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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Probablemente este sea el capítulo más largo de esta historia. 

Me alegra saber que más o menos tienen idea por dónde se dirige la historia. Saliendo de este pequeño drama, la historia vuelve a su programación habitual -osease el no tener horario fijo- xD 

Minho corrió hasta el sofá, donde había dejado la chaqueta de Taemin la noche pasada. Sus manos temblorosas no le permitían buscar apropiadamente en cada bolsillo, pero al final logró encontrar el celular de Taemin.

Nunca habían sido el tipo de pareja que revisaba el celular del otro. Sí, Taemin podía ser un celoso de primera, pero también le quedaba muy en claro que él no tenía ojos para nadie más. Y por su parte, Taemin jamás le había dado esa desconfianza, como para querer vigilarle por todo medio posible. El chico era insoportablemente coqueto con todos, pero en cuanto miraba a Minho una enorme sonrisa le invadía todo el rostro, haciendo imposible creer que algún día le engañaría. Aun así, eso no evitaba que Minho supiese la contraseña del celular de Taemin. El mismo Taemin le pidió que él la pusiera, para que así al menos uno de los dos la recordara.

Es por eso, que un día había tomado el celular del menor, esperando encontrar algún juego con el cual matar el tiempo en lo que Taemin terminaba de bañarse. Había abierto la lista de contactos sin querer, encontrando uno que le había llamado demasiado la atención. Tenía la intención de algún día preguntarle a Taemin, pero ahora necesitaba esa ayuda urgentemente. Marcó el número, esperando que quien fuera que estuviese del otro lado respondiera ante el tono.

-¿Qué quieres Taemin?

Minho escuchó aquella pregunta entre un largo bostezo. Le pareció algo increíble que un demonio durmiera en una perfecta noche de sábado.

-No soy Taemin.- Jadeó, con la garganta seca de preocupación. -Necesito tu ayuda.- Suplicó.

-¿Qué? ¿Quién eres? ¿Por qué tienes el teléfono de Taemin? Ugh, lo volvió a perder, ¿no es así?

-No. Yo soy el novio de Taemin. Taemin necesita ayuda.- Le interrumpió. Estaba asustado, no podía perder tiempo en introducciones absurdas.

-¿Qué tiene Taemin?

Minho juró que podía escuchar el ceño fruncido en aquella voz.

-No puedo hacer que despierte, ha estado transformándose en sueños, y parece estar sufriendo.- Soltó rápidamente. -Grita, y se retuerce, hasta levitar. Nunca lo había visto hacerlo.

-Tú...no eres demonio...

La voz lo dijo como si ese hecho fuera absurdo y atemorizador.

-No. No lo soy.- Minho afirmó, con tono molesto. Necesitaba a ese chico ahora, y él parecía querer ponerse a discutir si estaba mal que Taemin saliera con algo más que no fuera demonio. -¡Por favor! Tu hermano te necesita.- Suplicó. - No sé nada de demonios, no sé qué hacer, no puedo hacer nada por él. Por favor...

-Ugh...Dame la dirección del lugar. Apareceré ahí en un momento.

Minho asintió. Sintiendo que los nervios estaban de nuevo en su contra. A penas logró recordar la dirección para poder decírsela a aquel demonio. No tenía idea por qué Taemin sólo lo tenía a él bajo el nombre de << hermano >> en su lista de contactos. Dios, ni siquiera sabía si alguien más en esa lista era demonio. Taemin realmente hablaba poco de su familia, o de su tiempo en el infierno.

Saltó casi medio metro de alto cuando escuchó el timbre sonar. No estaba totalmente en sus cinco. Prácticamente corrió a la puerta, apresurándose a abrir la puerta. No se sorprendió de ver un chico  bonito, si después de todo era hermano de Taemin, debía de haber una constante ahí. Lo que no alcanzó a pensar, era que él tal vez no tenía idea de que Taemin salía con un ángel. Lo vio ponerse a la defensiva, dispuesto a iniciar una pelea.

Minho jadeó, estirando su mano hasta tomarle por la muñeca y bloquear el ataque. Necesitaba ayuda, no poner todo el edificio en llamas.

-No…

-Era una trampa.- El chico siseó, tratando de soltar su brazo. -¿Qué quieres? No he hecho nada...- Entonces se calló, abriendo los ojos enormemente. -¿Por qué tienes el celular de Taemin? Él no es tan idiota como para enfrentarse a un ángel.

Minho apretó los labios, controlando sus palabras. Este chico expedía un aura como la de todos los demonios, agresiva, y como había hablado de Taemin. Tal vez estaba exagerando, y su desesperación le llevaba a sentir molesto lo que este chico decía.

-No, no lo es. No me atacó, y ahora somos pareja.- Gruñó. –No sé qué le está pasando, ni cuando empezó a enfermar. No he estado en casa los últimos días, pero no creo que haya ocurrido antes.- Jadeó todo de un solo tirón.

El chico le miró, escudriñándole de arriba a abajo. Frunció el ceño, agitando la cabeza como si terminara de entender lo que estaba pasando.

-Muévete.- Entró al departamento. -Siempre supe que Taemin no tenía la cabeza en su lugar.- Jadeó. -¿Dónde está ese idiota?- Torció los labios.

-No lo llames así.- Minho defendió.

-Oh créeme, Taemin es un idiota. Si lo que dices es cierto, él no está enfermo...Excepto por su cabeza, nació sin ella.- Le mostró los dientes de manera retadora. -Ahora dime, ¿dónde está el idiota de mi hermano?

Minho fácilmente pudo haber continuado con aquella discusión, haberle corrido, no podía creer que este fuera el hermano de Taemin. Taemin simplemente no era así; si bien podía ser un poquito ácido e irónico, pero en un tono totalmente diferente. Sin embargo, ahora no era momento de pensar en esto, sólo necesitaba saber qué estaba sucediéndole a Taemin, y si este horrible hermano que tenía entendía qué pasaba, entonces Minho no iniciaría un conflicto más.

-En la recámara.- La señaló, caminando hacia ella. –Taemin estaba demasiado frío, así que le sugerí que fuéramos a dormir, y entonces todo empeoró.- Soltó con un poco de temblor en su voz.

-¿Frío? Oh no.- El chico se frotó la sien con su pulgar, descansando el resto de sus dedos sobre su frente. –Déjame entrar.- Exhaló, pidiendo permiso para pasar a la habitación.

Minho abrió la puerta de mala gana, dejándole pasar, sin esperar que este extraño chico le cerrara la puerta en la cara. ¿Por qué no podía entrar a su propia habitación, con su novio? Eso le estaba sacando de quicio, y más ahora que sabía que Taemin no estaba enfermo. ¿Qué era lo que tenía?

 

 

 

 

Del otro lado de la puerta, lo único que estaba ocurriendo era una conversación unilateral. En cuanto había entrado a la habitación, Taemin había dejado de retorcerse y pasar entre transformaciones, casi como si estuviera encontrando consuelo en aquella nueva presencia.

-¿Un ángel? ¿En serio? Sabes bien que pudiste conseguir algo mejor.- Chasqueó la lengua contra sus dientes. –No lo entiendo, Taemin. Estás yendo contra todo lo que nos enseñaron, todo lo que nos ordenaron cuando fuimos liberados aquí. ¡Estás yendo contra tu propia naturaleza!- Se exaltó. –Nunca pude comprenderte, y ahora me doy cuenta que nunca lo haré…- Soltó una corta carcajada. –Nunca me agradaron tus decisiones, siempre creí que eras demasiado sentimental, demasiado blando. Y realmente me molesta que ¡no me estás escuchando ahora!- Rodó los ojos. -¡Despierta Taemin!- No lo pensó, se movió hasta quedar a un lado de Taemin, frunciendo los labios y cruzándose de brazos. –Eres un desastre, Taemin.- Se subió a la cama, quedando sobre la cadera de Taemin. Le miró, recorriendo cada parte del cuerpo de su hermano con la vista, acercándose poco a poco lo suficiente como para susurrarle al oído. –Es hora de que despiertes, hermano mayor.

Taemin abrió los ojos, mirando a la nada, tardándose en lograr conectar cada uno de sus sentidos.

-Ren…- Jadeó.

Ren sonrió, de manera irónica, y quizás algo ladina.

-Estás tan hambriento, hermanito, que no puedes rechazar ni lo más mínimo.- Se alzó, antes de recibir el golpe desgañitado que Taemin estuvo a punto de propinarle para sacárselo de encima. –Tsk tsk tsk, ¿así me tratas después de que retraso tu caída final? Creí que tú eras el que quería, en esta relación.

-Exacto, nunca me has querido. ¿Qué haces aquí?- Taemin se incorporó con dificultad, logrando semi sentarse.

-Justamente de eso voy a hablar. ¿Qué carajos Taemin? ¿Un ángel?- Se cruzó de brazos. –Si te gusta el peligro, hay muchas cosas más con las que puedes jugar… A menos de que esto sea en serio, porque entonces sí eres el raro de la camada.- Ren jadeó, descruzando sus brazos para meterlos en los bolsillos de su pantalón. –Ese ángel fue el que me llamó, con tu celular. Estaba frenético, casi como si nunca…Oh…- Una mala sonrisa se formó en su rostro. Se llevó dos dedos sobre sus labios, en un intento burdo de detener una risa. –Ese ángel jamás ha matado a un demonio, ¡por supuesto! Amenos de que te contemos a ti, Taemin.

-Oh Minho…- Taemin se cubrió la boca, escondiendo su exhalación.

-¿Cuándo fue la última vez que comiste?- Ren gruñó, interrumpiendo los pensamientos de Taemin.

-…Ocho meses…

-¿Cuánto es tu límite?- Ren se acercó un paso más a la cama, de manera retadora.

-Tres meses…

-Así que, casi has triplicado el tiempo límite en el que puedes estar sin comer, por un ángel…Por supuesto.- Tronó la lengua contra su boca. –No lo entiendo, y no me interesa entenderlo. Sólo quiero saber, ¿qué pretendes?

-No puedo hacerle esto a Minho…- Susurró.

 

 

 

 

Minho trataba de escuchar a través de la puerta, pero no lograba comprender qué era lo que decían en aquel intercambio de palabras. Todo se escuchaba tan alejado, y sin forma alguna, que incluso llegaba a batallar a identificar quién era el que estaba hablando. Trató de pegarse un poco más, ahora no escuchaba nada, ya no había aquel intercambio de voces.

-Escuchar detrás de las puertas es grosero.- Ren comentó a su lado, provocando que Minho diera un brinco del susto. –¿A los ángeles se les permite serlo?- Sonrió de medio lado. –Sí es así, ¿no tendrás algún hermano?

Minho frunció el ceño ante el comentario. ¿Qué rayos hacía él ahí? Se suponía que debía de estar con Taemin, ayudándole.

-Qué haces aquí, tú.

-¡Hey! Tengo nombre, es Ren.- Contestó malcriado.

-¿Así? Pues no suena real, así que no lo creo.

-Es real aquí, en la tierra puente.- Sonrió ampliamente. –Ahora, permíteme pasar.

-¿Por qué estás aquí?- Minho insistió.

-Porque me llamaste, duh.- Ren rodó los ojos, exasperándose. Primero se preguntaba cómo es que Taemin había terminado saliendo con un ángel, pero esta conversación con el susodicho le dejaba muy en claro que ese par de hecho eran tal para cual.

-Deberías estar con Taemin…

-Sí, bueno, Taemin necesitaba algo del infierno. Así que tuve que ir por él; y por si no lo has notado, nada, ni nadie, puede penetrar esa habitación.- Indicó. –Taemin ha gastado mucha de su energía protegiendo esa alcoba. -¿Tienes enemigos Minho? Porque mi hermano es algo idiota, pero jamás pondría protecciones sin motivo alguno.- Aclaró, terminando de empujarle para volver a entrar a la habitación de manera mortal, cerrando de nuevo la puerta antes de que ángel pudiera pasar.

Minho maldijo por lo bajo preguntándose qué estaba ocurriendo ahí adentro, y por qué no podía estar presente. Gruñó los siguientes veinte minutos, hasta que el chico salió –cerrando la puerta tras de sí- haciéndole una extraña mueca.

-Está estable.- Se encogió de hombros. –Pero no lo estará por mucho tiempo más.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué le hiciste?- Minho volvió a alterarse. Siguió a Ren hasta la puerta, donde se detuvo.

-Taemin no esta enfermo. Él sólo tiene hambre, pero se niega a comer.- Explicó.

-¿Hambre? ¿Cómo?- No, a Minho no le quedaba clara cómo era que Taemin tuviese hambre.

-Ugh, ángeles estúpidos.- Ren rodó los ojos, exhalando con fuerza. –No el hambre humana, idiota. Taemin es un demonio de lujuria, ¿no es así? ¿O tampoco sabes eso de tu novio?- Ladró. –Taemin se niega a comer; supongo que para comer, tendría que engañarte. Después de todo, eres un ángel, no pecas. Él~ se está forzando a la inanición, y ya no lo soporta más. Le he dado una roca del infierno, es un placebo, por ahora, pero si no come, va a morir.- Entonces abrió la puerta, y cruzó el umbral. –Taemin ha estado sobreviviendo del tacto que tiene contigo, así que supongo que hay algún tipo de interacción entre ustedes que se asemeja a la lujuria, pero al igual que la carne de soja: no es igual. La falta de ese tacto, aceleró las cosas,- Explicó, apresurando sus palabras para no ser interrumpido. –Taemin me ha contado que no has estado cerca últimamente, así que puedes hacerte a la idea. Supongo que, de hecho, le has hecho un favor, porque de otro modo todo este proceso sería lento, y probablemente más doloroso. Si de verdad amas a Taemin, y lo quieres con vida, sigue mi consejo. No pueden estar juntos, termina con él, rompe su corazón y no vuelvas a verlo. ¡Mejor aún! Cada vez que se topen por accidente, recuérdale cómo has roto su corazón. Créeme, es un favor para ambos.- Entonces,  caminó, derecho a las puerta del elevador, evanesciéndose justo cuando entraba en él.

Minho sólo pudo quedarse ahí de pie, procesando las palabras que le habían sido rebeladas. No tenía idea de que Taemin tenía hambre. No tenía modo de saberlo. Los ángeles no pueden ver las fechas de otros ángeles, ni de la de los demonios. Esencialmente, porque no tenían una. No sabía que los demonios podían extinguirse, y eso era lo que le estaba calando más: la falta de información acerca del todo de su novio.

Notas finales:

Ahora, Taemin y Minho tendrán que hablar seriamente.

¿Qué es lo que creen que Minho le dirá a Taemin acerca de esta situación? Piénsenlo bien, porque de hecho hay varias opciones que podría decirle ¬u¬


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