras hacia la habitación de su amigo pensando en que tal vez a su amigo le vendría bien experimentar un poco.

Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando vio aquel hombre luchando por encontrar alguna ropa de su talla, aunque pareciera que él y YongGuk tuvieran la misma talla él siempre usaba ropa más grande y eso a HimChan no le agradaba.

—¿HimChan? —

—¿JiEun? —Volteó a ver a la recién llegada, caminando con asombro hasta ella abrazándola con todas sus fuerzas. YongGuk llegó en ese mismo instante, sintiendo una presión en su pecho, queriendo decirle a su amiga que se alejara de él, que se fuera de su casa. HimChan no lo abrazó de esa forma ni porque lo había estado cuidando por tanto tiempo.

—¿Sabes qué me pasa? —Murmuró angustiado, deslizando sus manos sobre sus hombros hasta sus manos para poder sujetarlas. YongGuk comenzaba a molestarse más.

—No tengo idea, él solo me llamó para verte, esperó que supiera algo pero solo quería ver que no estuviera loco. HimChan es impresionante. —Sonrió mientras le volvía a abrazar. YongGuk la detuvo y alejó, ella solo le miró con intriga y HimChan con enojo aún así él le devolvió el abrazo a la mujer.

—¿Puedo ir contigo? —Susurró HimChan a su oído. YongGuk aún así lo escuchó y su enojo se esfumó…él se quería ir…como todos. Simplemente dejó la habitación.

—No puedo simplemente llevarte así como así, no me dejarían. Dame unos días puedo hablar con alguien y veré que hacer.

HimChan asintió y JiEun se despidió, bajando hasta la sala tratando de buscar a su amigo pero no lo encontró, lo buscó hasta que le vio preparando algo de ramen en la cocina. Él estaba serio y algo pensativo, no quiso saber algo más por el momento así que solo se despidió tratando de darle tiempo a su amigo, tal vez aún estaba procesando la información.

HimChan se quedó sentado en el borde de la cama, sintiendo como su estómago rugía, necesitaría algo de comer y el olor que venía de la planta baja era algo tentador. Bajó las escaleras tratando de hallar el origen de aquel olor, viendo como YongGuk sostenía un tazón, estando sobre el sofá de la sala, avanzando tropezó con los pantalones que llevaba, cayendo al piso, YongGuk solo giró a verlo, sin prestarle mucha atención volviendo a su plato.

HimChan sonrió, sentía dolor en su cuerpo, era real, era una persona de verdad. Y YongGuk seguía ignorándolo.

—¿Qué comes? —Cuestionó, tratando de verle para que le compartiera un poco, viéndose un poco infantil.

—Ramen. —Dijo seco y cortante.

—¿Podrías darme un poco? —YongGuk detuvo su ingesta y le dio su tazón, poniéndose de pie y alejándose de él, HimChan pensó que iba a ir a la cocina o algo pero sólo subió las escaleras y lo dejó.

Sintió una opresión en su pecho y sin mucho apetito ahora dejó el tazón a un lado, poniendo sus manos sobre sus piernas ¿Por qué estaba enojado YongGuk?

YongGuk se dejó caer sobre la cama, cerrando sus ojos tratando de dormir, pero no podía, al poco tiempo escuchó pasos acercarse y después abrir la puerta.

—¿Por qué estás enojado? ¿Es por mí? ¿Quieres que me vaya? —Cuestionó con un ligero aire de tristeza, al parecer él no lo quería ¿Entonces por qué lo besó?

—Eso es lo que querías desde el inicio. —YongGuk sonrió de medio lado.

—¿A qué te refieres? —Preguntó confundido.

—JiEun me dijo que te cuidara, que te tratara como lo más preciado que tengo, que no te dejara solo pero ¿Cómo puedo cumplir esa promesa si tú eres quién se va y tampoco cumple sus promesas? —Se sentó sobre la cama, encarando al otro.

—No entiendo….—

—Antes de besarte te pedí que no te fueras. —HimChan palideció. —Te pedí que no me dejaras como todos lo hacen y te besé porque quería hacerlo, quería que fueras real y cuidarte y tú no me dejaras. Pero no te importó y querías irte con JiEun, ahora preguntas si quieres que te vayas…tú eres quién se quiere ir. No puedo detenerte…no puedo detener a las personas que simplemente no quieren estar a mi lado. —Se dejó caer sobre la cama, cubriéndose el rostro con la almohada.

—Lo lamento, es solo que es esto extraño para mí también…primero no entiendo porqué era un muñeco y ahora soy una persona como tal, todo es muy confuso. Pero… —

—HimChan, estoy cansado de este tipo de conversaciones. Mira… —Se puso de pie de mala gana, yendo a su armario buscando algunas prendas. —Puedes llevarte estás camisas, y pantalones, no me importa, puedes llevarte todo maldita sea, pero déjame en paz. —Salió de la habitación y salió de su casa dejándolo solo.

Sintió un frío recorrerle, no sabía porque se sentía así y esa sensación no le gustaba. Estaba claro que YongGuk no lo quería más y eso dolía. Quisiera encontrarse con la vieja señorita Song pero no sabía dónde encontrarla, su vieja amiga, tal vez debería de salir a buscarla.

Se puso la ropa que YongGuk le había dejado, al menos esta le quedaba mejor. A las pocas cuadras se sintió desconcertado y temeroso, todo era enorme y alto, se sentía intimidado y las demás personas iban distraídas y con mucha prisa, nada era como recordaba….¡Recordaba!

Veía viejas casas y caminos de tierra, personas con grandes Hanboks y todo se veía claro y después borroso.

***

—¿Dónde estoy? —HimChan se había desmayado en medio de la calle sin haberse dado cuenta. Veía todo con confusión, ¿Cómo había llegado hasta ese lugar?

—Pasó mucho tiempo sin verte, HimChan. —Una anciana mujer le acomodaba una almohada detrás de su cabeza, viéndole fijamente a los ojos.

—Señorita Song… —

—Ha pasado mucho tiempo, nunca pensé verte en esta forma. —Confesó.

—La estaba buscando, un chico…bueno yo salí y entonces… —

—YongGuk es un buen chico…pero por lo visto es un gran tonto. —

—¿Cómo me encontró? —Cuestionó curioso, acomodándose sobre la cama en la que se encontraba.

—Vamos, ¿Ya lo olvidaste? —Murmuró guiñándole.

—Pensé que había dejado la magia cuando tuvo su primer hijo. —Sonrió cerrando sus ojos unos momentos.

—No, pero tengo una nieta muy traviesa y entrometida, no debió sacarte de entre mis cosas. —Dijo con enojo.

—Está bien, las nuevas sensaciones son… buenas. —Se encogió de hombros sonrojándose un poco.

—Tonto… —La mujer rodó los ojos, sabía en cierta forma lo que estaba pasando, ella tenía la habilidad de ver a través de los ojos de algunas personas, en este caso había elegido a YongGuk para cerciorarse de que cuidara bien de HimChan pero tampoco pensó que HimChan cobrara vida.

—¿Por qué tengo vida? —Preguntó a la mujer, la única opción que tenía al alcance.

—No lo sé, HimChan pero tengo algunas opciones…pero creo que deberías hablar primero con ese muchacho. —Se puso seria en cuanto vio al otro encogerse de hombros.

Sus manos comenzaron a brillar de un tono verde, cambiándose a uno rojizo mientras su mano empezaba a arder al colocarla sobre el pecho de HimChan, este se había asustado pero en realidad no le hacía daño a la mujer. Todo se volvió normal.

—No es nada, no te preocupes, un viejo truco para saber si alguien está enamorado o no. —Bajó la mirada, cerrando sus ojos mientras bostezaba.

—¿De quién me pude enamorar? —La mujer le vio con seriedad. —No creerá que… —

—Se me hace una tontería también Himhan pero quien te manda a enamorarte de ese patán… —Rodó los ojos algo molesta, este tipo de cosas traería consecuencias en alguien como HimChan

—Es imposible… —La mujer le pidió que callara.

—Sólo necesito acercarme al chico y averiguar si todo está bien…todo debe de estar bien…es por tu bien HimChan. —

—¿Por qué hablas así de repente? —Pasó su mano sobre la arrugada piel de la mujer, acariciándola a la vez.

—Porque me preocupo por ti…tú no debes de saberlo pero…alguna vez fuiste una persona, aunque extrañamente ahora posees un cuerpo humano y no uno de porcelana como mi abuela lo quiso…pero en realidad tú… —Suspiró mientras veía el rostro de confusión del chico.

—Yo no entiendo…¿Era alguien? ¿por qué era un muñeco? —Murmuró viéndole con preocupación.

—Es algo complicado de explicar pero toma en cuenta que la magia es muy poderosa…es casi infinita en su poder. Pero por ahora debemos de encontrar a YongGuk…el tiempo se nos empieza a acabar. —HimChan no entendía mucho de lo que hablaba pero pensaba que la magia era lo más poderoso que había pues su mano se volvía a poner en un tono luminoso colorido, está vez de uno violeta.

Había colocado su mano sobre su pecho y de pronto comenzaron las pequeñas llamas a envolver su piel, ahora sabrían a donde había ido YongGuk dentro de la gran ciudad.

Notas finales:

Gracias por esperar ♥


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