Minho se apareció, sintiéndose más que suertudo cuando notó que el enorme auditorio donde Taemin impartía clases estaba a oscuras. Al frente, Taemin proyectaba imágenes, explicando cada una en esa monótona voz que sólo un maestro dando su sexta clase del día logra tener.
Se había aparecido en una esquina en el área de arriba, cerca de un cuarto de escobas, así que no se preocupó mucho en salir disimuladamente de ahí y buscar dónde sentarse. Siempre le había parecido curioso como los alumnos de Taemin, a pesar de sentirse presionados por él, buscaban seguir estando a su alrededor, incluso sentándose en el área de más abajo del auditorio. Probablemente era parte de su encanto demoniaco, llamándoles a tratar de probarse como el mejor alumno del semestre.
Simplemente procuró no hacer su presencia tan obvia, aminorando el resonar de su aura. Taemin estaba tan entretenido explicando la imagen actual, que Minho estaba totalmente seguro no había notado su presencia aún. Sólo se agazapó en el asiento que había tomado, observando la clase desde lo lejos. Pocas veces miraban a Taemin en su ambiente profesional, estando rodeado de tantos humanos y que la única atracción que sintieran por él era la de arrastrarse con tal de cumplir sus expectativas.
Se tomó la libertad de verlo así, como un expextador más, en vez de su pareja. Taemin aún se encontraba algo resentido de su disputa del fin de semana anterior, no lo culpaba a decir verdad. Sólo quería verle por un momento no enojado, después reanudaría sus esfuerzos por compensar sus hirientes palabras. Mientras tanto, disfrutaría de la clase que no entendía, de la voz calma de Taemin, y de la enorme compañía que todos esos alumnos parecían brindarle.
Notó que, a pesar de concocer a los humanos, no entendía mucho de lo que Taemin mencionaba a en clase, o las intervenciones que cada alumno hacia con respecto al tema. Tal vez nunca se había tomado el suficiente tiempo de contemplar las investigaciones que Taemin hacía, cuando parecían ser tan interesantes.
Disfrutó de la clase, a pesar de no saber mucho del tema. Era sorprendente lo poco que sabía de los humanos como especie, y lo mucho que Taemin podía llegar a saber. Así que absorbió lo que pudo, memorizando detalles.
El final de la clase llegó antes de lo esperado, y a pesar de su obvia renuencia, los alumnos dejaron el aula más antes que luego. Taemin encendió las luces del auditorio, dirigiéndose al escritorio donde tenía sus cosas para empezar a guardarlas. Solo fue un segundo de silencio total antes de notarlo. Alzó el rostro, hasta el rincón apartado donde el ángel se encontraba.
-Minho.
Una exhalación que fue la señal para que Minho bajara y dejará de esconderse en la sombra de aquél lugar.
-Hola Taem…
-¿Qué haces aquí?- No fue un tono acusativo, pero el cuestionamiento en su voz y mirada paralizó por un momento a Minho.
-Yo... Sólo quería verte.- Confesó. -No puedo concentrarme mucho en el trabajo, pensando en ti…Y en lo molesto que estás conmigo. Así qué, al salir vine a verte.
Minho sostuvo el aliento en cuanto Taemin se abalanzó para abrazarle. Le rodeó también con sus brazos, uniéndose por un segundo en ese enredo de brazos y cercanía de torsos. No dijeron nada más, dejando que las cosas se asentarán entre ambos.
Un momento casi perfecto, excepto que fueron interrumpidos.
-Oh, disculpe profesor.
Un par de chicas habían regresado, entrando al auditorio justo en el momento en que ambos se estaban abrazando con tal fervor. Rápidamente corrieron a recoger el libro que había sido olvidado justo al salir. Trataron de disimular el hecho de haber interrumpido una escena tan llena de algo en el aire, que al casi salir volvieron a hacer una reverencia como disculpa. Al final sólo se escucharon sus risitas lejanas, que casi haría cuestionarlos si en realidad eran universitarias y no niñas en la secundaria.
Taemin también rio, recargando su rostro en el hombro de Minho hasta dejar de reír. Parecía absurdo ahora, pero se sentía más tranquilo y ligero. Volvió a enredar sus brazos en el torso del ángel, suspirando ante el peso de su cuerpo.
-Nunca me creen cuando les digo que tengo novio, es bueno que te hayan visto.- Soltó bobamente, confundiendo aún más a Minho.
-¿Por qué no te creerían? Espera, ¿por qué hablas de mí con tus estudiantes?
Taemin se encogió de hombros. Le besó en la mejilla antes de soltarle y seguir recogiendo sus cosas.
-Vamos a casa, estoy cansado y quisiera dormir un rato antes de la cena.