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W H I L E por Mena Matsuoka

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Notas del capitulo:

AMORES MÍOS!

-Rin... escucha con atención.


Nao habló de una forma seria.


-Habrá cambios en tu cuerpo y necesito que estés preparado, tu cintura será más notoria, tu barriga, obviamente crecerá...


Se detuvo un momento.


-Esto no es afirmativo, pero hay una posibilidad de que tus glándulas mamarias se llenen de leche con el paso del embarazo, pero esto aún es incierto.


Nao les sonrió, pero Rin tomaba fuertemente de la mano a su mejor amigo buscando ayuda en silencio.


[...]


Ambos caminando, Sousuke muriendo por hablarle a Rin, y el pelirrojo hundido en sus pensamientos siendo guiado inconscientemente por su mejor amigo


Él no era una mujer, el era un hombre hecho y derecho, al menos eso le indicaba su pene.


A pesar de haberlo aborrecido, a pesar de desear abortarlo, deshacerse de ese error cómo si fuese vil basura inservible...


No iba a hacerlo.


Ver, aunque sea una simple mancha en la imagen, era su hijo, su bebé, a fin de cuentas estaba vivo y sabía ahora que podía sentir todo lo que él mismo llegase a sentir.


Y en ves de aborrecerlo, lo consideraría su propio bebé, ya no llamaría al bebé "error"... el error lo cometió él, el error fue obra suya. Podría incluirse de igual modo a Haruka, pero el hecho de que negó aquella noche de pasión, que era un simple descuido, lo descartó.


No iba a llegar con él y decirle: "¡Haru! Eres un nadador tan rápido y con buena puntería para haberme preñado". 


Que ganas no le faltaban, pero prefería tener su dignidad en pie.


No se dio cuenta que estuvo a punto de caer en un escalón, pero con la ayuda de su amigo, se mantuvo en pie.


-Rin, ¿Estás bien?


El pelirrojo no contestó, sólo le miró. Sousuke le sonrió, y con ayuda le dejó entrar al departamento.


Era acogedor, no tenía muchas coas pero si lo indispensable.


-Disculpa si no es a lo que ya estás acostumbrado...


-Sousuke, no hay problema, el problema aquí soy yo, no puedo quedarme en tu casa cómo si nada.


El azabache negó, cerró la puerta tras de sí y dejó sentar a Matsuoka en el sillón. Se sentó junto a él mientras le sonreía.


-Rin, no es ningún problema, puedes quedarte.


-...Entonces debo pagarte mi renta.


-¿Con qué dinero?


-Trabajando, Dah.-Movió la cabeza cómo si fuese lo más obvio del mundo.


Sousuke se levantó, su seriedad se hizo presente, pero era más intimidante que lo cotidiano.


-No trabajarás, no te dejaré hacerlo.


-Pero...


-No, en ese estado no lo harás, puede que apenas sea una minúscula cosa, pero debes cuidarlo desde ahora.


Rin se llevó una mano al vientre, acariciándolo y pensando en su bebé.


-Trabajaré, buscaré trabajo aunque sea empacando cosas en un supermercado.


-Rin.


-Eso o me iré del departamento. No quiero ser un mantenido.


Se levantó y fue a la cocina mientras pensaba en qué hacer para la cena con lo que Sousuke tuviera en casa.


Sousuke suspiró, Rin si que era un terco.


Su trabajo era ni muy mínimo ni demasiado extravagante, era una paga buena, incluso para mantener a ambos o máximo a los tres, quería dárselo a conocer a Rin, pero aún así seguiría con la estúpida idea de trabajar.


Se aseguraría que sólo fuera de empacar las compras de otra gente, por que de lo contrario, lo encerraría en casa.


Se dirigió a la cocina, donde se encontró a Rin cocinando la carne y patatas que encontró en el refrigerador. Se sentó en un banco al lado de la estufa mirando cómo cocinaba.


-¿Qué tanto me vez?


-Lo bueno que eres en la cocina.


Rin bufó y siguió cómo si nada, la coleta de cabello que se acababa de hacer se movía conforme el movía la cabeza refunfuñando avergonzado, algo que a Sousuke le produjo suma gracia ocasionando que soltase una carcajada.


-¡No te rías!


Rin se veía cómo una madre histérica y estresada después de recoger a sus hijos del colegio.


Claro, eso nunca admitiría.


-Por cierto Rin... ¿Quién es el padre? Tengo derecho a saberlo, ¿No crees?


De espaldas se pudo ver cómo el cuerpo del pelirrojo se tensó ante aquella pregunta.


Sousuke tenía razón, tenía derecho a saberlo después de haberlo ayudado y todavía dejarlo vivir en su propio departamento, el problema era... el cómo se lo diría sin que Sousuke se tuviera que convertir en un asesino serial.


-Sé que es difícil, lo ha de ser, no sé por qué circunstancias llegaste a pasar, pero necesito saberlo.


Rin suspiró, para después sacar unos platos y servir la comida que acababa de hacer.


-Te lo diré después de la comida.


[...]


Pasó volando la comida, a pesar de que Sousuke no tenía prisa en acabarse todo y escucharlo, pareciese que esa media hora había resultado en 5 minutos.


El azabache llevó la servilleta a sus labios, limpiando los restos mínimos de comida que yacían en ella.


-Ahora sí... soy todo oídos.


Rin había terminado apenas, bebió del vaso de agua de Jamaica que había frente suyo, aclaró su garganta y miró sus manos que estaban en sus piernas.


-Sousuke, por todo lo quieras, no actúes por puro impulso.


Aquí fue cuando se comenzó a preocupar.


-¿Es de Australia?


A lo que Rin rió irónicamente.


-Ojalá.


Guardó paciencia unos minutos, pues Rin se había detenido buscando apoyo emocional interno.


-Fue en Australia... mira, es difícil-


-Escúpelo ya, ¿Qué tan malo puede ser?


Y por impulso, Rin lo soltó.


-¡Haru! ¡Haru es el padre!


Silencio.


Rin había gritado con repulsión y desesperación acumulada por las ganas de decirlo en voz alta. Ya estaba, la confesión ya estaba dicha, ya no podía hacer más.


Seguía mirando a sus manos, sólo se escuchaba la respiración de ambos.


-Haru...


Sousuke pronunció sólo por hacerlo, no lo tenía planeado. No lo sospechaba. Se suponía que cuando fueron a Australia Nanase estaba de novio con Makoto, ¡¿Qué había pasado?!


-Explícame con todo detalle, ¿Cómo pasó?


Le miró fijamente, esperando la aclaración, pero en su interior se burló por el sonrojo del pelirrojo.


-No esa parte, me refiero a antes, el porqué.


Rin suspiró cómo si ese fuera un gran peso sobre sus hombros.


-Sólo pasó y ya, la habitación que había reservado tenía una sola cama, al querer hacer el cambio, el hotel estaba lleno y no podía cancelarlo... Dormimos juntos, comenzamos a hablar de cosas del futuro, ya sabes, cosas que ni al caso... y fue cuando le dije que le amaba desde primaria.


Sousuke sabía de su interés por Nanase, no lo odiaba por eso, odiaba a Haruka por que no apreciaba sus sentimientos.


-El... me dijo que me correspondía, joder Sousuke, fui tan idiota al creerme sus bellas palabras.-Tragó saliva para evitar llorar y prosiguió-Todo el viaje fue como si fuéramos pareja, pero al llegar a Japón, a esperar a que Makoto llegara me dijo que me olvidara de todo.


Yamazaki tenía sus manos en su mentón, analizando cada palabra que salía de la boca del menor.


-"Lo que pasa en Australia, se queda en Australia"... por eso no lo he contactado y jamás lo haré.


-Rin, él es el responsable, no sólo tú, tienes que decírselo, no tarde, ahora.


Se levantó de su asiento y se dirigió a la entrada, tomando la chamarra propia y la de Rin.


Pero el menor le tomó del brazo.


-¡No se lo diré! Jamás me lo perdonaría.


-¡Tú no eres el culpable! ... Mira, es parte de la culpa de ambos, ambos por acceder a los sentimientos del momento, pero él al decirte eso no sólo se salió con la suya por tus sentimientos, si no además por tu bebé.


Pero Rin no lo soltó, seguía con la misma pose, mirándolo a los ojos.


-¡Él no lo aceptará! Así vayamos a golpearlo, así lo denunciemos, no lo haría, si es por la demanda no lo haría de corazón... No dejaría su futuro en la natación por este asunto.


-¡Ha! ¡¿Y tú sí? ¡Lo ayudaste a buscar su sueño cuando el no tenía ni puta idea de qué hacer! Pero tú... té te esforzaste desde que tenías memoria por lograr las olimpiadas.


Sousuke le tomó de los hombros, hablándole firme y claro.


-No puede salirse con la suya, entiende, este asunto es de ambos, no van a hundirse, saldrán adelanto siendo o no pareja pero ambos criando al hijo que ¡Haruka contribuyó a procrear!


La ira estaba palpable en la mirada turquesa de Sousuke, le parecía un acto injusto y cobarde de Haruka.


-No digas eso... Él ni sabe del bebé.


-¡Ya no lo defiendas! 


Se volteó, dispuesto a abrir la puerta, pero Rin se puso en medio de la entrada y el mayor, quedando sumamente cerca el uno del otro.


Sousuke pudo ver el temor, la rabia y tristeza desbordarse por aquellas lágrimas que tanto le habían costado ocultar, saliendo al final para expresar lo cuán dolido estaba.


Rin llevó las manos al pecho del contrario, hundiendo su cabeza en el mismo, dejando sus hombros temblar mientras su alma se consumía en llanto nuevamente.


-Por favor... no se lo digas-Dijo entre sollozos mientras apreciaba entre sus manos la tela suave del suéter gris que tenía su amigo-No podría con la humillación del rechazo... no de nuevo.


Sousuke se contuvo al llorar por ver a su amigo tan miserable, no hizo más que abrazarlo y acariciarle la espalda con sumo cuidado, hundió su rostro en el cabello rojizo de Rin, inhalando el aroma, no al  shampoo refrescante que usaba a diario.


Era el olor natural de su amigo, el olor a Rin.


Cerró los ojos, apreciando mejor, cambió de dirección, recargando su propia espalda en la puerta, dejándose arrastrar al suelo conscientemente y quedarse sentado ahí, con Rin entre sus brazos sin señal de detenerse.


Rin quería consuelo, un consuelo que Sousuke, solamente él podía otorgárselo.


Él aroma a loción masculina invadía sus fosas nasales, reconfortantes cómo siempre las había recordado.


Su madre lo había rechazado, Haruka lo había rechazado, pero no Sousuke, él no lo haría ni en un millón de años.


Sus ojos estaban fuertemente cerrados, los descanzó un poco, dejándose caer en el suelo.


Sousuke se dio cuenta de ello, pensaba llevárselo a recostar a la cama, pero la pereza le invadió, el sueño le era contagioso, en especial el de Rin, agarró ambas sudaderas que aún tenía cerca-anteriormente las había soltado- cubriendo a Rin con una de ellas y la otra a sí mismo.


La más grande-la de Sousuke-cubría a Rin,. y la otra se cubría el mismo cuerpo.


Pero el calor de Rin le era más reconfortante, más delicioso, más cálido.


Posó su mejilla en el cabello del menor, y sin soltarlo de su gran abrazo, se quedó dormido.


Ambos dormían en el suelo, recargados en la puerta negra de madera.


Ambos soñaban con diferentes cosas, pero en cada uno estaba el contrario.


Rin soñaba con Sousuke, y Sousuke soñaba con el aroma de Rin.

Notas finales:

Bye uwu disfruten 7u7


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