Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Mordida por Leana

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Los sentimientos salen a flote… 

V

 

Kasamatsu camina levemente atrás de Moriyama, se siente inquieto, como cuando hacía alguna travesura de pequeño y su mamá esperaba llegar a casa para reprenderlo. Aunque más que ser reprendido, es la culpa lo que le hace sentir tan mal.

Siente el estómago revuelto y los temblores quieren volver a su cuerpo, pero se limita a mordisquear sus labios.

Llegan hasta el departamento del vampiro y Kasamatsu entra antes, recibiendo la mirada de Hayakawa y Nakamura directamente, aunque más que desaprobación, ve preocupación en sus ojos.

Entonces Hayakawa avanza unos pasos y donde había enterrado el lápiz, ahora luce una leve marca rosada.

—¡Lo jiento mucho! —Se disculpa el neófito, inclinándose y bajando mucho la cabeza—. ¡Perdí el contrwol! ¡Pude haberjte dañado, Senpai!

Kasamatsu pestañea varias veces antes de instarlo a alzar la cabeza para decir—: No, no. El que perdió el control fui yo. —Entonces el humano alza la mirada y su expresión se vuelve más seria—. Chicos, quiero pedirles perdón por todo y, sobre todo, agradecerles el estar aquí a pesar de ello.

—¡Jenpai! —Hayakawa se muerde el labio inferior mientras los ojos se le llenan de lágrimas y alza los brazos queriendo abrazar al mayor.

—Kasamatsu, debes saber que somos amigos, aunque seamos seres distintos, tienes nuestro respeto —dice Nakamura y avanza para poner una mano en el hombro del neófito para detenerlo—. Hayakawa debe alimentarse otra vez así que nos vamos, pero seguro nos vemos mañana.

Kasamatsu asiente y se despide, pero se da cuenta de que Moriyama no ha dicho ni una sola palabra desde que lo ayudara a levantarse de aquel sucio y frío callejón.

La puerta se cierra tras él al mismo tiempo que su mano, donde una marca de color rojo está fija como un tatuaje en su palma, arde.

Moriyama se queda de pie y por fin el humano se gira, lo ve apoyando la frente en la puerta y los hombros caídos.

—Moriyama.

El vampiro parece estremecer, se gira con lentitud y sus ojos por fin se encuentran. Kasamatsu por fin es consciente de sus rasgos, sus ojos afilados, sus facciones marcadas, su piel clara, la forma en que lo mira desde la altura. ¿Qué es esa tibiez que siente ante esos pensamientos? Entonces es consciente de que Moriyama no lo mira de la misma forma, hay algo en sus ojos que lo inquieta, que no es como antes.

El peso de la culpa vuelve a caer como un balde de agua fría, con sus músculos tensos y ese mal sabor de boca.

—Lo lamento mucho, mucho —comienza a decir, pero esta vez no se avergüenza de mirar a Moriyama a los ojos—. No creí que tuviera que caer tan bajo como para darme cuenta de que realmente… quiero vivir, quiero eso mucho más que la mordida. Que quiero recuperar mi vida, quiero volver a ser el mismo de antes. Lamento haber sido tan egoísta y de verdad…

Sus palabras son detenidas por dos brazos que lo envuelven con fuerza. Kasamatsu se queda paralizado y las palabras se le atoran en la base de la garganta. Siente un repentino golpe de calor, no sabe si es alivio o asombro.

Kasamatsu es bastante parco y seco, no sabe mucho de tacto y las caricias no son lo suyo. Pero eso no quiere decir que no se preocupe por sus amigos o no les tenga cariño; lo demuestra de maneras diferentes y aunque sea esquivo con las demostraciones por su parte, siempre ha pensado que sus amigos vampiros lo comprenden.

El recuerdo llega a su mente, porque el único a quien le permitió esa cercanía fue a Kise. Jamás se besaron, jamás fue nada amoroso, pero podía sentir su respiración sobre la piel cada vez que iba a morderlo. Sentía su boca y sus dientes incrustados en su carne. Le daba de su sangre.

No puede considerar realmente a las chicas con las que ha estado porque sólo han sido dos a lo largo de su vida, las cuales pudieron hacerlo superar el nerviosismo del inicio. Nunca ha sido bueno con el sexo opuesto y compartir algo parecido a una relación siempre le pareció imposible. Así que nunca duraron mucho tampoco.

Siente que el abrazo que le está dando Moriyama es diferente a todo eso. Diferente a las caricias del sexo con aquellas chicas, diferente a la cercanía de Kise cuando se alimentaba. Son simplemente sus brazos envolviéndolo, entonces, ¿por qué se siente tan íntimo? Como si él fuese frágil y Moriyama lo apreciara como nadie nunca antes, y deseara protegerlo; como si realmente todo esto es mucho más que un simple gesto, como si algo esencial se le escapara.

Su estómago se contrae y corresponde al abrazo con suavidad, con cierta timidez al principio. Entonces siente el aroma que desprende su cuerpo, es mucho más suave que cualquier aroma, pero se le queda impregnado en la nariz, sobre la lengua.

—Hoy pensé que te perdería, Kasamatsu. No sabes el miedo que sentí y lo peor es que esto no ha terminado, ¿sabes lo que significa aquella marca? —Explica Moriyama alejándose del abrazo para no forzar más a Kasamatsu, que incluso ha correspondido al gesto—. Te ha marcado como su próxima víctima. Debemos ser muy cuidadosos desde ahora, con todo.

—Lo sé, de verdad lo siento, jamás creí que llegaría tan lejos —dice Kasamatsu muy avergonzado por su actuar—. Pero hay algo que me llama la atención de todo esto… ese demonio dijo que se vengaría de Kise, ¿lo conoce? Porque jamás me habló de él.

—He escuchado rumores en el bar, se dice que ellos tuvieron una pelea cuando Kise estaba en su época más oscura —le cuenta Moriyama, tratando de recordar la historia, que sabe alguna vez escuchó—. Pero debemos conversar con Kise sobre esto.

—No —le rebate Kasamatsu con el semblante tranquilo—. Kise tiene que lidiar con su emparejamiento, el asunto está complicado, así que no le daremos más problemas. Además, yo fui el que se metió en este lío, yo me haré responsable.

Moriyama sonríe suavizando la mirada. Así, ahí está Kasamatsu, el humano del que se ha enamorado. Al fin se siente más tranquilo, porque todas las palabras de arrepentimiento de antes por parte de Kasamatsu, se sentían vacías, en cambio ahora, su voz suena totalmente dura. Como de costumbre. Como él.

Al tragar con fuerza, se da cuenta de que realmente arde, que quiere alimentarse, lo necesita después del golpe de energía que ha tenido que usar para retener a Hayakawa al perder el control.

Kasamatsu junta sus cejas a darse cuenta de ese gesto y de pronto sus labios se mueven solos.

—¿Necesitas alimentarte? —Entonces se da cuenta de la forma en que ha sonado—. N-no, no me refiero a eso, digo, después de lo de hoy, no quiero dientes cerca de mí por ahora.

—Comprendo —dice Moriyama sonriendo levemente—. Kobori llegará en unas horas, puedo soportarlo.

Kasamatsu asiente pero no puede evitar morderse los labios. Se siente repentinamente extraño, es incomodidad pero no una desagradable, es el nerviosismo.

—Moriyama. —Al vampiro comienza a gustarle mucho la forma en que lo llama, como su nombre suena profundo, naciendo de su garganta, suavizando en los labios—. Quiero que sepas que si alguna vez lo necesitas con urgencia, puedes hacerlo. Puedes morderme.

Moriyama abre mucho los ojos. Kasamatsu le ha dicho esas palabras completamente serio, no con ese brillo de antes, la necesidad de una mordida, sino que con todo el significado de lo que ese permiso conlleva. El humano solo le había permitido esa cercanía a Kise, ¿qué significa que también se lo esté permitiendo a él?

—No podría hacer eso, Kasamatsu —dice Moriyama con una sonrisa amarga y al fin levanta la mirada para encontrarse con esas profundidades azules—. Me estarías haciendo lo mismo que Kise te hizo.

—¿Qué?

—Vamos, necesitas una ducha, Kobori llegará y tengo que curarte la herida del brazo y examinar el sello de aquel demonio.

Kasamatsu sabe que Moriyama está cambiando el tema, pero decide no presionarlo. Su mente intenta trabajar para descubrir lo que quieren decir sus palabras, pero Moriyama camina hacia su cuarto, donde dentro está la ducha esperándolo.

El humano suspira y el cansancio lo hace ceder a sus pensamientos, decide ignorar aquello deliberadamente y busca un cambio de ropa en su bolso, se da cuenta de que es poca su ropa y que necesita más mudas. Toma todo y se va al baño.

El agua limpia la sangre seca de su brazo, ya que los puntos se abrieron con el forcejeo que tuvo con el demonio. Se quita el aroma de los cigarrillos dentro del local, el olor a sudor y pronto el agua se va volviendo transparente. Se siente bien, el agua tibia, había olvidado cuan placentera es una cosa tan rutinaria.

Ahí está, con el rostro bajo el agua caliente, suspirando ante todo aquello. Es increíble como el miedo a morir lo ha hecho despertar, darse cuenta de cuanto ha caído. Se ha dado cuenta de que se está perdiendo a sí mismo por culpa de su propia adicción, de su debilidad. No volverá a pasar, decide, porque él es fuerte y no ha sobrevivido entre seres sobrenaturales por su cobardía o por rendirse.

Cuando sale de la ducha, se siente agotado, pero está bien, por fin se siente pleno. Está decidido.

Busca a Moriyama en el cuarto, pero no está. Sale hacia el living, donde el vampiro teclea algo en su notebook y bebe de una taza. Ve la mueca de desagrado y se le hace conocido.

—¿Sangre?

Moriyama lo mira y pestañea un par de veces antes de asentir. —Sí, es horrible, pero sacia.

—Dijiste que estarías bien.

—Y no mentí, pero ese demonio me ha dejado preocupado, así que estoy conversando con algunos amigos para reunir información y no quiero que mi sed me distraiga—explica Moriyama mientras Kasamatsu se sienta a su lado en el sillón, aun secándose el cabello con una toalla.

—Me gustaría ir a mi departamento mañana a buscar algunas cosas —dice Kasamatsu con voz firme, pero cautelosa. No quiere quedarse en contra de la voluntad del vampiro, pero tampoco quiere estar solo.

—Vamos juntos, Kasamatsu.

Esa sonrisa ladina, Moriyama es realmente guapo. Kasamatsu no puede evitar pensar el motivo del porqué nunca ha conocido una pareja del vampiro, porque deben haber un montón de chicas que caen en sus encantos con rapidez y quizás es por eso mismo no se decide por ninguna.

Moriyama tiene una buena personalidad, es simpático y le gusta salir a divertirse, es un buen amigo y alguien en quien se puede confiar sin problemas. En cuanto al tema sentimental, es otra cosa, no le gustan los problemas y siempre está buscando a “la chica que lo inspire”.

Para ser un vampiro, se comporta con bastante normalidad y es por el hecho de que es un convertido que lleva las costumbres humanas tan arraigadas a su estilo de vida.

Kasamatsu traga con fuerza y se atreve a preguntarle—: ¿Cómo fuiste transformado, Moriyama?

Moriyama frunce el ceño y entonces hace memoria, pasó hace tanto tiempo que apenas recuerda los detalles, solo lo principal del asunto. Cierra el notebook y se acomoda para mirar mejor al humano.

—Década de los 50’ —comienza a decir, mirando más allá de Kasamatsu, hacia sus propios recuerdos—. Trabajaba en una cafetería bastante popular y un viernes por la noche, encontré a mi musa. La chica era realmente hermosa, cabello negro y enormes ojos verdes. Su piel clara era pulcra y sus movimientos certeros, ¡era toda una musa! —Exclama Moriyama y Kasamatsu rueda los ojos—. Quedamos de ir al mirador en mi coche. No lo dudé, ella podía pedirme que me lanzara por ese mismo barranco y yo lo hubiese hecho —ahora su sonrisa es amarga—, ya sé a qué se debió esa entrega. Ella era un vampiro.

—¿Ella te convirtió?

—Sí —asiente lentamente el de cabellos negros verdosos—. Comenzamos a besarnos, el ambiente se caldeó y de pronto sus dientes estaban rompiendo mi carne. Sentí como me quitaba la vida, pero no quería que se detuviera, fue escalofriante. Lo último que recuerdo de ella, es que me habló con suavidad, pero se notaba que se sentía poderosa. Me dio de beber de su sangre y ya nada fue igual.

Moriyama se remonta al pasado, tratando de desenterrar los recuerdos de entre la maraña de pensamientos que tenía. Ya ha olvidado gran parte de lo que ocurrió en su vida humana, pero no en sus inicios como vampiro.

—No era el único, Kobori también fue convertido por ella y después de que nos explicara qué debíamos hacer para sobrevivir, desapareció —dice cuando se acomoda en el sillón y clava su mirada en el techo, ya no es capaz de mirar a Kasamatsu antes de seguir—. La sed era horrible y la adrenalina al adquirir aquel poder fue demasiada. Asesinamos a mucha gente, nos divertimos con muchas chicas con las que no tuvimos piedad alguna. Fuimos unos monstruos.

—¿Qué los hizo cambiar? —Pregunta Kasamatsu. Si bien su amistad siempre ha sido muy buena, nunca supo los detalles de la transformación de Moriyama.

—Cuando iba a devorar a una humana, resultó ser mi hermana pequeña, aunque había crecido. No la reconocí hasta que sus recuerdos llegaron a mi mente luego de la mordida. Vi a mis padres con sus arrugas, a mi hermano mayor graduándose de la universidad —dice Moriyama con la voz ronca—. Recordé que también fui humano, recordé que también amé, deseé y odié, que tenía algo más que solo sed y poder. Ella nació justo después de mi “desaparición”, yo sólo tenía un hermano mayor en ese entonces.

Por fin Moriyama mira a Kasamatsu, que siente esa mirada sobre su él, desatando un cosquilleo. El humano traga con fuerza. Moriyama ha tenido un pasado difícil, pero se alegra de que el chico encontrara su enfoque y que se calmara. Admira esa fuerza, porque si Moriyama se detuvo ante la sed, ¿cómo es que él no podría detenerse ante las ansias de la mordida?

—Borré sus recuerdos y recurrí a Kobori, que aceptó el hecho de dejar de cazar a destajo, al final, él había sido un doctor recién egresado cuando aquella vampira lo convirtió —explica Moriyama—. Una cosa llevó a la otra, y aquí me tienes, cuidando de un humano.

La broma fluye y Kasamatsu al fin sonríe. Moriyama había olvidado cómo se ve, mostrando sus blancos dientes y frunciendo levemente el ceño, tan característico de él. Se siente como si todo comenzara a tomar un rumbo más calmado, como si las cosas por fin comenzaran a ordenarse.

Moriyama alza la mano y acaricia el cabello de Kasamatsu, sintiendo al humedad entre sus dedos. Es un mero impulso, pero cuando se da cuenta de lo que ha hecho, retira la mano con brusquedad.

—Deberías secarte el cabello, te vas a enfermar —dice sonriendo suave y se levanta para buscar el secador de cabello a su cuarto, dejando a un Kasamatsu con las ganas de sentir esa caricia otra vez.

No puede evitar sonrojarse con violencia y llevarse una mano al rostro. Por favor, que Moriyama se demore en encontrar el secador.

 

 

 

Kasamatsu se gira cuando Moriyama entra al cuarto donde acaba de terminar de ordenar los CD’s que tiró al suelo cuando inició su crisis. El departamento estaba hecho un desastre, y para comenzar de nuevo, quiere dejarlo impecable.

Moriyama se queda para ordenar con él y la compañía se le hace grata al humano.

—¿Quieres un poco de café? —Pregunta Moriyama con una sonrisa.

—Por favor.

Aunque el vampiro siente insípidos todos los alimentos, menos el alcohol, porque eso arde contra la boca de los suyos, recuerda lo agradable que era tomar café cuando era humano. Activar una cafetera que prácticamente prepara todo por sí sola no es tan difícil. Además, sabe que a Kasamatsu le gusta sin azúcar.

Lleva la taza humeante y el aroma es agradable. Moriyama encuentra a Kasamatsu sentado en la cama cruzado de piernas con la guitarra apoyada en ellas. La está afinando y aquella imagen hace sonreír al vampiro. Avanza y deja la taza sobre la mesita de noche.

—Hace mucho que no toco —dice Kasamatsu sin mirarlo, Moriyama sabe que está algo avergonzado, no toca delante de la gente muy seguido.

—¿Tocarás para mí, Kasamatsu? —Pregunta, aunque con ese tono en broma.

—Sí.

Moriyama se sorprende ante aquella respuesta y la mirada fugaz del humano hacia él. Se estremece cuando escucha los primeros acordes y la voz de Kasamatsu comenzar a llenar el cuarto.

 

<< Yo conozco la sensación de encontrarse atrapado al borde del precipicio

Y sin cura alguna

Cortándote a ti mismo con los bordes afilados

Lo que te digo, es que nunca es tan malo

Y tómalo de alguien que ya estuvo en tu lugar

Tendido en el suelo y no estás tan seguro

De que puedas soportarlo más>>

 

Kasamatsu no alza la vista en ningún momento, pero Moriyama no necesita verlo, porque esas simples palabras, esa entonación, los dedos moviéndose por la cuerdas, armando la melodía, es suficiente para hacerlo tragar con fuerza y detener todo actuar.

Todo dentro de él se ha estremecido y no puede evitar el calor que le recorre las manos.

 

<<Así que solo dale una oportunidad a esta canción de cuna

Y súbele el volumen a la radio

Si puedes oírme ahora

Sabrás que estoy llegando

Para hacerte saber que no estás sola>>

 

Kasamatsu cierra los ojos, frunciendo el ceño y concentrándose. La melodía es suave, pero aun así vibra con la potencia de su voz y sus dedos al moverse.

Entonces, la mirada azul del humano se topa con la suya…

 

<<Y si te has dado cuenta, estoy asustado

Porque no contestas el teléfono

Así que cierra los ojos>>

 

Así es como se sintió Moriyama con cada recaída de Kasamatsu, por no saber si estaba bien o no, porque el humano no le hablaba.

 

<<Oh, cariño, aquí te va una canción de cuna

Tu propia canción de cuna>>

 

Moriyama se acerca un poco más, suave, cauteloso, sin querer interrumpir al azabache, que se ve hermoso mientras toca, mientras abre la boca para dejar salir su voz, mientras canta todo aquello.

 

<<Por favor deja que te lleve

Fuera de la oscuridad hacia la luz

Porque tengo fe en ti

En que podrás vivir una noche más>>

 

Las palabras le llegan como un cuchillo al pecho, certeras y claras, abriendo sus heridas. No es como si Kasamatsu la estuviera cantando para él, pero siente como si estuviera describiendo cada sensación que ha experimentado con el humano.

El miedo a perderlo, la esperanza de que todo pasará. De que siempre ha creído en él. Que de quién dudaba, era de sí mismo.

 

<<Deja de pensar en el camino más fácil

No hay necesidad de ir y soplar la vela

Porque no ha terminado

Eres demasiado joven>>

 

Aunque el vampiro sintió que varias veces no podría soportar ver a Kasamatsu caer, que no podría ser su pilar, sigue allí. Seguirá con él. Porque Kasamatsu ha demostrado cuan fuerte es y Moriyama no volverá a dudar de eso nunca más.

 

<<Y lo mejor está por venir>>

 

Con la mirada fija en sus labios, que se mueven para moldear cada palabra que sale desde su garganta, Moriyama ya no puede resistirse.

Se inclina y besa a Kasamatsu, por sobre la guitarra, escucha los acordes detenerse mientras pone sus labios sobre los contrarios, luego toma el labio superior del azabache entre sus suyos y succiona suave, para luego alejarse y perderse en esos ojos que lo miran con asombro.

—¡¿Q-qué…?!

—Kasamatsu, estoy enamorado de ti.

Esta vez Kasamatsu se lleva una mano al rostro, que se la ha puesto completamente rojo de un segundo a otro. Deja caer la guitarra y Moriyama frunce levemente el ceño mientras la quita dejándola a un lado.

Se acerca un poco más, haciendo que Kasamatsu se incline hacia atrás para evitar la cercanía. No ha dicho nada y Moriyama solo puede ver uno de sus ojos azules.

—Kasamatsu…

—Ya te oí —lo interrumpe alzando la otra mano y agitándola en forma negativa—. Por favor, no lo repitas.

Moriyama ladea el otro al no comprender el significado de esas palabras y entonces prueba de nuevo. —Me gustas desde hace cuatro años, lamento decirlo a estas alturas.

Entonces alza la mano y quita la de Kasamatsu, la misma con la que se tapa el rostro. No se resiste, aunque tiene los labios apretados y sus ojos clavados en los de Moriyama. Es una señal, lo sabe, Kasamatsu jamás hace nada que le disguste.

El vampiro alza la mano y con el pulgar en el mentón del chico, saca el labio inferior de entre sus dientes. Está húmedo y eso solo lo incita. Moriyama lo besa, esta vez más profundo, amoldando sus labios para instar a Kasamatsu a cooperar, succionando sus labios, abriendo más la boca.

Kasamatsu se queja contra sus labios y Moriyama aprovecha de meter la lengua, rozando el paladar, tratando de no ser invasivo. La desliza para causarle cosquillas, sintiendo como se estremece y abre los ojos viendo los de él cerrados. Es tan lindo. Ladea el rostro para llegar más profundo, besándolo con un poco más de ahínco, pero sin ser muy agresivo.

Disfruta del calor de la boca humana, del dulce sabor que encuentra en su lengua y sobre todo, de la sensación que le causa la boca de Kasamatsu.

Cuando se aleja, Kasamatsu baja la mirada, sabe que está teniendo un debate interno y Moriyama ya no puede aguantar más. Toma su rostro para alzarlo y sus ojos se encuentran.

—Dame una oportunidad, Kasamatsu. Dame la oportunidad de enamorarte.

Suena como a comedia romántica, lo sabe, pero es la verdad. Quiere una oportunidad para hacer feliz a Kasamatsu y también para ser feliz a su lado.

 

Notas finales:

Sus reviews siempre son amados. Besos de Gato~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).