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A mi pequeña Aoki por Alei sama

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Notas del fanfic:

Okay, esto es algo totalmente improvisado de una pregunta que me surgió hace tiempo

¿que tan sentimental seria Aomine con respecto a sus hijos?

quise sacar a relucir lo mas sentimental que tuve y hacerlas llorar de emocion

 

los presonajes son propiedad de Fujimaki-sensei

 

Disfruten la lectura <3 

“No soy bueno con las palabras, pero mañana será un día muy especial en tu vida, y quería que supieras por lo menos un par de cosas:

Primero que nada, debo decirte que estoy muy orgulloso de ti.

Nuestra princesa, que rápido ha pasado el tiempo, has crecido tan hermosa como tu madre, aún recuerdo cuando corrías detrás de un pequeño balón de básquet, lo había comprado para ti y para tu hermano, recuerdo cuando tratabas de botarlo, tu manos eran tan pequeñas, lo lanzabas hacia la nada y reías de una manera radiante y hermosa, tu hermosa sonrisa iluminaba casa uno de nuestros días y nos daba fuerza para mantener la calma en los peores momentos.

Nuestra pequeña, creí que te tendría conmigo para siempre, que te casarías con tu viejo para siempre, como lo asegurabas de pequeña, que me derrotarías y que me superarías

Y mírate ahora…                          

Los primeros recitales en la escuela, cada vestido que Ryouta te ponía, solamente eran accesorios para acentuar tu inexplicable belleza, lo linda que te veías en medio de aquel gran escenario. No sabes lo orgulloso que me sentía cada vez que te veía, a ti y a la hermosa familia que había logrado formar, sabes que tu viejo es un arrogante, no podía quedarme callado, debía presumirlos al mundo entero.

Tu primer partido, es uno de los acontecimientos que sin duda, jamás olvidaré, joder, ese maldito tráfico, ¡era interminable! Al final terminamos corriendo hasta llegar al gimnasio para poder llegar a tiempo, nunca olvidaré la forma en la que se iluminaban los ojos de Ryouta, se emocionaba con cada tiro sin forma que hacías, y yo, simplemente me limitaba a sonreír, al final terminaste con una parte copiona de tu madre.

El partido nos dio momentos de tensión, nos sacaste suspiros de alivio cada vez que lograbas igualar el marcador, a cada tiro que hacías, el marcador giraba y la victoria estaba cada vez más asegurada.

En verdad… enana, jamás dejaras de sorprenderme…

En tu cuello descansaba tu primera medalla. Tú primera victoria, tu mejor momento.

Tu madre sacó mil fotos, para guardar aquel momento y después verlo veinte mil veces en la televisión, hasta recuerdo se acabó la memoria de la cámara, como si realmente pudiera olvidar la primera victoria de mi princesa.

Aunque me cueste decirlo… no todo fue perfecto siempre, y tú no pudiste conservar tu radiante sonrisa…

Como aquella noche, estabas llorando en tu cama desconsoladamente, mientras Kise estaba pasando por un cuadro de anemia.

Asegurabas que era una niña mala y que todo era tu culpa, yo solo te abracé lo más fuerte que pude contra mi pecho, buscaba la mejor manera para poder consolarlos… en ese momento, volví a sentir como la impotencia me invadía, no podía protegerte a ti, a tu hermano y había descuidado a tu madre…

En ese momento, al ver como llorabas, me juré que jamás permitiría que lloraras de la misma manera de nuevo. Pero tu necedad tuvo que romper mi juramento. Varios años después, tuve que verte sufrir por un chico, hasta la fecha, sigo teniendo el deseo de matarlo, yo sabía que él no te merecía, pero… te veías tan feliz a su lado.

Cuando rompiste con él, tus lágrimas inundaban tus preciosas mejillas de nuevo, te senté en mis piernas y te abracé como siempre lo hacía. Tranquila, tu padre está aquí. En medio de tu llanto, sollozabas que los chicos eran unos tontos, que todo había sido tu culpa, que dolía tanto, que jamás volverías a enamorarte, y eso, era lo que yo quería, que no te enamoraras, para que fueras siempre mía, pero eres una mentirosa… tu madre tenía razón, como es de costumbre, tampoco pudiste mantener esta promesa.

 Son tantos recuerdos que aún conservo en mi mente, como la vez que aprendiste a montar en bicicleta, o tú primera oratoria, ese momento en especial me sigue causando gracia, temblabas de manera épica, y tu vista solo estaba en mis ojos, te había dicho que me miraras a los ojos, para que no olvidaras nada, y así fue, también recuerdo cuando te rompiste el tobillo por montar en patineta, maldita tabla con ruedas, siempre quise quemar ese juguetito tuyo. Tu primer concierto en la escuela por un evento de talentos, la forma en la que cantabas, era bellísima. Tus primeras (y últimas) sesiones de modelaje, la manera rígida en la que posabas, me siguen matando de la risa, tu rostro sonrojado, tus muecas que decías eran sonrisas, una cámara jamás iba a captar toda tu belleza. Tus festivales escolares y así… una larga lista que nunca podría terminar.

Conforme crecías tus partidos de hacían cada vez más importantes y conociste a un nuevo equipo. Incluso con ellos, podría jurar que igualaban a la Kiseki no Sedai, sin perder ningún encuentro, hicieron honor de nuevo al lema de Teiko “siempre campeones”.

En una parte de mí, sentí una enorme nostalgia, cada que te miraba jugar. Tenía miedo de que cometieras los mismos errores que yo cometí en el pasado, tienes un gran talento, y… ¿Cómo no tenerlo? Eres hija del As de Teiko “la bestia” y “la copia perfecta” era obvio que heredarías algo de nosotros. Yo sabía que te volverías un prodigio, y que eso sería un problema, tu enorme talento podría ser un arma de doble filo y eso podría desviarte de tu camino, y lo que menos quería es que llegaras a odiar este deporte.

Así pasaron tus días, hasta que llego tu graduación, debías elegir tu siguiente escuela, y tu como niña buena, seguiste honrando a tu viejo portando en numero 5 negro de Too.

Aunque Ryouta jamás lo confiese, él me sigue culpado de que prefirieras Too en lugar de Kaijo como tu siguiente escuela, y es que yo sabía que ese color tan feo como el azul, no se vería bien en mi princesa. Al final, tu hermano se terminó yendo a Kaijo. Él no puede quejarse.

Era un sueño que ahora se volvía realidad…

Y el día de hoy mi pequeña, seguramente estás leyendo esto con lágrimas en los ojos…

Tu viejo también está llorando, el día de hoy su princesa, se convierte en mujer, mi pequeña niña…

En unos minutos, te llevaré al altar, y te entregare a la persona que me ha prometido amarte y respetarte siempre, que nunca te hará llorar, que te protegerá y que te cuidará como si fueras lo más preciado de su vida.

Quien diría… que mi hija… terminaría con el hijo de Tetsu y Kagami…

Siempre que jugabas con él, te cuidaba, y te compartía de sus dulces, siempre que te caías él te levantaba, te sacudía la ropa y te limpiaba las lágrimas.

Maldito mocoso, jamás me cayó bien.

Cuando peleaste con él por primera vez, tu querías que el fuera a Too contigo, y él se negaba, quería portar el número 10 de su padre en Seirin, te molestaste con él y lo ignoraste, tu capricho duró meses, hasta que lo enfrentaste, mi niña, había sido derrotada como su padre, él te extendió la mano y te abrazo. Quería matarlo.

Aoki Aomine… hoy dejaras de portar el apellido de tu viejo y te convertirás en una Kagami.

Tu madre está feliz de que hayas encontrado a la persona que más te hace feliz, y yo también.

La niña a la que cuidé por años… a la que tuve en mis brazos, a la que me sacó sonrisas y lágrimas, mi pequeña caprichosa… te deseo lo mejor, dame nietos que sigan con el linaje de la generación milagrosa…

No vayas a llorar mucho, porque tu madre me regañara por haber arruinado tu maquillaje.

Te amo

Aomine Daiki, tu viejo.”

La chica bajo las hojas que tenía en las manos y se miró al espejo, su maquillaje se había corrido ligeramente, lágrimas habían corrido por sus mejillas, su padre si qué sabía ponerse sentimental en el peor momento.

Le sonrió al espejo y se levantó de su silla, dejó los papeles sobre ella y se acomodó el velo.

Estaba vestida como novia, un vestido largo color blanco, con encajes, estaba hecho de seda, un enorme y delicado bordado, adornaba el frente, su cabello recogido y en su mano derecha, en el dedo anular había un anillo.

Caminó hacia la puerta y ahí se encontró con su padre, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y corrió a abrazarlo.

-Papá… te amo – le murmuro a mitad del abrazo y se separó a mirarlo-

-Estas bellísima, ese tonto tiene suerte – le sonrió y ella le devolvió la sonrisa-

Le extendió la mano derecha y ella la tomó, comenzaron a caminar a la puerta y una vez, frente a ella, Aomine soltó su mano y le extendió su codo.

-¿Lista?

La chica asintió y las puertas se abrieron, una alfombra roja se extendía a sus pies, la marcha nupcial comenzó a sonar y ellos comenzaron a avanzar, a los lados, todos sus conocidos miraban a la chica, sonreían y se inclinaban ante ella.

Al final del pasillo, un chico, vestido con un traje blanco la esperaba ahí, le sonreía y sus ojos parecían querer derramar una lágrima, su cabello rojo y sus ojos celestes, la miraban atentamente.

Al llegar al final del pasillo la chica soltó lentamente el brazo de su padre, Natsuki le extendió la mano y ella la tomo, se colocó a su lado en el altar y le sonrió.

Ryouta estaba llorando más que nunca, Aomine lo abrazo por los hombros y miro hacia su derecha, ahí estaba Kagami. Lo miro y Kagami lo miro de vuelta, sonrieron al mismo tiempo y miraron hacia el frente.

Tetsuya tomo la mano de Taiga y sonriendo gentilmente miro a su hijo junto a la chica.

-Yo, Natsuki Kagami, te recibo a ti, Aoki Aomine, como esposa y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

-Yo, Aoki Aomine, te recibo a ti, Natsuki Kagami, como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

La chica se giró y quedo frente a su prometido, se inclinó ligeramente y este alzo su velo de novia.

-Natsuki Kagami ¿Aceptas a Aoki Aomine como tu esposa, para cuidarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

El chico miro a su novia, le sonrió de manera cálida y con voz suave respondió

-Sí, acepto

Kagami sonrió aún más y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

-Aoki Aomine ¿Aceptas a Natsuki Kagami, como tu esposo, para cuidarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

La chica miro a su novio y con lágrimas en los ojos le sonrió, con la voz ronca respondió

-Sí, acepto

Aomine sonrió y una lagrima rodo por su mejilla. Trato de mantenerse fuerte, pero le fue imposible.

-Así pues, hoy consumados sus votos, puede besar a la novia

Natsuki tomo de la cintura a su novia y le planto y suave beso en los labios. Eso le basto a Aomine para romper en llanto, con una enorme sonrisa miro a su hija mientras la lagrimas corrían por sus mejillas.

-Lo lograste… 

Notas finales:

Gracias por leer :D <3


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