Se encontraba recostado en la gruesa rama de un árbol mientras observaba el atardecer y las hojas de los árboles caer; el crujiente otoño estaba en todo su esplendor y para Inuyasha, el solo observar el maravilloso paisaje, era suficiente para sentirse en paz.
Habían pasado dos meses desde lo sucedido con su hermano, y aunque se negase a admitirlo, fue gracias a la situación en la que se vieron envueltos que ahora se sentía tan liberado y tranquilo...sí, había superado a Kagome.
Me pregunto porque no ha regresado desde entonces
El yōkai no se había aparecido. Rin estaba muy preocupada y lloraba de vez en cuando pensando en que algo malo le pudiese haber sucedido a su amo.
Él solo la escuchaba y la trataba de reconfortar a su manera, regalándole pequeñas palabras cuyo significado eran que al ser su hermano alguien tan fuerte, era poco probable que lo venciesen en batalla.
Le alegraba que la niña le sonriera y agradeciera con una sonrisa luego de sus pequeñas charlas ya que al recibir esos gestos, sentía que al menos era capaz de ayudar a alguien que no fuese el mismo.
Más te vale regresar maldito Seshomaru... aún no he podido agradecerte
No supo cuantos días se debatió mentalmente en decidir si de sus labios saldría un "gracias" dirigido al demonio o solo dejaría que su "pequeña charla" quedase en el olvido.
Frases como "A él no le importa" "Solo lo hizo por lástima" "No tengo el deber de humillarme" circularon por su mente al momento de decidir, pero al final ninguna de estas pudo contra la que decretó que iba a hablarle de frente y agradecerle.
Pero pese a todo, lo que importa es que ahora me siento bien y todo comenzó luego de escuchar sus palabras
Inuyasha había esperado desde hace más de 3 semanas en los alrededores de la aldea para tratar de tener una conversación con Seshomaru, si a eso se le podía llamar a pensar en decir un "Te agradezco" e irse, pero el yōkai no se dignaba a aparecer... ni él ni el renacuajo molesto de su sirviente.
¿Qué podría estar haciendo para no visitar a Rin cada semana como solía acostumbrar justo antes de desaparecer? ¿Acaso en verdad le había sucedido algo malo?
No... era en lo último en que quería pensar y por más que se repitiese a sí mismo que la causa era únicamente el no querer ver los ojos, siempre llenos de vida, de la pequeña pelinegra entristecerse, sabía que no era totalmente cierto.
Cuando pensamientos como aquellos llegaban inoportunamente a su mente sentía una ligera, muy ligera, opresión en el pecho; muchas veces se preguntó por qué y tras cavilar durante noches enteras observando la luna en sus diferentes formas, llegó a la conclusión de que era solamente por la sangre que compartían y el hecho de no perder a un ex-rival de combate....sí, era lo más lógico que se le pudo ocurrir para calmar su interrogante.
Porque diablos pienso en él de nuevo...demonios, mejor dormiré un momento
Lo que pensó antes de acomodarse cómodamente para descansar, era algo cierto... tan cierto, que le daba un poco de miedo.
La única persona en la que pensaba desde que su mente y corazón decidieron superar a la sacerdotisa, no era más que el yōkai de porte elegante y mirada intimidante que tenía por hermano mayor.
Mientras comía, observaba las nubes o pasaba de largo el pozo, al cual por cierto no iba más, recordaba la escena protagonizada por él y Seshomaru, los dos frente a frente, mientras este le decía las palabras que lograron salvarlo.
Trataba inútilmente de que sus pensamientos se dirigiesen hacia otra cosa, lo bien cuidado que su cabello estaba por los aceites que las niñas de Miroku untaban en él, la buena comida que ingería últimamente gracias a los excelentes pagos que recibían Shippo y Kohaku por exterminar monstruos... en fin, había tanto de donde escoger ¿Por qué entonces su estúpida cabeza elegía a ese desgraciado?
"Es porque no he podido agradecerle"
Repetía esa frase constantemente y por esa razón empezó a esperar su regreso. Aquel día era como aquellos, recostado en algún árbol esperando a que el olor del yōkai, el cual ya no se le hacía tan desagradable, inundase su olfato.
Y hoy tampoco aparecerás
Cerró los ojos y esperó que, fuese lo que fuese por lo que una persona cayese dormida, lo tomase de rehén por unas horas.
....
....
Era ya muy noche, la luna imponente se podía observar en el cielo y las estrellas titilaban a su alrededor otorgando una vista que en sus años de niñez como demonio, era una de las pocas cosas que le agradó observar.
Entonces por qué no puedo despegar mi mirada de ti
Sabía la respuesta, pero su orgullo siempre le obligaba a interrogase de igual forma. Seshomaru se sentía un completo idiota en ese instante y todo era, otra vez, a causa de su hermano menor.
Que mi mente ose insinuar que verte dormir es lo más agradable que he observado hasta ahora me hace querer tomar mi espada y traspasar mis sienes con ella
El yōkai había llegado a la aldea hace aproximadamente 3 horas. Luego de no aparecer por dos meses, decidió que era hora de regresar y enfrentarse a la persona que en ese momento tenía en frente completamente dormida, respirando apaciblemente y con una expresión relajada.
Luego de lo acontecido con el hanyou, Seshomaru se dirigió hacia las tierras del norte y tras recibir el reporte de Jaken, decidió ir nómade en busca de calmar las emociones que a medida que pasaba el tiempo, en lugar de disminuir y desaparecer como quería, aumentaban por su hermano.
Vagó sin rumbo durante no supo cuánto tiempo asesinando demonios estúpidos que creían que podían oponerse a él. Pensó mucho acerca de Inuyasha y lo que esperaba encontrar cuando lo viese de nuevo, a un peliplata con ojos llenos de vida y ganas de enfrentarse a lo desconocido.
Debatió también acerca de los impulsos que atacaban su cuerpo y lo empujaban a dirigirse hacia él mientras lo observaba, esos que le gritaban que probase por su cuenta cuan tersa era la piel de sus mejillas.
Quiso cortarse a sí mismo con Bakusaiga cuando se encontró teniendo esos pensamientos tan humanos... tan estúpidos, él ya había decidido ser un mero espectador y nada más, por ende no debía desear hechos que jamás se llevarían a cabo, ni en ese mundo ni en los que existiesen.
"Rin espera verme"
Decidió que esa sería la excusa que trataría de convencerlo en volver a la aldea humana, aun sabiendo en el fondo, que la mayor razón del por qué se había alejado por tanto tiempo y la de que ahora decidiese volver, era un hanyou con cabellos platinados y ojos ambarinos con el que había vuelto a soñar sin que pudiese evitarlo.
Cuando llegó a sus tierras, Jaken lo esperó con sus ridículos ojos llorosos y quejas por haberlo dejado tanto tiempo; tuvo que tenerle la paciencia necesaria para luego de unos minutos, donde dejó que este se aferrase a sus pies, mandarlo a que le trajera otro reporte, pero ahora de las tierras del oeste.
No le tomó mucho llegar a la aldea donde la pequeña Rin lloró del solo verlo. Platicó con ella dos horas para luego de dejarle un obsequio e inventar cualquier cosa que explicase su ausencia en esos dos meses, irse hacia donde su olfato le indicaba a gritos que se dirigiese.
El yōkai pensó, en primera instancia, que su sentido más desarrollado lo llevaría hacia el pozo devorador de huesos, pero al darse cuenta que no era así, una sensación de alivio inundo su ser.
Caminó por varios minutos en los cuales su corazón comenzó a bombear sangre con más rapidez a causa de la ansiedad que sentía por ver de nuevo al peliplata, hasta que aquella vista, la cual en ese momento se encontraba observando deleitado, se plantó frente a él.
Si en algún momento tuviese que definir la palabra "belleza", sea quien fuera el que le pidiese la respuesta quedaría sumamente asombrado con el poder que tenía de hacerlo con una sola palabra... el nombre del peliplata menor.
Sé que debo irme, pero mi cuerpo no tiene la mínima intención de moverse
Llevaba cerca de una hora sentado cerca al árbol donde el hanyou dormía plácidamente, una hora en la cual luchaba contra sí mismo para no acercarse más de lo permitido a él.
Sabía que en cualquier momento podía despertar y su mente no maquinaba alguna excusa que pudiese usar para cuando el peliplata le preguntase qué hacia allí, a su lado.
Maldición, parece que al final, no somos tan distintos... padre
Y esa era una de las razones más fuertes por la que negó hasta el cansancio el tener esos sentimientos humanos consigo. Seshomaru había jurado sobre su nombre, frente a Inu no Taisho, que jamás se permitiría ser débil como él lo fue frente a la madre de Inuyasha.
¿Y qué es lo que había permitido que sucediese? Se había vuelto débil, había dejado que su hermano rompiese poco a poco cada una de las barreras con tan solo las expresiones que era capaz de observar provenientes de él, había hecho que anhelara su olor y el sonido de su voz ... él había destrozado todo lo que forjó durante toda su existencia como yōkai.
Si supiera lo que es llorar, podría hacerlo de la lástima que siento por mí en este momen...
De pronto, un sonido proveniente del chico recostado en la rama del árbol lo desvió de sus pensamientos. Sin que su cuerpo reaccionase, observó cómo su hermano se tallaba los ojos y su expresión cambiaba de una adormilada a una de completo asombro al verlo.
-S-Seshomaru
Escuchar su nombre salir de los labios del hanyou era un placer indescriptible, no sabía porque sonaba tan endemoniadamente bien con el tono de su voz.
-Inuyasha
...
...
El híbrido se encontraba muy confundido y el que recién despertase, no lo ayudaba en nada.
¿Era real o seguía soñando? ¿Por qué Seshomaru era la primera persona que veía al abrir los ojos? No tenía ningún sentido.
Con algo de temor por la situación en la que se encontraban y, por supuesto, por la última en la que los dos se vieron involucrados hace 2 meses, decidió cortar con el atronador silencio instaurado por ambos.
-¿Por qué estás aquí? ¿Sabes acaso lo preocupada que estuvo Rin cuando desapareciste todo este tiempo?
-Lo primero no es algo que necesites saber y respecto a los segundo, provengo de la aldea.
La respuesta que su hermano mayor le otorgó no satisfizo en nada lo que en realidad le importaba averiguar, pero al menos con lo segundo que dijo, se quedó un poco tranquilo.
Rin debe estar aliviada
Por el lado contrario, el demonio observaba fijamente a Inuyasha. Su cabello algo rebelde, sus ojos llenos de brillo, su expresión confundida... simplemente algo digno de llevarse toda su atención.
Porque debe ser tan difícil ¿por qué simplemente no puedo ignorarte?
-Es bueno saber que te dignaste a visitarla- el peliplata se incomodó un poco por la manera en la que los ojos contrarios lo observaban- y ¿cómo es eso que no necesito saber la razón por la cual estás aquí? Me incumbe si despierto y al primero que veo es alguien que siempre me ha odiado.
Inuyasha sabía que estaba cometiendo un error, sabía que debía ignorar la respuesta del yōkai y hacer lo que, en el tiempo en que su hermano estuvo ausente, había acordado consigo mismo.
Solo debo agradecerle y largarme, entonces ¿por qué mierda le pedí una explicación?
-Créeme que no te gustaría saberlo
Seshomaru no podía soportar permanecer más tiempo en ese lugar, los ojos llenos de vida que podía observar en Inuyasha lo hacían sentirse satisfecho pero impaciente a la vez.
Lo primero a causa de que, estaba seguro, sus palabras habían ayudado a que al fin el hanyou dejase de permanecer estancado en un círculo vicioso que no le permitía avanzar; y lo segundo, a causa de que la luz y ansia por seguir caminando hacia delante que podía observar en las pupilas contrarias, lo impulsaban a acercarse y terminar con lo poco que quedaba de su antiguo ser.
Se levantó del lugar donde hasta hace unos minutos estuvo sentado observando al híbrido, para luego dar media vuelta y empezar a caminar.
Debo marcharme antes de...
-No te vayas
La voz de Inuyasha resonó en sus oídos haciendo que parase su andar inconscientemente.
-N-Necesito decirte algo
Maldijo a todas sus generaciones anteriores en ese instante. Giró lentamente observando la mirada avergonzada de su hermano y sus sentidos se afilaron como nunca antes.
-Yo q-quería agradecerte- ¿Por qué tartamudeo? Maldita sea -quería agradecerte por...
Ninguno de los dos supo cómo sucedió. Seshomaru no previó cómo su cuerpo llegó hasta estar a centímetros del hanyou, y este tampoco se dio cuenta cuándo fue que el mayor se encontraba frente a él mirándolo fijamente.
-....
-....
Por un instante no dijeron absolutamente nada, tan solo se miraron mutuamente y tras mucha vacilación e insultos internos, el yōkai posó una de sus manos en la mejilla izquierda de Inuyasha.
Sintió una descarga eléctrica recorrerle completamente cuando su sentido del tacto percibió lo tersa y caliente que se encontraba esa parte del rostro de su hermano.
El peliplata no habló ni preguntó nada, las acciones de Seshomaru habían sido siempre muy extrañas pero lo que estaba haciendo fue tan lejano a lo coherente, que lo dejó sin palabras.
-Es bueno saber que dejaste de actuar tan débil, desde ahora camina como alguien que lleva mi sangre lo haría
Tratando de sonar tan frio e inexpresivo como siempre, el demonio rompió el contacto entre sus pieles y de la forma más rápida posible, desapareció de la vista de Inuyasha.
¿Que fue todo eso?
Inconscientemente llevó la palma de una de sus manos hacia el lugar que antes el yōkai había acariciado. Sus mejillas se tornaron rojas y una sensación desconocida avanzó desde la boca de su estómago para finalmente instalarse en su pecho.
Eres demasiado extraño, Seshomaru
...