Taemin llegó a casa, notando el extraño silencio. Había visto el auto de Minho en el lugar correspondiente, así que sabía que él ya había llegado al departamento. Sin embargo, al terminar de recorrer el corto pasillo, y notar a Minho sentado en el sofá que daba la espalda a la puerta, supo que algo estaba mal.
Minho no era el más comunicativo del mundo, tampoco era fan de darle la espalda a las puertas de escape. Algo, simplemente no estaba en su lugar. Y Taemin lo sabía; sabía por lo que seguramente Minho estaba pasando. Sintió su corazón encogerse en algo de pena. No debía de conocer aquel sentimiento, pero haberse enamorado de Minho le había hecho aprender cientos de cosas, como que el latido de su corazón dependía mucho del estado de ánimo de aquel ángel. Ahora, le dolía.
-Hey…- Le abrazó por detrás, pasando sus brazos por los hombros del alto, dejando caer su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro de Minho. -¿Día difícil?
-…¿Recuerdas el chico del que te hablé hace semanas?- Minho jadeó, con la voz en un hilo, casi como si no quisiera despertar a alguien más en la sala. –H-hoy fue su último día…aquí.- Exhaló entrecortadamente. –Sé que pude haberlo sanado, yo pude haberle dado una vida…
-No, Min.- Taemin le apretó con más cariño. –Hiciste lo correcto, su tiempo se ha terminado.- Colocó varios besos en el cuello de Minho, hasta llegar a su mejilla. –Es tu trabajo, amor.
-Era demasiado joven…- No parecía oír lo que su pareja trataba de hacerle entender, para consolarle. –Pero su vida, implicaba la muerte de alguien más.
-Minho, este sistema no es justo, lo sabes.- Taemin susurró, tratando de ser lo más conciliador posible. –Pero es tu trabajo, no está en tus manos decidir, y no digo que esté mal lo que ellos quieren. Sé que…nosotros, en su lugar, tomaríamos las mismas decisiones.- Le hizo girar un poco el rostro, para poder mirarle. –Eres demasiado bueno para este mundo, es por eso que los humanos tienen tanta suerte de tenerte, y yo les envidio por eso. Ellos te tienen a su servicio, además de que amas su creación. Yo sólo tengo tu amor, y debo de vivir esperando a que nunca dejes de quererme. Aun así, sé que no lo harás. El creador te ha dado un corazón enorme, en el cual, si alguien entra, jamás saldrá de ahí. Está bien que te sientas mal, pero no puedes hundirte cada vez que haces tu trabajo, hay otros humanos que te necesitan, yo te necesito. Yo te amo.
Era cierto, su discurso no contenía ninguna gota de sarcasmo o ironía. Sabía que había perdido mucho al aprender a amar, pero no se arrepentía de hacerlo. No cuando se había enamorado del único ángel de la muerte, que lloraba hasta el cansancio, con cada alma que debía recolectar.
♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥