Miraba su abdomen, preocupado.
No había crecido en lo más mínimo, y estaba seguro que extrañaría ese abdomen tan formado y bello que tenía.
No pudo dejar de pensar en Haruka en todo el camino, no podía con sus pensamientos, quería cortarse la cabeza para dejar de pensar. El estrés pondría en riesgo a su criatura, cómo se lo dijo el doctor, pero por más que quisiese no lo podría evitar.
También, si no fuera por su estado, no habría vuelto a Japón.
"Tenemos a un doctor especialista en buscar a hombres cómo tu, la sociedad progresa, y a él le fascina ayudar al progreso"
Quería ir justo después de pisar un pie en el país y después de hablar con Sousuke, pero ahora le parecía imposible.
Pudiese ser que su rostro estaba tenso, y su transpiración se aceleró, que sintió una mano arriba de la suya.
Sousuke le apretó la mano en señal de apoyo mientras le veía con seriedad.
El azabache había enloquecido en cuanto a la noticia y las decisiones de Matsuoka que lo había arrastrado con él a un taxi directo a la casa de la Sra Matsuoka.
Iba a ser difícil contarle todo ésto.
Cuando el auto se detuvo, su nerviosismo aumentó, pero Sousuke le sonrió.
Después de bajarse ante la tal hermosa casa, a Rin le invadió la nostalgia, dándose cuenta repentinamente que seguía tomando a su mejor amigo de la mano.
Se soltó con la excusa de tocar el timbre. No quería que su madre pensara que el bebé era de Sousuke, al parecer tenía pensado ocultar al mundo el padre de su hijo.
No quería dañar a Haruka.
-¡Onii-chan!
Su alegría volvió en cuanto los brazos delgados de su hermana lo abrazaron, le acarició la cabeza, y le besó el cabello.
-¡Sousuke-kun! Pasen.
Se hizo a un lado y dejó pasar al par, el aroma hogareño de la casa y de bocadillos no se hizo esperar.
-Rin, que bueno que has vuelto.
Su madre se asomó de la puerta de la cocina, mirando a su hijo junto con su amigo.
La mujer no se veía ni muy mayor ni joven, su vista cansada y su sonrisa maternal seguían ahí, relucientes.
Ambos hicieron una reverencia, quitándose los zapatos y entrando a la pequeña sala de un costado.
-Rin, ¿Por qué no me avisaste? Bien habría podido ir por ti.
-Lo siento ma', es que tenía que vivir los viejos tiempos con Sousuke.
Mentira.
-¡Vaya! Me alegro, ¿A qué se debe tu visita?
Ante el silencio profundo de la habitación, no se escuchó la voz de la mujer, se escucharon varios utensilios de cocina moverse, y para entonces, la madre de Rin ya estaba camino a la sala, una expresión preocupada y atenta invadía su rostro.
-¿Qué pasa?
Rin miraba al suelo, luego a un costado, luego a su madre para terminar volviendo su atención al piso cómo en un principio.
-Es... algo difícil de explicar... Ni yo mismo lo sé, no se exactamente cómo pasó esto.
Sousuke se resistía de tomar a Rin de la mano o abrazarle para mostrarle consuelo a su mejor amigo, se veía desesperado.
-Estoy... joder, hasta es ridículo.
-Sólo dilo.
Su madre le miraba con toda la maternidad posible.
-Estoy... esperando un bebé.
Silencio.
Sólo el sonar de las manecillas del reloj de pared era lo que producía el más mínimo sonido, pero era casi inaudible.
-Rin... no estés jugando.
-Ojalá fuera eso.
Gou miraba a su hermano expectante, no mostraba ni tristeza, coraje o felicidad, sólo observaba incomodando al mismo tiempo al pelirrojo.
Mientras que su madre miraba a la nada.
-Necesito que te vayas.-Susurró.
-Mamá...
-¡Vete! ¡Necesito procesar este estúpido error!
Su madre se levantó y tomó a su hijo del brazo, mientras que Sousuke sólo la seguía detrás.
Lo dejó fuera de casa, aventando sus zapatos intentando darle al rostro.
-No vuelvas a aparecerte por aquí, ¿Me entendiste?
Su madre no gritaba, no lloraba, lo dijo con una profundidad que Rin nunca había oído, a lo que se quedó en el suelo, sin nada más que hacer, vagando fríamente su vista hacia el pavimento.
Sousuke estaba junto a él, mirando la ahora cerrada puerta de la casa.
Los Matsuoka siempre habían sido así de expresivos, a por lo cual no le extrañaba, aunque claro, no todos los días tu único hijo varón te dice que está esperando a un ser vivo.
-Rin, debemos ir a tu cita.
Pero el pelirrojo no respondió.
Sumido en sus pensamientos se llevó lentamente una mano a la boca, sin decir nada, sólo pensando, en todo y a la vez en nada.
Sousuke tomó en brazos al pelirrojo, apoyándolo en sí mismo, comenzando a caminar.
Este día estaba siendo muy largo y pesado, además de que eran apenas las 3 p.m
[...]
-Matsuoka-kun, por aquí, por favor.
Rin se levantó de su asiento, siendo acompañado por el azabache.
Sousuke estaba preocupado, en todo el camino no habían hablado para nada, pero la verdad es que Rin estaba avergonzado, Rin no quería decirle algo frente a frente por que estaba seguro que lloraría, y ya no quería hacer eso.
Caminaron por el pasillo que iba la mujer de uniforme blanco, hasta llegar a una puerta gris. La mujer tocó varias veces y abrió.
-Serizawa-san, vienen a una cita.
Al parecer el doctor asintió, puesto que la mujer con una sonrisa les indicó que pasaran, para después cerrar la puerta a sus espaldas y marcharse.
El lugar en un ambiente agradable, no cómo el típico de los hospitales, un hombre de cabello largo color grisáceo los esperaba con un semblante amable en el rostro. sus gafas posaban en su rostro como anillo al dedo, era atractivo.
-Tomen asiento por favor.
El dúo aceptó y tomó asiento en los dos sillones individuales frente al escritorio-los cuales eran sumamente cómodos.-
-Bien... ¿En qué puedo ayudarles?
Sousuke miró a Rin, esperando una respuesta, a lo que el chico dijo sin más.
-La doctora Chantelle me envió desde Asutralia.
Y con eso, el mayor supo el caso.
Sus ojos se abrieron ante la emoción, pero no movió el resto de su cuerpo, seguía con la misma sonrisa, pero ahora su atención se fijaba en nadie más que en Rin.
-Tu eres "ese" chico-Dijo insinuando.
Rin asintió nervioso, El doctor negó con la cabeza.
-Matsuoka-san, no tienes por qué sentirte avergonzado-adivinó-Para mí eres un milagro, algo hermoso, algo maravilloso, no sabes lo feliz que me has hecho el que te encuentres aquí.
Las palabras de Serizawa eran tan puras y sinceras que Rin no pudo evitar sonrojarse un poco.
-No te haré experimentos ni nada de eso, simples observaciones para ayudar a más hombres cómo tu.
-Si pero... mi duda existencial es, ¿Cómo sucedió esto?
El peligris le miró alzando una ceja.
-¡A-Además de "eso"!
Serizawa rió, mientras negaba con la cabeza.
-La sociedad cambia, al igual que la mentalidad... últimamente ha habido una cantidad elevada de cambios en los productos que uno usa diariamente, específicamente más proporcionado, los alimentos.
El par miraba expectante ante la explicación científica y detallada del mayor.
-Los alimentos transgénicos son sumamente "benéficos" solamente para los dueños de empresas muy grandes, pero para la población, me temo que no.
Se quedó en silencio un breve momento.
-Fuiste de aquellas poquísimas personas que comió de esos alimentos... dónde antes esos alimentos eran "buenos" e "inofensivos" en cierta forma, fueron hechos para cualquier experimento. Tuviste la suerte de entrar en contacto con Chantelle, ella es una de las tantas personas en contra de esos experimentos.
Rin miraba a los ojos verdosos del doctor detrás de esos cristales. Sentía sumo coraje por haber sido engañado de esa forma.
-Dime, ¿compras tus alimentos en el mercado?
-Mmm no... Los compro en un Supermercado[Centro comercial]
Nao miró hacia una pared, analizando las cosas en su mente.
-Debes de comprar tus alimentos en un Mercado común y corriente, puede que haya alimentos transgénicos, pero te aseguro que no del tipo que te provocó esto, los agricultores mismos son los que transportan y venden sus alimentos, son más saludables. Y en tu estado, es lo más recomendable para ti.
Sousuke ponía toda la atención del mundo, sabía que Rin, con lo descuidado que era, era posible que olvidara cada detalle, así que el se dedicaba a hacer una lista mental.
Pero el médico le interrumpió cuando apareció junto a él con esa característica sonrisa suya y con una mano extendida esperando un saludo de su parte. Sousuke se levantó rápidamente, tomándole la mano.
-Serizawa Nao a su servicio.
-Yamazaki Sousuke.
El peligris rió levemente.
-Veo que eres el padre.
Rin sorprendido miró hacia ambos hombres, mientras que Sousuke se tensaba.
-N-No lo soy, soy un amigo suyo.
Y Nao no quitó su vista de ellos, al contrario, su sonrisa se formó nerviosa y mostró un débil sonrojo.
-Lamento la equivocación.
Nao intuyó que algo malo sucedió con el padre, puesto que era sumamente raro que viniera un amigo. No quiso preguntar, no quería pasar vergüenza de nuevo.
-¿Te parece si vemos a tu bebé en una ecografía?
Rin asintió instintivamente, siguiendo al médico, quien avanzó hacia una habitación en el mismo consultorio.
-Recuéstate en la camilla.
Obedeció, se descubrió su vientre, sintiendo el gel frío que Nao le colocaba, junto con ese utensilio conectado a la máquina.
-Bien...
-¿Se podrá ver?
-Yamazaki-san, no desespere, probablemente... ¡Oh! ¡Ahí está!
Señaló a la pantalla.
La imagen era en blanco y negro, apenas si se podían encontrar detalles a excepción de una bolita ahí.
-Ahí esta... es tu bebé...
Rin tneía mezcla de enojo y alegría, pero los latidos no se oían.
Nao pudo deducirlo.
-No te preocupes, tu bebé apenas tiene 3 semanas, es imposible que a este tiempo se escuchen sus latidos, pero, ¿Ves esto?-Señaló en la pantalla- Son ondas sensoriales que nos manda el corazoncillo del bebé para que deduzcamos su estado... Y efectivamente, esta saludable.
Sousuke miraba perplejo la imagen.
Esta consciente de que no era el padre del bebé, también de que quería a Rin sólo como a su mejor amigo, pero sabía que el padre fue un cobarde o algo por el estilo y por eso el estilo demacrado y desgastado de Matsuoka...
Prometió mentalmente al bebé que sería el mejor tío... el mejor padre que llegara a tener.
Lo iba a proteger ante todo y todos.