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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Iba a subir este capítulo ayer, pero al final decidí terminarlo y corregirlo ahora.

 

Minho llegó al departamento, cerrando la puerta tras de sí mientras dejaba escapar un suspiro. Era casi milagroso que le dieran dos días de descanso en una semana, y las probabilidades se reducían aún más cuando se trataba del sábado y domingo seguidos. Pero los tenía, un fin de semana de descanso entero. Estaría en cama todo lo que quisiera, enredado en Taemin hasta que el menor le obligue a soltarle. No pensaba dejarle escapar de cualquier modo.

Dejó las llaves en el gancho que tenían en la pared para colgarlas, y dejó sus zapatos junto a los de Taemin. Le propondría pedir algo para comer, y tumbarse en el sofá mientras veían películas de ciencia ficción. ¡Todas las que tuvieran guardadas! Eso definitivamente sonaba como un buen plan.

Idiotamente, no pensó que Taemin tal vez podría también haber hecho planes para el fin de semana. Después de todo, el menor iba a tener a su angelical novio para poder disfrutar de él por dos días seguidos. Y eso fue lo que Minho notó cuando al avanzar por el pasillo, hasta entrar en la pequeña sala, encontró a Taemin sentado en el sofá leyendo una revista.

La garganta de Minho se secó ante la maravillosa vista. Taemin se había vestido como si fuera a una fiesta, con pantalones negros brillantes, y una camiseta negra mate. Le resaltaba el saco color azul rey que llevaba puesto. Pero Minho no estaba interesado en el saco de Taemin, ni en lo lindo que había cepillado su cabello haciendo que el flequillo le cayera por encima de sus ojos. No, Minho no podía despegar la mirada de cómo Taemin cruzaba una pierna por encima de la otra, de manera tentadora, sensual.

-¡Minho!- El demonio saludó alegremente al notar su presencia en la habitación. -¡Vayamos a bailar!

-¿Ah?- Minho apenas logró escuchar lo que Taemin le había pedido, puesto que su atención no pudo despegarse de cómo las piernas del menor relucían bajo el cuero de aquel pantalón.

Debía ser ilegal. Incluso para un demonio, como lo era Taemin, debía de estar prohibido lucir así de…voluptuoso. Minho tragó duro. Las piernas del chico se veían largas, y como si aquella tela en realidad hubiera sido dibujada y pintada sobre ellas. La expresión cómo un guante, entonces quedó muy corta como para poder describir cómo lucían las piernas de Taemin con esa prenda. Sin saber por qué, Minho se acaloró.

-¿Minho? ¿Qué pasa?- A Taemin no le tomó más de dos pasos tratando de acercarse a su novio, antes de recibir aquel aroma peculiar que tanto le despertaba bajos instintos. Sintió aquel cosquilleo característico de la lujuria invadirle, mientras seguía la mirada del mayor. -¿Minho?- Jadeó, acercándose hasta quedar frente al ángel, escudriñando atentamente. Minho no podía quitar su mirada de donde estaba. -¿Estás mirando mis piernas?

-Yo…

Taemin rio suavemente al notar la confusión en el rostro de Minho. Él no tenía idea de lo que le estaba sucediendo. Taemin alzó su rostro, chocando sus labios con los del alto, antes de soltar una sonrisa cínica.

-Te gustan mis piernas.- Afirmó. –Y no lo sabías.- Agregó. –Eso es tan lindo, Minho ah.- Le susurró al oído, siendo sensual.

-Taemin, yo…

-Está bien, no sabía que a los ángeles algo podía parecerles provocativo, pero obviamente eres la excepción.- Rio. –Que tengas cierta predilección por una parte de mí…Que te fascine cuando me veas…Te estás excitando sólo con ver mis piernas, amor.

-Tú…

-Yo…- Taemin le imitó, Minho no había podido decir mucho desde que había llegado. –¿En qué piensas Min?

-Nunca te había visto ese pantalón.- Soltó, con la voz ronca y seca.

-Es nuevo, pensé que tal vez podríamos ir a bailar y divertirnos un rato...

-¡No!- Minho se adelantó, frunciendo el ceño.

-¿Min?- Se desconcertó. -Oh, entiendo...¿No quieres que me vean?- Cuestionó, deleitándose con cada honda de lujuria que emanaba del ángel.

-No.- Gruñó.

-¿Por qué amor?

Un poco más, y Taemin tendría a Minho en la palma de su mano. Sólo quería saber hasta dónde era Minho capaz de llegar, antes de permitirle que le llevara a la habitación.

-No quiero.- Insistió, tomándole por la cadera. -No cuando resaltas tanto. Van a verte y...- Su garganta se cerró, imaginando cada escenario sexual en el que Taemin tal vez estuvo involucrado alguna vez. -Te van a desear.

-Y eso es malo, debido a que...- Le empujó en la dirección que quería, esperando que Minho descubriera lo que estaba sintiendo.

-Van a querer acercarse a ti. Van a descubrir lo maravilloso que eres y...- Tragó duró. -Van a coquetear contigo.

-Y yo, que no tengo ninguna voluntad propia voy a ceder ante las provocaciones humanas.- Rio. -Por supuesto Min.

-Tae.- Frunció el ceño, molesto ante el obvio tono de burla en el menor. -No.

-Podríamos salir, y averiguar si lo que piensas es correcto, o podríamos quedarnos, y averiguar que tienes en mente.- Caminó sus dedos por el pecho de Minho, hasta llegar al cuello de su camisa. Se mordió el labio, poniendo una linda mirada.

-Quedémonos.- Ordenó.

-¿A sí? ¿Qué tienes en mente?- Sonrió, deleitado.

Minho gruñó, deslizando la mano que había puesto en la cadera del demonio hacia abajo un poco. Taemin lucía tan bien esos pantalones.

-Te ves tan jodidamente bien.- Jadeó. -Te ves, como si...

Taemin torció una mueca socarrona.

-Dilo, amor.- Pasó sus manos por el cuello del ángel, aupando rápidamente sus piernas alrededor de la cadera del alto.

-Como si estuvieras hecho para mí.- Jadeó, sosteniéndole con una mano sobre su trasero, y con la otra  repasó la pierna derecha del demonio, que tan alegremente se enredaba sobre él. Podía sentir cada músculo de aquel par de piernas ceñirse firmemente a su cuerpo.

-Tal vez lo esté, cariño.- Batió coquetamente sus pestañas, sonriéndole con aquel conocimiento ante la situación. -Te gusta como me veo, y todo eso que estás sintiendo ahorita, la atracción, la necesidad de no quitar tus manos de mí, es algo que viene de tu interior.- Susurró en el oído del ángel.-Llévame a nuestra habitación Min, hazme todo eso en lo que estás pensando.

Minho jadeó pesado, girando su rostro para ver la inocente expresión que Taemin había hecho. El demonio lo estaba provocando, e iba ganando. Gruñó por lo bajo, chocando bruscamente sus labios con los contrarios. Taemin era el pecado encarnado, no había otra forma de describirlo, porque tanto conocimiento sólo podía ser eso. Pecado. Y Minho quería hundirse en cada una de las palabras que había escuchado de aquel par de labios regordetes que ahora mordía con desesperación.

Escuchó a Taemin gemir placenteramente cuando al moverse su erección se frotó contra el cuerpo del demonio. Taemin se arremolinó contra Minho, sintiendo como cada vez más se encontraba empalmado. Minho no tenía ninguna clase de control. Dio zancadas largas, hasta llegar a la habitación, luchando contra la puerta para poder abrirla. Gruñó una vez más, sonando casi salvaje, antes de que la risa graciosa de Taemin le regresara a la realidad. Taemin le besó alegremente en la boca, echando su brazo por detrás de su espalda y destrabando la puerta sin necesidad de verla.

Una vez más gruñó, encontrando aquella picante sensualidad en la forma tan descarada en la que Taemin se burlaba de él. Oh rayos, quería marcarlo por todos lados prontamente, o empezaría a golpear las paredes de frustración.

-Tranquilo, muchachote. No pienso irme a ningún lado, teniéndote con tanto ímpetu.- Se carcajeó, ante el molesto rodar de ojos del ángel.

A veces, sólo de vez en cuando, a Minho le podía parecer un poco fastidioso que Taemin fuera tan habilidoso en casi todo. El chico se jactaba de cada cosa.

Le recostó en la cama, quedando a horcajadas sobre Taemin. Sentía un nudo en su vientre bajo, y a juzgar por la última vez que se había sentido así, no podía ser otra cosa que la ardiente necesidad de joder a Taemin hasta que el chico fuera una masa gelatinosa de jadeos y lloriqueos. Sonrió, preguntándose si Taemin se sentiría orgulloso de lo que le provocaba. No preguntó, decidió mejor masacrar los labios de Taemin en un largo beso, dejando que sus manos vagaran por el cuerpo del menor.

Si tan sólo sus manos no hubieran ido directo a los muslos de Taemin. No entendía su nueva afinidad hacia las piernas de su novio. Varias veces le había visto con pantalones tan pegados que casi podía ver el cuerpo desnudo de Taemin a través de ellos. Y no se había sentido así...O al menos eso era lo que creía, cuando ciertamente se había pasado desde que conoció a Taemin hasta ahora, censurando sus sentimientos y atrapándolos en algún lugar recóndito dentro de él. Hasta ahora. Taemin le había regalado tanta libertad.

-¿En qué piensas?- Esta vez fue dulce, Taemin notó cuando Minho dejó de lado la pasión, encerrándose en sus pensamientos. Enredó su mano sobre la del mayor, arrastrando ambas hasta la parte interna de su muslo, alentándole a que le siguiera tocando. -Puedes decírmelo, ¿sabes?- Lo sabía, Minho probablemente debía estar volviéndose loco con este nuevo descubrimiento. Lo creía adorable. Habían hecho el amor tantas veces, y aun así cuando se trataba sólo de sexo en su estado más carnal, Minho se comportaba como un humano virgen. Totalmente adorable.

-Tus piernas...- Se sonrojó, confesando. -Me gusta la forma en que las cruzas...Y me gusta cómo se ven cuando usas este tipo de pantalón.

-Entonces ¡bingo, cariño! Encontré tu talón de Aquiles.- Le guiñó, atrayéndolo de nuevo contra su cuerpo, para hundirse en otro beso. Ahora que sabía la debilidad de Minho, en vez de pensar que podría aprovecharse de él, sintió su corazón bailar de alegría al saber un trocito más del muy intricado Minho. -No tengas miedo por favor, está bien, ya te lo dije. Y no tienes idea cuánto me halaga que te guste tanto una parte de mí, como para ponerte todo loco y caliente.

-¡Me gustas todo tú!- Se apresuró a decir, sonrojándose aún más fuerte.

-A mí también me gustas todo tú.- Suspiró. -Eso no evita que de vez en cuando quiera sacarte la camisa,- su otra mano vagó por debajo de la camisa de Minho, acariciando su abdomen- y morderte por todos lados.

-Eres raro.- Minho rio, sintiéndose un poco más ligero. Aún más ligero que en su forma de ángel, siendo energía pura. Taemin no le estaba juzgando, y lo amaba por eso.

-Lo soy, amor.- Asintió. -Podemos experimentar con este nuevo descubrimiento.- Fue sugerente, enredando la pierna que Minho le acariciaba, en la cadera del ángel. -Créeme que es tan nuevo para mí, como para ti. Los humanos que cazaba solían acercarse por mis labios, más que mis piernas.

-Tus labios también son perfectos...- Minho suspiró, besándolos. -Tan gorditos y mordibles.

Taemin soltó una risa desde el fondo de su garganta. Realmente estaba adorando a este Minho que apenas descubría la sexualidad como un juego. Era encantador lo virginal que era. Quería enseñarle de todo, para que lo pusieran en práctica rápidamente, y aun así disfrutar de las primeras veces.

-¿Qué más?- Le alentó.

-Tus caderas...Las contoneas al caminar, todo el tiempo.- Jadeó, lanzando de nuevo hondas de lujuria que llegaron al demonio como explosiones de placer puro. -A veces cuando te agarro de las caderas, es sólo para que te detengas, y así nadie más vea que te luces como pavorreal por todos lados...Pero es tan linda tu forma de caminar.

-Ahora entiendo porque siempre tienes tus manos sobre mí, Minho.- Exhaló otra risilla, cada vez más complacido y conmovido con lo que el ángel le decía.

Podía sentir la lujuria provenir de él, y a la vez, en sus palabras estaban marcados cada gramo de amor que Minho le tenía. Para Taemin, esa era una combinación extraña, pero cada segundo que pasaba obteniéndola, lo convertía en un adicto de ella.

-Quiero joderte tanto en este momento...- La voz ronca de Minho vibró bajo la piel del menor.

-Hazlo Min, jódeme.

Ambas bocas chocaron una vez más. Taemin logró deshacerse de su saco, antes de sostener el rostro de Minho para ahogarse en ese beso apropiadamente. Saboreaba la impaciencia en Minho, un sabor tan extraño en él. Quería llegar hasta el fondo de Minho, y besarlo desde adentro hacia afuera, amando y conociendo cada pensamiento en él. Se dejó sacar la camisa, volviendo a enredar sus manos en el hombre alto. No podía despegarse de él, tampoco quería hacerlo. Acarició el pecho del ángel, bajando su mano hasta llegar al dobladillo de ella y jalarla hacia arriba, obligándole a desaparecer de aquel fornido cuerpo. Sus uñas rasgaron el pecho del Minho, bajando hasta su vientre. Adoraba tanto a este grande ser.

Minho no contuvo un largo gemido que brotó de su garganta. Taemin le rasguñaba, y eso se sentía bien. Le empujó aún más contra el colchón, agarrándole por la cadera. Se irguió lo suficiente como para poder observar lo erótico que Taemin se veía a medio vestir. No se contuvo, sus manos corrieron a desabrocharle el cinturón, tratando de sacar los pantalones que cubrían el lindo par de piernas de su novio. Sonrió de lado al ver que Taemin no llevaba ropa interior. ¡Por supuesto! Esos pantalones tan justo sólo podían ser usados de ese modo.

Se cernió de nuevo sobre el menor, acercándose a su oído.

-Te prohíbo que uses estos pantalones fuera de casa.- Jadeó suavemente, con el tono suficiente para advertirle que no estaba jugando.

-¡Pero quiero lucirlos Minho!- Taemin gimoteó, haciendo un enorme puchero.

-Oh créeme, sí que los luces.- Afirmó.

-¡Te daré todo un espectáculo luego Minho!

Minho sintió que la quijada le dolía, sabiendo que se debía a que estaba salivando tan sólo de imaginar a Taemin haciéndole un espectáculo con ese par de pantalones, y sin usar ropa interior. Se agachó, mordiendo el hombro del menor. Se sentía tan bien hacerlo, y terminaba de entender a qué se refería Taemin cuando le habló de morderle el abdomen y pecho. Minho juraba que iba a terminar llenando de marcas por todos lados al demonio. Terminó de sacar los pantalones del chico sensual, y antes de poder volver a acomodarse sobre él, Taemin había colocado uno de sus pies sobre el pecho de Minho. Le empujó suavemente hasta tener su pierna totalmente extendida.

-Trátame bonito, Minho.- Rio. -No dejabas de observarlas, lo menos que puedes hacer es seguir acariciándolas.- No permitiría que su novio se olvidara de su nuevo descubrimiento, era algo que simplemente iba a ser beneficioso para ambos en el futuro.

-Con gusto...

La sonrisa alegre en Minho reveló su fácil adaptación a la situación. Ya no le preocupaba sentirse así con respecto a Taemin, el demonio sólo le alentaba a seguir sus instintos. Sostuvo el tobillo de Taemin, deslizando sus labios desde ahí hasta la rodilla, lentamente, disfrutando de esa curva natural. Mordisqueó alrededor de la articulación, escuchando la suelta risa que provenía de Taemin. Adoraba esa risa, y como sonaba tan fresca y sencilla. Subió un par de centímetros, colocando largos besos en el muslo, succionando al final de ellos cada vez un poco con más fuerza que antes. Quería marcarlos, iba a marcarlos. Subió, por la cara interna, mordiendo, mientras sus dedos se encajaban por el lado externo, dejando probablemente sus huellas pintadas por un par de días.

Taemin miraba con satisfacción, y orgullo la manera en que Minho se había entregado de lleno a su deseo, haciéndole sentir pleno. Un jadeo se escapó de su boca en el momento en que Minho lamió su ingle, succionando casualmente donde terminaba la yugular. Minho le estaba matando con lo lindo y atrevido que estaba siendo. Enredó sus manos en el cabello oscuro del mayor, jalándole en un ruego a que siguiera lamiendo y chupando en esa área, mientras sus manos. Oh, esas manos. Taemin definitivamente iba a idolatrar de ahora en adelante esas manos, que a pesar de estar buscando satisfacer una pecaminosa necesidad, le tocaban como sí el fuera una clase de deidad cuando realmente no era más que un sirviente.

-Minho...

Un gemido gutural.

-Min...

Lloriqueó.

-Ah~...Me estás matando...

-Todavía no estoy jodiéndote, Tae.- Minho le soltó un segundo, para poder replicar. -No puedes morir aún.

-Te necesito, ahora.- Rogó, sosteniéndose de los brazos del mayor. -Por favor.

-Debo prepararte primero.- Jadeó cerca de su oído, apresurándose a llenarle de besos desde el cuello hasta los hombros, por todos lados.

-No, así está bien...

-Voy a lastimarte si no...

-No lo harás Minho.- Le interrumpió. -Estaré bien, puedo con esto. Me gusta que me toques, pero ahora si no me follas ya, voy a enojarme.

Minho soltó una corta risa ante la amenaza. Taemin tenía un brillo muy particular en su mirada, y la respiración errática. Su lindo demonio estaba llegando al borde de la desesperación, y eso le agradaba. Le ponía en exceso sentir a Taemin temblando ante la expectativa, justo como ahora lo hacía.

Se sacó los pantalones en un movimiento seco, inclinándose sobre el menor. Separó aquel par de piernas tentadoras, colocando una sobre su hombro, y afianzando la otra en su cadera. Con un certero movimiento se enterró por completo en el cuerpo que yacía bajo el suyo.

-Dios...Tae...- Jadeó, sintiéndo como el cuerpo de Taemin se estrechaba a su alrededor.

-Minho...- Taemin enterró sus uñas en la ancha espalda del ángel, prediciendo varias marcas que dejaría ahí. -Muévete.- Ordenó.

-Mandón.- Minho se burló, moviendo su cadera una vez más, duro y lento, disfrutando del largo gemido que brotó de los labios ajenos.

Entonces no supo más del control, moviéndose una y otra vez, en círculos, entrando y saliendo de Taemin. Le sentía encogerse con cada estocada, y cómo sus músculos anillados le daban paso cada un poco más sencillo que antes. Besaba y mordía desesperadamente al demonio, ahogando sus gemidos.

-Minho…Minho…Min…- Taemin se derretía perfectamente ante los toques del ángel, sintiéndose nutrido por esta tierna lujuria. –Ah, Min…

Tantos ruegos le indicaron a Minho que Taemin estaba justo como lo quería, deshaciéndose en un próximo orgasmo que simplemente se demoraba en llegar. Aceleró el movimiento de sus caderas, rotando y chocando constantemente. Acarició el vientre del menor, hasta llegar a su miembro, haciendo presión sobre la punta, escuchándole soltar un resuello quebrado. Continuó tentándole, hasta llevarle al borde del llanto. Se apresuró a acariciarle, llegando también a su propio límite. Taemin se movía frenéticamente, llamándole, rogándole por acabar con la deliciosa tortura. Y Minho se lo dio, un final tan imperioso y eclipsante, dejándoles sin aliento por más que unos simples segundos.

Minho soltó las piernas del menor, de su cuerpo, acomodándose a su lado. Taemin se veía tan satisfecho, que no podía hablar. Y encontraba eso demasiado gracioso, como para no querer disfrutarlo. Su pecho subía y bajaba alebrestado, lentamente recuperando su respiración regular. Cuánto adoraba a Taemin, y adoraba verle así, feliz. Le acarició la mejilla, encontrándose con el par de ojos color azabache que le miraban diciéndole que estaba pensando en algo.

-¿Sabes por qué me halaga tu fascinación con mis piernas?- El demonio cuestionó después de recuperar el aliento.

-Estoy seguro que saber esa historia, me hará sentir que estoy tan hecho para ti, como tú lo estás para mí.- Fue sincero, diciendo lo que pensaba.

-Antes de conocerte, probablemente una vida humana más o menos, antes de que me planteara dar clases en el tema que conozco tan bien, yo era bailarín.- Relató. –Estaba en una compañía, y disfrutaba de hacer los espectáculos. Conforme pasa el tiempo, voy adoptando lo que más se adecua a mí. Minho, tú admirabas el esfuerzo de mi trabajo.- Juntó su frente con la del mayor. –Gracias, amor.

-¿Bailabas?- Jadeó. -¿Cómo es que no me lo habías dicho antes?

-Nunca preguntaste…- Masculló bajito.

-Oh, ahora no vas a salir de esta cama hasta que me cuentes todo lo que hecho bebé.- Minho rodó sobre su vientre, apoyando su codo en el colchón y su barbilla en la palma de su mano. –Tienes mi atención ahora, y de cualquier forma, no pensaba dejarte ir de aquí cariño.- Le guiñó el ojo.

- De acuerdo, sólo si me cuentas tu historia también.- Asintió, acercándose para regalarle un beso. –Tu historia, y tu futuro.

-¿Mi futuro?- Exhaló. –Mi futuro es contigo, Tae.

Notas finales:

El siguiente capítulo será de Mascotas (^o^)/ Realmente me gusta mucho como es el 2min alrededor de sus bebés, o cualquier animalito.


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