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W H I L E por Mena Matsuoka

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Notas del capitulo:

Me gusta el drama

-¡Yo soy Haruka Nanase!

Un niño de 6 años posaba heroicamente frente al televisor, aparato donde transmitían la repetición de una competencia del más popular nadador profesional.

Mientras que sus padres observaban sentados en el sillón. Un pelirrojo sonriendo mientras veía al pequeño y un azabache observando hacia otro lado.

-¿No es adorable?

-No... Bueno, Sakura si.

Desde que el pequeño supo cómo prender la televisión, un día se encendió en el canal de deportes, y ese día fue la primera competencia Internacional de Haruka Nanase.

Sakura quedó encantado.

-¡Quiero ser Haruka Nanase!

Sousuke se hincó frente al niño y le tomó de su hombro obteniendo la atención.

-¿No prefieres ser otra cosa?

La mano regordeta blanquecina sobó su mentón, mirando hacia un punto indiferente del salón. Hasta que con suma emoción comenzó a saltar.

-¡Quiero ser cómo tú y mam- digo, papá!

-¿A sí?- el pecho del morocho se llenó de orgullo.

-¡Si!-Sakura saltó y abrazó el televisor-¡Quiero casarme con Haruka Nanase! ¡Quiero ser esposo de Haruka Nanase!

Y desde ahí comenzó aquella obsesión.

Sousuke complacía los caprichos de su hijo cuando había alguna competencia en Australia-Cabe aclarar que Rin tenía prohibido presentarse-. Fue cuando la habitación de Sakura llena de aviones y color verde cambió a una llena de color azul, caballa, y... Haruka Nanase por doquier.

-¡Dame más caballa!

Sakura azotaba los cubiertos en la mesa, un tenedor en una mano y un cuchillo en la otra, mirando con desdén a su padre pelirrojo en cuanto le sirvió su filete de carne.

-Ni hablar jovencito-Rin se negó-No sólo puedes vivir de caballa, necesitas proteínas.

-Además, la caballa ni te gusta Sakura, no puedes vivir agonizando por Haruka.

En cuanto el chico miró su plato, comenzó a cortar el filete, no quería desobedecer a su padre, el cual era el único que le permitía comer al menos un plato de caballa en cada comida.

-Tranquilo Rin, ¿Haruka dijo en su entrevista reciente que su ventaja en la natación es la caballa, ¿No?-Sakura asintió efusivamente.

Rin estuvo a punto de contestar, pero el hombre de ojos agua habló.

-Con una caballa basta.

-Cállate, a ti nadie te dijo nada, me dirijo a Rin.

Makoto en cuanto dijo eso, comenzó a comer del plato que Rin ahora le había servido.

¡Su tío Makoto era el mejor! Era el mejor amigo de Haruka Nanase y siempre le traía algo de Japón, ya sea dulces, ropa, o alguna novedad reciente  de Haruka. Además, siempre lo defendía cuando su padre Sousuke decía algo sobre su ídolo.

Siguió partiendo su filete, ya menos molesto, pero había algo en su plato.

Caballa.

Miró a su tío y éste le guiño el ojo para seguir comiendo.

 

-¡Papá! ¡Mira!

En cuanto escuchó al voz de Sakura, no pudo evitar sonreír. Rin volteó y observó a su muchacho.

-¿Que me traes de nuevo? ¿Un nuevo artículo de Nanase? ¿Un póster de Nanase? No no, no, déjame adivinar...¡La dirección de dónde vive!¡¿Qué talla de tanga usa?!

Sakura puso los ojos en blanco. Su papá Rin siempre hacía ése tipo de comentarios.

Así era siempre, Sousuke era el padre que aborrecía todo lo que tuviera que ver con Haruka Nanase, mientras que Rin era el padre que se burlaba todo lo que llevara ese nombre.

Rin comenzó a reírse, hasta que al último miró al chico. ¿De donde sacó lo de la tanga?

-Bien bien... ¿Qué pasa?

Sakura bufó, pero inmediatamente mostró su encantadora sonrisa. Una sonrisa Nanase.

-Me aceptaron...

El pelirrojo tomó la impresión en sus manos, acercó el papel y lo observó mejor. Estaba en lo correcto, había sido admitido a la Universidad Imperial de Tokio en la carrera de Literatura.

-¡Es maravilloso! ¡Díselo a tu papá!

Sakura se dio al vuelta y avanzó, llegó a la puerta de salida, y antes de salir, miró a su progenitor con burla.

-Adiós... mamá.

...

-¡Maldita sea, Sakura! ¡Te he dicho mil veces que no me llames así!

En cuanto la puerta fue cerrada, las risas juveniles del chico resonaron por todo el jardín, y el rostro rojo de vergüenza-y furia- de nuestro pelirrojo no se hizo olvidar.

Subió por las escaleras, para pasar junto a la habitación de su hijo... E inmediatamente cerró la puerta.

Si Sousuke odiaba estar en ese lugar tan... azul, no era la excepción con Rin. Al menos había diferencia en que Sousuke lo expresaba y Rin mostraba ignorancia, cuando se la pasaba peor que su esposo.

Llegó a su habitación, se sentó en su cama matrimonial, observando hacia la pared que tenía en frente.

Era tan morada, pero a la vez tan apagada, cómo su mismo interior.

Estaba agradecido con la vida, estaba enamorado de Sousuke-... al menos eso creía...-Pero no podía evitar pensar cada día cómo hubiesen sido las cosas si le hubiera dicho a Haruka la verdad.

Había muchos universos alternos, Haruka hubiera aborrecido a Rin y al bebé y tratarles horrible... O bien, amar a ambos y casarse con Rin para vivir cómo una verdadera familia.

Pero ya no existía el hubiera.

Y al parecer nunca existió un Rin y Haruka.

Sintió que se le fue el aire en cuanto sintió unos firmes y enormes manos tomarlo de los hombros, para  después rodear su torso y sentir un suave beso en el cuello.

-Oh Sousuke-Suspiró.

-¿En que tanto piensas? Tenías el ceño fruncido...

Rin sólo se dejó acariciar, mientras entrelazaba los dedos con los del azabache.

-Que nos mudaremos...

Sousuke pareció no escuchar-o lo más probable no escucharle- pues empezó a besarle la mandíbula y volver a bajar por su cuello, deslizar levemente la camisa del pelirrojo y besar suavemente su hombro, sin más, hundir su rostro en el hombro, para poder inhalar el delicioso aroma único que Rin desprendía.

-Sousuke...-Gimió, tan débil.

-¿Sakura se quedó en la Universidad?

Rin sólo alcanzó a asentir cuando Sousuke se incorporó, Rin se volteó para darle la cara a su esposo.

-Se lo propuso a los diez, Sousuke.

-No creí que enserio lo fuera a cumplir.

El azabache miró hacia un lado, analizando la situación.

-Tenemos qué... apoyarlo-Rin apenas pronunció-Es nuestro hijo.

Así era.

Tenía que apoyarlo si o sí. 

Sacó su celular y comenzó a teclear ahí, mientras su esposo le miró confundido.

-¿A quién llamas?

Se dio la vuelta y caminó a la salida mientras se colocaba el celular en el oído.

-Hay una casa cerca de la Universidad, lo mejor es seguir juntos.

No miró a la cara de Rin, pero supo, sin dudar, que éste había sonreído.

Notas finales:

¿A ti te gusta el drama?


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