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El vibrar de Aquellas Cuerdas por Aome1565

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Notas del capitulo:

Otra vez yo!!!... espero este fic tenga un poco más de éxito que el anterior... y les aseguro que es mucho más largo... ah!... gracias Akira por prestarte a leerlo...

...ahora, al fic...

 

 

El vibrar de aquellas Cuerdas 

 

 

*Capítulo 1: Un nuevo compañero... yo...

 

 

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Desperté. Aquella mañana era distinta a las demás. Se respiraba otra clase de aire.

Salí de la cama, tomé el uniforme nuevo, lavado y planchado y me lo coloqué. Desayuné y partí hacia la escuela.

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En Japón era donde había nacido, pero desde que mis padres se divorciaron me vi forzado a viajar a EE.UU. a la edad de cinco años. Y recién después de once pude volver a mi país natal, con mi madre.
Ahora vivo solo, y me han inscripto en un colegio privado sólo para chicos, es decir, cero presencia femenina.

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Llegué. Allí se respiraba un dulce aroma a cerezo.

-Presiento que este primero de septiembre no será como los demás -me dije mientras empezaba a caminar por el patio principal.

Después de cambiar de calzado ingresé a la sala principal del colegio. Había tres grandes escaleras ascendentes y una puerta hacia el fondo. Al principio parecí algo mareado, pero subí por la escalera a mi izquierda. Entré en la sala al fondo, en donde se leía  en la puerta: “Rectoría”.

-Permiso -dije al abrir la puerta-, busca al rector.

-Adelante; soy yo... tú debes ser el chico nuevo. Es un placer recibirte -me respondió muy cortésmente un hombre alto y fornido.

-Mi nombre es Shinji Kisaraki. Este es mi legajo -le dije entregándole una carpeta con mis datos, mi comportamiento y mis calificaciones en otras escuelas.

-Muy bien, ya mismo lo revisaré. Puedes subir hasta tu clase. Estarás en cuarto primera (4º; 1º).

Salí de la rectoría y me dirigí hacia el aula que me correspondía. Cuando entré apenas había comenzado la clase.

Le entregué a la profesora una nota del director.

-Muy bien -dijo-, su atención, clase...

En ese momento sentí todas las miradas posarse en mí, en especial una, la de un joven rubio de rojizos ojos, quien siquiera parpadeaba, me observaba de arriba hacia abajo; yo sentía arder mi piel.

-Les presento a su nuevo compañero, Shinji Kisaraki, espero se lleven bien con él... Akira, tú le enseñarás la escuela en el descanso, y no es una pregunta... Ahora, Shinji, ubícate detrás de Uryuu.

Supuse que Uryuu sería aquel chico rubio, ya que cuando mencionaron su nombre sonrió y cambió de posición.

///

Al toque de la campana Uryuu se levantó y se alejó, el joven a quien la profesora había asignado como mi guía se me acercó.

-Soy Akira, mucho gusto -me dijo.

-Lo mismo -le contesté y estreché su mano.

-Comencemos con el safari -volvió a decir provocando un corto momento de risas.

Un muchacho subió corriendo las escaleras y entró en el aula, colgándose del cuello de Akira.

-Te presento al único ejemplar del eslabón perdido en la cadena de la evolución del hombre: mi hermano menor -dijo el mayor mientras se echaba a reír-. Comencemos de una vez.

Salimos del aula e inmediatamente llegamos al corredor principal del colegio.

-La escalera a tu izquierda te conduce, en el primer piso, a la rectoría y a la sala de profesores. Y si continúas subiendo están las salas de música y de artes plásticas. A tu derecha tienes las escaleras que te llevan a los baños correspondientes a cada uno de los años. Ahora tienes la escalera principal, que conforme asciende un piso, asciende un año. Hay cinco pisos en total, y están comunicados cada uno con su baño correspondiente. Finalmente, aquella puerta corrediza te conduce a las canchas de tenis, al gimnasio, con las canchas de basketball dentro, la piscina de natación y por último, los vestidores y las duchas.

Cuando él terminó de hablar, noté que tomaba de la mano a su hermano pequeño.

-¿Eso es todo? -le pregunté.

-Sí, te veo en clase... ah, trata de no enredarte en aquellas dulces cuerdas -me dijo y se alejó hacia los baños, arrastrando a su hermano consigo.

Lo observé subir a toda prisa. Luego me dirigí hacia la sala de música del último piso. De veras me moría de las ganas de poder hacer vibrar las cuerdas del piano del colegio, y no por presumir menciono mi gran capacidad para ejecutarlo.

Al llegar escuché el dulce vibrar de las finas cuerdas de un violín, pero antes de poder saber quien era el productor de aquella bella música, algo urgió en mi interior que logró hacer que corriera hacia los baños. Los más cercanos eran los de quinto año, en los cuales siquiera había un alma.

Cuando entré en uno de los cubículos escuché unos febriles gemidos, y luego, el nombre del joven que me había enseñado el colegio: Akira; me subí al retrete y me asomé por encima del cubículo.

-Ah, Zenshin, ah... eres-ah... tan estrecho... mh-me-encan-ah-encantas...

-Akira, ah, hermano... ah... sigue...

Era una escena algo rara... y debía admitirlo, ¿acaso era verdad que Akira y su hermano pequeño tenían relaciones sexuales en el baño?, ¿o yo empezaba a enloquecer? Estaba observando como Akira penetraba a su hermano y a la vez lo masturbaba con frenesí. Y luego, sin detenerse, el mayor salió del cuerpo de Zenshin, se apoyó en el retrete, tomó la cabeza del más pequeño entre sus manos y la dirigió hacia su parte baja. A eso se le llamaba sexo oral; Akira gemía febrilmente y movía su pelvis al ritmo en que su hermano introducía y sacaba de su boca el pene del mayor. Al corto rato Akira lo empujó al suelo; yo salí del cubículo, pero oí algo que culminó por sorprenderme:

-¡Ah-ah-ah! ¡Akira, hermano-ah! ¡Sssííí! ¡Ah-ah-ah-ah! ¡Sí-ay-aki-ra-sí-ah-ah-ay-mh-ah-Akira-si! -gemía Zenshin febrilmente mientras su hermano lo penetraba una y otra vez aumentando la fuerza.

Las razones que me habían llevado al baño se esfumaron y yo me alejé corriendo del lugar. Nuevamente me dirigí hacia la sala de música, me aproximé a la puerta, apenas me asomé, y lo que creí era un ángel, no era más que Uryuu. Inconscientemente me mordí el labio inferior al ver el sol de la mañana contornear su definido perfil, su flequillo cubriendo su frente y apenas movido por una leve brisa, su pequeña y respingada nariz, sus ojos cerrados y sus remarcadas y curvas pestañas... y sus labios... luego de un momento cerré los ojos y sacudí la cabeza, estaba observando detalladamente a alguien de mi mismo sexo; hasta que sentí un fuerte ardor en mi bajo vientre, lo observé y noté un gran bulto en mis pantalones. Corrí hacia el pequeño cubículo que allí había, tranqué la puerta y me los bajé; era una de las erecciones más grandes que había tenido, ni en más húmedos sueños había ocurrido. Ahora sí estaba en problemas. A esa clase de necesidades las atendía con chicas, yo no llegaba hasta allí como para practicarme sexo oral, y la última vez que me masturbé fui a parar en un burdel; pero algo había que hacer, tomé mi miembro con mis dos manos y empecé a acariciarlo, luego presioné más y empecé a ascender y descender sobre el mismo, hasta que eyaculé como si hubiese sido una explosión.

Tocó la campana. Me subí los pantalones y corrí hacia mi aula, a la que, unos minutos después, entró Akira, con la camisa entreabierta. Se sentó y comenzó la clase.
En el segundo receso ya no me atreví a subir hasta la sala de música.

Regresé a casa con una palabra atorada entre mis labios: Uryuu.

Después de ese día aquel rubio de ojos rojizos no se borraba de mi mente.

///

Una semana transcurrió lentamente, y ya a la segunda nos entregaron los horarios. Y en todo ese tiempo pude notar que la intensidad con la que Uryuu me observaba aumentaba, y yo sudaba en su presencia cada vez más; algo me ocurría, ¿acaso empezaba a “torcerme” y cambiaba mis gustos?... no podía estar ocurriendo...

///

-Buenos días, clase -dijo el profesor de música al entrar en la sala-. Muchos ya me conocen, y los que no, ya me conocerán. Para empezar a familiarizarse con la música, harán una biografía completa de los músicos que estudiaremos este año. Los trabajos serán en pareja.

El profesor tenía cara de chiflado, pero era simpático.

El mismo estuvo algunos minutos dando explicaciones sobre los trabajos.

-Antes de que termine la clase les asignaré sus parejas -nombró a varios jóvenes y los temas que les tocaban. -Entonces, Kisaraki, tú trabajarás con... ¡ah!, con Uryuu, el maestro del violín... entonces ustedes estudiarán a Antonio Vivaldi, su música y cómo el mismo influyó sobre Johann Sebastián Bach, ya que me enteré que usted toca muy bien el piano, Shinji... pueden retirarse -terminó de decir y nos dejó ir.

///

Luego de la clase de música nos tocaba la clase de tenis, pero los profesores estaban ocupados en los torneos de inicio de clases y nos dejaron hora libre, es decir, hacer lo que quisiéramos.

Yo iba hacia el aula cuando algo me tomó del brazo y me detuvo.

-Mañana, después de clase, en mi apartamento -me dijo la sensual voz de Uryuu en el oído.

-Está bien -fue lo único que pude responder. Luego él desapareció por el corredor.

Después de que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo no pude evitar suspirar. Recordé aquella semana en que ingresé en el colegio; todas las noches soñaba con un bonito par de rojizos ojos, una seda dorada denominada cabello, y tal vez hasta podía sentir sus labios rozando los míos.

Necesitaba relajarme. Subí hasta la sala de música, la cual estaba vacía. Entré y directamente me senté al piano.

La sonata que mis manos interpretaban no estaba escrita, era un recuerdo sonoro, el cual me recordó a aquella vez en que pude ver a Uryuu, completamente bello y a la vez oír su música.

-Uryuu -susurré, y otras cuerdas empezaron a vibrar. Abrí los ojos. Frente a mí estaba aquel rubio de quien... ¿había empezado a enamorarme?, aunque no quisiese admitirlo.

Dejé de tocar y sacudí la cabeza.

Él también dejó de tocar y se sentó junto a mí. Traté de ponerme de pie, pero el pesado cobertor de las teclas cayó sobre mis dedos, evité gritar, pero no pude evitar una inmediata inflamación. Levanté aquella tapa, tomé mi bolso y me alejé de allí, oyendo la campana anunciando el horario de salida.

///

-No puede ser... aquel par de ojos que me miran sin disimular me hace sudar, su rubio cabello visualmente sedoso me atrae, sus labios siempre brillantes... y sus manos, sus delicadas manos ejecutoras de tan bello instrumento y capaces de hacer vibrar dulcemente aquellas cuerdas... ¡¿pero qué es lo que estoy diciendo?! -si mal no recordaba estaba pensando en Uryuu, y luego de describirlo lo noté.

///

Mientras dejaba que el agua de la ducha cayera sobre mi piel desnuda podía ver, en mi mente, a aquel rubio cerca, muy cerca de mi rostro... y luego un beso; hasta pude sentir sus labios sobre los míos, después sus manos en mi espalda aumentando el contacto de nuestros cuerpos... Desperté, me había dormido en la ducha...

Esa noche, mientras soñaba, sentí un real beso, uno profundo, exquisito... hasta que desperté.

-¿Qué rayos...? ¡Ahora llegaré tarde!

Desperté creyendo que aún era temprano, pero al observar el reloj noté que era... un poquito tarde.

///

Entré corriendo al colegio... En el aula aún no había un profesor, pero me había  saltado una clase.

Me senté, notando la seductora mirada de Uryuu sobre mí, no me resistí y dejé escapar un suspiro.

Durante toda la clase tuve la vista fija en su nuca, y por alguna extraña razón por mi mente pasaba la idea de inclinarme hacia delante y besarlo allí mientras esté distraído.

Al toque de la campana él se levantó... hasta de espaldas se veía bonito...

-¡¿Pero en qué rayos estoy pensando?! -fue lo que grité.

Akira se me acercó, seguido de su hermano.

-¿Qué te traes entre manos, eh? -me preguntó con una pícara sonrisa.

-Yo nada... sólo pensaba... en algo extraño... -le contesté algo dudoso; no pude evitar sudar un poco.

-Ya lo decía yo... las cuerdas te atraparon.

-¿Qué? ¿A qué te refieres? -me exalté, de veras no entendía lo que quería decirme.

-Pues a Uryuu, ¿a quién más?... se nota a la legua que otra vez está tratando de pescar un nuevo pez en esta extraña pecera con su red de irresistibles cuerdas... además, él fue quien justificó tu tardanza a clase... -fue lo que me contestó. Luego se alejó, abrazando a su hermano por la cintura, y el otro no se resistió.

Yo salí del aula pensando en todo lo que Akira acababa de decirme, ¿acaso Uryuu estaba jugando conmigo y sólo hacía que me sintiera ridículo al burlarse de mí?...

-Que tonto... -me dije al bajar las escaleras, pero, mientras lo hacía, Uryuu subía, y al pasar pos su lado sentí un pequeño roce de sus labios en mi oreja; un escalofrío me recorrió completamente. -Que tonto... -volví a decir.

Anduve un rato vagando por los pasillos, observando regularidades de un colegio para personas de un mismo sexo, como algunos abrazos demasiado cariñosos, dos chicos tocando una misma guitarra, besos, besos, y más besos, pero besos apasionados y de verdad, no como en las ridículas apuestas de chicos... y a Akira y a su hermano pequeño muy acaramelados en un pasillo sin salida.

Sin saber cuando ni como fui a parar a la sala de música. Uryuu estaba allí, haciendo vibrar las cuerdas de su violín. Sólo lo observé por un corto rato, me senté al piano y empecé a tocar la misma sonata que él... hasta que nos detuvimos al mismo tiempo. Él se sentó en la banqueta, a mi lado, y fijó sus rojizos ojos en mí.

-¿Crees que yo juego contigo? -me preguntó y me tomó de la barbilla para que lo viese a los ojos.

No le respondí, sólo trate de desviar la mirada, pero algo en él, o todo de él me atraía tanto que no podía dejar de observarlo.

-Pues esa es una afirmación errada -se me acercó hasta besarme. Aquel beso era tan dulce, tan exquisito, disfruté cada momento en que nuestros labios estuvieron unidos. Al principio sólo eran sus labios sobre los míos, pero poco a poco su lengua se adentró en mi boca, dándome a probar aquel suave sabor. -Te espero en la puerta al toque de la campana... -y se alejó de allí.

Quedé completamente atónito, me había gustado estar tan cerca de él... regresé a la realidad cuando sonó la campana.

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Me dirigí hacia el gimnasio... teníamos deportes... a Uryuu no logré verlo por alguna parte... es más, siquiera sé si se presentó a la clase.

Esa sí había sido una mañana de duros entrenamientos. Al finalizar la clase, y antes de que sonara la campana, entré en las duchas.

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Al toque de la campana me dirigí hacia la puerta principal, y recordé el día anterior, después de la case de música:

*flash back*

Yo iba hacia el aula cuando algo me tomó del brazo y me detuvo.

-Mañana, después de clase, en mi apartamento -me dijo la sensual voz de Uryuu en el oído.

-Está bien -fue lo único que pude responder. Luego él desapareció por el corredor.

*fin del flash back*

Salí del colegio y me encaminé hacia el lugar en que había dejado mi bicicleta, pero lo único que pude hallar fue el candado falseado.

-¡¿Rayos, qué más puede ocurrirme hoy?! -grité, pero no noté que Uryuu se me había acercado por detrás.

Él sólo le quitó la cadena a su motocicleta. Luego se giró hacia mí.

-Ya que ambos vamos al mismo lugar... sube, te llevo -me dijo tratando de esbozar una sonrisa. Yo no pude evitar sonrojarme.

Uryuu montó en el vehículo, yo me senté detrás de él, es decir, iría abrazado a su espalda todo el viaje.

-Sostente fuerte, me gusta la velocidad -dijo después de cargar la maleta del violín en el canasto delantero.

///

Después de diez minutos de viaje llegamos al apartamento de Uryuu. Eran apenas las cinco de la tarde, nadie estaba en la calle, toda persona estaba encerrada en su casa; eso me dio algo de temor.

-¿Te quedarás allí toda la tarde? -preguntó Uryuu, sacándome de mis pensamientos.

-Eh... ya voy... -dije algo sonrojado con la vista fija en el suelo.

Él esperaba a que yo entrase parado junto a la puerta.

Cuando pasé por su lado me tomó de la nuca y me obligó a observarlo, luego me soltó, dejó que entrara y cerró la puerta.

 

...Continuará...


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